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La femenina sonreía con un aire despreocupado mientras jugaba con un grueso mechón de cabello oscuro, girando entre sus temblorosos dedos de manera distraída. Sus amigas la miraban con atención, pero Nao sabía que aquello solo significaba una cosa: estaban a punto de hacerle algún comentario que ella no quería escuchar.
—Nao, cielo —comenzó Lana con este tono suave que usaba cuando intentaba no sonar mandona—, deberías ampliar tu círculo social.
Nao levantó una ceja, su sonrisa se convirtió en una expresión divertida e incrédula. Sabía a dónde iba esa conversación. Se recargó en los cojines de la cama, cruzando los brazos frente a su pecho con un gesto que denotaba una mezcla de paciencia y desafío.
—¿Ampliar mi círculo social? —repitió con un tono ligeramente burlón, inclinando un poco la cabeza hacia un lado.
Lana frunció el ceño, y Nao pudo notar que estaba eligiendo sus palabras con cuidado, algo poco usual en ella.
—¡Ah! hablar con personas de tu trabajo no cuenta —dijo finalmente, señalando con el dedo.
Nao soltó una breve risa, echando la cabeza hacia atrás.
—¿De verdad?, ¿y por qué no cuenta?, son personas, ¿no? —respondió, dejando que una chispa juguetona brillará en sus ojos.
—Nao... —Lana suspiró, apoyándose en su hombro y acariciando su espalda con un gesto maternal—. Sabes a lo que me refiero. Gente nueva, distinta, alguien que...bueno, que te saque de tu zona de confort.
—¿Y qué tiene de malo mi zona de confort? —replicó, aunque su tono era más curioso que desafiante.
—No estoy diciendo que sea mala, pero... ¡vamos! Estás en tu mejor momento, no puedes limitarte a lo mismo de siempre.
Nao la miró durante un segundo, en silencio, procesando las palabras. No era la primera vez que escuchaba aquello, pero algo en la instancia de sus amigas le hizo considerar, aunque fuera brevemente, la posibilidad.
—¿Qué propones? —preguntó finalmente, con una mezcla de resignación y genuina curiosidad.
—¡Una app de citas! —exclamaron Hari y Lana con entusiasmo, como si hubieran estado esperando esa pregunta desde el inicio.
Nao las miró fijamente, sin decir nada, antes de estallar en carcajadas.
—¿Una app de citas? ¡No me digan que ustedes usan eso!
—No se trata de nosotras —respondió Lana, cruzándose de brazos y mirándola con una sonrisa segura—. Se trata de ti.
La mujer dejó de reír, su sonrisa ahora era más pensativa. La idea no le parecía del todo mala, pero tampoco era algo que estuviera en sus planes. Sin embargo, la chispa de curiosidad que siempre llevaba dentro le hizo preguntarse: ¿y si ambas tenían razón?
—Está bien —dijo finalmente, levantando las manos en señal de rendición—. Pero no prometo nada.
Lana y Hari sonrieron victoriosas mientras sacaba su celular para ayudarle a configurar su perfil. La escena refleja la personalidad de Nao: su naturaleza curiosa y juguetona, su tendencia a desafiar las normas y su disposición a considerar nuevas ideas, aunque lo haga con un toque de sarcasmo y humor.
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