───CINCO: la emboscada

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CAPÍTULO CINCO
LA EMBOSCADA.
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DURANTE LA NOCHE Y LA MAÑANA SIGUIENTE, el plan se fue armando lentamente, aunque parecía que sería imposible lograrlo. Kaz se aseguró de hablar con cada persona individualmente sobre el plan, sobre lo que esperaba que hicieran. Y ahora, era el turno de Lavender.

Kaz le dijo que les había encontrado un barco, todo estaba bajo control. Su tarea principal era mantenerlos vivos y bien.

—Cuánto más habla Matthias sobre la Corte de Hielo, más mortal suena.—comenzó Lavender tan pronto como Kaz terminó de hablar, ya que ambos estaban en esa pequeña habitación que parecía oficina.

—Por eso Jan Van Eck nos mandó hacerlo.—contestó, recostándose en la mesa para sentarse, sosteniendo el bastón en su regazo mientras miraba a la mujer.

—¿Qué hay de Nina? Estoy segura de que tendrán amplificadores y la detectarán y encerrarán.—señaló.

—Ya tengo un plan para eso. Sé que Jesper es un grisha.—anunció y las cejas de ella se dispararon rápidamente hacia arriba, antes de mirar a su regazo, asintiendo.

—No tiene sentido, claramente Jan Van Eck no tiene treinta millones de kruges. Algo no cuadra.—Lavender expresó sus dudas.

—El consejo nos conseguirá el dinero, Van Eck en un mero peón en todo esto.—respondió Kaz, ajustándose los guantes.

—Como si el consejo apoyara atracos criminales.—balbuceó la mujer, aún sin creer todo esto.

—No ha estado en Ketterdam, señorita Fahey. La gente puede comprar cualquier cosa con dinero y el consejo quiere a Bo Yul-Bayur.—Kaz contestó simplemente, con los ojos centrados en ella, ya que estar con ella le trajo una extraña calma.

—Sé lo suficiente sobre Ketterdam, Brekker.—murmuró, mientras sus pensamientos vagaban: no vuelvas a decir eso, no vuelvas a decir mi apellido...—Es una misión suicida y lo sabes.

—Si no deseas participar, eres libre de irte. No eres esencial en el plan.—Kaz replicó con amargura, captando su mirada ligeramente confundida, pero una pequeña sonrisa se deslizó en su rostro.

—Una vez que tu vida esté en peligro, ya nos ocuparemos de eso.—Lavender se encogió de hombros ligeramente mientras enderezaba la espalda.

—¿Es eso una amenaza, señorita Fahey?—insinuó Kaz con un poco de diversión en su rostro.

—Me recuerdas a alguien.—comenzó Lavender, provocando una especie de pánico en el pecho de Kaz.—Conocí a una persona en mi vida que fue impulsado por la codicia, pero no de mala manera, solo necesitaba sobrevivir. Sin embargo, los humanos somos llevados a la codicia instantáneamente, luego nos falta el sentido común y todo se arruina.—Kaz sabía de quién estaba hablando.—Era una buena persona, cariñosa, pero la codicia se lo tragó.

—Hablas como si estuviera muerto, ¿deseas lo mismo para mí?

—No le deseo la muerte a nadie, tengo la intención de mantenerlos con vida. No sé si está muerto, Ketterdam tiene una manera de quitarte todo lo que te importa y quemarlo.—explicó Lavender, enviando recuerdos a la cabeza de Kaz.

Kaz sabía que estaba hablando de Jordie. Era inteligente y sabía que si él estuviera vivo, estaría al lado de Kaz, como siempre.

Por alguna razón, escucharla hablar sobre Jordie hizo que le doliera el corazón, solo por la razón de que había otra persona que conocía a su hermano.

—A diferencia de la persona que conoces, hago que la avaricia se incline ante mí.—respondió Kaz simplemente, colocando el bastón en el suelo. ¿Jordie no pensaba lo mismo?

Ambos se miraron por un par de segundas mientras ella trataba de descifrar si él la recordaba, pero él parecía frío y distante como siempre y, eso trajo tristeza a su corazón, mucho más que antes.

—Eres un poco jactancioso, señor Brekker. No siempre es un buen rasgo en una persona.—señaló Lavender.

—¿No lo es? Ser jactancioso te alegra el día y eso es todo lo que necesitas en un pueblo como Ketterdam.—contestó él, con los fijos en ella, solo en ella.

¿Qué te sucedió, Kaz? Quiero saber qué pasó después de la plaga. Pensó Lavender, con ojos suplicantes.

—Sabes que no podrás gastar el dinero si estás muerto.—comentó Lavender.

—Deseo tener una vida agradable después de la muerte.

—La codicia se inclina ante ti, pero la muerte siempre está detrás de ti, esperando que caigas. Esperemos que tengas a alguien que te atrape antes de que sea demasiado tarde.—murmuró Lavender y salió de la habitación, porque todo eso se estaba volviendo demasiado para ella.

Kaz suspiró tan pronto como ella se fue y cerró los ojos con fuerza. No tenía a nadie que lo atrapara, estaba completamente solo. Podía sentir su ira hacia él, podía sentir su arrepentimiento y se tragó sus emociones muy dentro de él. Sufrió cuando ella murió, ahora sufría porque no podía decirle la verdad.

Odiaba cuando alguien tenía razón sobre él.





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Lavender caminaba a través de West Stave hacia el Quinto Puerto. El sol se estaba escondiendo y ella deambulaba por las calles de Ketterdam, tratando de llegar al barco que Kaz les había encontrado.

Todos iban por separado para no causar ninguna atención no deseada y una vez que Lavender quedó sola, fue entonces cuando sintió el miedo creciendo dentro de ella. Durante el día anterior, no habló con Jesper ni con nadie más a excepción de Kaz. El estado de ánimo era sombrío entre ellos, el conocimiento de estar a punto de hacer algo loco afectaba a todos.

Lavender quería huir, ya que recién ahora se dio cuenta de que iba a morir, iba a ver morir a otros y no podría ayudarlos. ¿Cómo se sentiría su padre una vez que se entere? Se quedaría completamente solo.

No pensó en ello porque accedió a hacer esto demasiado rápido. Por supuesto, quería estar allí para Jesper, pero nunca haría una locura como esta. Kaz era la respuesta. Tan pronto como vio al hombre, su mente se volvió insípida y sus elecciones muy poco creíbles. ¿Estaba haciendo esto por Kaz también?

Lavender entró en el distrito donde montones de casas de Menageries estaban; los turistas paseaban, hipnotizados por las vistas exóticas, incluso si no había nada exótico. Las chicas y los chicos que trabajaban en esas casas se veían obligados a estar allí, los traficantes de esclavos los vendían, incluso si la esclavitud estaba prohibida en Kerch.

Mientras caminaba entre la multitud, sus ojos se posaron en una mujer que destacaba de las demás. Llevaba un largo vestido blanco, mientras que en su espalda habían plumas de pavo real y un collar de diamantes alrededor de su cuello. Parecía elegante, pero la mirada en su rostro no era acogedora.

Entonces, de repente, miró con quien estaba hablando la mujer y Lavender detuvo sus pasos. ¿Inej? Vio como la mujer con plumas sostenía la túnica de Inej y un hombre detrás de ella le impedía escapar.

En los últimos días, Lavender descubrió que a Inej la llamaban espectro, la araña del barril, ya que podía moverse sin hacer ningún sonrisa, era mortal. Y ahora, Inej estaba para allí como si estuviera paralizada, sus ojos cegados por el miedo, haciendo que sus manos temblaran un poco.

—¿Disculpe?—Lavender habló y la mujer se vio claramente incómoda.—Ella probablemente se perdió.

—Solo le estaba diciendo que se vería hermosa en mi casa de exóticos.—respondió la mujer con voz astuta, sonriendo, pero no era una sonrisa de bienvenida, era una amenazadora.

—Por la expresión en su rostro, ella no está interesada. Te sugiero que la dejes ir. Como sabes, obligar a alguien a estar en una casa del placer está prohibido por la ley.—Lavender se acercó, notando que el hombre detrás de Inej era terriblemente alto y musculoso, pero podía derribarlo en caso de emergencia.

Los ojos de Inej se llenaron de alivio al ver a Lavender.

—Qué vergüenza, de verdad. Serías una colección encantadora también.—la mujer dijo, colocando sus manos en su cintura.—Pero no acepto mujeres con cicatrices.—señaló las cicatrices en su cuello.

—Lástima. Ahora. si ya has terminado con lo que sea que es esto, escoltaré a la mujer fuera de este distrito, ¿de acuerdo?—Lavender le sonrió suavemente a la chica suli, recibiendo un simple asentimiento.

El hombre soltó a Inej y la espectro se dirigió rápidamente hacia Lavender y ambas se adentraron más en la multitud, sin mirar hacia atrás ni aminorar el paso.

—Gracias.—murmuró Inej, colocando su capucha sobre su lujurioso cabello negro.

—No es necesario que me agradezcas. Esa mujer me da escalofríos, no tenia derecho a atacarte así.—contestó Lavender, corriendo junto a la chica hacia el puerto porque ya estaban retrasadas.

Ambas parecían estar bien corriendo, ya que ambas vestían ropas para navegar y para no levantar sospechas. Los tacones de Lavender estaban escondidos en su bolso y sin ellos se sentía desnuda.

Muy pronto, los muelles se revelaron frente a ellas, y notaron que Kaz y los demás estaban allí, pero algo parecía estar mal. El bote estaba detrás de ellos, pero, ¿por qué no estaban dentro de él?

—Algo anda mal.—Lavender murmuró, llamando la atención de Inej y ambas se detuvieron, el aire se espesaba a su alrededor.

—¡Kaz!—gritó Inej y justo después de eso, su nave estalló en una fuerte explosión, golpeándolos a todos, la fuerza del aire los empujó a todos al suelo.

Lavender cayó con fuerza al suelo, lastimándose las rodillas con el movimiento mientras la niebla y el humo los rodeaban, quemándoles los ojos. Lavender sintió que Inej ya no estaba a su lado, por lo que se puso de pie mientras su mente zumbaba con pensamientos interminables.

Estaban jodidos. Su transporte explotó y ahora escuchaba innumerables gritos a su alrededor, disparos en el aire. Lavender sintió como si estuviera a punto de morir, ya que el humo entraba a sus pulmones, minimizando su capacidad para respirar de forma normal. Comenzó a toser violentamente.

Lavender metió la mano a su bolso y sacó su revólver, mientras que con la otra mano sostenía un cuchillo y su bolso colgaba de su hombro. Entrecerró los ojos para ver mejor y corrió hacia adelante, donde vio la explosión.

Corrió hasta que un hombre se colocó detrás de ella y la agarró, apretando su cintura.

—La señorita se perdió, ¿no?—el hombre rugió en su oído, provocando que el pánico se apoderara de su corazón. Se agarre alrededor de ella era fuerte, pero ella lo pateó, golpeándolo en la entrepierna. Él la soltó y ella se giró golpeándolo con la mano que sostenía un diminuto cuchillo, atravesándole la mejilla.

—¡Perra!—el hombre gritó, agarrando la herida ensangrentada en su rostro y ella no esperó nada más, simplemente corrió hacia la niebla. Esperaba escuchar la voz de Jesper o de alguien conocido, pero solo escuchó gritos de desconocidos y disparos.

En una distancia cercana, escuchó a alguien gritar de forma jactanciosa:—¡Ghezen! ¡Tengo el espectro de Brekker!—su voz resonó con fuerza, haciendo que Lavender corriera hacia la fuente del sonido.

Su respiración estaba cortada, su cabeza palpitaba, no podía respirar más aire, sus pulmones ardían, su visión estaba borrosa por el humo, pero siguió corriendo hacia el grito jactancioso.

Muy pronto vio a un hombre enorme sujetando al espectro con un cuchillo en la mano. El hombre parecía estar hecho de los peores materiales del mundo. Su sonrisa era astuta y peligrosa. Inej trataba de apuñalarlo.

—¡Hey, idiota!—Lavender gritó, viendo cómo el hombre clavaba su cuchillo en las costillas de Inej. Lavender jadeó corriendo hacia ella, tratando de alejar a Inej del hombre, sintiendo lo flácido que se estaba poniendo su cuerpo.

—Oh, mira, otra.—el hombre sonrió con picaría, pero Lavender no dudó en apuntar su arma hacia él y disparar directamente en su rodilla izquierda, haciéndolo gritar de dolor. El hombre soltó a Inej y tomó a la pelirroja entre sus brazos. Su cuchillo atravesó el costado de la mujer y la forma en que siseó de dolor le traje alegría.—Eso es lo que obtienes por cruzarte conmigo.—dijo entre dientes.

—Eso es lo que obtienes por cruzarte conmigo.—se burló Lavender y apuntó el arma a su cadera y apretó el gatillo, una bala se clavó en su tejido en cuestión de segundos.

Lavender pateó su pierna herida anteriormente, sintiendo como la sangre de su costado resbalaba por su pierna, pero no perdió ni un segundo y agarró a Inej, colocando una de sus manos debajo de sus brazos.

—Ahí está el barco real.—Inej dijo débilmente, señalado la dirección en la que tenían que ir. Lavender no hizo preguntas y caminó hacia adelante, tratando de mantenerse despierta. No podía perder el conocimiento, la mujer que sostenía se estaba muriendo.

Lavender sintió como la mujer a su lado se volvía más pesada, por lo que Lavender la sacudió levemente, escuchando a Inej sisear de dolor.—Quédate conmigo, Inej, quédate conmigo.—Lavender habló, escuchando cómo el hombre detrás de ellas gruñía mientras intentaba caminar.

—¡Las atraparé, las mataré a las dos!—el hombre gruñó, haciendo que Lavender gimiera de dolor ya que el cuerpo de Inej estaba presionando su herida a su costado.

—¿Quieres otra bala en tu cadera?—la voz de Lavender era ronca y un poco quejumbrosa mientras seguía cargando a Inej, el pánico paralizaba su cuerpo.

Sigue adelante por Inej, por Jesper, por todos, por... Kaz. Lavender seguía repitiéndose esas palabras en su cabeza, sus párpados cada vez se sentían más pesados, el peso de Inej tampoco la ayudaba a mantenerse despierta.

Lavender no podía más, todo se estaba nublando, su cuerpo dolía como el infierno y simplemente no podía más... hasta que sintió que una voz hablaba a su lado.—Mantente despierta, Fahey.—Kaz habló, pasando el otro brazo de Inej sobre sus hombros, ayudando a Lavender con el peso de la chica suli.—Déjame cargarla.—dijo con voz ronca, su cuerpo estaba inclinado hacia Inej mientras cojeaba.

—Cállate y vete. No quiero que tu pierna empeore.—gruñó Lavender mientras ambas seguían avanzando. Tenía tantas preguntas, pero no era el momento adecuado para preguntar, tal vez nunca sería el momento adecuado.

—Sigue hablando, espectro, no te vayas.—Kaz le dio un codazo a la mujer herida y ella gimió de dolor, sus párpados se abrían y cerraban lentamente.

—Duele...—susurró mientras tanto Kaz como Lavender podían sentir cómo la chica suli se dormía.

—Solo necesitamos llegar al barco, Inej. Haré que estés de pie en poco tiempo.—Lavender aseguró.

Muy pronto, el verdadero barco apareció a la vista y los ojos de Jesper se abrieron cuando vio a su hermana y a Inej herida. Rápidamente corrió hacia ellos, agarrando a la pobre mujer suli en sus brazos y le dedicó una breve mirada a su hermana, ella también estaba herida.

—Llévala abajo, ahora.—gruñó Lavender, sintiéndose mareada mientras se quitaba el bolso de sus hombros y observaba a su hermano bajar con la mujer en sus brazos.

—¡Sácanos de aquí!—Kaz gritó hacia los marineros que ya estaban listos para irse. Él se dio vuelta para mirar a Lavender, pero ella ya estaba bajando a las cubiertas inferiores y fue entonces cuando vio la sangre que estaba traspasando su túnica y pantalones. Joder, joder, joder...

Una gran culpa pasó a través de su pecho mientras su pierna mala dolía enormemente. Su cabeza todavía zumbaba, se escucharon algunos disparos detrás de él y el barco aún no se movía.—¡Specht!—gritó al marinero mientras la ira burbujeaba dentro de él.—Pon en forma a tu tripulación antes de que empiece a romper cráneos.—gruñó, viendo cómo Specht asentía y desaparecía.

Finalmente, el barco se movió.

Kaz sintió como si tuviera muchas ganas de golpear a alguien.

Preferiblemente al que le hizo eso a su Lavender. Inej estaba herida y no tenía idea de qué hacer si ella moría. Ella era una parte importante de su plan.

—Mierda.—gruñó, agarrando su bastón y bajando a las cubiertas inferiores. Por alguna razón, sabía que Lavender haría todo lo posible para salvar Inej, pero, ¿y si Lavender moría?

¿Qué pasaría si ella moría de nuevo?

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