Prólogo
"Latibular" Palabra del siglo XVII que significa "esconderse en una esquina en un intento de escapar de la realidad" Una palabra tan antigua que expresa lo que muchos hacen en la actualidad para evadir sus problemas. Eso ha hecho Norte desde que ha sido recatado de su infierno en el territorio gobernado por si jefe, su hermano mayor Sur Corea lo rescató de ese cuarto horrendo lleno de telarañas y suciedad en donde casi muere de hipotermia, desangrado, desnutrición o por alguna de sus infecciones de heridas anteriores.
Ya era como un juego bizarro de saber de qué moriría primero. Sin embargo, ahora está en un cuarto relativamente lindo con bastantes cosas como una cama solo para él.
Ahora Norte está allí procesando lo que pasó, después de tanto, al fin puede vivir como una persona normal, con su hermano cuidándole claro está; sin embargo, para él se siente extraño. Sur lo dejó así por un tiempo para que se acostumbre a su nuevo estilo de vida. No puede evitar ver a la puerta con pequeñas lágrimas abrazados a sí mismo ¿qué pasó? ¿Cómo pasó tan rápido?
— Norte.
Sonó del otro lado de la puerta.
Es su hermano con una bandeja de comida, ya son cerca de las 9, hora de la cena.
— Norte, por favor abre... al menos come algo, llevas días son comer.
¿Él debería abrir? Su estómago ya está acostumbrado a no comer en días, pero aun así, débilmente llega a la puerta, Sur al escuchar como se arrastra y la manija de la puerta se abre sonríe leve. Al fin se digna a abrir un poco la puerta, la luz artificial de las bombillas, allí Sur le acerca la bandeja en lo que se alcanza a ver su hermano menor.
— vamos, sal, al menos para comer en frente de mí.
Norte traga duro saliendo lentamente del cuarto. Sur a ese punto dejó la bandeja de lado y abrazó a Norte con algo de fuerza, se siente solo en esa casa sabiendo que tiene que cuidar a Norte.
— No sé qué es lo que te pasa... p-pero podremos superarlo juntos, solo tienes que decirme.
Norte quedó callado un tiempo, escondiendo su cara en el hombro de su hermano.
— Tengo miedo...
Se dignó a hablar con voz seca y baja.
– Nadie te hará nada, ¿sí? Lo prometo.
Norte asiente abrazando a Sur, se siente cómodo allí.
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