Daniel era un chico complejo, su actitud solía ser impulsiva, aunque a veces podía andar caminando por ahí sonriéndole a todos casi aventando flores y eso fue lo que cautivo a Johnny.

Su relación secreta inició poco después del torneo, el ojiazul visitó al pelinegro para ofrecerles disculpas y darle las gracias a Miyagi por ayudarlo. Nadie respondió al tocar la puerta, tal vez no había nadie así que iba a irse cuando escuchó la puerta abrirse.

─ Lo siento, todavía me duele la pierna. ¿Qué quieres? ─ pregunto de forma agresiva.

─ Venía para pedirte perdón por comportarme como un idiota y también agradecerle a tu sensei.

─ El señor Miyagi no está, volverá mañana así que puedes regresar luego. ─ intento cerrar, pero, el efecto de los analgésicos paso y gritó por el dolor.

─ Te ayudare. ─ Johnny lo cargó al estilo nupcial para llevarlo adentro.

─ Suéltame, no necesito tu ayuda. ─ Daniel golpeó el pecho de Johnny con sus puños.

─ Esta bien solo quería ser amable. ─ el ojiazul lo soltó y Daniel se aferró al cuello del más alto quedando frente a frente y con corta distancia. De un momento a otro los dos estaban en desnudos en la cama.

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Cinco meses en los que Daniel y Johnny se veían a escondidas. Si bien ellos se negaban a creer que existía más allá de un deseo sexual, Johnny odiaba cuando alguno de sus compañeros se acercaba demasiado al pelinegro y Daniel controlaba sus ganas de arrancarle la cabeza a cualquiera que osara en ver por más de un segundo a rubio, justo como en ese momento que una porrista coqueteando con el ojiazul movía su rubia cabellera mientras reía de sus horribles chistes.

─ Si las miradas mataran ... ─ dijo Ali y como su papa frita.

─ ¿Qué dices?

─ No soy tonta, ¿crees que no se lo que pasa entre ustedes? Los descubrí besándose afuera del vestido de hombres.

─ Por favor no le digas a nadie.

─ Mi boca es una tumba, pero si no estás dispuesto a aceptar tu amor por él es mejor que te acostumbres a verlo rodeado de posibles prospectos. ─ Daniel no pudo contestar pues el bocado que le dio a su comida le provocó náuseas y corrió al baño a vomitar.

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Sid medito lo que acababa de escuchar, Johnny sería papá. Para sorpresa de todo no grito o insulto a su hijastro.

─ Mi madre se embarazó siendo muy joven y sus padres la echaron de casa. ─ confesó ─ Acompañaras al muchacho con su madre y le explicaras que te harás cargo, nosotros te ayudaremos.

─ Gracias, yo ... yo podría. ─ Sid se puso de pie y abrazó a Johnny.

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Lucille pensó con cuidado las palabras que iba a decir. Sabía que un bebé era una responsabilidad grande para dos jóvenes.

─ Me parece que casarse es algo precipitado, un matrimonio se debe llevar a cabo cuando es por amor y no obligación. Si nos pudiéramos reunir con tus padres podríamos llegar a un acuerdo, Daniel seguiría viviendo conmigo y tú podrías venir las veces que quisieras.

─ Estoy de acuerdo. ─ fue lo único que Daniel opinó sobre el asunto.

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Lucille dejó a Daniel en casa de Johnny, el pelinegro le pidió llevarlo porque Johnny deseaba pasar un día los tres juntos. Sin embargo, Daniel le mintió al ojiazul diciéndole que su madre enfermo y era necesario que cuidara de su hijo para que no se contagiara.

Daniel regresó a su departamento, guardo lo que pudo en su mochila y dejó dos notas sobre la mesa de la cocina.

Johnny, espero que me entiendas y me perdones por irme sin decirle a nadie. Juro que intente quedarme y aceptar este gran cambio en mi vida, pero hay cosas que quiero hacer y quedándome no tendré la oportunidad hacerlas. Si sientes un poco de compresión por mí, dile a Robby que su padre lo ama y dale un beso.

Mamá, tal vez te decepciones de mi por huir, pero no soy tan fuerte como tú. Estaré bien, lo planee todo y tengo a donde ir. Por favor no dejes de visitar a Robby, él será el único recuerdo que tendrás de mí. Te amo.

El señor Miyagi no recibió una porque Daniel no tuvo el valor de decirle algo a su maestro.

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Johnny veía dormir a su hijo, ese día Robby cumplió un año y dio sus primeros pasos ante la mirada orgullosa de los invitados a celebrar su cumpleaños. Esa noche Johnny lloro pensando en la falta que Daniel le hacía.

Johnny nunca odio a Daniel, sabía que no podía obligarlo a quedarse y pedirle dejar sus metas de lado, además le agradecería siempre por darle un hijo tan perfecto como Robby.

Robby dijo sus primeras palabras, aprendió a caminar y después a correr. Su comida era más variada, dejó de usar pañal, jugaba con otros niños de su edad, aprendió nuevas palabras y era la adoración de sus abuelos.

Nunca volvieron a saber algo de Daniel, hasta el tercer cumpleaños de Robby. Miyagi y Lucille preparaban al pequeño y Laura irrumpió en la habitación encendiendo el televisor.

Johnny abrazo a Robby y pidió que continuara la fiesta, no sin antes advertir a todos que de Daniel no se volvería a hablar en esa casa. Lucille no trato de defender a su hijo, a sus ojo lo tenía merecido pues en la televisión salió Daniel junto a otro hombre. La noticia de que el pelinegro conoció a su futuro esposo en la una prestigiosa universidad en Nueva York corrió como pólvora, en especial porque su prometido pertenecía a una de las familias más ricas del país. En la entrevista le preguntaron qué opinaba su familia del matrimonio y el contesto que no tenía familia.

[.]

Johnny, Ali, Lucille, Laura y Miyagi buscaron en todas las calles y parques cercanos, Robby salió de casa y nadie se dio cuenta.

─ Tiene cuatro años, no puedo creer que se nos escapara, soy un estúpido.

─ No te mortifiques, a cualquier padre le puede pasar. ─ Lucille trato de calmarlo ─ vayamos con los vecinos para avisarles.

Robby lloraba desconsolado en medio de un parque solitario. En su afán de querer decidió salir solo, camino en la dirección que recordaba, pero se equivocó al dar vuelta en una calle y se perdió.

─ Ey amiguito ¿estas bien? ─ un hombre se acercó con cuidado.

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Johnny sufría un ataque de pánico, estaba por oscurecer y su hijo seguía perdido.

─ Será mejor que duermas, los demás seguiremos buscando.

─ Vayan, Miyagi se quedará cuidándolo.

─ Gracias señor Miyagi.

─ Señor Miyagi, necesito encontrarlo.

─ Johnny, el Valle ser lugar pequeño, las personas son amables y buenas. Alguien encontrará a Robby y lo traerá de vuelta, nadie parar búsqueda hasta dar con él. Primero debes tranquilizarte y dormir o no estarás en condiciones de seguir.

El señor Miyagi colocó una sábana sobre Johnny, luego de muchos intentos logro hacerlo dormir.

Se apresuró a la puerta cuando el timbre sonó.

─ Robby ─ de inmediato tomó al niño de los brazos del pelinegro.

─ Abuelo ─ sollozo Robby ─ me perdí y mi nuevo amigo me ayudo a regresar.

─ Gracias, señor LaRusso.

─ Johnny sigue siendo un irresponsable.

─ Fue un descuido, es la primera vez que pasa. Irresponsable sería dejarlo y huir. ─ Miyagi no pensaba en reclamarle algo, pero el tono despectivo que Daniel utilizó contra Johnny lo hizo enfadar.

─ Tiene razón, yo ... yo ni siquiera tengo derecho a reclamar. Vine a disculparme.

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─ Papi ─ Robby movió a Johnny ─ estoy aquí.

Johnny abrió los ojos al escuchar la vocecita de su hijo, no era un sueño, Robby estaba ahí.

─ Oh por dios Robby ─ el ojiazul lo abrazó ─ pensé que nunca te volvería a ver, no me asustes así de nuevo. ¿Cómo es que regresaste? ¿Quién te encontró?

─ Mi nuevo amigo ─ señaló a Daniel quien veía todos desde la puerta.

─ Hola.

─ Hola.

─ Abuelo Miyagi me pidió ayudarle con las galletas, no se muevan traeré unas para ustedes.

[.]

Johnny y Robby quedaron rendidos. Daniel rio y dejo el libro de cuentos a un lado. Con dificultad beso las frentes de su esposo e hijo.

Tres años han pasado desde que el pelinegro volvió. Johnny se había vuelto paciente y con serenidad escucho su explicación.

Un día antes de enterarse de su embarazo, Daniel aceptó estar enamorado de Johnny, tenía todo planeado para declarársele y por fin dejar en claro que Johnny solo le pertenecía a él. Al siguiente día se desmayó, Johnny se asustó y lo llevó al hospital donde les dieron la noticia. Daniel no quería que el rubio se quedara con él solo por compromiso, él lo amaba, pero aceptaría que Johnny lo aceptara por obligación es por eso que estuvo de acuerdo con Lucille de no casarse. Su amor creció, lo único que deseaba era formar una familia. Prontos las ideas negativas se hicieron presentes, su hijo y Johnny merecían lo mejor así que planeo todo, los dejaría, iría a la universidad y regresaría siendo una persona importante digna de admirar.

Las cosas no resultaron como espero, estar alejado de su hijo no le permitía dormir y la ausencia de Johnny lo dejaba sin aire. Desecho la idea de volver, seria un fracasado si lo hiciera. No pudo resistir mucho y sus emociones se desbordaron. Fue ahí que un amable hombre se acercó a auxiliarlo y fue su paño de lágrimas. Él le aconsejó volver, por lo que escucho su familia eran gente buena y no dudarían en aceptarlo de vuelta.

Daniel se convenció de volver, trabajo lo que pudo para reunir el dinero suficiente y regresar. Un día antes de comprar su boleto de avión, recibió una desagradable noticia, su amigo está muriendo.

─ Cásate conmigo.

─ ¿De qué hablas?

─ Mi familia es un nido de buitres, luego de la muertes de mis padres yo me convertí en el dueño de todo, en cuanto se enteren harán lo imposible por recibir mi dinero.

Daniel conoció a la familia y entendió lo peligroso que sería hablar de su hijo así que optó por fingir no tener parientes. Se casó y pocos meses después su amigo murió dejando todo a su nombre. Cuando pudo regresar lo primero que hizo fue buscar a Johnny, en el camino vio a un niño llorar. Al preguntarle su nombre supo que era su hijo.

Johnny lo perdono, los ojos de Daniel no mentían y decidió creerle.

─ ¿Por qué no me dijiste nada? También te ama, todavía te amo.

Robby saltó de alegría al saber que ese hombre era su verdadero papá.

Daniel y Johnny tuvieron citas, se hicieron novios y después de dos años se casaron. 

Dos meses después Robby les pido una hermanita.

El pelinegro sobo su enorme vientre y sonrió.

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Hola!! Espero les haya gustado.

A decir verdad no es muy mi estilo este tipo de narración, quise intentarlo y creo que no me quedo tan mal  XD

Nos leemos pronto.

Dato extra: Que Daniel se embarazara era mi idea principal en las cosas raras del amor, pero me convenció más que Ali fuera quien tuviera a Samantha.