5. Truths


—¿Catra?—Cuestionó la rubia cuando se encontró a la morena en su puerta.

—Lo siento por llegar aquí de repente. ¿Estás sola?—Articuló apenas entendible, y la rubia tuvo que alzar una ceja ante su comportamiento.

—No...—Respondió mirando de vuelta hacia el interior del pequeño departamento—Lonnie y sus novios están aquí.—Informó con resignación.—Pero podemos ir a otro lugar si quieres.—Ofreció con una sonrisa ligera asomándose entre sus labios.

—Yo...solo quería verte. No era nada urgente, podemos hablarlo otro día, .—Explicó la morena con una sonrisa torpe y sintiendo sus mejillas calentarse ante la estupidez de sus acciones.

¿Qué la había llevado hasta allí?

Fácil, no tenía mucho que hacer en esa casa si Eden no estaba consigo, y definitivamente no quería otra pelea con Glimmer y que su hija tuviera que presenciarla, así que tomó sus cosas y se fue. En el camino estuvo pensando, dándole vueltas a mil cosas que había evadido, pero que se habían vuelto demasiado grandes como para tratar de ignorarlas otra vez.

Se siguió preguntando qué la detenía hasta que en un semáforo en rojo, la respuesta vino a ella de inmediato.

Nada la detenía.

Nada le quitaba el derecho de amar. Por supuesto, Eden era importante, pero podía contruir una vida con ella y con Adora sin dejar a ninguna de lado.

Era realmente sencillo; porque las amaba a las dos.

Y ni Glimmer ni nadie podría cambiar eso.

—Está bien, no estaba ocupada de todos modos, podemos ir a donde tu quieras, si tienes tiempo, claro.—Le respondió con su azul mirándola profundamente, ese par de ojos que eran espejos a su alma, y que rogaba, pudiera ver lo que escondían en sus pupilas.

La morena sonrió y no necesitó añadir nada, pues la rubia salió casi de inmediato y se molestó en abrirle la puerta del auto para empezar a conducir sin rumbo fijo.

Porque así era con Adora, quizá no había un camino específico que seguir, pero siempre le terminaría gustando el destino.

Y, en este caso, su destino fue un pequeño parque en el centro de la ciudad. Muy conocido por sus vistas hermosas y un lago central donde la gente podía hacer infinidad de cosas, desde pescar hasta hacer torneos de barcos de papel. No era fin de semana, así que estaba bastante desierto, salvo por un par de estudiantes y unos cuantos ancianos esparcidos por el verde pasto.

La rubia solo sonrió, hallando un espacio lo suficientemente plano en el suelo y sentándose en el, sin realmente importarle si se ensuciaba o no, y la castaña se quedó observándola un par de segundos, simplemente admirándola en silencio y sintiéndose afortunada por haberla conocido.

—¿Tienes miedo de ensuciarte?—Se burló la ojiazul levantando una ceja como usualmente hacía. Y lo amaba, así que le tomó un par de segundos asimilar sus palabras y murmurar algo inentendible antes de seguirla.

Al siguiente momento sintió la cabeza de Adora apoyándose en su hombro y el corazón le latió más fuerte en el pecho, no pudiendo evitar esa sonrisa que se le escapó de los labios cuando la rubia suspiró tranquila.

—Hey, Adora...—Empezó, sintiendo la mirada contraria aún sin poder verla. Y entonces, con la mirada fija en el cielo, algo raro se asentó en su pecho, porque se dió cuenta que en realidad tenía miedo.

Tenía miedo de cometer un error, de que la historia se repitiera una vez más, aunque sabía que era difícil que pasara, la idea seguía aterrándola.

No era más una adolescente asustada de perder lo único que tenía. No se dejaba llevar fácilmente por sus emociones en su mayoría, y podía notar en todo a su alrededor, incluido ella misma, que los años no habían pasado en vano. Tragó saliva, intentando articular sus palabras, pero nada salía de ella.

Sintió la mano de Adora posarse sobre la suya con un poco de timidez, y sintió el impulso de entrelazar sus dedos con los suyos, notando la diferencia de tonos y sonriendo casi por inercia.

—¿Si?—Incitó la rubia para que continuase, y se obligó a decir las palabras que siempre sentía atoradas en su garganta, luchando por esconderse de la verdad.

Dirigió sus ojos bicolor hacia los azules de la rubia, y vió expectativa en ellos, así que respiró un poco más lento y el latido de su corazón la hizo sentir que volaba.

—Yo... no sé cómo decirte esto, y puede que parezca una idiota...—Empezó, queriendo desviar su mirada a cualquier lugar menos a la omega para que esta no viera sus mejillas empezar a enrojecerse.—Pero realmente estoy enamorada de ti.—En ese momento no pudo sostener más su mirada y se dedicó a mirar a una nube con forma de nada reuniendo valor para mirarla de nuevo.

Y casi tuvo miedo de hacerlo, pero la rubia se le adelantó, sintiéndose obligada a hacerlo cuando sintió sus iris quemando su perfil.

Un escalofrío agradable y aterrador a partes iguales cruzó por su espina dorsal en el momento en que sus miradas se encontraron y se le estrujó el corazón al ver aquella sonrisa aparecer en la comisura de sus labios justo antes de que la rubia casi se abalanzara sobre ella en una abrazo que la tomó por sorpresa, pero que no la disgustó en absoluto.

La estrechó aún más fuerte entre sus brazos hasta que la rubia volvió a conectar sus miradas y terminó por chocar sus labios en un beso sencillo, pero que la hizo vibrar por dentro.

—¿Eso es un sí?—Preguntó atontada después de un par de besos más, y la omega la empujó suavemente.

—Ni siquiera lo has preguntado.—Dijo como respuesta y las mejillas de la castaña se ruborizaron un poco más ante su evidente torpeza. Pero antes de que pudiera rectificar su error, la rubia se recostó suavemente contra su pecho sin dejar que se moviera ni un centímetro.—Tampoco es que necesites hacerlo.—Susurró bajito, sacándole una sonrisa a la mayor y provocando que la alfa besara su cabeza llena de cabellos dorados y brillantes.

(...)

Algo de tiempo más tarde se encontraban tranquilamente sentadas en un pequeño local de crepes, pues Adora simplemente le había indicado el lugar mientras estaban de vuelta en el auto y Catra no tardó en estacionar y guiarla hacia adentro con una sonrisa que no cabía en su rostro moreno mientras la rubia sentía que su corazón quería salírsele del pecho.

—¿Esto cuenta como una cita?—Se preguntó en voz alta la ojiazul, mirando la decoración del lugar. No se dió cuenta de que lo había dicho hasta que vió a la castaña mirando hacia sus ojos azules asintiendo suavemente mientras sostenía su mano. Era... lindo ver ese lado de ella que no había sido capaz de conocer, y le llenaba el pecho de algo cálido y agradable.

Poco a poco, su gesto fue endureciéndose y cambiando a uno que no pudo descifrar. Quiso preguntar qué sucedía, pero entonces la morena tomó un largo suspiro antes de poder hablar.

—...¿Estás... estás bien con esto?—Preguntó casi en un susurro; inaudible, vulnerable.

—¿Con qué?—Preguntó como única respuesta, inclinando su cuerpo hacia adelante para sentirse más cerca de la alfa. Ella pareció dudar por un segundo.

—...Conmigo, con el hecho de que esté divorciada y tenga una hija...—Habló, dejando salir una larga exhalación y encontrando su mirada azul en el camino. Apretó la mano pálida entre la suya en un intento de mantenerse aferrada a la realidad.—No es... no soy lo que mereces; no... podría dártelo todo como quisiera—Lo último lo dijo casi en un susurro. Sonó a un tono herido, asustado, tan frágil como nunca pensó que sonaría.

—Cat...—Empezó la rubia suavemente, sin importarle si se podia notar el temblor en su voz, y no supo si era por nervios o porque ella quería llorar al escuchar a su morena tan humana, tan vulnerable.—Tú ya me has dado demasiado.—No pudo evitar la sonrisa que salió desde lo más profundo de su corazón al recordar cómo la castaña la había hecho sentir a lo largo de su relación. Como si ella pudiera hacerlo todo, como si ella fuera increíble.

Aunque, por supuesto, la increíble siempre acabaría siendo Catra.

—Eres más de lo que nunca habría podido desear.—Le dijo, y fue tan cierto que hizo que todo su cuerpo se estremeciera, su pecho llenándose de una calidez magnífica al ver como la expresión de la de ojos bicolor se iluminaba, y juró que pudo ver el destello de una lágrima asomarse en la comisura de uno de sus orbes.

Y ella estuvo a nada de acercarse y besarla, porque lo necesitaba. Ambas lo necesitaban.

—...Lamento la interrupción.—Dijo una omega de pie frente a su mesa, claramente incómoda.—Aquí está su orden.

La morena aclaró su garganta, aceptando y agradeciendo en silencio sin apartar la mirada de Adora.

Y luego solo pudo reír, sintiendo que la ligereza llenaba suavemente su cuerpo.

(...)

Eden y Adora.

La imagen perfecta la componían las dos juntas; la pequeña descansando plácidamente en los brazos de su novia, que la mecía con cuidado y mirándola con una ternura infinita que se salía de sus iris y viajaba directamente hacia su corazón.

Podía simplemente quedarse allí, mirándolas por la eternidad sin cansarse por nada del mundo.

Porque eso era todo lo que ella quería. Y lo sabía, lo sabía perfectamente cuando su corazón se encogía en su pecho y se agrandaba casi a la misma velocidad cuando la pequeña morena se revolvió entre los brazos pálidos y dejó salir un pequeño sonido dulce que hizo a la rubia sonreír mientras acariciaba su mejilla.

—Te va a doler.—Soltó la omega de la nada, sacándola de su ensoñación. Ella la miró confusa.

—¿Qué?—Preguntó casi por inercia, a lo que la ojiazul río bajito.

—La mandíbula. Por tanto sonreír.—Le explicó, y solo ahí se dió cuenta de que, en efecto, su sonrisa se expandía por todo su rostro y estaba segura de que llegaba hasta sus ojos. Sin embargo, no dejó de hacerlo ni por un segundo.

—Creo que no me molestaría eso.—Acotó, desviando sin querer su mirada hacia Eden, y mirarla, tan cómoda en los brazos de Adora como la misma alfa estaba. La ojiazul siguió sus ojos y luego devolvió la vista a Catra, arqueando una ceja sin perder aquel encanto.

—Parece que ella tampoco puede alejarse de mí.—Dijo acercándose más a la castaña.

—Parece que a las Applesauce nos encanta Adora Grayskull.—Devolvió, logrando que las mejillas de la omega se tiñeran de un hermoso rosa, casi obligando a Catra a llenarlas de besos, solo logrando que se enrojecieran más.









Te amo, fue el pensamiento fugaz que pasó por su cabeza en ese instante.




























Te amo, fue quizá la única verdad que no pudo decirle ese día.


Quizá por miedo a que la omega huyera, quizá por miedo a salir lastimada una vez más.






























































Y te amo era lo que más necesitaba decirle, porque era lo único que la sostendría después.
































































































—----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Chan chan channnnnnnnnnnnn

Honestamente, tampoco me esperaba escribir la última parte, pero sentí que era justo lo que necesitaba. Cap corto? Quizá, pero la inspiración está volviendo, y eso me hace muy orgullosa :3

No pensaba publicar hoy, pero las cosas se dieron así, y creo que he quedado bastante satisfecha con el cap. Qué creen que pasará?

Esperaremos a ver qué sucede y qué pasa por mi cabeza.

Mientras tanto, seguiré escribiendo el resto de historias, así que este es el final. Si les gustó el cap no olviden dejar su estrellita y comentar, ya saben que cualquier duda, crítica constructiva o sugerencia lxs estaré leyendo y tratando de responder.

Sin nada más que decir cuídense, báñense, tomen aita y tomen sus responsabilidades en serio, las cosas no son un juego por mucho que querramos que lo sean.

Lxs quiero <33

Atte: Heiwa

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top