Mentiras y Decepciones
Título: LAZARUS I
Autora: Clumsykitty
Fandom: MCU con un pellizco de Marvel Cómics.
Parejas: bastantes, principalmente Stony, Thorki y Spideypool.
Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.
Warnings: Esta larga historia está dividida en libros que van en secuencia numérica pero no en orden de trama. Historias muy agridulces, crudas como violentas. No apta para corazones sensibles o mentes tiernas. Sobre aviso no hay engaño.
Gracias por leerme.
LIBRO II. El libro de los Dioses.
Mentiras y decepciones.
"¿Qué saben ellos de la Oscuridad?
¿Qué saben ellos de la asfixiante negrura del Vacío?
¿Qué saben ellos de la Soledad?
Nada. Absolutamente nada."
Loki no podía decir con precisión cuando había comenzado a sentir amor hacia Thor, pero sin duda alguna sí podía señalar el momento justo cuando se dio cuenta de lo que sentía por él no era solamente cariño de hermanos. Cuando pelearon en el puente y él mencionó a Jane Foster. La mirada del Dios del Trueno le dijo todo, y fue romperse por completo. Aquellos ojos azules que tuvieron esa expresión que jamás sería para él, fue suficiente para derramar sus propias lágrimas, mientras escupía las palabras más crueles que tuviera para herirle, buscando que acabara en esos momentos con su vida porque ya nada tuvo sentido entonces. No quería vivir para ver cómo el heredero de Odín era feliz con alguien más. Pero la suerte jamás fue ni sería su aliada, así que cuando el Padre de Todo se negó a creerle, fue más fácil dejarse caer al Vacío donde la muerte le encontraría.
Pero tampoco fue así, en esa oscuridad se hallaba Thanos y los Chitauri. Vengarse de Jane Foster fue motivo suficiente para aceptar sus torturas, sus mentiras sobre un poder que jamás tendría. Él jamás sería suficiente, había nacido siendo nada y así iba a quedarse por el resto de su vida. Más el peligro que representaba el titán inmortal era demasiado, así que usó sus mejores tretas para engañarlo al momento de atacar Midgard. Cuanto deseó que Thor hubiera podido leer su mirada o sus intenciones, pero el rubio ya estaba demasiado enamorado como comprometido con sus amigos mortales para entenderle, y Loki se sentía demasiado herido para confiarle algo más profundo que discursos llenos de resentimientos.
Realmente le dolió que el Asgardiano ya no le viera como antes, incluso negándole el cáliz de consuelo sobre la muerte de Frigga, de la cual se enteró sino hasta mucho después, cuando hubiera ayudado a la mortal de su fatal destino con el Éter. Se juró entonces que jamás iba a verla en el trono así que prefirió arrebatárselo a Odín antes que cederlo a quien no lo merecía según su opinión, terminando una vez más exiliado de Asgard, esta vez a manos de su propio hermano quien le juró asesinarlo si lo volvía a ver. No hubo palabras más dolorosas que esas. Después se dio cuenta que el Dios del Trueno parecía alejarse de la humana y tuvo la ingenua idea de que era su momento para acercarse. Sin embargo, después de todo lo que ya había ocasionado no era digno de convertirse en pareja de Thor, tenía que demostrarle que él podía darle lo que Jane Foster no.
Pero no había nada que le ayudara en tal empresa por más que buscó en todos los rincones del universo, conociendo a los más diversos seres junto con sus poderes y planes de dominación. Unos más risibles que otros. La soledad que sintió era demasiado, tratando de llenarla con amantes ocasionales cuyos obsequios de magia o conocimiento eran bienvenidos. Más no podía arrancarse el amor que sentía por el hijo de Odín, a quien volvió a ver en las lejanas tierras perdidas de Muspelheim cuando ayudaba a unos demonios a hacerse de un reino solamente para pasar el rato. Ya no le extrañó la mirada decepcionada de Thor ni sus palabras. Había aceptado no sin amargura que su amor jamás vería la luz ni encontraría descanso, sería una flor que se marchitaría junto con sus años de vida.
Jane Foster murió en un horrible accidente, no quiso saber más detalles porque ya no importaba. El imaginar el dolor del Dios del Trueno le hizo viajar de incógnito hacia Midgard para verle a lo lejos durante el funeral. Esos ojos desahuciados, sin esperanza fueron una estaca en su corazón. De buena gana hubiera corrido a abrazarle, limpiar sus lágrimas con besos mientras le prometía que sanaría su corazón. Una vez más imaginando cosas que jamás iban a suceder. Loki deseó sinceramente ayudarle, devolverle vida a la razón de su existir. Por eso viajó al Hel y se arrodilló ante su soberana para suplicarle que devolviera el alma de Jane Foster y tomara la suya a cambio. Hela solamente se carcajeó despectiva. Prefería antes las Gemas del Infinito que el alma inservible de un tramposo que todo mundo odiaba. Así que el ojiverde le prometió las Gemas, a cambio de devolverle la vida a Jane Foster.
Su obstáculo más grande fue Thanos, el titán por nada le había perdonado la vida pero aún le debía lealtad como obediencia cuando llegara el momento. Así que Loki buscó quien pudiera derrotar a un ser tan poderoso y le robara las preciadas Gemas del Infinito que acababa de reunir para desconsuelo del universo. Pocos seres eran capaces de vencer a semejante inmortal, solamente uno de ellos le escucharía y ayudaría. Surtur. El amo y señor del Muspelheim no lo haría por las buenas ni con los mejores argumentos que el ojiverde pudiera elaborar con su lengua de serpiente, aceptando cualquier petición que el demonio hiciera con tal de ganar su favor y obtener las Gemas. Surtur entonces le pidió a Levatine, la lanza aurora con capacidad para destruir reinos completos, con un poder superior a la famosa Gungnir de Odín. El problema residía en que tal lanza no existía, había sido destruida eones atrás cuando el Tribunal Viviente condenó a los Alfa Draconis por sus crímenes en contra del universo.
No tuvo más opción que crear una, el tiempo se agotaba. Entre más tiempo pasara el alma de Jane Foster en el Hel, más irreconocible sería al punto de olvidar a qué tiempo, espacio y cuerpo pertenecía. La primera Levatine había sido creada de un trozo del tronco de Yggdrasill. Loki viajó al dominio de las Nornas para robar un fragmento, ayudándose de Sinmore, la esposa de Surtur, quién engañó a las poderosas guardianas mientras él extraía un fragmento de corteza, no perdiendo tiempo en crear su mejor conjuro para formar la lanza antes de que les detuvieran. El ojiverde juró que había tenido éxito cuando la lanza brilló al fin entre sus manos, pero luego estalló en un resplandor que le dejó ciego, sintiendo que su pecho era abierto en dos y un ardor atravesaba no solo su corazón sino su alma. No hubo Levatine después, sin más remedio que volver, pasando por Alfheim para curar la quemadura de su pecho.
Ahí le encontró Thor al escuchar sus andanzas con Surtur. No le asesinó como había prometido pero era algo que tampoco le sorprendió, interrogándole sobre su intención con las Gemas del Infinito. Loki le respondió que las buscaba, porque era verdad, más no le dijo para qué. El Dios del Trueno tampoco le hizo más preguntas, estallando en rabia ante lo que decía era una obsesión malsana por obtener más poder. Insultos fueron respondidos con insultos, amenazas con amenazas y el ojiverde terminó por huir antes que seguir escuchando cuan decepcionado estaba el Asgardiano de él. Para cuando llegó a Muspelheim, Surtur ya había conseguido las Gemas del Infinito al asesinar a Thanos de manera inexplicable y estaba generosamente dispuesto a obsequiarlas a Loki aunque no tuviera la nueva Levatine.
Eso alertó de inmediato al Embustero, la tregua que el líder de los demonios le ofrecía tenía una trampa escondida. Más no pudo llevar a cabo su plan para descubrirla porque Thor apareció en esos momentos con el fin de apresar a ambos. El error más grande que hubiera cometido. Surtur huyó de Muspelheim con las Gemas y Loki tuvo que ir tras él para intentar arrebatárselas, terminando nada menos que en Asgard donde le detuvo, reclamándole su presencia en las tierras de Odín, quien igualmente apareció para detener la entrada de aquel ejército de demonios comandados por Surtur. Vino el enfrentamiento como la desesperación del ojiverde al ver que todo se volvía peor conforme trataba de remediar las cosas, atacando de lleno al poderoso demonio teniendo a las Gemas como objetivo. Las tierras que una vez fuesen su hogar cayeron ante el poder del ejército de Muspelheim cuyo avance no pudo ser detenido. Hasta entonces es que el pelinegro cayó en la cuenta de que Surtur no estaba solo, si le había pedido que creara una nueva Levatine era porque iba a darla a un Alfa Draconis.
Sinmore no le había acompañado únicamente para ayudarle a contener a las Nornas, las había asesinado y con su sangre había despertado al único Draconiano sobreviviente a la masacre de Bor: Sigfried Pendragón, el hijo de Tyar El Soberbio, asesino del heredero de Alberich Pendragón. Sigfried era el Amo y señor del Anillo de los Nibelungos. El Heraldo de la Noche. La sangre sagrada de las Nornas era tan poderosa que no solo sacó de su letargo al poderoso Draconiano, había resucitado a su padre, Tyar y a su media hermana, Morgana. Pero ni con el poder de las Nornas aquellos dos no iban a resistir mucho tiempo vivos. Hela no devolvía la vida, tenían que hallar un remedio a su temporalidad antes de que sus cuerpos fuesen consumidos por completo y sus almas se desvanecieran. Loki lo sabía al haber explorado el universo y haber escuchado todo lo que hubiera que saber de aquellos amos de los Dragones Cardinales.
Iban a trasladar sus esencias a un cuerpo real, un cuerpo de recién nacido. Uno que ellos mismos hubieran procreado. Así era cómo funcionaban los Alfa Draconis, era un clan que solo podía pasar su poder entre familia, linajes de sangre pura. Sigfried le dio caza sin misericordia y Loki tuvo que huir por su vida, saliendo de Asgard con dirección a Jotunheim cuando percibió a Thor llegar para apoyar a su padre. Apenas le dio alcance en las fronteras del reino le dijo cuanto sabía de aquellos Draconianos y su punto débil. También le dijo sobre el Anillo Nibelungo que debía ser destruido o los Dragones Cardinales iban a volver. Por lástima o por curiosidad, el Dios del Trueno le escuchó, justo cuando Sigfried hirió al ojiverde frente a los ojos atónitos del rubio quien entró en franca furia contra el Heraldo de la Noche, enfrascándose en una pelea a muerte. Loki huyó de ahí, topándose con Surtur quien no estaba dispuesto a dejarle ir. Así terminó acorralado no lejos del palacio de Asgard. Herido como estaba, no tenía las fuerzas suficientes para enfrentar a semejante oponente, momento en el cual Odín apareció como si hubiera estado buscándole.
No entendió por qué el Padre de Todo quiso protegerle con tal ahínco, pero no desperdició la oportunidad para buscar una ruta de huida. Jamás creyó que experimentaría un dolor superior al infringido por Thanos, pero Gungnir atravesándole el pecho fue mucho peor. Ese era su destino, siempre perder, y cayó muerto al suelo. Su alma fue llevada al Hel por su asesino y luego torturado por la Valkiria de la Desesperanza más allá de lo incomprensible. Le rompieron cuantas veces quisieron, hasta que no hubo más resistencia en su alma. Fue libre entonces. Sigfried Pendragón había pedido por él, la sangre de Asgard a cambio del ojiverde, ofreciendo la piel de su rostro deforme para crearle un cuerpo. Hela aceptó. Cuando Loki volvió a la vida, es que de nuevo el horror de su pasado vino a burlarse de él, a traerle más desgracia. No solo era un Jotun, era nada menos que descendiente de Uther Pendragón. Por eso el amo del Anillo de los Nibelungos le quería a su lado. Eran parientes. La línea de sangre pura Draconiana volvería a azotar el universo.
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