Amigos

Título: LAZARUS I

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU con un pellizco de Marvel Cómics.

Parejas: bastantes, principalmente Stony, Thorki y Spideypool.

Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.

Warnings: Esta larga historia está dividida en libros que van en secuencia numérica pero no en orden de trama. Historias muy agridulces, crudas como violentas. No apta para corazones sensibles o mentes tiernas. Sobre aviso no hay engaño.

Gracias por leerme.



LIBRO III. El libro de los Secretos.

Amigos.


"Tal vez no sea lo que buscas pero sí estoy seguro que eres lo que quiero." D.E.C.



El siguiente dron que cayó por sí solo cerca del cuartel, era más grande que el anterior encontrado por Tony en la tormenta, el cual se dio su tiempo para ir a revisar al robot enterrado en la arena que cubría una vieja autopista. Con sus herramientas desperdigadas alrededor, abrió la coraza del dron con el fin de inspeccionar sus circuitos como controles y ver si les podía ser de utilidad. Quería encontrar ya a la Bruja Escarlata como a Hulk aunque no tenía idea de cómo iba a poder sobrellevarlos cuando estaban tan locos como furiosos para escucharle, lo primero era dar con su paradero y luego ya haría un plan sobre la marcha.

-Te ves particularmente sexy sentado de esa manera.

Stark rodó sus ojos al escuchar la voz de Bucky hablarle, bajando su mirada al interior del dron haciendo caso omiso a su comentario. Estaba montado sobre el robot con sus piernas separadas a ambos costados metálicos con sus pies que no tocaban el suelo por lo alto de aquel armazón. Bufó maldiciendo al poder o a quienes le hubieran devuelto la vida al ahora mágico soldado que igual que un alquimista podía transformar objetos pequeños en otros. No era un gran poder aunque para su hijo significaba todo, pero Peter era demasiado ingenuo todavía. Escuchó los pesados pasos de Barnes acercarse, irguiéndose antes de que se acercara más, secándose el sudor de su frente con el dorso de su mano rápidamente, apuntándole con una pesada llave.

-Ni un paso más, remedo de hechicero.

-¿Necesitas ayuda?

-Se supone que estabas ayudando a Peter con los motores del Quinjet.

-Tu hijo está preocupado por ti. Trabajas mucho, comes poco, apenas si duermes. Esa abstinencia tuya es peligrosa, Kotenok.

-Estoy bien –gruñó el Hombre de Hierro sacando el tablero de circuitos de mala gana para inspeccionarlo.

-Vas a obligarme a cuidar de ti –sonrió Barnes.

-Te has vuelto más cínico de lo que recordaba.

-Volver a la vida me ha hecho apreciar lo que tengo o lo que puedo tener.

-No vas a tenerme si eso es lo que estás creyendo.

-¿Por qué no?

Tony se mesó sus cabellos, resoplando con fuerza. –Basta ya, en verdad. Es enfermo, Barnes.

-Puedo morir mañana, en el siguiente minuto. ¿Supones que estaré de brazos cruzados sin hacer algo por ti?

-¡Es que no quiero que hagas algo por mí! ¡No me interesas, no me atraes, no quiero nada contigo!

-Has cambiado mucho, eres agresivamente temeroso.

-Eso ni siquiera tiene sentido. Y estoy bien, no necesito de los sermones de un resucitado sobre cómo llevar mi vida.

-Has perdido el arte de convencimiento, Antoshka.

Stark azotó la llave contra la carcasa del dron al dejar caer su mano con dientes apretados. –Me importa un cuerno si lo perdí o no. Lárgate de aquí.

-Estás cortando los cables incorrectos, echarás a perder el dron.

-Claro que no.

-Esos son los controles de vuelo, no debes tocarlos.

-Son los mandos del sistema.

-No, los mandos del sistema son los que están debajo –Bucky se acercó metiendo un brazo dentro de aquella apertura, sacando otra tarjeta de control más pequeña- Observa, este es el chip que mantiene las lecturas y alimenta al procesador.

-Es una tarjeta de datos.

-Señor ingeniero, este es un dron ruso, y los rusos tienen así dispuestos los circuitos de sus robots.

-Conozco la ingeniería rusa –bufó Tony tomando la tarjeta de las manos del soldado para inspeccionarla- Aquí está la memoria de datos que se une a...

Se quedó callado al ver que Barnes tenía razón, había estado a nada de cortar los cables de vuelo y con ello anular al dron por completo. Resopló de nuevo viendo a detalle la tarjeta para asegurarse de que no estaba cometiendo un error al creer las palabras de aquel engreído soldado que sonrió antes de tomarle por las caderas para levantarle. Tony soltó la tarjeta de inmediato.

-¡Suéltame! ¡No, Barnes!

Desvió su rostro para evitar un beso, sintiendo su mentón ser tomado para levantar su rostro hacia James quien entrecerró sus ojos, inspeccionando sus facciones como un médico experto.

-Vas a cuidarte más, por Peter.

-No tienes que ver por mí, ¿entendido?

-Tú sabes mejor que nadie la respuesta a eso.

-Ya no sé cómo hacértelo entender, James. No podemos estar juntos.

-Las cosas pueden cambiar, y no estoy diciendo que su muerte me complazca, Antoshka. Al contrario –acarició su mejilla que Tony retiró dedicándole una mirada- No quiero verte tan herido.

-Pues hazte a un lado y déjame regresar.

-Steve está muerto.

-¡Ya lo sé, carajo! ¿Qué intentas con eso?

-Que lo aceptes, entre más rápido, el dolor será menor.

-¿Y qué tal que quiero estar así?

-Él no estaría de acuerdo.

-¡Tú no sabes eso! ¡A ti solo te interesa cogerme!

-Muy lejos estás de mis verdaderos deseos, Kotenok. Y Steve está muerto.

-¡No...! –Stark apretó sus párpados al hablar tan intempestivamente.

-¿Lo ves?

-Ah... -el Hombre de Hierro bajó su cabeza, evidentemente tenso.

-Antoshka...

-Suéltame, por favor.

-Mírame, Tony.

-No.

-Por favor.

Éste apretó su mandíbula viendo a un costado, tomó aire con fuerza un par de veces antes de levantar su rostro hacia Bucky quien se inclinó para estamparle un beso rápido. Stark se soltó de golpe maldiciendo entre dientes, tomando sus cosas de mala gana, tirando algunas antes de poder tener todo en la pesada maleta que se echó al hombro, cerrando el dron con más fuerza de la debida antes de echar a andar sin mirar siquiera a James quien le detuvo por un codo.

-No puedo, ¿de acuerdo? –habló Tony con voz quebrada- Sé que eres un hombre bueno y un gran soldado... pero no puedo, James, no puedo. Jamás podré. Siempre me hará falta, no hay nada en esta vida que pueda sustituirlo. Lo siento, sé que no quieres escuchar esto, ni tampoco te lo mereces, pero es la verdad. No puedo olvidarlo, a donde quiera que miro está ahí. Cada que escucho la risa de Peter me parece escucharlo a él. Es imposible... yo...

Se talló sus ojos, sintiendo sus dedos humedecerse. Estaba llorando. Unos brazos le rodearon, cariñosos. Quiso alejarlos pero su llanto se lo impidió, aferrándose a Bucky mientras dejaba libre toda esa pena que había estado reprimiendo desde la muerte de Steve, sin permitirse quebrarse de tal manera por miedo a caer en un hoyo que le alejara de su hijo. Todos le habían dejado solo, se habían marchado luego de la desaparición del Capitán América, el líder del equipo de los Vengadores. Nadie había querido escucharlo a él. En buena parte porque no se presentaba en el mejor de los estados, con una boca altanera que el luto azuzó con mayor fuerza. Al final había tenido que valerse por sí mismo como en los viejos tiempos, dejando atrás ese compañerismo para proteger lo único que le quedaba de Steve, Peter. Ni siquiera sabía en qué momento comenzó a ausentarse para perderse entre botellas de alcohol en lugar de cuidar de su hijo quien tuvo que convertirse en su niñera al tiempo que sobrellevaba a su manera la muerte de su padre y la pérdida del resto de los Vengadores con un mundo apocalíptico como futuro.

-Ssshh, ya, ya Kotenok.

-Está muerto... y no puedo...

-Sí puedes, lo estás haciendo.

-James...

-Antoshka, escúchame bien. No le has perdido del todo, lo mejor de él aún sigue vivo. Peter.

Tony se pegó por completo al pecho del soldado dejándose caer al suelo junto con él, en un llanto más desesperado, rabioso, sin que aquellos brazos le soltaran, acariciando su espalda como sus cabellos para reconfortarle. James besó su frente, cerrando sus ojos por un largo tiempo, hasta que Stark terminó de sacar todo aquel dolor que dejó su cuerpo y mente agotados, acomodándole en su regazo con el fin de descansar. Limpió sus lágrimas, con una media sonrisa al observar ese rostro adormilado, un par de ojos exhaustos se posaron en los suyos, acariciando una mejilla con su mano artificial.

-Vas a estar bien, Kotenok.

-No estoy tan seguro –murmuró el otro con una voz ronca, pasando saliva.

-Para eso estoy aquí, para asegurarnos de que lo estarás. No más alcohol ni aislamientos. Peter necesita de ti como lo que queda de este maldito universo.

-No digas soeces.

-Antoshka, es hora de volver a casa –afirmó echando la pesada maleta a su hombro de metal antes de tomar en brazos a Tony quien se quejó mirándole con enfado.

-¡Bucky!

Éste arqueó una ceja mirándole apenas. –No perderás popularidad porque te lleve en brazos. Disfruta del paseo, Tony. Cuando lleguemos quiero verte comer decentemente y luego vas a dormir largas horas o voy a pedirle a Skyfall un sedante.

-No te atreverías...

-Pruébame.

-Eres un maldito desgraciado.

-Posiblemente, pero no te bajaré y cumpliré mi palabra.

Tony sintió un ligero calor en sus mejillas, suspirando antes de recargar su frente contra el hombro de Barnes quien sonrió para sí, llegando así al cuartel donde Peter les recibió, asustado de que su padre estuviera enfermo al verlo aparecer en brazos del Soldado de Invierno.

-Papá, ¿estás bien? ¿Pasó algo? ¿Te duele algo?

-Tu padre está cansado, Peter. ¿Podrías llevarle su comida a su recámara?

-Okay...

-No hablen como si estuviera ausente.

Peter sonrió al escucharle reclamar, volviendo sobre sus pasos, corriendo prácticamente hacia la cocina donde preparó rápidamente una comida balanceada. Era toda una fortuna que su padrino Bucky hubiera aparecido luego de lo ocurrido con Sif, no estaba muy seguro de que hubiera podido solo con eso, aunque estuviera Wade a quien no había visto porque no había podido escaparse con la mirada siempre protectora de su padre sobre él. Se quedó en la recámara de Tony junto con Barnes para verle comer lentamente pero terminar al fin todos sus alimentos, algo había sucedido porque el Hombre de Hierro no refutaba las sugerencias del soldado acerca de darse un baño y luego dormir hasta la cena.

-¿Sky? ¿Sabes qué pasó entre tío Bucky y papá?

-"¿Suceder?"

-Sky...

-"Arreglaron sus diferencias, al parecer."

-¿Diferencias? ¿Estaban peleados?

-"Las dinámicas humanas son demasiado complejas para explicar de forma simple, Peter."

-Siento que no me estás diciendo algo.

-"El Sargento Barnes consiguió que el señor Stark pasara a su siguiente etapa del duelo."

-¿Qué es?

-"Aceptación."

El joven parpadeó unos instantes antes de sonreír. -¿De verdad lo crees, Skyfall?

-"Cien por ciento seguro."

Cuando Tony despertara por la IA anunciando la hora de la cena, estaba de mejor humor y sin ese deseo arrebatador de tomar otra botella y vaciarla en su estómago. Buscando a su hijo, lo halló en la sala de comandos donde bromeaba alegremente con un Barnes sonriente, que le despeinaba de vez en cuando o le empujaba en juego. Se quedó mirándoles en la entrada de la sala. Peter adoraba a Bucky, casi de la misma forma que Steve lo hiciera, salvo que notaba en los ojos del adolescente ese deseo de ver en el sargento algo perdido. Un padre. Stark bajó su mirada apretando y cerrando sus puños. No podía negarle a su pequeño una compañía más estable y protectora como lo era Barnes aunque fuese a veces un completo idiota. Wade era otro tema. No confiaba en ese monstruo que solamente buscaba su propio beneficio sin contar que era mayor para Peter. Ni en su mejor día le iba a permitir tocarlo. Era un asesino a sueldo, mentiroso como traicionero. Se parecía a cierto ojiverde ya desaparecido aunque para Tony, el hermano adoptivo de Thor era más bien un cervatillo perdido en el bosque más que alguien a quien temer. O había sido, mejor dicho.

-Hey, mira quien se nos une –comentó Barnes al verle.

-Papá, ¿cómo te sientes? El tío Bucky me estaba contando sobre Adolfo Hitler.

-Ni siquiera lo conoció –replicó entrando a la sala.

Pasaron los días en aquella reconstrucción del cuartel como una buena limpieza, los tres haciendo un excelente equipo, intercambiando algunas bromas inocentes y otras más pesadas que le ganaban a Peter un regaño por parte de Tony seguido de un elogio de Bucky. La utilidad del brazo metálico encantado tuvo su oportunidad con las soldaduras o enmendaduras de partes de la estructura del cuartel que no podían ser reparadas por las manos orgullosas de Stark. Cuando terminaron con el nivel principal, subieron para ver caer la noche entre charlas superficiales pero relajantes mientras cenaban en el techo del cuartel mirando un cielo estrellado luego de varios días nublado. Un nuevo día llegó con nuevas tareas, Skyfall había dado con un satélite aún en buen estado que Tony rápidamente robó al entrar en su sistema para usarlo para la ubicación de los dos Vengadores perdidos en algún punto del planeta. Peter pidió el permiso de su padre para ir a abastecerse de víveres en el invernadero situado a varios kilómetros del cuartel, igualmente bajo tierra y luego ir de compras al mercado negro de la ciudad. Tony estaba por rehusarse pero era algo que su hijo había hecho a diario cuando él no estuvo en condiciones. Amenazándole con medirle el tiempo, le dejó ir quedándose en el laboratorio donde examinaba el martillo.

-¿Peter? –preguntó Bucky dejando una pesada maleta con materiales recién recolectados del exterior.

-Fue de compras.

-¿Está bien que haya ido solo?

-Ya tiene edad para hacerlo, además lleva consigo a Skyfall.

-"Estoy con él, Sargento Barnes."

-No me extraña –rió el soldado sentándose a un lado de Stark quien hacía una lectura de materiales y de la fractura en el martillo, cuya daño miró atentamente.

-¿Qué sucede? –Tony alzó sus cejas al notar su examen sobre el arma.

-Es curioso.

-¿Qué cosa?

-Esta fractura, fíjate bien, nace del mango hacia la parte superior, no al revés. La apertura es mayor alrededor de la base.

-¿Y?

-Si estuviese al contrario, hubiese sido a causa de un golpe, un ataque. Este martillo fue roto a propósito por la mano que lo sostuvo.

-Ahora si estás alucinando. Thor jamás rompería su martillo. Ni siquiera sabría cómo hacerlo.

-Yo no dije que él lo hubiera hecho.

Tony frunció su ceño, tomando el martillo para verlo de cerca. –Es cierto, fue como si quieran arrancarle el mango.

-Bueno, si trato de romper lo irrompible, usaré eso mismo.

Dejando a Mjolnir de vuelta en el soporte, el Hombre de Hierro se cruzó de brazos pensando en aquellas palabras. Nadie podía levantar aquel martillo más que el propio hijo de Odín, si alguien había tratado de romperlo sin poderlo tomar, lo más lógico era que lo rompieran por el mango al usar una fuerza increíble para lograrlo.

-¿Quién lo habrá hecho? ¿Los Pendragón? ¿Surtur? ¿Loki? No, él no.

-¿Por qué lo descartas tan pronto?

-Ese tramposo de marca adoraba el martillo.

-¿Cómo puedes estar tan seguro?

-Solo había que notar sus ojos cuando veía a Thor levantarlo.

-Eres un gran observador –sonrió Barnes ladeando su rostro antes de atraerlo hacia él por su cintura.

-James...

-También creo que Loki no fue. ¿Surtur? Lo hubiera hecho mucho antes. ¿Los Pendragón? Son los mejores sospechosos hasta ahora. La siguiente pregunta es, ¿para qué?

-Porque temen el poder del martillo, simple –Tony se encogió de hombros sin alejar al soldado.

-Recuerdo cuando contaron de su exilio en este mundo. Mjolnir no tenía poder alguno, aunque nadie podía levantarlo. No fue sino hasta que Thor se hizo digno que el martillo recuperó su vida.

-Pero no estaba roto.

-El punto es que esta arma tan ancestral fue destruida con la finalidad de robarle al Dios del Trueno sus poderes.

Stark se volvió a él, mirándole fijamente por largos minutos que hicieron a Barnes reír por la seriedad plantada en su rostro, inclinándose a besarle sin que esta vez encontrara resistencia aunque el beso fue breve.

-Por eso no podemos encontrarle, porque ha dejado de ser un dios –dijo al fin el Hombre de Hierro entre los brazos del soldado.

-Debemos llamar a los Guardianes de la Galaxia, necesitamos esa nave Milano para encontrarlo.

-¿Y cómo daremos con él en todo el ancho universo?

-Bueno, no lo sé.

-Eso fue todo lo que pudo dar tu intelecto –le bromeó Tony.

-El genio aquí eres tú.

-Como siempre.

Bucky sonrió, besándole de nuevo, esta vez tomándose su tiempo. Aunque Stark seguía de brazos cruzados, le correspondió tranquilamente hasta sentir una mano apretar su trasero, quitándola de golpe y alejándose de él.

-Eso no.

-Lo que ordenes, Kotenok.

-Cada vez que lo pienso más, no dejo de imaginar a los Pendragón armando todo este desastre, comienzo a sospechar que los verdaderos autores del Ragnarok fueron ellos.

-Macabro.

-Pero hay algo que no entiendo –Tony se volvió a él aunque miraba el martillo- ¿Por qué tienen que casarse con Sif o con Fandral? Digo, entiendo que les parezcan atractivos pero no tienen parentesco con la casa de Odín o alguna otra importante de los reinos de Yggrasill. Estratégicamente hablando, no les sirven de nada.

-Son suficientes enigmas por el día de hoy –el brazo metálico rodeó la cintura del Hombre de Hierro una vez más para atraerlo hacia él- Pero buscaremos esas respuestas. Ahora, me parece prudente la idea de ir por Peter.

-¿Ah, sí? ¿Eso por qué? –Stark rió alzando una ceja.

-Porque aunque sea todo un jovencito autosuficiente y autónomo, no está solo.

Con eso se inclinó para besarle, primero suavemente y luego con mayor insistencia, acariciando una mejilla de Tony quien se permitió aquel acercamiento, menos culpable, más liberado. Pero frunció su ceño cuando aquel beso se volvió muy apasionado, pero con un toque que hizo a su corazón acelerarse porque era una manera bien conocida para él, una forma de besarle que su cuerpo como su memoria reconocían al acto. Una de sus manos subió para alejarle, mirándole confundido y algo asustado.

-¿Qué sucede?

Lo que fuese a responder Stark, se quedó en el olvido. En una de las pantallas que monitoreaban los territorios a donde Peter había viajado, apareció una silueta entre las sombras y más adelante, la figura de un dragón color bermellón que agitó sus alas con un rugido mientras se posaba sobre un edificio en ruinas.

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