You got me (Primera versión)

Nota: Antes de iniciar quiero explicar que este OS es la idea original que tuve para you got me, no la publique porque en ese momento me gusto más la otra idea.

Basado en el episodio 8, temporada 4 donde Carmen se presenta con Shannon como la novia de Johnny sin saber que Shannon es la mamá de Robby.

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Shannon bebió del vaso como si el contenido fuera algún tipo de bebida alcohólica, Daniel con gusto le hubiera ofrecido una copa de vino, pero no planeaba ser el responsable de otra recaída tormentosa para ella, Johnny y Robby.

─ ¿Todo está bien?

─ Sí, ¿Por qué preguntas?

─ Llegaste a mi puerta pidiéndome ayuda.

─ Bien, quiero que me ayudes a encargarme de Carmen. ─ El pelinegro suspiró.

─ ¿Ahora que hizo?

─ Intente llamar a Johnny para avisar que Robby aceptó quedarse con él este fin de semana, pero como no contestó el teléfono tuve que ir a su departamento. Lo espere por casi una hora y cuando estaba a punto de irme apareció del brazo de esa mujer. ─ Daniel frunció el ceño.

─ ¿Te pusiste celosa?

─ ¿Qué? No, por dios. Johnny sigue estando tan bueno como la primera vez que lo vi, pero no es eso.

─ ¿Entonces?

─ Me acerque a ellos y Carmen me observó de arriba abajo, juro que si fuera igual que antes la habría arrojado a la fuente llena de orina. Como sea, luego se aferró del brazo de Johnny y un tono superior dijo: Soy Carmen, la novia de Johnny.

─ Ella es un poco complicada.

─ ¿Vas a ayudarme?

─ ¿Qué pretendes que haga? ─ Shannon sonrió de lado. ─ No, no iré a su departamento con ropa interior de encaje bajo los pantalones. ¿Qué debo decirle? Oh Johnny cogeme toda la noche.

─ No tienes nada porque preocuparte, el divorcio está casi firmado, eres un hombre libre y Amanda está saliendo con una rubia sexy.

─ ¿Cómo sabes de esa mujer? ... No puede ser, tú eres la sexy rubia.

─ No le digas que te dije o va a matarme.

[.]

Al siguiente día Daniel trato de no recordar la conversación. Ese día Johnny llevaría a Carmen para que viera el entrenamiento.

─ Miguel y Robby, es su turno. ─ Dijo el pelinegro. ─ Harán una demostración para los nuevos, imaginen que están en el torneo y ...

─ No están en el torneo. ─ Habló Carmen y Daniel vio al rubio esperando que lo ayudara. ─ Evitemos que alguien salga herido. ─ El pelinegro sabía porque Carmen hizo tal comentario y no permitiría que hiciera sentir mal a Robby.

─ No se harán daño. ─ Daniel iba a agradecerle cuando Carmen puso una de sus clásicas miradas molestas. ─ Aunque ... tiene razón, no es necesario.

─ Entiendo, entonces puedes irte a la parte de atrás con tus alumnos para practicar yoga o dar clases de tejido, mientras yo enseño verdadero karate y que Carmen te ayude. ─ Todos los alumnos se quedaron en silencio y Daniel se dio cuenta que hablo como si fuera Johnny, pero no iba a retractarse. ─ Los que quieran aprender a dar patadas pueden quedarse y los que quieran hacer con circulo de lectura con el sensei Lawrence ya saben a donde tienen que ir.

─ Sí sensei. ─ Y tal como Daniel lo predijo, todos los alumnos se quedaron con él y Johnny tuvo que irse con Carmen.

La clase continuó con normalidad, a decir los estudiantes parecían felices de ver al señor LaRusso en esa faceta, a veces era aburrido que fuera muy tranquilo.

─ Muy bien chicos, la clase termino los veo mañana.

─ Señor LaRusso, ─ Miguel se acercó a Daniel para que nadie más pudiera escuchar. ─ Lamento lo que paso con mi mamá, ella suele ser algo sofocante.

─ No te preocupes, no es necesario que te disculpes por ella. Y recuerda, si sientes que estás sofocándote y apunto de explotar, ─ El pelinegro saco unas llaves. ─ Puedes venir cuando quieras. ─ El moreno sonrió.

─ Muchas gracias señor LaRusso, no sabe cuánto aprecio esto.

─ Creí que Johnny ayudaba aligerando las cosas.

─ El sensei no puede evitar de hacer todo lo que ella le pide, me agrava más cuando era solo mi sensei y no el novio de mamá. Ella le dice todo el tiempo como tiene que actuar conmigo, ya ni siquiera siento la misma confianza porque se que mamá le pide que le cuente todo lo que digo.

─ Tal vez debes dejar que todo se acomode.

─ Señor LaRusso, se que está a punto de divorciarse y ... y no atrevería a pedir esto si no fuera porque estoy muy desesperado.

─ Tranquilo, te ayudare en lo que sea.

─ ¿Me ayudaría separándolos? Se que es una total locura, pero si esto no termina tendré que irme de la casa. Robby y yo lo estamos intentado y no quiero que mi mamá intervenga.

─ Miguel, ─ Iba a contestar que no, entonces recordó lo que pasó con Shannon, la manera en que lo contradijo enfrente de los estudiantes y por último el tono de desesperación de Miguel lo hicieron dudar.

─ Vamos Miggy, se nos hace tarde para ir al centro comercial, Johnny debe comprar ropa más decente. ─ Daniel espero alguna queja, pero el ojiazul solo asintió. Esa fue la gota que derramó el vaso, esa mujer estaba llegando demasiado lejos, ni siquiera él se había atrevido a cambiar tanto a Johnny.

─ Es mejor que obedezcas y claro que te ayudare con ese movimiento. ─ Miguel sonrió.

─ Gracias sensei.

─ Hasta luego. ─ Se despido Carmen y camino al auto casi arrastrando a su hijo.

─ Daniel yo ...

─ No digas nada. ─ Contestó sin dirigirle la mirada. ─ Ella podrá ser tu novia, pero este es nuestro dojo.

─ Entiende que ...

─ ¿Qué? te di la oportunidad de enseñar tu estilo y ahora no quieres que Miguel se lastime un solo músculo. Si sigues así no harás más que alejarlo a él y a Robby de ti.

Daniel entró a la casa sin permitirle a Johnny que continuara hablando.

[.]

Lo que inició como un intento de disculpas se convirtió en una pelea. Daniel y Johnny se lanzaban insultos, se quejaron de lo mal que el otro lo trataba y como siempre los dos prepararon sus puños para lanzar un golpe en cualquier momento.

─ Lo estoy intentando. ─ Grita Johnny. ─ Quiero seguir contigo enseñando en nuestro dojo, pero también quiero conservar lo que tengo con Carmen.

Daniel no intenta ocultar la molestia que siente al escuchar eso y empuja al ojiazul contra la pared.

─ ¿Quieres tener a ambos para ti? ─ Reclama sin siquiera meditar las palabras antes de gritarlas. Johnny sujeta las muñecas del moreno con fuerza, no quiere pelear esta cansado y no piensa hacerlo más. ─ Debes elegir, ella lo está arruinando todo.

─ Carmen es lo único bueno que tengo. ─ Y Johnny se da cuenta demasiado tarde de lo que ha dicho. Daniel se queda quieto y puede ver lágrimas en los grandes ojos del pelinegro.

─ Tienes razón, no puedo quitarte lo único bueno que tienes. ─ El rubio soltó a Daniel. ─ Mañana tengo algo que hacer en el concesionario todo y el día. Dirige el entrenamiento como quieras.

[.]

Llevaba un café de los que le gustan al moreno, saluda a Anoush y Louie, Amanda se da cuenta de su presencia y camina hasta él.

─ Johnny, cuanto tiempo sin vernos. ─ La castaña le bloquea el paso.

─ Hace casi dos días, cuando fuiste por Sam y Anthony.

─ Cierto, ¿gustas agua, café o una cerveza?

─ Quiero ver a LaRusso.

─ Él ... él está en una reunión, pero puedes esperarlo en mi oficina.

─ ¿Por qué no en la suya? ─ Johnny no le da tiempo de responder y camina por el pasillo.

Lo ve riendo con otro hombre y se le revuelve el estómago. Daniel le estaba sonriendo, acariciaba su mano.

─ LaRusso. ─ Daniel se separa del desconocido.

─ Johnny, ¿Qué haces aquí?

El ojiazul tiró el vaso de café en unos de los botes y salió de ahí.

...

Daniel nunca ha conducido tan rápido, la adrenalina y enojo recorren sus venas. Johnny intenta cerrar la puerta, pero Daniel lo empuja dentro del departamento y cierra.

─ ¿Por qué te vas así?

─ No importa.

─ ¿Por qué estabas ahí?

Johnny no resiste más, recuerda a Daniel cerca del idiota ese y lo besa lascivamente. Daniel gime en su boca y lleva las manos a la cabellera rubia.

El pelinegro sabe que Carmen, Miguel y Rosa no se encuentran en casa, pero desearía que Carmen viera como el rubio se deshace en suspiros con un solo toque suyo. Las persianas están un poco abiertas y dirige su mirada al departamento de enfrente. Imagina que la morena esta ahí, presenciando como Johnny lo despoja de su ropa y le muerde el cuello.

─ Johnny. ─ Jadea excitado.

Daniel sonríe y también se deshace de la ropa del ojiazul. Aparta la mirada de la ventana para observar al hombre que tiene enfrente. Se muerde el labio al ver el cuerpo desnudo del rubio quien en la secundaria acostumbraba a jugar fútbol sin camiseta y es tan bueno o mejor como lo recuerda. Cae de rodillas y se lame los labios al ver la dura polla.

─ Mierda. ─ Grita Johnny al sentir la boca de Daniel en toda su longitud. Baja la mirada y ahí estaba el pelinegro que tanta frustración le había causado, utilizando esa boquita ... para llevarlo al completo éxtasis. Enreda sus dedos en el cabello del moreno y aumenta la velocidad de los movimientos. Siente que está por llegar, pero el quiere más y lo tendrá. Aleja la boca de Daniel de su pena y lo levanta. ─ ¿Qué hacías con ese tipo? ─ El pelinegro abre má los ojos sorprendido por la pregunta. ─ Un amigo. ─ Johnny lleva su mano hasta el cuello de Daniel y lo aprieta un poco. El moreno jadea. ─ ¿Solo eso?

─ Mhum. ─ No puede responder, la pausa de Johnny lo está torturando y él lo necesita tanto. ─ Johnny deja el cuello y delinea la boca roja con los dejos. Daniel entiende lo que tiene que hacer y abre la boca chupando los gruesos dedos. Una vez que están lo suficiente mojados Johnny los saca.

─ No quiero verte con él de nuevo.

─ ¿Seguirás con Carmen? ─ No recibe respuesta. ─ Entonces yo no dejare de ver a mi "amigo". Podría irme y hacer que él termine todo el trabajo. ─ Sonríe cuando el rubio lo gira para ponerlo contra la barra de la cocina y restriega su pene contra el trasero de Daniel.

─ La dejaré con una condición. ─ Acerca uno de los dedos a la entrada del pelinegro.

─ Ahh ¿Cu ... cuál?

─ Que seas solo mío. ─ Le dice al oído y Daniel se sostiene fuerte de donde puede.

─ Solo tuyo. ─ Johnny introduce el primer dedo y el pelinegro arquea la espalda. Un segundo dedo lo hace gritar. Espera a que Daniel se acostumbre y poco después del pelinegro comienza moverse contra ellos. Cuando Johnny cree que es suficiente los retira, Daniel se queda y el rubio se ríe.

─ Shh, te haré sentir mejor, lo prometo. ─ El rubio escupe en su mano y acaricia su pene.

─ Johnny ... ─ No le importa que se escuche desesperado.

─ ¿Qué tanto lo quieres? ─ Johnny juega con la entrada rosándola con la punta de su pene.

─ Te odio. ─ Gruñe Daniel y el rubio se aleja. ─ No, mucho, quiero tu maldita polla dentro de mí.

Johnny lo carga para llevarlo hasta la cama, lo recuesta y gatea hasta el pelinegro. Daniel abre las piernas incitando al rubio. Johnny levanta las piernas del pelinegro y se introduce en él. Daniel clava las uñas en la ancha espalda y eso parece excitar más a Johnny, pero no se mueve y espera a que se Daniel se acostumbre a la intromisión.

─ Mue ... muévete. ─ Johnny no necesita oírlo dos veces, casi sale por completo y de una vuelve a meterse.

─ ¿Así?

─ Ah, carajo, si Johnny sí. ─ Las embestidas son duras y frenéticas. Daniel grita sin importarle que los vecinos puedan escuchar, con suerte le dirán a Carmen que su novio (que pronto dejará de serlo) se jodio tan bien a un lindo pelinegro que llegó a su departamento la noche anterior. Deja de pensar en eso cuando siente los dientes del rubio mordiendo la piel cerca de su clavícula, sabe que Johnny lo hace a propósito, quiere que cada persona a su alrededor vea las marcas y sepan que Daniel LaRusso ya le pertenece a alguien más. Vuelve a gritar cuando Johnny encuentra ese punto que lo vuelve loco. ─ Ahí Johnny, ahí no pares.

─ Te ves tan bonito cuando gritas por mi polla. ─ Daniel intenta recordar la áspera voz de Johnny, tal vez le sirva cuando esté a solas masturbándose pensando en Johnny. ─ Tan apretado, mira cómo me pones. ─ Johnny aumenta la velocidad. ─ Si tan solo me hubieras dicho que lo querías tanto como yo. ─ Daniel apenas puede entender lo que dice. ─ Viéndote con ese Gi blanco, soñaba con quitártelo y tomarte en medio del dojo. Tenía que regresar corriendo a casa para buscar un poco de liberación con Carmen, pero no eras tu. ─ El pelinegro sabia que esto solo era para alejarlo de Carmen tal como se lo prometió a Miguel, para ayudar a vengarse como se lo pidió Shannon y para desquitarse por interrumpir su clase, pero ahora solo de pensar en Johnny con la morena, imaginarlo corriendo a ella, besándola de la manera que lo ha hecho con él, regalándole sus caricias y follandola tan bien, lo hacía marear.

─ No la necesitarás más. ─ Daniel beso a Johnny, sus labios se movían desesperadamente. Abrió la boca dándole acceso a la lengua de Johnny. Pronto una sensación conocida lo invadió. ─ Johnny, mmm estoy ... estoy cerca.

─ Córrete para mi cariño, demuéstrame lo bien que te hago sentir.

─ Johnny. ─ Gritó llegando al orgasmo. Un par de embestidas más y Johnny se corrió en el interior del pelinegro.

─ Daniel.  ─ Lo llamó intentando regular su respiración.

─ Mmm.

─ ¿Quieres salir conmigo? ─ Los dos rieron.

─ Me encantaria. ─ Respondió.

...

Daniel saboreo el café que Johnny le preparó desde temprano.

Desde la ventana vio a Carmen sollozando en un patético intento por retener lo que nunca fue suyo.

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