Las vidas que te quise Parte 1
Aclaración: Todas las parejas son Johnny y Daniel, pero en épocas diferentes.
Inglaterra 1879
La gente iba de un lado otro en suma desesperación. Hace aproximadamente una hora que la duquesa desapareció sin dejar rastro.
─ Estoy seguro que esta con ese hombre. No me importa si tienen que buscar de casa en casa y por debajo de todas las malditas piedras quiero que encuentren a Johanne al costo que sea necesario.
En las afueras del reino se celebraba una boda, no había tantos lujos como en el palacio, pero el amor de la pareja que acababa de contraer matrimonio era suficiente.
Una joven danzaba junto a otras mujeres, su rizado y largo cabello rubio se movían a su compás al igual que la falda del vestido de novia, la corona de flores resaltaba sus bellos ojos azules y su sonrisa iluminaba el lugar.
─ Mi esposa es tan hermosa. Una risa suya basta para contagiarnos a todos de su alegría.
─ Damien, los dos son perfectos el uno para el otro. Lo que me inquieta es que su padre venga por ella y lastime a ambos.
─ No te preocupes madre, estaremos bien.
Damien era un joven de familia humilde, junto a su madre solían encargarse de cocinar para los duques. Fue así como conoció a Johanne. La dulce y encantadora duquesa visitó a los cocineros pues era la fiesta de navidad y quería expresarle sus buenos deseos. Lamentaba que su padre los obligara a trabajar en una fecha donde las personas se reunían con sus seres queridos. Así que junto a su madre mandaron a comprar regalos para los trabajadores.
─ Feliz navidad Lucina, es un obsequio especial para usted.
─ Gracias señorita. ─ Damien tenía algunas preguntas para su mamá y se acercó a ella ignorando la presencia de la duquesa. Sus mejillas se tornaron carmín al ser regañado por ser descortés y no saludar.
Damien odiaba a la familia, pues él pensaba que eran un grupo de gente pretenciosa y grosera que se creía con el derecho de tratarlos mal por el simple hecho de tener dinero. Pero aquella joven no parecía ser así.
─ No le llame la atención, debe estar tan atareado que no se percató de mi visita.
─ De verdad lo siento alteza.
─ Descuida, de todas maneras, le iba a pedir a Lucina que te llamase porque también tengo un presente para ti. ─ Unos segundos parecieron ser una eternidad cuando por accidente rozaron sus manos y sus corazones se aceleraron.
Damien y Johanne se fueron acercando, de repente se les veía conversando y de vez en cuando caminaban por el castillo. De su linda amistad nacido un fuerte y poderoso amor. El día que Johanne cumplió la mayoría de edad pidió como regalo a su padre dejarla casarse con Damien
Johanne buscaba cualquier pretexto para ir a la cocina y encontrarse con Damien, Poco tiempo después el pelinegro comenzó a escabullirse por los rincones de la gran casa hasta llegar a la habitación de la joven. Otras veces lanzaba piedras por las noches a su ventana para invitarla a dar un paseo.
Como era de esperarse su amistad evolución a algo más. Cualquiera que viera a los jóvenes diría que solo podrían ser felices compartiendo toda su vida. Pero, así como existían personas que los apoyaban también había personas que solo querían dañarlos.
Los rumores llegaron a oídos del duque quien no hizo nada, a sus ojos ese era un enamoramiento infantil y poco serio que pronto acabaría.
Al escuchar la petición de su hija se arrepintió por no haber actuado antes. Los gritos se escucharon por todo el lugar. Mando a encerrar a su hija y ordenó expulsar a Damien junto con su madre.
Johanne logró escapar con ayuda de su madre. Uno de los guardias la esperaba en el establo para darle sacarla sin que nadie se diera cuenta. La joven llegó a una pequeña iglesia donde Lucina la esperaba para llevar a cabo su plan. Tal vez si Johanne y Damien se casaban habría posibilidad de que no los separasen.
Las cosas no salieron como pensaron, los guardias los encontraron. Damien y Johanne lograron escapar, corrieron lo más rápido que pudieron y pararon cerca de un acantilado.
─ Te amo. ─ Dijo Johanne entre lágrimas.
─ Seremos felices duquesa de mi alma. ─ Damien sacó una pequeña navaja. ─ Te lo prometo. ─ El filo corto su piel y la sangre broto. Johanne tomó la cuchilla e hizo lo mismo.
─ Ahí están, maten al muchacho. ─ Los guardias se aproximaban. No perdieron tiempo y entrelazaron sus manos, el líquido rojo se mezcló, juntaron sus labios por última vez y saltaron al mar.
París 1901
Era media noche en la famosa ciudad del amor. Algunas luces iluminaban tenuemente los jardines cercano a la Torre Eiffel y se podía ver a dos caballeros vestidos con traje burgués.
Su historia de amor no fue muy diferente a la de su primera vida. Jacques y Dominique pertenecían a las dos familias más importantes de la ciudad, mucha gente esperaba que lo jóvenes desposaran a las hijas de otra importante familia. Pero eso no pasaría porque ambos muchachos se enamoraron desde que eran unos niños, desgraciadamente en el tiempo que nacieron su amor era mal visto por la sociedad. Tuvieron que aprender a esconderse y aparentar fama de conquistadores.
─ Es insoportable seguir así, esta misma noche iré a casa y empacare mi cosas. ─ Dijo Dominique.
─ ¿Eso significa que ...?
─ Si, Jacques. Iré a vivir contigo sin importar lo que diga mi padre.
[.]
─ Prefiero verte muerto, escúchalo bien, antes que dejar que todo el mundo sepa de tu vergüenza. Como mi único hijo tienes la responsabilidad de heredar el negocio familiar, casarte con una mujer de nuestra clase y tener muchos niños.
─ Pues no quiero eso, mi amor por Jacques no es ninguna vergüenza.
─ Los dos son hombres, por dios ¿Qué va a decir la gente?
─ No me importa lo que esa gente tenga por decir de mí, es mi última palabra.
─ No me dejas otra alternativa.
[.]
Jacques estaba preocupado, Dominique había tardado mucho. Se coloco su abrigo y salió a averiguar.
Pocos metros antes de llegar a su casa escucho los gritos de un hombre pidiendo ayuda, al tercer pedido auxilio reconoció la voz de Dominique. Corrió hasta el y se arrodillo a un lado.
─ ¿Qué te ocurrió?
─ Mi ... mi padre ordenó que me golpearan y me dejaran en la calle. ─ Tosió sangre. ─ Dijo que era mejor ... verme muerto.
─ Resiste te llevare con un médico, te salvarás lo prometo.
─ No irán con ningún médico. Lo siento Jacques, pero es mejor que tú también desaparezcas.
Dominique y Jacques fueron brutalmente golpeados hasta la muerte. Sus cuerpos fueron descubiertos en el amanecer y se creyó que los mataron por un robo que salió mal, ya que no encontraron dinero con ellos. Nadie sospechó la verdadera razón y los culpables nunca aparecieron.
California 1964
A las afueras de la ciudad solían rentarse departamentos a un bajo precio, considerando la precariedad y falta de seguridad era un monto justo. En uno de esos departamentos vivía una joven pareja, los dos rondaban entre los 17 o 18 años. La gente sabía que los dos eran unos criminales que se metían a las mansiones para robar y amenazar a los dueños, además se rumoreaba de posible adicción a drogas.
Él se llamaba Jacob, desde corta edad quedó huérfano al igual que su hermana Laura. A diferencia de él, su hermana intentó vivir de la manera más honrada que pudo, con frecuencia le insistía en dejar esa vida y volver con ella, incluso aceptaría a su novia.
Ella se llamaba Dafne, una chica que provenía de una familia de clase media. La gente decía que, a pesar de tener algunas carencias, parecían una familia unida, no podían estar más equivocados pues amor era lo que más faltaba. Y eso que tanto le falto lo encontró en un chico que era su compañero de clase. Los dos se sentían tan solos que decidieron irse a vivir juntos. Lucille, su hermana mayor le rogó no irse, pero Dafne no la escucho y huyó cuando pudo, sus padres ni siquiera intentaron buscarla cuando desapareció.
Juntos corrían tantos peligros para poder comprar lo necesario y también un poco de droga que les hacía olvidar su dolor.
Luego de una de sus tantas noches de sexo intenso, Jacob habló con ella seriamente.
─ Cariño, lo he pensado y creo que debemos aceptar la propuesta de mi hermana, no puedo ponerlos en riesgo. ─ Jacob acarició el plano vientre de su novia.
─ Pienso lo mismo, ahora que seremos papás debemos ser mejores de lo que los nuestros fueron. No cometeremos los mismos errores, podemos reformarnos.
─ Esta noche será nuestro último asalto, te lo juro.
Las cosas salieron mal, el dueño de la mansión escucho de los ladrones que asaltaban las casas así que compró una pistola por protección.
Unos ruidos llamaron su atención, tomó el arma de su mesa de noche y bajó a investigar. Disparo en cuanto vio a alguien metiendo unos objetos de valor en una bolsa.
─ Por favor, llame a la ambulancia y le prometo que asumiremos la culpa, no lo deje morir. ─ Dafne trataba de hacer presión en la herida, Jacob perdía sangre rápidamente y se sentía desesperada.
─ Gusanos como ustedes no merecen vivir. ─ Dicho esto también le disparó a Dafne.
Laura y Lucille lloraron sobre los cuerpos de sus hermanos. Eran tan jóvenes, ellos ya iban a cambiar, por su bebé que también murió.
Al reconocer los cuerpos pudieron percatarse de algo extraño. Ambos tenían cicatrices que nunca se habían hecho, por ejemplo, Jacob nunca se hirió en la frente, pero se podía ver la cicatriz con claridad. Otra cosa que llamó la atención de las dos mujeres fue que los dos tenían una cicatriz en sus muñecas.
No les costó llegar a una conclusión, no eran más que heridas de su vidas pasadas.
California 1984
De nuevo reencarnaron en otra vida, pero primera vez nacieron en la misma familia. Ahora como Daniel LaRusso y John Lawrence. Laura y Lucille lo sabían, las marcas de nacimiento no mentían, dos cicatrices en las muñecas, dos en la frente y otras dos en el pecho, justo como Jacob y Dafne.
Como cualquiera, ellas pensaron que sus hijos en cualquier momento se enamorarían ...
─ Quítate de mi camino LaRusso.
─ No me pienso mover, el pasillo de esta casa es muy grande como para que pases por otro lado.
─ Es mi casa y yo paso por donde se me dé la gana, muévete o te quito yo.
─ Quiero ver que lo intentes.
─ Daniel, no seas grosero. ─ Lucille regaño a su hijo.
─ Johnny, ofrécele una disculpa a Daniel. ─ Lucia reprendió a Johnny.
Ellas no sabían porque las cosas pasaron de diferente manera. Juntas dedujeron que por los menos llevaban tres reencarnaciones antes de la actual ¿Por qué esta fue diferente?
─ Tal vez hicimos algo incorrecto.
─ Ya se, nosotras desviamos el curso de la historia. Si en las demás vidas nunca pudieron ser felices juntos porque algo siempre los separaba, las dos alteramos las cosas juntandolos desde muy pequeños.
─ Entonces ¿ya no es necesario que se enamoren?
─ Claro que es necesario. Si esta vez no terminan juntos sus almas seguirán buscando el tiempo donde por fin puedan ser felices.
Una señora que pasaba por ahí las miro raro.
─ Tenemos que dejar de hablar así o nos meterán a un manicomio. ─ Dijo Laura.
─ No te distraigas.
─ Perdón, pero todo esto suena tan fantasioso.
─ Tal vez, solo quiero hacer las cosas bien porque trato de ponerme en su lugar, viajando de época en época buscando su final feliz.
─ Esta bien, armemos un plan.
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