Dos - La supuesta novia

Nota:

Este capítulo contiene escenas de acoso sexual.
Si son sensibles a estos temas, son libres de saltar el capítulo.
Gracias por su atención.

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Novia.

Esa palabra lo incomodaba, aún más sabiendo que tenía una.

¿Cuándo había pasado? No sabía. Lo único que era capaz de recordar con claridad era un gran dolor en su nuca. Esa perra pervertida de cara redonda lo tenía que estar jodiendo. No tenía dudas, ¡Él no tenía novia! ¡Nunca se condenaría de esa manera! ¡Antes de si quiera pensar en tener una debía...!

Una nueva duda surgió.

¿Qué debía hacer?

Él tenía una meta.

¿Cuál era la meta?

¡Mierda! ¡Odiaba tener amnesia! ¡Odiaba lo que lo había dejado así!

- Bakugo. - lo llamó sin el honorífico - Intentaré ayudarte a recordar. - él la miró con desgano, a pesar de todo sí quería saber qué pasó - Estábamos luchando cuando perdí el control de mi quirk y provoqué esto. Lo lamento.

Entonces había sido ella. Mierda. Esperaría a estar un poco mejor porque por muy novia y amada que sea no le iba a perdonar esto. No.

- Afortunadamente pude sacarnos de ahí. Creí que nos iban a atrapar. Quizás no lo entiendas ahora. Pero gracias a ti la misión fue todo un éxito.

¿Misión? ¿De qué hablaba? ¿¿Estaban huyendo?! ¡¿De qué estarían huyendo si él no es cobarde?! Claro. Él estaba inconsciente, eso le hacía tener más sentido.

- Eres el chico más fuerte y el más inteligente que conozco. Por eso eres mío. Porque las personas como nosotros deben estar juntos.

¿Qué putas estaba diciendo esa loca?

- Cuando te recuperes tengamos otra batalla a muerte. No quiero pensar que te volví débil o vulnerable, como estás ahora.

No. Mierda. Él no era débil ni enfermo.

Intentó hablar pero la voz no le salía. Cómo falló con lo anterior trató de levantarse para atacarla pero a medio camino cayó, siendo atrapado por su supuesta novia.

- No es momento, Katsuki-kun. - una vez más lo llamó por su nombre con un tono sensual, provocando un escalofrío desagradable en su espalda - Si quieres explotar mi rostro, puedes hacerlo cuando luchemos. Ahora no. No puedes. - la de cara redonda lo miró burlona y le sonrió coqueta - Es una lástima que no me reconozcas... Así no te puedo besar o tocar.

La miró furioso, con asco, e intentó alegarse de ella. Odiaba lo que estaba diciendo esa loca. Odiaba ser usado y tratado como un puto muñeco, tan dependiente de ella.

La cara redonda lo acostó una vez más en el piso y fue nuevamente tan atrevida de acostarse a su lado.

- El agua tenía antibióticos. Para la fiebre. - le reveló.

La miró con desconfianza.

Ella se acostó cómodamente tan cerca de él y se acurrucó a su lado.

Desagradable. Repetía una y otra vez su cabeza.

Cerró sus ojos.

Aunque.. desconocía el origen de esa sensación lejana y cálida que sentía en el fondo.

Abrió sus ojos con pesadez dándose cuenta de que realmente estaba caliente, no lo había notado por una extraña razón.

Quizás solo era un poco de fiebre.

41.5°C

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No supo cuándo se durmió pero al despertar la loca ya no estaba a su lado.

Pero no fue lo único que notó.

Se sentía mucho mejor. Ya no tenía fiebre -sí tenía pero leve-. Tenía un dolor de cabeza soportable. Su garganta estaba mejor. Ciertamente estaba adolorido por sus heridas, pero podía moverse solo y eso era excelente.

Ahora también tenía una almohada.

La mano que se movió de su cabeza para acariciar su cabello le hizo caer en cuenta de que no, no era una almohada.

Esa perra se estaba aprovechando de él otra vez. Era diferente ahora porque se sentía mejor.

- Katsuki-kun. Despertaste. - dijo al notar que estaba despierto - Te he estado cuidando desde que volviste a caer dormido.

- Tú... Perra degenerada. - intentó atacarla pero ella fue más rápida y levantó su pierna libre para atraparlo entre ellas.

- Shhh! Katsuki... Pensé que habíamos quedado en que esos apodos los utilizarías únicamente cuando tuviéramos sexo.

- Mierda, ¿Qué? - se sentía sofocado por la vergüenza y las piernas de la muchacha.

- ¡No me hagas repetirlo! - replicó como una niña pequeña.

- ¿Tú y yo..?

- Somos novios. - aprovechando el estado de shock en el que se encontraba el rubio ella se acomodó quedando sentada sobre su pecho para empezar susurrar en su oído con un tono sensual - Y hemos hecho cosas sucias que sólo nosotros dos podríamos saber que hicimos.

Bakugo quería morir en ese mismo instante, ella había provocado que sintiera algo extraño, algo que no reconocía pero que lo ponía inquieto.

Ella atacó sus labios cerrando muy bien sus piernas para que esté no fuera capaz de sacar sus brazos.

Los labios de la cara redonda estaban invadiendo los suyos.

¿Tenía fiebre otra vez?

Mierda... ¿No estaba sonrojado, verdad? No podía estar gustándole eso.

Él seguía en su propio mundo y ella seguía aprovechándose de él.

Sintió cómo ella dejaba sus labios en paz para besar y lamer su cuello. Uraraka se dió cuenta del curioso y dulce sabor a caramelo que traía el sudor de Bakugo.

Al primer contacto Bakugo reaccionó.

- ¡¡Zorra degenerada!! ¡¡Quítate de encima!! - ella suspiró y se separó de él - ¡¡Si vuelves a acercarte te mataré!! - gritó sonrojado y agitado.

- No te enojes conmigo, no pude resistirme. Casi provoco tu muerte, quería tenerte cerca. - se excusó intentando que el chico empatizara un poco con ella.

- ¡No creas que me importa, zorra redonda! ¡Ni siquiera sé quién eres!

- Está bien. Admito que he cruzado la línea. - levanta sus brazos cómo si fuera a ser arrestada.

Ella decía que era su novia. Y si lo era, la desgraciada no debía intentar abusar de él, mierda.

Eso estaba mal.

Estaba muy mal.

¿Entonces por qué le había gustado que ella lo besara por la fuerza como si de una batalla se tratase?

Eso estaba mal.

Él estaba mal.

Sintió un malestar en su estómago causado por la mezcla de sensaciones que sentía, tuvo que evitar vomitar.

Unos ruidos de pasos a la lejanía lo obligaron a prestar atención, Uraraka no se había movido un solo milímetro, ¿Entonces quién era?

- Han vuelto. - este la miró enojado y confindido - Bakugo. - una vez más lo llamó por su apellido, sin honoríficos - Es hora de volver a presentarte a nuestros compañeros.

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Oh no. Ochako, esa no eres tú. ¿Qué te pasó, amiga?
Bueno, dejando de lado las bromas, espero que entiendan que eso está muy mal.
Sin más me despido.

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