You got me

Basado en el episodio 8 de la temporada 4 donde Carmen se presenta con Shannon como la novia de Johnny sin saber que Shannon es la mamá de Robby.

Daniel: 22 años

Johnny: 38 años

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Johnny llegó a la misma hora de siempre y como de costumbre la insoportable de su hermanastra corrió para recibirlo en la puerta, todo para asegurarse que Shannon viera el espectáculo y no se le ocurriera acercarse al rubio. Daniel rodó los ojos ante la patética e infantil actitud de Carmen ... se supone que ella era la mayor y por eso la más madura de los dos.

Todo empezó el día que Daniel invito a Shannon al departamento para disfrutar de su serie favorita. En esa ocasión Carmen y Johnny estaban de vacaciones, así que cuando su rubia amiga toco la puerta el ojiazul fue quien abrió. Carmen salió de la cocina en el momento que Shannon saludaba a Johnny.

─ Hola, soy Carmen su novia. ─ Shannon frunció el ceño.

─ Shannon, mejor amiga de Daniel.

─ Déjala tranquila, nadie quiere quitarte a tu noviecito. ─ Daniel tomó la mano de Shannon y la llevó hasta su habitación.

─ No se te ocurra cerrar la puerta. ─ Grito Carmen.

─ La mitad de esta casa es mía, puedo cerrar mi cuarto con llave sí quiero. ─ Respondió el pelinegro.

Lucille fue una madre excelente, lo único hizo mal fue casarse con el papá de Carmen. Las vidas de los LaRusso y los Diaz se cruzaron cuando Lucille conoció a Eduardo en el trabajo. Daniel confió que solo serían unas cuentas salidas, pero seis meses después su madre llegó presumiéndoles un costoso anillo de compromiso.

Eduardo no era un mal hombre, el tipo siempre se comportó como un verdadero padre con Daniel y Lucille estaba feliz así que al pelinegro no le afectó tanto el matrimonio pues Eduardo Diaz era casi el hombre perfecto, su único defecto llevaba por nombre Carmen Diaz, su unigénita 8 años mayor que Daniel.

Al principio el pelinegro estaba emocionado por tener una hermana, hasta que en la cena que planeó su madre para conocerla todo salió mal. En aquel entonces Carmen tenía alrededor de 19 o 20 años y casi se tira al piso cuando supo del matrimonio.

Daniel intento tener paciencia y acercarse, pero Carmen siempre le gritaba que la dejara en paz, así que el pelinegro comenzó a regresarle todas los malos tratos.

Dos meses después del cumpleaños 22 de Carmen, Lucille y Eduardo murieron a causa de accidente de tránsito. La morena al ser mayor de edad tuvo que quedarse con la custodia de Daniel y por si fuera poco para ella, también tuvieron que dividirse el dinero y la casa como lo dejó estipulado Eduardo en el testamento.

Cuando el pelinegro tenía 22 años su hermanastra comenzó a salir con un compañero del trabajo. Durante un año nunca se dignó a presentarlos hasta que un día vio a un desconocido afuera de la puerta y en el piso un par de maletas, fue ahí que por fin conoció al valiente que se atrevió a acostarse con Carmen. "Héroe" pensó Daniel.

Así que llevaban casi un año compartiendo casa y no cruzaban más que los buenos días y ocasionales buenas noches.

─ Vuelvo para la cena. ─ Daniel tomo sus llaves.

─ ¿A quién le pediste permiso?

─ A mi trasero. ─ Johnny tuvo que voltear para reír sin Carmen no se diera cuenta.

─ Siempre tan lindo.

─ Agradece que voy a la casa de Shannon para que estés tranquila.

─ ¿Cuánto tiempo te quedaras con ella?

─ Lo suficiente para no traumarme al encontrarlos cogiendo en la sala. ─ El pelinegro cerro la puerta antes de ser atacado con una esponjosa almohada.

[.]

Daniel se acostó en la alfombra junto a Shannon.

─ No se como soportas a Carmen, yo en tu lugar esperaría que se durmiera para tomar una almohada y ... ─ Se detuvo cuando vio a Daniel ladear la cabeza.

─ Demonios, como no se me ocurrió antes.

─ Estaba bromeando.

─ Tranquila, tú me conoces no podría ni tocarle un pelo. ─ Shannon sonrió de lado.

─ Podrías disfrutar de su lindo novio. ─ Daniel se levantó asustado.

─ ¿Qué te pasa? Ni siquiera he hablado más de cinco segundos con él.

─ Para lo que van a hacer no es necesario hablar. ─ Daniel negó. ─ Mejor me voy antes de que se te ocurran más ideas.

─ No digas que no, solo piénsalo.

─ Adiós. ─ Salió del departamento.

Aun con la idea de Shannon dándole vueltas por la cabeza abrió la puerta y lo primero que vio fue a su cuñado desnudo.

─ Daniel. ─ Johnny busco con que taparse y las llaves cayeron al piso.

─ Mierda. ─ El pelinegro se cubrió los ojos con las manos. ─ ¿Pero qué hacías?

─ Que pregunta tan tonta. ─ La voz de Carmen lo puso de malas. ─ Abre los ojo, Johnny ya se fue al baño.

─ Prométeme que estas vestida.

─ Claro, mi sueño húmedo es que me veas desnuda, no seas ridículo y ya quítate las manos de la cara.

─ También vivo aquí, no tengo la necesidad de ver a tu novio sin ropa.

─ Los dos son hombres, tienen lo mismo.

─ No puedo más, eres una irresponsable se supone que tu me tienes que cuidar.

─ Error, ya cumpliste 21 legalmente no tengo porque cuidarte.

─ Mi papá jamás habría estado de acuerdo con la manera en la que permites que Johnny se pasee desnudo por la casa.

─ ¿Cuántas veces tengo que decirte que no le digas así? es mi papá no tuyo.

─ Él me consideraba un hijo y mi madre te veía como una hija.

─ Yo no quería otra mamá y mucho menos un estúpido hermano.

─ ¿Crees que yo soy feliz teniendo una hermanastra como tú? Nadie en su sano juicio desearía que fueras su familia, ¿Por qué crees que tu padre me quería más a mí? Eduardo era un buen ser humano a diferencia de ti bruja despreciable.

─ Ya basta. ─ Johnny, ya vestido, nunca intervenía en su peleas, pero esta vez estaba llegando lejos la discusión.

─ ¿Con qué piensas eso? ─ Carme subió las escaleras.

─ ¿A dónde vas? ─ Inquirió Daniel y fue tras ella al igual que Johnny.

─ ¿Quieres ver qué tan despreciable soy? ─ Cuestionó mostrando la única foto que Daniel tenía con Lucille.

─ Carmen, no lo hagas. ─ Johnny trato de detenerla.

─ Mira lo que hago con tu estúpida foto. ─ La rompió por la mitad y Daniel se apresuró a recoger los pedazos. ─ Espero entendieras la lección. ─ Carmen regresó a su habitación y Johnny la siguió.

─ ¿Qué te pasa?

─ Tú oíste lo que dijo.

─ Los gritos son una cosa, pero romperle el único recuerdo de su madre es demasiado. Estás enloqueciendo. ─ Johnny fue a buscar a Daniel, el pelinegro lloraba la cama abrazando la foto de Lucille.

─ Daniel ... ─ El ojiazul se acercó despacio.

─ No vengas a decirme que Carmen está arrepentida porque no lo creo.

─ No, ya hablé con ella y le dejé en claro que sus acciones son inaceptables. Vine porque se lo que se siente perder a una mamá, la mía murió cuando yo era un niño. ─ Se sentó a la orilla de la cama y acarició el cabello del menor.

[.]

Una semana desde la discusión, Daniel y Carmen no se dirigían la palabra y trataban de no encontrarse.

El pelinegro regresó de su entrenamiento de fútbol, dejó la mochila en el piso y vio un sobre en su mesita de noche. Lo abrió y vio la foto restaurada acompañada de una nota "no le digas a Carmen que lo hice", Daniel rio. Guardó el regalo en el primer cajón y se dejó caer en el colchón.

Shannon no estaba equivocada cuando dijo lo guapo que es Johnny, Carmen le pagaría cada una de las lágrimas que derramo ese día, lo juraba.

Revisó su teléfono para asegurarse que era sábado, ese día Carmen trabajaba hasta tarde y celebró por tan buena suerte.

A la cuatro de la tarde escucho a Johnny llegando del trabajo, no había tiempo para arrepentirse, le daría a Carmen una gran muestra de las consecuencias por meterse con lo que más amaba.

Daniel bajó las escaleras, vio a su objetivo y se lanzó contra él.

─ Gracias. ─ Johnny sonrió.

─ No fue nada, quería dártelo antes, pero Carmen no me quitaba la vista de encima.

─ ¿Te arriesgaste por mí? ─ Preguntó viéndolo directamente a los ojos y el ojiazul asintió. ─ Mi hermana tiene suerte de tenerte. ─ Besó la mejilla de mayor y salió corriendo de a casa.

[.]

Alguien entró a su habitación y escucho como el seguro de la puerta era colocado. Por curiosidad siguió teniendo los ojos cerrados y sintió como esa persona se sentaba a la orilla de la cama.

─ Daniel. ─ Era Johnny llamándolo. ─ Eres precioso. ─ El rubio dio un recorrido por el torso desnudo del menor. El pelinegro no resistió y abrió los ojos encontrándose el rostro del ojiazul muy cerca suyo. Johnny se tenso al ser descubierto, no sabia que hacer así que trato de marcharse.

─ No te vayas. ─ Daniel lo detuvo.

─ No está bien. ─ Contestó el mayor viéndolo a los ojos.

─ Te necesito, no importa si después tengo quemarme en el infierno.

─ Danny. ─ El pelinegro no le dio tiempo de seguir hablando, terminó con la poca distancia que quedaba y lo beso.

Johnny bajó hasta la entrepierna del pelinegro y Daniel despertó con un gran problema en sus pantalones de dormir.

Daniel estaba desesperado, Shannon le había advertido lo peligroso que sería seguir con un plan que la rubia solo menciono como broma. Johnny era tan cariñoso y muy atractivo. Con ese pensamiento cerró los ojos, imagino que sus manos eran las de rubio. Bajo al elástico y poco a poco se deshizo de la prenda.

─ Johnny. ─ Jadeo sin importar que lo descubrieran.

Una de sus manos viajó su erección, mientras que llevó tres dedos de la otra a su boca. Se encargó de chuparlos y mojarlos lo mejor que pudo. "Bendita imaginación" porque era como si Johnny estuviera masturbándolo.

─ Johnny. ─ Volvió a decir entre suspiros. Poco tiempo después dejó la mano libre para apoyarse y levantar su cadera mejor. El primer dedo se acercó a su estrecha entrada, deseaba que pronto fuera Johnny el que se encargara de prepararlo. Se mordió el labio cuando entro por completo, no le fue suficiente así que metió el segundo. Juro escuchar algo, pero no le presto atención. Una vez que se acostumbró a la sensación comenzó a sacarlos y meterlos.

Odiaba a Carmen, ella no tenía porque imaginarse siendo follada por Johnny porque en cualquier momento el podía metérsele entre la piernas. Metió el tercer dedo y aumentó la velocidad. Sentía que pronto llegaría al orgasmo y solo pudo pensar en un par de ojos azules observándolo con lujuria.

─ Johnny. 

[.]

Esa noche el hospital estaba repleto de gente enferma, o esa fue la excusa que Carmen le dio a Johnny para cubrir su ausencia durante la noche.

Antes de la que morena se fuera Daniel le pidió permiso para hacer una fiesta, su hermanastra estaba tan de buen humor que lo dejo siempre y cuando limpiara todo el desastre.

La música se escuchaba por toda la casa, en la cocina algunos compañeros de Daniel preparaban bebidas y otros bailaban.

Johnny le prometió a Carmen vigilar a Daniel y evitar cualquier tipo de desastre.

Shannon entró a la casa en compañía de los estudiantes de intercambio, Chozen y Kumiko. La rubia jalo a Chozen y lo llevo con Daniel.

─ Como tu mejor amiga me tomé la libertad de conseguirte pareja para esta noche. ─ Shannon empujo Daniel contra Chozen y este lo sostuvo por la cintura.

A Johnny no le gustaba como Daniel bailaba ... no, más bien dicho, como se restregaba contra el otro tipo y lo peor era que el pelinegro no dejó de observarlo en ningún momento.

El rubio estaba seguro que en cualquier momento rompería el vaso que traía en las manos así que lo colocó en la mesa. Chozen mordió el hombro de Daniel y Johnny no pudo contenerse, camino hasta ellos y agarró al menor por el brazo.

─ Johnny que ...

─ Tengo que hablar contigo.

─ Podrías esperar, mi amigo y yo nos divertíamos.

─ Ahora. ─ Daniel rodo los ojos y con pesar se despidió de Chozen. ─ Vamos a arriba.

─ ¿Qué?

─ Obedece. ─ Johnny lo llevo por la muñeca asegurando que Daniel no pudiera escapar.

Johnny lo hizo entrar al cuarto que compartía con Carmen.

─ ¿De que quieres hablar? ─ En un movimiento rápido Johnny lo puso contra un mueble, Daniel jadeo ante la sorpresa.

─ ¿Enserió ibas a divertirte con él enfrente mío?

─ No tendría nada de malo. ─ Johnny se desespero y restregó su erección contra el trasero del pelinegro.

─ Tu me deseas a mí. ─ Comenzó a restregarse y Daniel trato de no gemir.

─ Lo dices con mucha seguridad. ─ Dijo con la voz entrecortada.

─ Te vi la otra noche. ─ Daniel abrió más los ojos y sus mejillas enrojecieron. ─ Te escuche decir mi nombre ... y maldita sea Danny, esa noche folle con Carmen pensando en ti.

─ Si tantas ganas tenías te hubieras quedado conmigo.

─ No podía, tú me estabas volviendo loco desde que me agradeciste por el regalo, dime ¿te paseabas por la casa con en esos tentadores y cortos shorts para provocarme?

─ Creí que no lo notabas. ─ De un tirón Johnny bajó el pantalón y la ropa interior del pelinegro.

─ Mierda. ─ El mayor descubrió que Daniel tenía un dildo en su interior. ─ ¿Para quién te preparabas? ─ Johnny jalo del cabello de Daniel.

─ Para nadie, no creí que tuviera tanta suerte hoy. ─ Johnny lo tomo por la base y lo saco para volverlo a meter, Daniel arqueo la espalda y soltó un grito.

─ Todo este tiempo me contuve porque no quería ser una mala persona, pero hace poco descubrí algo que me hizo cambiar de opinión. ─ Johnny seguía embistiendo a Daniel con el juguete. ─ Carmen no está en el hospital, tiene un amante.

─ Ahh ... y solo ... solo por eso ¿vas a joderme?

─ Ella no me importa, pero puedo cogerte sin tener que sentirme culpable por traicionarla. ─ Sacó el juguete por completo, planeaba reemplazarlo con su pene. ─ ¿Cuánto lo quieres? ¿Cuánto has esperado por esto LaRusso?

─ Mucho, lo deseo desde hace mucho. ─ Johnny sonrió y alineó su miembro con la entrada de Daniel.

─ Eres hermoso. ─ Johnny entró en Daniel y ambos jadearon. ─ Tan apretado y listo para mí.

─ Mmm Johnny, mue ... muévete. ─ Johnny obedeció y comenzó a dar fuertes y duras embestidas a Daniel. ─ Si así, no ... no pares ahh

─ ¿Sabes cuantas veces me encerré en el baño para masturbarme pensando en ti? ─ Daniel estaba muy excitado como para responder. ─ ¿Tienes ideas de cuantas noches desperté duro por soñar que te follaba sin parar?

─ Johnny. ─ El rubio había tocado el punto en su interior que lo volvía loco.

─ Me cobraré cada dolorosa erección. ─ Salió y entró de estocada.

─ John ... Johnny. ─ Daniel sentía que estaba por correrse y Johnny lo noto.

─ Oh no, no vas a correrte hasta que yo te diga. ─ Daniel se quejó al sentir algo frío envolver su miembro, maldita sea, no, eso no.

─ Eres un gran hijo de ...─ Johnny lo giro.

─ Utiliza esa boquita en cosas mejores. ─ El rubio dio un paso atrás, se deshizo de su ropa y después se recostó. ─ Ven aquí. ─ Como pudo Daniel subió al colchón y tomo el pene de Johnny. Pasó el pulgar por la punta que goteaba líquido preseminal.

─ Continua. ─ Daniel acercó la boca a la polla de Johnny, dio una lamida en la base y Johnny suspiro. El pelinegro metió casi por completo el miembro del rubio a su boca. ─ Eres un chico bueno. ─ Daniel comenzó a chupar y el ojiazul miró con atención como la cabeza se movía hacia atrás y hacia delante. Aprovecho que el pelinegro estaba concentrado en su tarea y acerco dos dedos a la entrada de Daniel, sin cuidado penetró a Daniel y el pelinegro soltó un gemido que envió vibraciones al falo del rubio. Johnny sabía que no duraría mucho, así que sacó los dedos del interior de Daniel y jalo de su cabello para que no continuara con la mamada. Johnny lo tomo por la cintura y lo acomodó en su regazo. ─ Ya sabes lo que tienes que hacer. ─ Daniel solo asintió y agarró el miembro de Johnny, lo alineó a su entrada y lentamente fue sentándose sobre él. Cuando lo tuvo todo dentro se sostuvo de los hombros del mayor y comenzó a dar saltitos.

─ Ahh, Johnny, me gustas.

─ Me encantas Danny. ─ Johnny volvió a apretar la cintura de Daniel y lo ayudó a subir y bajar para llegar más profundo. Adoraba ver como la espalda del pelinegro se arqueaba con cada embestida.

Una corriente eléctrica recorrió por la espina dorsal del rubio y supo que el orgasmo se avecinaba. Aumentó la velocidad y Daniel gritaba cada vez más alto y solo esperaba que la música estuviera tan alta que los invitados no escucharan.

─ Córrete conmigo precioso. ─ Johnny retiró el anillo y continúo penetrándolo.

─ Estoy cerca.

─ Déjame ver cómo te corres por mí, quiero verte bebé. ─ Johnny volvió a embestirlo y se corrieron al mismo tiempo.

[.]

Carmen se cruzó de brazos al ver vasos, botellas y comida por toda la planta baja, no le importaba que tan desvelado estuviera Daniel, lo obligaría a bajar y limpiar todo su desorden.

─ Daniel. ─ La morena entró como loca a la habitación de su hermanastro, pero estaba vacía y en perfecto orden. En ese momento le llego un mensaje, se apresuró a leerlo cuando vio que se trataba del pelinegro.

"Felicidades, por fin de deshiciste de mí."

"Puedes quedarte con la casa."

"Lo demás me lo llevo."

Carmen arrojo el teléfono a la superficie más cercana y fue hasta la laptop para acceder a su cuenta de banco.

─ Púdrete Daniel LaRusso. ─ La cuenta estaba vacía. Pero ¿Cómo pudo acceder? Solo Johnny y ella sabían las contraseñas. De nuevo su celular vibro, estiró su mano hasta el aparato para leer el nuevo mensaje. Carmen tiró el celular al piso y lo mismo hizo con cualquier objeto que estuviera a su alcance.

Aunque la pantalla estuviera rota se podía ver una foto de Johnny durmiendo. 

"También me lleve a tu novio, de todas maneras, ya tenías otro". 

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El OS más largo que he escrito hasta el momento con un poco de cliché sexual porque me gusta el cliché.

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