VI

Empezaba a asustarme. Tenía miedo.
Miedo de mis sentimientos.
Miedo a no poder controlarlos.
Miedo a dejarme llevar por el corazón y estropearlo todo sin remedio.

- "piensa en lo que haces. Si te equivocas, todo habrá terminado. Piensa, de verdad vale la pena arriesgar toda tu vida por alguien que terminará  olvidándote?, de verdad vas a sacrificar tus mejores años en alguien que no lo valorará?, Cambiarás tus sueños y un futuro hermoso por un "amor" que no durará más del año?..."-.

Camila me enseñó eso aquella noche que hablamos en el balcón. Ella abrió mis ojos a la verdad de la vida.

Han pasado tantos años y no lo he olvidado. Nunca dudé de sus palabras. Ella tenía razón. Ella, y mi mamá, eran la mayor prueba de que tenía razón.

No podía siquiera imaginar lo terrible que sería vivir igual que Camila o mi mamá. A mí no me iba a pasar lo mismo. Yo no soportaría vivir atrapada en una vida así de miserable.

Llegó el viernes y al fin me encontraría con Saúl.  Que sería lo que quería decirme? Será que él me extrañó tanto como yo a él?, Seguirá resentido conmigo?, Y si todavía le gusto?...

Nos dirigíamos en su auto a un sitio para cenar. El tráfico iba demasiado lento debido a la intensa lluvia. Nos tomó más de dos horas avanzar tan solo un poco.

Atrapados en el auto, a mitad de autopista, sólo nos quedaba esperar. Luego de un rato, se sinceró conmigo y comenzó a hablar:

- sabes una cosa?, Aquel día que nos separamos, yo pensaba pedirte que fueras mi novia. Quise decírtelo muchas veces-.

Ante semejante noticia me quedé perpleja. seguí escuchándolo como si de eso dependiera mi vida.

- no estaba seguro de que me aceptaras, porque conocía tu manera de pensar. Nunca me ha ido bien con las mujeres, pero contigo era diferente. Pensé que teníamos una posibilidad. Pero me equivoqué. Cuando fui a buscarte tu hermana me dijo que no querías verme, y me fuí-.

- yo nunca dije eso. Nunca me enteré de que me habías buscado. Si yo lo hubiera sabido...- me apresuré a decirle esperando Saúl me creyera.

- No entendía porqué mi única amiga me abandonaba así sin más. No esperaba que tú de todas las personas me dejara. Admito que me deprimí y te extrañe mucho. -.

- lo siento tanto Saúl. De verdad, jamás quise hacerte sentir así. Si hubiera sabido lo que mi hermana dijo yo...-.

- está bien. No tienes que disculparte. Ya es cosa del pasado. Ahora estamos aquí juntos -.

Entrelazó su mano con la mía sonriéndome de esa manera encantadora como solía hacerlo, y yo le correspondí con otra sonrisa... y un beso sorpresa en la mejilla. Él era tan lindo cuando se sonrojaba.

En medio de la autopista, la lluvia terrible y el tráfico, para nosotros era el día más brillante.

Era un enorme alivio saber que no había rastro de resentimiento en él y que todo estaba en el pasado. Ahora podíamos empezar de cero y recuperar nuestra amistad.

Alrededor de esas semanas, me encontraba terminando los últimos detalles de un vestido de novia precioso. Cuando lo vi terminado, me acordé de aquellos sueños de un día llegar a usar un vestido como ese. Entonces se me ocurrió hacer algo que nunca había hecho antes.

Tomé el vestido del maniquí y ya que mañana ayudante había salido a comer, corrí al probador y me lo puse. Era un traje perfecto. La pedrería, los bordados, los encajes, el tono y textura eran perfectos.
No sé porqué al verme al espejo, pensé en Saúl. Me lo imaginé a mi lado y sonreí espontánea.

- podrías bajarte de tu nube?-.

Solté un grito del susto y caí al suelo como quien es atrapado en la escena del crimen. Casi muero del sobresalto al oír la voz burlona de Camila.

- Melina, llevo veinte minutos esperándote en la entrada. Creí que te había pasado algo. Cómo te atreves a quedarte tanto tiempo en los probadores si no hay nadie en la recepción?-.

-perdóname. No me regañes. Entré sólo un momento y el tiempo se me fue muy rápido. Pero, tu cuándo llegaste?-.

- llegué esta mañana. Acuérdate que quedamos en ir a hacer unas compras.  Pero, tu que haces usando ese vestido?-.

Sabía que ni una excusa ni una mentira me salvarían. Era inútil tratar de engañar a mi hermana. Y aún más en vano tratar de engañarme a mi misma. Su mirada acusadora me tenía acorralada. Esas constantes conversaciones sobre el mismo tema empezaban a cansarme.

Camila fue a cerrar la puerta mientras que di un último vistazo al vestido en el espejo. Me cambié el vestido y Camila habló conmigo más seriamente. Me temía que me reprendiera. Pero en lugar de eso fue más amorosa.

Me tomó de la mano
y a través de su voz y sus ojos pude percibir su sincera preocupación por mí.

- Melina, yo entiendo lo que sientes. Yo también viví lo mismo que tú. Conocí un chico maravilloso, del que me enamoré. El prometió amarme por siempre cada día de su vida. Yo prometí lo mismo. Tu sabes lo ilusionada y feliz que estaba. Tenía muchos planes...-.

Su voz se quebró. Pero se hacía fuerte y nunca derramaba ni una lágrima. Tras un profundo suspiro continuó:

- dos meses después de casarnos, lo vi con otra mujer. Y esa no fue la única vez. Cómo crees que me sentí?, Qué crees que sentí al ver mis planes y mis ilusiones desmoronarse así?, No sé dónde quedaron sus promesas y el amor que nos teníamos. Un día, simplemente todo había desaparecido-.

Me dolía en el alma saber que su vida era así de miserable y empezé a llorar.

- Melina, no llores. Me haces sentir como una villana que hace infeliz a su hermanita. si te digo esto es porque quiero evitarte toda esa miseria, frustración y tristeza propia de un mal matrimonio. Entiendes eso, cierto?-.

Asentí a sus palabras. Con un suspiro triste añadió:

- en este punto de mi vida daría todo por volver al tiempo en que yo era la mejor bailarina de ballet de la academia. Y pensar que pude haber sido parte de alguna gran compañía de ballet nacional o tal vez internacional -.

Camila nunca dejó de reprocharse aquellos sueños frustrados. Tal vez por eso se volvió así de amarga e irritable. Yo no quería acabar como ella. Lo tenía muy claro. Por eso había rechazado a todos los pretendientes que se me acercaron; así que no estaba dispuesta a escuchar lo mismo una y otra vez. Después de todo, yo no tenía porqué ser quien tuviera que lidiar con sus fracasos y amargura.

- podemos hablar de otra cosa, por favor?-.

Yo creo que notó mi fastidio mal disimulado, porque con aires de ofensa me  respondió:

- de acuerdo, de acuerdo. Ya no te voy a decir nada. Ya eres una adulta, y tú sabrás lo que haces con tu vida. Si quieres destruirla, o lo que sea. Pero cuando tengas problemas a mi ni me digas-.

Se fue y estuvo molesta conmigo todo el día. Cosa que no me importó. Más bien fue un alivio que dejara de matar mis pocas ilusiones con su amargura tóxica.

El siguiente fin de semana lo recuerdo con mucho cariño. Hubo mejor clima y llamé a Saúl. Acordamos ir a un parque de diversiones.

Subimos a todos los juegos mecánicos, compramos comida, rentamos bicicletas, y nos tomamos fotografías. Sólo éramos nosotros dos y nada más importaba. Éramos una sincronía perfecta.  Nunca me he divertido tanto como ese día.

Y ahí estábamos. Riéndonos como unos tontos de cualquier cosa mientras caminábamos juntos entre la gente. Entonces mirándolo pensé: "si él amor existiera... seguro que sería algo supremo y hermoso. Si él amor de verdad existiera... sería algo como lo que estoy sintiendo ahora. Sería entre Saúl y yo".

  Durante ese tiempo estuve muy feliz siendo todo tan perfecto, incluso pensamos en hacer un viaje juntos algún día. Pasar el día juntos era maravilloso. Éramos amigos, cómplices y  confidentes.

Pronto la angustia y preocupación se llevaron mi alegría cuando empezé a notar que algo no andaba bien, aunque no sabía exactamente porqué.

Cada vez había más silencios entre los dos. Más distancia. Más vacío. Nuestras conversaciones se volvieron más esporádicas y superficiales.

Pensé una y mil veces cuál podría ser la razón de su actitud tan indiferente. No sabía que hacer.

Si él ya no quería verme, estaba dispuesta a aceptarlo y salir de su vida. Pero debía escucharlo de su boca primero. No iba a forzar mi presencia dónde no se le deseaba.

Mi corazón se partía en dos al recordar la verdad de la vida tal como Camila siempre me enseñó:

-" el amor es sólo un sentimiento pasajero que tarde o temprano desaparece. Sin que sepas  cuando o de que manera, un día verás que el amor se acabó. Entonces te verás herida, abandonada, y miserable sabiendo que apostaste los mejores años de tu vida en alguien que no lo apreció ni lo merecía"-.

Qué debía hacer ahora?...

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