───SEIS: el mar no es para los enfermos

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CAPÍTULO SEIS
EL MAR NO ES PARA LOS ENFERMOS.
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LA MADRE DE LAVENDER TENÍA un gran corazón. Una vez que Kaz se acercó a su hija en la cafetería, aceptó al niño como suyo junto a Jordie. Muchas veces, Kaz y Jordie pasaban los días en la casa de Lily, la madre de Lavender y se lo pasaban genial.

Lily era una mujer extraordinaria: vivía con su hija en las afueras de Ketterdam, a solo unas millas de distancia. Su casa siempre estaba limpia y olía a muffins de chocolate. Pero eso no era lo que le interesaba a Kaz —aunque ese lugar ya era como su segunda casa—, lo que le interesaba a Kaz era Lavender.

Kaz miró a Lavender mientras estaba fuera del mundo, ambos hablaban de todo, caminando cerca de un estanque en los días más soleados, ella parloteaba sobre pájaros... oh, cómo disfrutaba cuando ella hablaba de pájaros.

—¿Sabías que los cuervos siempre recuerdan a las personas que fueron amables con ellos?—Lavender preguntó mientras estaba sentada en un pequeño banco que estaba frente al tranquilo estanque, Kaz estaba sentado a su lado.

—¿Vuelven a verlos?—Kaz dio a entender que estas conversaciones siempre le interesaron. Siempre fue ese tipo de chico que se interesaba por todo, se fijaba en todo.

—Lo hacen, pero la gente simplemente no se da cuenta de que lo hicieron.—la niña le dedicó una sonrisa, sus hoyuelos aparecieron y esa vista hizo que Kaz también sonrieran.

—¿Por qué te gustan tanto los cuervos?—él preguntó.

—Son libres y muy inteligentes. Mamá siempre dice que ambas cosas son necesarias para todos.—contestó Lavender.—¿Volverás a mi como lo hacen los cuervos?

—Esa es una pregunta tonta.—señaló con una media sonrisa en su rostro.

—¿Lo harías?—Lavender continuó con su pregunta. Sus grandes ojos verdes miraban los suyos, sus mejillas carmesí estaban doloridas por las sonrisas. Ninguno de ellos sabía que este amor infantil traería tanto dolor.

El recuerdo cruzó por la cabeza de Kaz mientras se dirigía a las cubiertas inferiores y se sumía en el caos. Nina estaba sentada en la silla mientras terminaba de tratar a Wylan; Jesper colocaba a Inej en la mesa mientras Lavender colocaba su bolso en la silla cercana y sacaba sus cosas.

Lavender era un verdadero reflejo de su madre. Ella era su copia. El mismo cabello rojo rizado, la misma sonrisa, solo sus ojos eran de diferente color, aunque en ellos brillaban el mismo cariño que residía en su gran corazón.

—Lavender, ¿Qué necesitas que haga?—preguntó Jesper, con las manos manchadas de sangre, preso del pánico.

—Sube y quédate allí. Nina podrá ayudarme. Si te necesito, te llamaré.—respondió Lavender rápidamente, sus dedos temblorosos recorrían las diferentes botellas.

—Estás herida.—señaló Jesper, haciendo que Nina se pudiera de pie con el horror de que Inej estaba muriendo y Lavender estaba gravemente herida. Nina era una buena heartrender, pero no podía salvar dos vidas.

—Sobreviviré. Ahora, haz lo que te digo, está abarrotado aquí.—Lavender ordenó, con los ojos llenos de horror, aunque sabía trabajar bajo presión.

—No te preocupes, Jesper, yo me encargaré de ella.—le aseguró Nina y Jesper miró con tristeza a la chica herida y salió de la habitación.

Lavender rápidamente arrancó un gran trozo de vendas con los dientes, se quitó la túnica y reveló una desagradable herida suya que envolvió con fuerza, haciendo que Nina frunciera la nariz.—Reduce su pulso, levanta su túnica, toma esto y presiónalo contra su herida.—Lavender le dio instrucciones a Nina y le pasó vendas limpias mientras terminaba de atar su propio vendaje que ya estaba manchado de sangre. Nina obedeció, abriendo la túnica de Inej y jadeando.—Sostenlo por unos minutos sobre su herida y ve si el sangrado disminuye.—Lavender dijo de nuevo y tomó algunas cosas de su bolso, volviéndose a otra mesa y sacando diferentes cosas. Se limpió las manos con un paño limpio y después se salpicó las manos con alcohol.

Kaz no podía creer lo que estaba viendo. Lavender estaba trabajando sin importarle que ella misma estaba muriendo. Su respiración estaba apagada, se estaba poniendo pálida.—Estás herida.—Kaz habló finalmente.

—Lo sé, no te preocupes. Tu espectro sobrevivirá si actuamos rápido. Ven aquí.—Lavender dijo apresuradamente mientras Nina hacía todo lo posible por mantener el pulso de Inej lento y estable.

¿Qué pasa si tú no sobrevives? El pensamiento cruzó por la mente de Kaz, que rápidamente trató de olvidar mientras se acercaba a la mujer de cabello rojo.—Pincha tu dedo con la aguja y deja caer una gota en ese recipiente.—señaló Lavender.

Kaz tomó la aguja y miró a la mujer con confusión. Los tratamientos no eran innovadores, no habían curas sofisticadas para muchas enfermedades, los hospitales no prosperaban. Un simple hueso roto era examinado por un anciano que se hacía llamar medik. Entonces, ¿Qué diablos estaba tramando?

—¿Vas a transferirle sangre a Inej?—Nina preguntó con los ojos muy abiertos.—Ni siquiera los Sanadores pueden hacer eso, ¡ni siquiera estoy hablando de mediks!

—No es nada realmente difícil una vez que sabes qué hacer.—Lavender contestó.—Lo hice dos veces, ambos sobrevivieron.—la mujer se volvió hacia Kaz al ver que solo estaba de pie con la aguja.—¡Pincha tu dedo!—su voz se elevó en pánico cuando ella hizo lo mismo, agarrando otra aguja y pinchándose su propio dedo, dejando caer una gota sobre un recipiente transparente.

Kaz suspiró, pero obedeció sin decir nada e hizo lo mismo después de quitarse un guante. Lavender quería preguntar cuál era su problema con los guantes, pero no era el momento adecuado. Rápidamente volvió a ponerse el guante y se alejó más de la mujer, observando lo que iba a pasar.

Lavender agarró otro recipiente transparente y fue hacia Inej, le limpió un poco la sangre de la herida, dejando caer la sangre en las dos muestras de sangre que ella y Kaz habían dado.

—¡No puedes ver una mierda a simple vista!—Niña señaló, asustada. Parecía que Lavender que estaba a punto de acabar totalmente con la vida de Inej.

—¡Tengo un maldito microscopio, Nina! ¡Sé lo que estoy haciendo!—Lavender exclamó, el pánico y el dolor se apoderaron de ella por completo. Era demasiado, pero tenía que seguir adelante.

—¿Quién lleva consigo un microscopio?—Nina jadeó.

—¡POR TODOS LOS SANTOS, NINA!—Lavender gritó, el pánico recorría su cuerpo, todo le dolía y su visión estaba borrosa. Necesitaba concentrarse.

Lavender sacó el microscopio, ignorando el dolor agudo en su costado y colocó uno de los recipientes bajo el microscopio. Agarró la linterna de arriba y Kaz le pasó otra, colocándolas sobre la mesa. Miró a través de la lente y observó las moléculas de sangre. No habían muchos libros de medicina. Ni siquiera sabía qué estaba mirando exactamente, solo había hecho esto antes, eso es todo lo que importaba.

—Tu sangre no es compatible.—murmuró Lavender a Kaz, moviéndose hacia el cuenco con su propia sangre, examinándola rápidamente. Era compatible.—La mía lo es. Nina, necesito que comiences a cerrar su herida mientras me preparo para la transferencia de sangre.—Lavender se alejó del microscopio, recibiendo un asentimiento de la grisha. Lavender se quitó la túnica, tirándola hacia una esquina.

Lavender rápidamente se quitó los vendajes ensangrentados y se colocó otros. Ella siseó de dolor y gimió, empujando la cabeza hacia atrás mientras tomaba un frasco de su bolso y tragaba un poco. Tenía que permanecer despierta.

Sus ojos se encontraron con los de Kaz, que estaba deslumbrado por lo que estaba frente a él. Sus ojos estaban puestos en ella, la preocupación era ligeramente invisible en sus ojos, pero Lavender sabía que no era por ella, era por Inej.—Me estás poniendo nerviosa, Brekker.—Lavender sonrió y Kaz notó lo pálida que estaba.—Vete, tu espectro estará bien.

Kaz quería quedarse, pero estaba enojado, terriblemente enojado y necesitaba desatar su ira en otro lugar.

Tan pronto como Kaz salió de la cubierta inferior, tomó su bolso, sacó rollos de tela y se los dio a Nina para limpiar la sangre. Nina inhaló profundamente, ya que estaba agitada y estaba a punto de volverse loca. Tan pronto como la grisha obedeció y comenzó su lenta curación. Lavender sacó un par de agujas huecas de cobre, un tubo y una bolsa de plástico con un alambre de goma.

—Mierda, ¿realmente estás a punto de hacer esto?—preguntó Nina, su cara estaba roja.

—No tenemos otra manera, perdió demasiada sangre.—respondió Lavender y se sentó en una silla, acercándose a la mesa y dejando las cosas allí, para luego llamar a Jesper.

Jesper corrió instantáneamente y miró todo con los ojos muy abiertos, las preguntas fluían de su boca. Pero tan pronto como vio la sangre que salía de los vendajes de su hermana, sintió fuertes arcadas e hizo una mueca.

—Ven aquí.—Lavender dijo y el chico rápidamente cerró la boca y se acercó a su hermana.

Lavender unió el tubo de plástico a la bolsa y colocó la aguja en el tubo para asegurarlo. Le dio la bolsa a Jesper y le indicó que la sostuviera arriba. Luego, agarró la botella con alcohol y se salpicó el antebrazo.

—Oh, santos.—exhaló Jesper, ya que sentía que se desmayaría al ver esto. No podía creer lo que estaba presenciando.

Lavender encontró una vena en su antebrazo y con la aguja perforó su piel. La sangre comenzó a fluir hacia la bolsa, haciendo que Jesper y Nina jadearan.

Reprimió un gemido y cerró los ojos, sentada inmóvil, con la respiración irregular. Sabía que estaba empeorando, pero no era necesaria para el plan.

Después de cinco minutos, la bolsa estaba llena, ya que no era una bolsa enorme y sacó la aguja, diciéndole a Jesper que tuviera cuidado para que la sangre no se derramara. Parecía estar enfermo mientras sostenía la sangre de su hermana.

—¿Cómo te va, Nina?—Lavender preguntó mientras Nina trataba de hacer que la herida se cerrara.

—Está funcionando. —respondió ella, enfocándose intensamente en la herida, viendo como Jesper y Lavender se acercaban a Inej con la bolsa de sangre.—¿Dónde aprendiste esto? Los mediks no están preparados para esto.

—Conocí a muchos mediks viajeros que sabían mucho más que esto. Solo aprendí.—explicó Lavender abruptamente mientras sacaba otra aguja de cobre, la conectaba al pequeño tubo y desinfectaba el brazo de Inej, buscando su vena. Y una vez que la encontró, empujó la aguja hacia adentro y vio cómo la sangre comenzaba a bajar lentamente por el pequeño tubo.

—Mantenlo arriba, Jesper.—Lavender ordenó, recibiendo un simple asentimiento de su hermano.

Inej estaría bien. El espectro sobrevivirá.












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Kaz se estaba volviendo loco. Tan pronto como subió y notó que la ciudad de Ketterdam se desvanecía, se sintió aliviado. El plan iba a funcionar, pero fueron emboscados, incluso si ya habían esperado eso.

Estaba impresionado por Lavender y sus habilidades. Ella era una medik realmente valiosa y se preguntaba dónde había aprendido eso. Lily también fue medik, tal vez eso fue lo que animó a Lavender a serlo.

Además de estar impresionado, estaba furioso. Totalmente furioso. Alguien trató de matar al Espectro para arruinar sus planes. Todo el mundo en Ketterdam sabía que Kaz Brekker tenía una araña que recopilaba toda la información. Deshacerse de Inej era la tarea principal de otras pandillas.

Sin embargo, quienquiera que haya hecho esto también persiguió a Lavender y eso destruyó a Kaz por completo.

Uno de los hombres ayudó a Kaz a atrapar al tipo que estaba detrás de Inej y Lavender. Su nombre era Oomen, se habían visto varias veces antes y este hombre no lo intimidaba. Además, parecía que Lavender e Inej ya habían hecho su trabajo.

Helver arrastró a Oomen hacia la borda mientras sus manos estaban atadas, la mitad de su cuerpo estaba ensangrentado, pero mantuvo su estúpida sonrisa. Kaz quería cortarle esa sonrisa de la cara con un cuchillo.

Matthias pateó al hombre en las rodillas, haciéndolo gemir y caer frente a Kaz. Mientras tanto, Kaz miró hacia al mar, sus manos estaban apretadas en puños mientras sentía que la ira lo consumía. Rojo. Solo vio rojo.

—Te sugiero que tengas mucho cuidado con las cosas que dices. Geels probablemente piensa que estás muerto. Puedo hacer lo que quiera contigo aquí.—comenzó Kaz. Este hombre pertenecía a otra pandilla: The Black Tips. Ninguna pandilla estaba bien con la otra, en realidad.—¿Por qué estabas detrás del Espectro?—Kaz preguntó.

—Oh, vamos, Brekker, saber por qué. Todo el mundo está detrás de tu pequeña y preciosa Espectro.—gruñó el hombre, con la sonrisa intacta en su rostro.

—¿Crees que es divertido?—Kaz arqueó ligeramente las cejas.

—Oh, si. ¿Y esa chica Kaelish? Me gustan las pelirrojas.—Oomen sonrió aún más, haciendo que Kaz se sintiera mal del estómago. ¿Cómo se atrevía a hablar así de Lavender?

—Sujétalo.—le dijo Kaz a Helvar mientras se levantaba la manga y un pequeño cuchillo aparecía en sus manos. Fue entonces cuando Kaz hizo un corte limpio en el ojo derecho de Oomen, quién lanzó un grito. Entonces Kaz cortó de nuevo, creando una X perfecta.

—Eso es por el Espectro.—Kaz dijo mientras clavaba los dedos en la cuenca del ojo de Oomen y empujaba fuera el globo ocular, dejando nada más que un rastro de sangre alrededor. Kaz lo empujó y luego volvió a meter los dedos en la cuenca del ojo.—¿Quién te contrató?—el gruñó.

—¡Él me matará si te lo digo!—Oomen gritó.

—¿Quieres que te saque otro ojo?—Kaz lo agarró de la camisa y lo sacudió ligeramente.

—¡Fue Pekka Rollins!—el hombre gritó y Kaz se quedó en blanco durante unos segundos, sacando los dedos que goteaban de sangre para limpiarlos con un pañuelo.

Pekka Rollins era el hombre que Kaz quería destruir. Quería ser más astuto que él y hacer que se arrepintiera de lo que había hecho.—¿Llevaría una tripulación a Fjerda?—preguntó Kaz, escuchando los gritos del hombre.

—¡No, no, no conozco a ninguna tripulación! ¡Necesito un medik, por favor!—Oomen gritó de dolor, su cuerpo se estremeció.

—Eso es maravilloso, porque yo tengo una medik.—Kaz comenzó con dulzura mientras hacia que Oomen se pusiera de pie y caminara hacia donde estaba la entrada a la cubierta inferior, pero en lugar de eso, lo empujó hacia la borda.

—¡TE LO DIJE TODO!—Oomen gritó a todo pulmón, lágrimas, mucosidad y sangre salían de la órbita de su ojos.

Kaz se inclinó hacia él, solo él podía escuchar lo que estaba a punto de decir.—Mi querida medik es la pelirroja que tanto te gusta. Le estoy haciendo un favor, no eres su tipo.—escupió las palabras, enojado y empujó al hombre fuera de la borda sin ningún resentimiento.

—¡No! ¿Qué hiciste?—Wylan jadeó, con los ojos muy abiertos, mirando por encima de la borda el cuerpo que se hundía, toda su cara se volvió azul en segundos.

—No prometí mantenerlo con vida.—Kaz comentó simplemente.

—¡Pero eso está mal!—Wylan protestó.

—¿Quieres tirarte por la borda también?—Kaz lamó una mirada furiosa al merchling.

—Tú no harías eso, me necesitas.—resopló Wylan, haciendo que Kaz se burlara. ¿Qué pasaba con todos hoy, que lo desafiaban?

—Mírame.—Kaz simplemente murmuró las palabras antes de alejarse cojeando del molesto niño.

No necesitaba a nadie... No necesitaba a nadie.

Entonces,  ¿por qué sus pensamientos se quedaron con Lavender?

+5 COMENTARIOS PARA PRÓXIMO CAPÍTULO :)
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