Sinsabores
Título: LAZARUS I
Autora: Clumsykitty
Fandom: MCU con un pellizco de Marvel Cómics.
Parejas: bastantes, principalmente Stony, Thorki y Spideypool.
Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.
Warnings: Esta larga historia está dividida en libros que van en secuencia numérica pero no en orden de trama. Historias muy agridulces, crudas como violentas. No apta para corazones sensibles o mentes tiernas. Sobre aviso no hay engaño.
Gracias por leerme.
LIBRO I. El libro de las Amarguras.
Sinsabores.
"Los cantos desesperados son los más hermosos, y los conozco inmortales que son puras lágrimas." Alfred de Musset.
Luego de regresar el día siguiente al cuartel, Peter había entablado una larga charla con su padre para limar asperezas. Le sorprendió enormemente que lo hubiera encontrado en su juicio y esperándole con el desayuno. Tenía la tímida esperanza de que al fin Tony hubiera dejado su depresión y adicción a un lado, volviendo a ser el padre que una vez fuera, pero no se confiaba. No tocó el tema de su amistad con Wade porque se dio cuenta que era un tema prohibido con el Hombre de Hierro quien luego de darle un fuerte abrazo y un beso en sus cabellos, le dejó para dedicarse luego de tanto tiempo a poner orden en su taller. Escuchar de nuevo aquella música estridente mientras los bots andaban de aquí para allá haciendo las labores que Stark les mandaba, fue una visión que casi hizo llorar al joven Stark-Rogers, uniéndose a él de buena gana como un minion más, agradeciendo aquel momento que terminó en una comida frugal en el techo del cuartel con la vista de la ciudad en ruinas.
-La otra vez estuve escuchando a las Hermanas Andrew.
Tony bufó mirándole con una ceja arqueada. -¿Tú?
-Quería... escuchar la música de aquel tiempo.
-Aburrida.
-No creo que la música deba romperte los tímpanos, papá.
-No insultes mis gustos musicales. ¿Has encontrado a Wanda?
-Sin rastro, igual que Hulk.
-Skyfall necesita ajustes.
-Hay zonas con tormentas eléctricas, es imposible...
-Lo arreglaré.
Peter observó a su padre comer de su traste entre mordiscos apurados. Aún le tenía preocupado su régimen alimenticio tan escaso pero sabía que requería tiempo antes de que las cosas volvieran a la normalidad, si es que iban a volver.
-Papá...
-¿Mm?
-¿Quién pudo romper a Mjolnir? ¿Fue el demonio Surtur?
-Posiblemente.
-¿Crees que Thor esté muerto? –casi susurró. Hablar de la muerte era difícil frente a Tony.
-Posiblemente. Se avecina una tormenta, entremos.
Con un suspiro, el muchacho siguió a su padre cuartel adentro, terminando sus alimentos en las escaleras antes de dedicarse a revisar los datos sobre Mjolnir que Skyfall estaba recolectando. Así llegó la tormenta que trajo uno que otro apagón que de inmediato se reestableció, duraría al menos toda esa noche. Peter se despidió de su padre con un abrazo corto antes de irse de a dormir unas horas. El Hombre de Hierro se quedó más tiempo en la sala de comandos, tratando de mejorar los sistemas de rastreo de Skyfall para hallar lo más pronto posible a los otros dos Vengadores. Entre los apagones causados por la tormenta, los avances que pudiera hacer aquel Vengador quedaron en frustración, prefiriendo dar mantenimiento a sus trajes cuando la IA le habló.
-"Tony, la tormenta ha arrastrado un dron."
-¿Cerca?
-"A un kilómetro de aquí."
-Saldré por él.
-"¿Deseas que prepare una nave?"
-No, iré en mi traje. Necesito estirar las piernas.
-"Activando traje."
Con su armadura a todo poder, el Hombre de Hierro salió por una salida de emergencia que Skyfall le abrió en medio de aquella tormenta de arena y relámpagos hacia las coordenadas donde cayera el dron. Los recolectaban para usar sus partes o bien repararlos y así ayudarse, aprovechando todo recurso que tuvieran a la mano. Sin embargo, la tormenta encrudeció cuando Tony alcanzó el dron, debiendo buscar un refugio para no arriesgarse a que un trozo de roca o algún escombro fuesen a dañar su traje. Arrastrando el dron consigo, entró a lo que parecía ser una biblioteca, bajando a los niveles inferiores mejor conservados donde se encerró con el robot hasta que esa furia de arena electrificada pasara, dejando un mensaje para su hijo en caso de que despertara.
-Hey, Shakespeare –murmuró al ver uno de los títulos tirados en el suelo que su traje iluminó, saliendo de éste para tomarlo y hojearlo- "Hurgáis en la herida, cuando debierais ponerle una venda."
Se quedó en silencio, tirando de nuevo el libro al suelo.
-Siempre tuviste talento para recitar los clásicos –dijo una voz que le hizo respingar.
-¡¿Quién está ahí?! –Stark quiso acercarse a su traje, maldiciendo al no haberlo puesto en modo de vigía porque la figura estaba a su lado, impidiéndole entrar.
-Tranquilo, no voy a atacarte.
Tony frunció su ceño, luego jadeando al echarse hacia atrás ligeramente pálido. Aquella voz con ese acento ruso debía ser un fantasma... o una alucinación producto de su ausente alcohol. Su espalda chocó con un librero polvoso que dejó caer libros como motas que le hicieron toser con fuerza, conteniendo la respiración cuando la luz del traje al fin iluminó el rostro del Sargento Barnes quien torció una sonrisa caminando hacia él, vestía un traje militar negro aunque estaba lejos de aquellos que usaba cuando estaba vivo...
-¡Tú estás muerto! –exclamó pegándose por completo al estante, preguntándose si algún escombro de la tormenta le había golpeado la cabeza y ahora alucinaba.
-¿Lo estoy? –sonrió Barnes con manos en la cintura- Estás blanco, Tony.
-Estás muerto... estás muerto... ¿Skyfall?... ¡Skyfall, maldita sea!
-Esta tormenta provoca interferencia.
-¿Estoy soñando, verdad?
-No, Antoshka –Bucky estaba a centímetros de él, su brazo metálico brillaba a la luz del traje detrás- Creo que vas a desmayarte. Respira.
-Yo vi... tú...
-Hey, Tony, Tony, Tony, respira –rió algo divertido aquél sosteniendo por su cintura al Hombre de Hierro cuyas piernas le fallaron por el ataque de pánico- De haber sabido que te pondrías así, no me hubiera presentado de tal manera. Respira... eso es, respira...
Sacudiendo su cabeza, el soldado le llevó a una de las mesitas de estudio donde le sentó esperando a que pasara aquel ataque, sin soltarle con su brazo aún alrededor de su cintura. Tony se tomó sus minutos antes de que la sensatez volviera a su mente, levantando su vista hacia el rostro de Barnes frunciendo su ceño.
-¿Cómo es posible?
-Lo mismo me pregunté, dos veces, cuando te vi aparecer por aquí. No reconozco nada. Todo ha cambiado desde entonces.
Stark miró alrededor aún atontado, antes de percatarse de la manera en que aquel soldado estaba sosteniéndole, bajando de inmediato de la mesa al empujarle con sus brazos.
-Tranquilo.
-No me gusta que me toquen –miró alrededor como si alguno de esos viejos libros pudiera darle una respuesta- Primero ese dragón, el martillo y ahora tú.
-¿Dragón?
-Sí, un dragón –repitió Tony mirándole de nuevo- Lo suficientemente grande para cubrir Medio Oriente. Le pertenece a un clan llamado Pendragón.
-¿Cómo el padre del rey Arturo?
-Vaya, no sabía que leías mitología. ¿O eres un alma en pena que adquirió conocimiento antiguo?
-Soy de carne y hueso. No alucinas, Antoshka.
-Aún no estoy seguro –murmuró éste, mesándose sus cabellos- ¿Y bien?
-Ya te lo dije, estaba perdido. Cuando comenzó la tormenta busqué refugio aquí dentro, jamás imaginé que ibas a llegar.
El Hombre de Hierro tenía unas ganas tremendas de un buen trago, frente a sí tenía nada menos que a un muerto devuelto a la vida o algo parecido. El sargento había perecido en una de las últimas sangrientas refriegas durante el Ragnarok, él había atestiguado como una explosión lo había alcanzado. Pero estaba de una pieza hablando con tranquilidad dentro de aquella sala de biblioteca abandonada mientras pasaba una tormenta.
-No debí haber leído la Tempestad –dijo para sí aunque Barnes alcanzó a escucharle.
-Sal de dudas –ofreció su brazo metálico para que lo examinara.
Luego de unos momentos de duda, Tony se acercó cauteloso hacia él, levantando una mano con el ceño fruncido para rozar aquellas bandas metálicas entrelazadas. Si era una ilusión tenía un cuerpo muy real. Sus ojos no pudieron evitar mirar la estrella en su bíceps, tan parecida a una muy amada por él, alejándose de inmediato dándole la espalda.
-¿Has encontrado a alguien más?
-Solo a ti.
Stark ya no dijo nada, prefiriendo enfocar su atención en el dron que revisó con el tronido de las paredes castigadas pisos arriba por el viento furioso de la tormenta. De pronto su traje perdió energía por la estática que detuvo todos los circuitos, dejándoles a oscuras con la luz del reactor como único resplandor azulado que les iluminó en medio de una densa oscuridad cargada de un aire pesado.
-Genial, claro.
-¿Miedo a la oscuridad?
-Cuando un muerto me habla, sí.
Barnes rió discretamente. –Eres difícil de convencer.
-Mmm...
Aquella sala estaba completamente tragada por las sombras, no podía distinguir mucho con el resplandor de su reactor como única fuente de luz. Tony suspiró sentándose sobre el dron esperando a que la tormenta pasara para que la energía de su traje se reestableciera, con un pie nervioso golpeando el suelo polvoso. No era nada fácil con un Bucky Barnes resucitado encerrado con él. Le preocupó Peter, quien podía despertar y no encontrar su rastro, atreviéndose a salir del cuartel con tal de buscarle. Esperaba que si esa estúpida idea llegaba a ocurrirle, Skyfall lo detuviera. Se perdió tanto en aquellas preocupaciones paternales que no sintió cuando el soldado se movió de su sitio para sentarse a su lado, rozándole el brazo, casi haciéndole respingar.
-¿Qué haces? –preguntó a las sombras.
-Te quedaste mortalmente callado.
-No hay mucho qué decir. ¿Cómo sobreviviste a esa explosión?
-No lo sé.
-Lo sabes.
-No.
-Estás mintiendo.
-No.
Tony bufó de mala gana, abrazándose a sí mismo, viendo por el rabillo del ojo la luz del reactor en su armadura que hacía brillar tenuemente el brazo metálico cerca de él. ¿Por qué Barnes? Era le pregunta que vino a su mente de forma traicionera. Sabía que había sido el mejor amigo de Steve, y un gran Vengador, pero no podía dejar de sentir esa inconformidad doliente. ¿Por qué él y no...?
-¿Estás bien? –unos dedos metálicos rozaron su mejilla que apartó de un manotazo.
-No hagas eso.
-Estás temblando.
-Mm...
-Sí, la temperatura está bajando.
-Haré una fogata –Stark estaba a punto de ponerse de pie para buscar a tientas alguno de los libros tirados en el suelo cuando fue devuelto al dron por un brazo que le sujetó de nuevo y esta vez con más firmeza su cintura, pegándole al costado de Barnes- ¡Suéltame!
-¿Cómo harás una fogata si apenas puedes ver con todo y ese reactor?
-Nuestros ancestros lo hicieron sin nada más que con sus propias manos, creo que puedo hacer algo. Suéltame, Barnes.
-Sé lo que piensas, Antoshka. Debió haber sido Steve quien estuviera con vida.
De nuevo vino el silencio, el Hombre de Hierro sintió la garganta cerrada de pronto con los ojos doliéndole. Desvió su rostro del soldado con el ceño fruncido, buscando una vez más levantarse pero aquella serpiente metálica no le dejó ir.
-¿Podrías al menos soltarme?
-Con gusto cambiaría mi lugar con él.
-Pero no puedes –gruñó entre dientes Tony, forcejeando por soltarse. No había sido su intención decirlo pero James había tocado un tema muy doloroso.
-Si pudiera, lo haría, Kotenok. Solo por ti.
-No me digas así... no hables más.
Se mesó sus cabellos, atrapado por aquel brazo que no le soltó. De todas las incoherencias que estaban apareciendo a su alrededor, ahora se agregaba la súbita aparición de James Buchanan Barnes quien había resucitado de la nada sin motivo aparente más que hacer más amarga su existencia. Una parte minúscula en su interior susurró que no era tan malo después de todo, al menos y solo al menos, tenía consigo a un Vengador más. Un gran amigo y protector.
-¿Peter está bien?
-Sí –apenas si murmuró.
Bucky era el padrino de Peter, cuando en tiempos más afortunados Steve le había pedido tal honor, confiándole la custodia de su hijo de faltar ellos. De faltar él. El soldado se había tomado muy en serio su papel. Tony giró su rostro hacia él, notando que le había estado observando todo ese tiempo en silencio con una expresión mezclada entre la tristeza y la preocupación con un dejo de culpabilidad de haber vuelto a la vida como un regalo inesperado.
-Estamos bien –continuó Stark bajando su mirada- Si a sobrevivir se le puede decir eso.
-¿Has estado bebiendo, cierto?
-¿Qué eres? ¿El Fantasma del Pasado?
-Antoshka...
-Suéltame.
-¿Para que te lastimes?
-... eres un imbécil.
-Di todo lo que quieras si con eso te sientes mejor.
El chasquido del traje al reestablecerse su energía y comunicación distrajo al soldado lo suficiente para que Stark escapara de su agarre, alejándose rápidamente al gatear por encima de los libros caídos en el suelo hasta sentir su cabeza chocar con el estante. Se levantó apoyándose en las repisas sin dejar de mirar a Barnes quien no le quitaba la vista de encima. Una vez más, se quedaron en un silencio cómplice que habló de memorias que Tony no quería revivir, algo que se había quedado suspendido en el tiempo y en el espacio muy relacionado con la figura vuelta a la vida sin justificación alguna para él. Por esos segundos de agobiante enmudecimiento, se preguntó si acaso la vida estaba castigándole por sus errores, por no haber hecho más por Steve.
-No puedo... -jadeó el Hombre de Hierro, temblando de súbito- Aunque él esté muerto, no puedo... no puedo...
-Te lo dije aquella vez y te lo repito ahora. Eso no me importa.
-¡Pero a mí sí! ¡Más ahora!
-Ignoro por qué estoy vivo, Kotenok. Más usaré este obsequio para hacer lo que mejor sé hacer: protegerles.
-¿Al mismo tiempo que buscarás seducirme?
-... tal vez.
Casi corriendo, Stark fue hacia su traje. Le importaba un reverendo rábano si todavía había tormenta afuera, no soportaba un segundo más con Barnes. Dejando al dron en aquel sitio para recuperarlo después, dedicó una mirada al soldado antes de salir volando de ahí, abriendo un boquete en el techo a propósito. La suerte estaba de su lado pues ya había desaparecido aquel torbellino de arena tan peligrosa, permitiéndole volver al cuartel. Quería darse un baño a como dé lugar, aún sentía el calor del cuerpo de Barnes contra su costado, que se talló con fastidio saliendo de su traje hacia el pasillo que daba a las habitaciones.
-¡Papá! ¿Estás bien? Skyfall perdió contacto contigo –Peter corrió a abrazarle.
-Estuve oculto durante la tormenta –le respondió, dejándole hacer- Prepara algo de cenar, tengo hambre, iré a darme una ducha rápida.
-De acuerdo. Te acompañaré a cenar.
Momentos más tarde, tanto padre como hijo probaban tranquilamente sus alimentos en la sala de comandos, revisando juntos los análisis de Mjolnir cuando Skyfall les avisó de la cercanía del sargento al cuartel. No era ninguna alucinación ni tampoco algún truco de un enemigo inexistente para esos dos Vengadores. Las pantallas mostraron un punto lejano aproximándose a paso tranquilo, todos los monitores de Skyfall concordaban: era un ser humano, vivo, nada menos que James Barnes alcanzando ya una de las entradas exteriores del cuartel. Peter casi se ahogó con su bocado al escuchar la confirmación, abriendo sus ojos como platos mientras que Tony se puso mortalmente serio, apretando sus puños.
-¡¿Qué?! ¡Tío Bucky está vivo!
-"Eso parece, Peter."
Era toda una fortuna que la IA fuese tan discreta para no mencionar que eso ya lo sabía, habiendo escuchado la discusión en la biblioteca. Skyfall era una tumba cuando se le necesitaba.
-¡Papá! ¡James está vivo!
-Escuché la primera vez.
-¿Qué esperamos? –el joven sonrió emocionado- ¡Bucky! ¡Tío Bucky!
-Peter, no...
Stark no le pudo impedir que fuera a recibirle, sintiendo un nudo en el estómago. Con un suspiro se levantó del banquillo de mala gana, caminando por el pasillo escuchando la voz quebrada de su hijo al saludar a Barnes atacándole con miles de preguntas que solamente sacaron una risa profunda del otro que le abrazó por los hombros pegándole a su costado.
-Has crecido mucho.
-¡Tío Bucky! ¡Tienes que decirnos cómo sobreviviste!
-¿Eso que huelo es cena?
-¿Ah? ¡Oh, sí! ¡Te calentaré algo!
Peter estaba más que emocionado para pensar atinadamente como un muerto podía hacerse presente en el cuartel. El Hombre de Hierro tomó aire mirando con enfado al soldado quien ladeó su rostro.
-¿Qué? ¿No vas a saludarme?
-No lo mereces.
-Fue grosero de tu parte dejarme abandonado en la biblioteca.
-¿Cómo demonios llegaste aquí?
-Dejaste un rastro de tus cañones de propulsión en el cielo que seguí. Este lugar parece más un deshuesadero que un cuartel.
-Dos personas no alcanzan para hacerlo tu palacio, Majestad.
-¡Tío Bucky! ¿Qué haces ahí todavía? –llamó Peter más que hiperactivo- Papá, invítalo a sentarse con nosotros.
-Vamos enseguida, pequeño.
Tony procuró sentarse del otro lado de la mesa principal de controles dejando que Peter se quedara al lado de Barnes quien le agradeció los alimentos.
-Aunque debo aclarar que casi no los necesito.
-¿Por qué? –quiso saber el chico.
-Tiene que ver con esta... oportunidad si podemos llamarle así –miró su brazo metálico- Es como si con esto hubiera permanecido vivo y al mismo tiempo con un cambio.
-Aun no comprendo cómo sobreviviste, tío Bucky.
-Ni yo lo sé, Peter. Lo único que recuerdo es el fuego de la explosión y de pronto, estaba en una duna con ruinas alrededor.
-Han estado pasando cosas muy extrañas –negó Peter mirando a su padre- ¿Verdad, papá?
-Demasiadas –respondió éste sin levantar su vista de la mesa.
-Pero todavía no ven lo mejor –sonrió el Soldado de Invierno.
-¿Qué? ¿Hay más? –Peter abrió sus ojos como platos.
Barnes tomó un pedazo de papel de la mesa, que colocó en su mano metálica, apenas entrecerrando sus ojos. Ante la mirada atónita de los otros dos, ese trozo de papel se transformó en una luciérnaga que voló suavemente alrededor de su mano antes de elevarse, cayendo sobre el dorso de una mano de Stark quien de inmediato la sacudió, frunciendo su ceño, viendo aquel pedazo de papel caer al suelo. Peter jadeó parpadeando varias veces a punto de tirar su cubierto.
-¡Eso no puede ser! ¿Cómo...? ¡Tú no...!
-Aclaro que hasta el momento no puedo hacer más, objetos más grandes están fuera de mi liga. No sé si deba entrenar para ello o este es el límite de esta nueva faceta. Por eso estaba buscándoles.
-¡Eres un mago! ¡Como Merlín!
-No sé lo que sea, pequeño. Pero estoy dispuesto a usarlo para cuidar de ustedes.
El joven le miró con sus ojos húmedos ante sus palabras, dejando su cena para abrazarle con fuerza, escondiendo su rostro en su pecho. Barnes acarició sus cabellos levantando su mirada hacia Tony quien le dedicó una poco amistosa, levantándose de golpe para dejarles solos. Peter se separó del soldado viendo a su padre salir a zancadas de ahí, suspirando luego.
-Hay cosas que debes saber, tío Bucky.
-Tenemos tiempo, Peter –le miró éste- Por hoy ha sido suficiente. ¿Puedo tener una habitación dónde descansar?
-Claro, te la mostraré. Tenemos muchas –el joven sonrió emocionado- Gracias por volver.
Barnes rió despeinando sus cabellos que luego besó, levantándose para esperarle en el pasillo. Peter le miró fijamente antes de alcanzarle, algo confundido. Aquel gesto jamás lo había mostrado antes su reaparecido padrino. Solamente una persona lo había hecho cotidianamente de tal suerte que no podía olvidarlo aunque ya hubiese transcurrido demasiado tiempo. Esa persona había sido su padre, Steve Rogers.
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