Lavanda
SeokJin lanzó con furia su pantufla hacia el otro extremo de la habitación. Maldiciendo por lo bajo a todo el calzado nocturno y a sus creadores.
Y tal vez sólo pudo agacharse a buscar el gemelo del lobito gris que ahora yacía cerca de la ventana, porque lo más seguro es que la otra pantufla se encontrara escondida debajo de la cama, pero en ese momento no tenía ánimo ni de respirar.
Porque el no haber dormido nada la noche anterior lo tenía de muy mal humor.
Nuevamente se había sentido enfermo y comenzaba a creer que todo era mental y sólo era una reacción a su estado de ánimo.
Pero, cómo iba a estar de buen humor, si Taehyung había llegado casi a media noche sólo para bañarse y decirle que regresaría a trabajar.
Entendía. De verdad que lo hacía, pero también le era prácticamente imposible no sentirse mal.
La apertura de la nueva tienda los tenía muy emocionados, pero estas últimas semanas el alfa lo había excluido de las largas jornadas o “trabajo pesado” como él quería llamarlas, y Jin no lograba entender el porqué de su actitud.
Y tal vez era por ese virus que le había tenido en cama por tres días y aún no superaba del todo, pero el omega se sentía peor al estar todo el día solo y sin hacer nada.
Ni siquiera cuando abrieron la primer tienda de discos Taehyung se había portado así y su celo no se encontraba cerca como para poder excusar con eso su comportamiento sobreprotector hacia con él.
Jin salió de la habitación y ni siquiera se molestó en traer su celular consigo. Taehyung le dijo que intentaría regresar antes de la hora de cenar.
Intentaría.
Ya era casi medio día y sólo estuvieron mandandose mensajes cada dos minutos hasta que el omega decidió tomar una pequeña siesta para relajarse un poco.
El alfa le había prometido escapar un rato para regresar a comer a casa, pero al paso que iban, tal vez sólo se tendría que conformar con una videollamada mientras comían.
Bueno, eso sí el idiota Jungkook le daba permiso. Porque aunque los tres eran socios, estos últimos días sentía que Jeon lo alejaba de él. Y por esa enorme razón merecía ser llamado idiota.
SeokJin suspiró y frotó su cara con frustración. Odiandose por odiar a su mejor amigo.
Era estúpido enojarse con Jungkookie, eran amigos desde la universidad y prácticamente eran como hermanos, si no fuera por él, tal vez jamás habría conocido a su alfa. Pero agh.
Es que estos últimos días parecía que Jeon se empeñaba en mantener a Taehyung fuera de casa.
Y a Jin nunca le había molestado su amplia dedicación y pasión, los tres la compartían y eran un magnífico equipo, incluso sabía que si no estuviera enfermo, él estaría igual. Todo el día fuera junto a ellos. Trabajando arduamente para dar inicio con la inauguración.
Pero es que esa mañana absolutamente todo le resultaba sumamente irritante y sin sentido. Incluso su pareja y su mejor amigo.
Par de alfas tontos...
Caminó por el pasillo, rumbo la cocina, dispuesto a ahogar sus pensamientos y malestares con helado de chocolate.
Las delicadas plantas de sus pies comenzaron a picar por la frialdad del azulejo y aceleró el ritmo de su andar, golpeándose mentalmente por haber salido de la cama (en primer lugar) y haberlo hecho únicamente vistiendo la amplia camisa de Taehyung.
Pero con el humor de perro rabioso que traía, su aroma era lo único que lo mantenía “domado”. Si no, ya hubiera lanzado todos los muebles por la ventana. Esperando matar a la primer persona que se cruzara en el camino equivocado.
Abrió la puerta el congelador y frunció el ceño al ver un enorme tarro de nieve de fresa. ¡DE FRESA! Con clara molestia movió los paquetes de carne y verduras congeladas, rogando por encontrar por lo menos una pequeña paleta de chocolate. Sin embargo nada más que paquetes de comida cruda fue lo que apareció en su vista.
Un enorme paquete de filetes de res congelados cayó al piso y el omega cerró los ojos con frustración, intentando ignorar el olor de la carne cruda llegar hasta sus fosas nasales.
Arrugó la nariz con asco y se inclinó por la carne, alzandola de forma floja sólo para lanzarla de regreso al congelador.Un intenso aroma metálico llegó hasta Jin y tragó duro cuando el olor a hierro penetró sus fosas nasales. El aroma de la sangre y carne cruda de pronto parecía haberse intensificado al triple y su estómago se contrajo en respuesta.
Cerró los ojos con fuerza cuando la sangre congelada llamó su atención. Tintando en un intenso borgoña las orillas transparentes de los paquetes de filetes y cortes apilados en ese pequeño espacio.
La sensación de asco subió como espuma por su estómago y sólo cubrió su boca al sentir arcadas ante desagradable vista.
Corrió al baño, intentando borrar la imagen de su mente y olvidar el asqueroso aroma que parecía haberse grabado con fuerza en su nariz. Y al llegar a su destino, el omega cayó de rodillas sobre el duro suelo, alzando la tapa con rapidez antes de vaciar todo su estómago en el interior de la fría porcelana.
Su estómago se contraía de forma casi dolorosa y su garganta comenzó a arder por el esfuerzo. Y ni siquiera fue consciente de cuánto tiempo permaneció ahí, saliendo de su enfermizo trance sólo hasta que unas fuertes y grandes manos le tomaron por los brazos. Girando su cuerpo casi con desesperación hacia él.
Es entonces que Jin se dió cuenta de la presencia de Taehyung junto a él .
El omega alzó su borrosa vista pestañeando repetidas veces, en un inútil intento de alejar la humedad en sus ojos, y con el simple hecho de sentir el cuerpo de su alfa cerca, aligeró el asqueroso malestar en su interior.
— ¡¿Jinnie qué tienes?! — Preguntó el alfa desesperado y Jin sólo se limitó a sacudir la cabeza de un lado a otro.
Lamentándose de inmediato al sentir crueles punzadas martillar contra sus sienes.
SeokJin llevó ambas manos a los costados de su cabeza y ejerció presión para liberar la tensión interna pero los cálidos y fuertes brazos de Taehyung le atrajeron hasta su pecho.
Y es que cuando Jin notó que su pareja se había hincado frente a él, acercándole a su cuerpo con tanta delicadeza como si temiera lastimarlo al más mínimo roce.
— Amor, ¿Qué sientes? — Insistió Taehyung de nuevo, soltando su fragancia de forma espesa, intentando tranquilizar a su omega y hacerle sentir mejor con su aroma.
Jin enterró su rostro en la curvatura del cuello de su alfa e inhaló con alivio. Aferrándose con fuerza a la tela que cubría su amplio pecho. Incapaz de soltarlo o alejarse.
— No me cayó bien el desayuno… — Susurró el omega y Taehyung se estremeció ligeramente al roce del cálido aliento sobre su piel.
— Llamaré a un médico. — Dijo el alfa firmemente y atrajo el cuerpo de Jin aún más hacia él.
SeokJin comenzó a friccionar la punta de su nariz contra la suave piel de su compañero, deleitándose con su aroma y suavidad. Era lo único que necesitaba. El mejor sedante y la cura para todos sus males.
Taehyung en un ágil movimiento alzó al omega del suelo y se puso de pie con él en brazos, obligando a Jin a que enredara las piernas en su cadera. Y Jin gustoso se aferró como un pequeño koala a su duro torso. Dejándose llevar cuando él rodeó su estrecha cintura con una mano y aferró uno de sus muslos con la otra, inclinando un poco su cabeza para darle más acceso a su cuello.
Y a Jin poco le importó parecer un cachorro mimado y necesitado de atención cuando se encontró casi ronroneando al sentir la calidez de su alfa envolverlo.
Sus graves y dulces susurros llegaban de forma suave a su oído mientras lo sentía caminar de vuelta a la habitación. Y SeokJin sólo quería acostarse y abrazarse a él. Aferrarse a su cuerpo y dejar que todo malestar se filtrara de su cuerpo.
Porque lo necesitaba tanto. Su omega chillaba siempre que lo tenía lejos. Y aunque Tae siempre le mandaba olas de cariñosa tranquilidad a través del lazo, no era lo mismo que tener su cuerpo junto a él.
El alfa le depositó con extrema delicadeza sobre la suave cama y Jin vio sus ojos oscurecidos en viva preocupación, mirándole casi con tortura. Suplicio contenido en sus orbes al sentir la debilidad de su cuerpo.
— Amor, intenta dormir mientras llamo a un médico. — Pidió Taehyung dulcemente y acarició la mejilla del omega con su pulgar.
Forzando una sonrisa que pretendía hacer sentir mejor a su compañero. Pero sólo consiguió que el corazón de Jin punzara al verle preocupado por algo insignificante.
— Estoy bien. Sólo que cuando vi la… — Calló abruptamente al recordar todo. — Algo en el congelador. Me dio asco. — Dijo a cambio. Intentando olvidar el motivo de su malestar.
Tal vez era una reacción exagerada de su cuerpo, pero es que de verdad le resultó repugnante ver eso. Y sinceramente el desayuno tampoco había sido de su agrado...
— Pero estás muy pálido… — Susurró el alfa de forma baja y Jin sonrió enternecido al sentir su vibrante preocupación a través del lazo.
— Estoy bien. De verdad. — Tranquilizó Jin, recorriendo su cuerpo hacia una orilla para dejar más espacio en la cama.
— No estaré tranquilo hasta que un médico te examine. — Declaró el alfa firmemente y se acostó junto a Jin cuando la necesidad de abrazarlo le dominó.
— ¿No se supone que volverías hasta el anochecer? — Preguntó Jin en un intento de distraerlo. Ignorando su comentario, porque no tenía ni la más mínima intención de ser examinado por un médico.
Además se sentía casi del todo “bien”...
— No soportaba permanecer otro minuto en la oficina. Sabía que algo no andaba bien contigo y dejé a Jungkook con todo el trabajo. — Explicó Taehyung con una pequeña sonrisa y extendió los brazos, invitando al omega a usar su pecho como almohada.
— ¿Jungkook no intentó castrarte al salir? — Preguntó Jin casualmente y Taehyung comenzó a reír roncamente.
— Llamé a Jimin antes de irme, Jungkook parecía colegial adolescente cuando le prometí que él le haría compañía. — Soltó y el omega sonrió ampliamente.
Sintiendo a su omega casi drogado por su alfa. Su calor emanando hasta el, su deliciosa aroma a menta y chocolate inflando sus pulmones. Y no sabía si era por su reciente malestar o por los últimos días que estuvieron un poco alejados, pero no quería separarse de él nunca.
Las grandes manos comenzaron a acariciar su columna con dulzura, paseando sus dedos de forma delicada por toda su espalda y Jin suspiró tranquilo cuando Taehyung presionó los labios contra su coronilla. Haciéndolo sonrojar y hundir más el rostro sobre su fibroso pecho.
— Mi bebé está meloso… — Se quejó el alfa falsamente cuando Jin comenzó a acurrucarse más sobre él. — ¿Mi precioso omega quiere mimos de su alfa? — Preguntó dulcemente y el corazón de Jin se derritió, el brillante lazo que los unía tensandose de pronto en una cálida y amorosa sensación. Haciendo a ambos sonreír al darse cuenta de cuánto se querían y necesitaban.
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