¡Extra!


Sin ti mis días son largos y se sienten tan amargos
Me ahogo en un lago de mis lágrimas ¿qué hago?
Can't look forward to my future if it ain't including you
Promise that I'm gonna love you, it's about that time you do
I swear I don't see nothing but I love to lay here with you
And I hope you know I miss you
From my head I can't dismiss you
Eres lo que yo anhelaba en esta vida, que me falta
Lo que siento is surreal, I can't lie to you for real

Cuco – Lo que siento




5 años después...

Miraba por la ventana del asiento de copiloto con la sensación de novedad. Seúl lucía casi igual que como la había dejado, pero la había extrañado al punto de que todo lo que veía le parecía sorprendente. Cada color distinto en las paredes, cada nuevo semáforo, todas las nuevas tiendas, y las otras que se mantenían tal cual las dejó.

Cinco años pasaron como si nada, pero Seokjin ya los sentía como suficientes para soportar la nostalgia, siempre presente, de volver a su sitio, a sus raíces, con su gente.

Hoseok el conductor, lo esperaba con su apartamento impecable. Lo había estado cuidando con mucho celo en ese tiempo, y si bien lo sintió como su propia casa y se había acostumbrado, sabía que en algún momento tendría que entregarlo a su dueño.

Seokjin ese día no hizo más que arrojar su maleta donde cayera y dormir hasta el otro atardecer.

Era el pasatiempo más gratificante volver a cocinar con su horno, sus ollas, y sus ingredientes favoritos del mercado. Dios, hasta las cosas más simples de la vida en Corea, se sentían como la felicidad más grande en años. La estadía en Japón no había estado nada de mal, pero no hay lugar como el hogar, creía Seokjin, y si bien, cuando dejó su casa no había nada que lo amarrara a ella, ahora se daba cuenta de cuánto había extrañado lo que dejo atrás.

Los días se convirtieron en un ir y venir realizando trámites, buscando el mejor lugar para instalar su propio restaurant. Una vez que estuvo decidido, hasta recibió la visita de su antiguo jefe en el día de la inauguración. Destacó la decoración, la preparación del wagyu y los fideos caseros del ramen. "Me siento como en Japón", dijo el viejo, dándole un apretón de manos a Seokjin y mirando el título de su Maestría en el país vecino, que colgaba en la pared.

Las cosas estaban saliendo bien. No sólo bien, en realidad, soñadas. Tenía su propio restaurant, le iba excelente en lo financiero, también en cuanto a su reputación como chef, salía con sus amigos...

Había dejado un romance poco satisfactorio en Japón, pero que hoy en día era un buen amigo. Le escribía frecuentemente o hacían videollamadas, seguramente algún día se visitarían, pero nada estaba dicho aún.

Tampoco era como que muriera por verlo. Pero recibir una llamada suya de vez en cuando era agradable. A veces, en la soledad de la noche, se preguntaba por qué no le importaba tanto su ausencia. Se cuestionaba si es que sus sentimientos se habían apagado, si es que ya era incapaz de experimentar un enamoramiento.

Suponía que después de perder el cariño de los padres, ya nada más afecta tanto. Él fue el otro golpe horrible. ¿Qué emociones le quedaban a Seokjin entonces? Orgullo por su trabajo, realización personal, satisfacción por sus logros, tranquilidad... ¿y qué más?

Era como si se hubiera apagado.




~




Seokjin caminó hasta el mercado a buscar las mejores verduras junto a su asistente del restaurante cuando se encontró con la señora Kim. La reconoció inmediatamente, lucía muy bella y distinguida. Al lado suyo, cargaba las bolsas un chico pelinegro al que creía conocer. Lo vio ponerse nervioso y mirar atrás.

- Seokjin, ¡qué gusto verlo de vuelta por acá! No sabe cuánto lo he extrañado, Mingle no ha vuelto a ser lo mismo, ¡pero escuché que ahora tiene su propio restaurant! Muero por ir, no se imagina

- Señora Kim – hizo una reverencia. Le tenía un enorme respeto, y un miedo latente de sólo pensar lo cerca que ella estuvo de haberse enterado de todo –, el gusto es mío. Sí, llegué hace dos meses

El muchachito seguía haciendo señas y mirando entre la gente, como buscando a alguien. Hasta que Seokjin encontró a quién el jovencito buscaba entre la multitud.

Él. Taehyung...

Y su otro amigo, cargando bolsas también, y comiendo algodón de azúcar.

Se suponía que ya tenía veintidós. Y seguía comiendo algodón de azúcar con la felicidad de un niño. Seguía siendo el mismo Tae, el mismo chico de hacía cinco años, pero lucía tan diferente, tan hombre.

Había crecido varios centímetros, y parecía más ancho de espalda. Sus facciones se habían endurecido, llevaba el cabello negro y su piel cálida y bronceada como la canela. El lunar en su nariz, insignia de su rostro, estaba allí tal cual como lo recordaba. Había besado ese pequeño puntito tantas veces...

Seokjin notó el cambio en su actitud, de venir riéndose con su amiguito, a ponerse muy rígido al encontrarse. El par de amigos con él también lucían incómodos, y Seokjin no pudo evitar viajar en el tiempo a esa fatídica tarde en que se lloró la vida delante de esos tres muchachos vestidos de escolares.

La mujer hablaba y hablaba y era difícil ponerle atención.

- Agradezco su gentileza, señora Kim, pero debo ir a preparar el almuerzo.

- Ay, ¡qué sueño que usted me invitara!

- Oh – se sonrojó, y la mujer le dio una palmada en el hombro – puede ir a mi restaurant cuando desee

- ¡Ya lo tengo considerado! Usted también podría venir a mi casa a comer cuando guste

- Oh... gracias... con su permiso

La mujer sonrió con gran afecto, y se dio la vuelta. Los dos amigos de Taehyung hicieron una leve reverencia, y caminaron detrás de la señora, que los llamaba y apuraba con total dominio. Por su parte, el hijo Kim se quedó unos segundos más, paralizado allí, mirándolo fijamente. No era una mirada desafiante, al contrario. Parecían ojos de súplica. Hizo una reverencia de noventa grados, y se fue.

Jin recordó, minutos después, que fue así exactamente como se despidió la noche de su despedida.

Su asistente lo sacó de sus pensamientos con un "Seokjin-ssi, tenemos que comprar más cosas y llegar antes de las doce". No quedaba más que seguir con las tareas del día.

Pero su corazón latía tan fuerte. Ni en cinco años había conseguido superarlo, creía estúpidamente que ya no sentía nada, hasta verlo, maldita sea. Ya no era ese chico bonito e irresponsable que se coló en su pecho, ahora era un hombre atractivo que conservaba a sus amigos de la escuela y ayudaba a su madre en las compras, y Jin nunca pensó que algo como eso pudiera ser tan atrayente.

Trabajó, todo el día mantuvo los pensamientos ocupados en algo, pero al llegar a casa y encontrarse solo, fue inevitable darle vueltas al tema.

Habían compartido con Taehyung tantos momentos. No había querido reconocerlo al principio cuando volvió de Japón, pero volver a esa casa, además de ser motivo de alegría, también era reminiscencia de aquella fallida relación que le destrozó el alma.

Todo en la casa, cada rincón, era un pedacito de Taehyung. A veces creía que hasta podía sentir su aroma, pero eso era imposible, con tantos años de por medio, y más con Hoseok viviendo allí durante todo el tiempo que Jin estuvo en Japón. Era su mente la que lo traicionaba y lo transportaba al pasado.




~




Días después, la señora Kim, su esposo e hijo, fueron al restaurant de Seokjin. No lo negaría, nunca pensó que Taehyung se aparecería por ahí. Fue una sorpresa y aún no sabía si calificarla como grata o lamentable.

La señora Kim siempre estaba arrojándole flores, y no falló en esa ocasión. Personalmente buscó al chef y alabó su restaurante y la comida. "No he probado comida japonesa tan buena desde que viajamos a Japón con mi marido en nuestra juventud", decía la mujer, y Jin le sonreía agradecido. Era bello saber que sus manos hoy no sólo llenaban estómagos, sino también evocaban emociones y recuerdos en los visitantes.

Mientras la mujer y el marido no paraban de hablar, Taehyung sorbeteaba un fideo con timidez. Jin había preparado comida japonesa antes sólo para él, pero no cabía duda de que se perfeccionó en aquel arte.

- Hijo, ¿qué opinas de la comida?

Su madre lo sacó de sus cavilaciones. Se quedó en blanco un momento, mirando los rostros expectantes de sus padres, y la cara de Seokjin de querer huir de ahí cuanto antes.

Taehyung sinceramente no quería incomodar, hubiese preferido quedarse en casa y comer arroz blanco del día anterior, o ir por comida chatarra con sus amigos.

Ver a Seokjin de nuevo había sido devastador. Agradecía que, el día en que se encontraron, ninguno de sus amigos comenzó a darle codazos ni cosas raras, como habría ocurrido años atrás. Jimin y Jungkook estuvieron callados, hasta llegar a casa después de ayudarle a la señora Kim con las compras.

- ¿Quién supera a un ex que con los años se hace aún más jodidamente guapo? – reflexionó Jungkook, en un murmullo silencioso, cuando los tres estaban dejando los productos en la despensa.

- This – dijo Jimin, apuntando a Jungkook. – Dios, Tae, no me digas que no te movió el piso verlo de nuevo

- Me quiero morir, idiotas, ¿eso querían escuchar?

El par se rió. Taehyung suspiró, dejó algunas cosas dentro del refrigerador y luego agregó – Me pregunto hace cuánto habrá vuelto... ni siquiera pensaba que volvería. Esto... me ha sacado de onda completamente. Creí que... estaría preparado para volver a verlo, pero me doy cuenta que no, que el sentimiento no ha cambiado en nada

- Lo siento, Tae – Jungkook le acarició la espalda. De los tres, había sido el que consiguió un mejor pasar amoroso. Ya cumpliría cinco años con Namjoon y vivían juntos. Tenían bastante diferencia de edad también, pero contrario a Seokjin, eso nunca espantó a Nam y esperó a Kook hasta ser mayor de edad para pedirle oficialmente ser novios, sin embargo, habían probado los motores del auto mucho antes de eso.

Por su parte, Jimin y Yoongi habían roto hacía años, no sabían mucho de Yoongi, probablemente estaría escondido de la ley o algo parecido. Ya no era parte de sus vidas, y Jimin no había tenido inconvenientes en superarlo y llevar una apacible vida de soltero.

Y Tae... no había conseguido enamorarse otra vez. Quizás era de esas cosas que pasan sólo una vez en la vida, pensaba. Y sí, había salido con chicos en esos cinco años, pero nada que lo hiciera sentir lo que sintió con Jin. Tenía pena de comparar a cada muchacho con lo que Jin fue, porque Jin lo fue todo. Sus más grandes alegrías, la más profunda pena. Su risa más intensa, el llanto más amargo. Lo más intenso, tanto bueno como malo, en un espectro lleno de tonalidades. Por más cosas buenas que otro chico le ofreciera, no se parecía en nada a todo lo que vivió con Seokjin.

Lo que le quedaba por vivir en cuanto a romances, no sonaba muy interesante. Jimin siempre decía que vendría algo mejor, pero en su caso era obvio, si Yoongi era su ex, difícilmente encontraría algo peor, pensaba Tae. Luego, se culpaba, y suspiraba triste, porque él y Yoongi fueron como cortados por la misma tijera, y aún le costaba asumirlo.

Volvió al presente. Su madre esperaba expectante por su respuesta, y Seokjin intentaba poner la vista en otro punto de la mesa.

- Está excelente. Lo mejor que he probado – sonrió Taehyung, después de tragar, e hizo una reverencia. Seokjin le sonrió de vuelta, pero Tae lo sintió que fue únicamente un gesto de cortesía.

- Gracias. Todo comentario me ayuda a mejorar – Seokjin agregó, humildemente, antes de volver tras la barra, por un cliente que estaba solicitando su presencia.

Taehyung y sus padres terminaron de comer, y volvieron a casa. Durante la noche, no logró conciliar el sueño, soñando despierto con Seokjin y una reconciliación de película.




~




Taehyung había cambiado, pero nunca dejó morir su iniciativa, ni por más derrotado que se encontrara. Vio su oportunidad y la aprovechó. Pasó por fuera de Ossu Seiromushi en aquella tarde y miró de reojo, encontrando a Seokjin en la barra de ramen conversando con un ancianito.

Entró, empujando la puerta y luego el noren, y Seokjin lo miró. Le sonrió gentilmente, y lo invitó a sentarse en la barra, o si es que quería una mesa. Él no dejaba de ser amable, y Taehyung pensaba que quizás eso podría ayudarle a recuperar aunque fuese una amistad. Se sentó en la barra junto al viejito que sorbeteaba ramen. Tae pidió para él un udon, y esperó mientras bebía algo de soda de naranja.

Mientras Seokjin cortaba el salmón, Taehyung comenzó a hablarle, aprovechando que el anciano ya se había quedado callado.

- Seokjin... ha pasado mucho tiempo. ¿Cómo has estado?

- Bien, Taehyung, acostumbrándome a Seúl otra vez. ¿A ti cómo te ha ido?

- Bien, ya pronto voy a graduarme como diseñador

- Oh, pues te felicito

- Gracias...

Se quedaron en silencio otro momento mientras Jin enrollaba la esterilla para compactar el sushi. Taehyung continuó comiendo y disfrutando los sabores. Los fideos hechos a mano estaban perfectamente cocidos. Se notaba que el caldo había estado preparándose por horas, y el cerdo estaba tan blando que lo podía cortar con los labios.

Jin cortó las perfectas ocho piezas, las puso en una tabla y las dejó junto al señor de edad.

- Hmmm... esto está delicioso

- Me alegra que te haya gustado, Taehyung

Una vez comida hasta la última verdurita, Taehyung se limpió con la servilleta y reinició la conversación. - Pensaba que... bueno, como hace tanto que no nos vemos... me preguntaba si... ¿te gustaría salir uno de estos días, tomarnos un café, conversar un rato?

- Oh... lo siento Taehyung. No puedo aceptarlo

- Ooh... está bien. Disculpa...ya me iba, en realidad

- Okay. Gracias por venir a Ossu Seiromushi

Seokjin recitó, casi como un robot, y luego lo miraba con severidad, casi como diciéndole que no volviera a aparecerse por allí. Taehyung lo entendió, cuando el anciano también lo miraba casi como echándolo.

Parecía como si todo el mundo supiera la clase de persona que había sido con sólo mirarle la cara.

Taehyung llegó a casa y se dejo caer sobre la cama. Abrazó al peluche Tata, a quien conservaba desde su adolescencia, y suspiró. Creía haber llorado tanto antes, que ya no lloraba tan fácilmente. Eso no significaba que no se sintiera abatido. Era como si no pudiera llorar más, casi como estar seco.




~




Días después, Taehyung se topó a Seokjin trotando en la mañana en el parque. Pese a que el mayor podía esquivarlo completamente, hacerle un desprecio y hasta empujarlo al Río Han si quería, contrariamente a lo predicho, se detuvo para saludar a Taehyung y hasta le preguntó cómo estaba.

Tae no sabía si odiar o agradecer por esa gentileza.

- No sabía que trotabas por acá

- ¿Ahora tomarás otra ruta para no verme, supongo?

- ¿Qué? No, Tae

Inmediatamente se arrepintió de su impertinencia. Dios, ahora sentía que no había madurado en nada. - Lo siento, sólo estaba hablando idioteces. Hmm, a veces corro por aquí, otras veces por Yongsan Gu, y otros parques, siempre cambio

- ¿Pero aquí es lejos de tu casa?

Taehyung cayó en cuenta de que jamás le permitió a Seokjin conocer si quiera el barrio donde vivía. Eso era triste, pensando en que estuvieron juntos por casi un año.

- Sí, un poco. Yo vivo en Yangcheon Gu

- Es lejos

- Sí... pero correr hace bien

- Es cierto. Bueno Tae, que te vaya bien

- Gracias, igualmente

Taehyung alcanzó a avanzar apenas un poco cuando volteó para invitar a Seokjin una vez más a por un café o una conversación sincera.

Seokjin estaba de pie, mirándolo. Se hizo el que estaba desenrollando los audífonos, nerviosamente, pero Tae lo conocía tanto, sabía que estaba allí con el único fin de decirle algo.

- Deberíamos ir a por un café – habló nuevamente el chiquillo

Seokjin le sonrió, con los labios cerrados y las mejillas como las de un hámster. Los años no le habían pasado por encima, lucía igual de joven.

- Está bien




~




El lugar lucía tranquilo y acogedor. Había un que otra persona, desayunando, era horario de trabajo, y seguramente todos aparecerían al almuerzo. Taehyung y Seokjin entraron, en ropa deportiva, el sudor frío en el cuerpo.

Buscaron una mesa para dos en un rincón, junto a una ventana. Taehyung pidió un milkshake de oreo y una medialuna, y Seokjin un caramel macchiatto y un pan de matcha. Mientras esperaban el pedido, Tae le explicaba que prefería un milkshake en la mañana porque le daba energías, pero en cambio, más tarde, lo deprimía. Seokjin le contaba acerca de su adicción a los macchiatto.

Llegó la mesera con la orden, y Taehyung tomó un pequeño trago de su bebida y suspiró, estaba dulce como le gustaba.

- Sabes, no pensaba que volveríamos a hablar, Seokjin

- No es como que no fuera a devolverte la palabra jamás, Taehyungie

Taehyung se quedó en silencio, observándolo.

- Me dijiste Taehyungie

- Oh, ¿de verdad? Lo siento

Mierda, Seokjin puteó a los mil demonios dentro de su cabeza. No llevaban ni cinco minutos de charla y ya había vuelto a decirle Taehyungie como cuando eran novios. De todas maneras, sonrió, algo avergonzado, pero de buena gana.

- Es que, creí que no volverías a Corea, en realidad – Taehyung le ayudó, continuando con el primer tema

- Sólo fui a estudiar, Taehyung. En realidad, siempre extrañé Corea, por mucho que ame Japón, sabía que tarde o temprano volvería

- Entiendo... es la nostalgia

- Exacto

Comieron y bebieron de sus pedidos, hablando una que otra cosa, sobre la familia de Tae, sus amigos Jungkook y Jimin, y también sobre Hoseok y la familia de Jin, con quienes el mayor aún no recuperaba contacto, y cada vez le importaba menos, a decir verdad.

Las miradas eran como las de hacía años atrás. El brillo en los ojos de Seokjin, su sonrisa de ángel, su voz tierna. Taehyung se sentía como si lo hubiesen transportado al pasado, pero con la edad que tenía hoy.

Habría cambiado tantas cosas... lo habría hecho tan distinto.

Una vez acabado el milkshake, Taehyung sintió el azúcar endulzar su sistema. Podría intentarlo, una vez más, trataría de arreglar las cosas. Seokjin frente a él se veía tan hermoso, elegante y tan aterrizado como siempre, que no había forma de no quererlo en su vida una vez más.

- Desearía haber hecho las cosas de otra manera, Seokjin

Manifestó el chiquillo. Estaba jugueteando con el vaso y el popote mientras Jin lo miraba, fijamente.

- Ya pasó, Taehyung. Ya no hay para qué darle más vueltas

- Seokjin, por favor... voy a lamentarlo el resto de mi vida, es algo que va a seguirme hasta mi último aliento. ¿Podrás perdonarme algún día?

- Es que no importa si te perdono o no, Taehyung. Yo realmente no estoy enojado contigo. Pero el daño está hecho. El daño a la confianza. Difícilmente puedo confiar en alguien más ahora. Y sí, puedo entender que has madurado, que te arrepientes, que lo lamentas, pero no soy el mismo después de ti Taehyung

El más joven arrugó el vaso plástico en su mano. Tragó saliva, sus ojos se estaban tornando brillantes y sentía el ardor propio de la angustia, pero se contuvo como pudo, intentando consolarse con la idea de que Jin al menos no lo odiaba.

No, no sufría por el rechazo. En realidad, lamentaba haber dañado a Jin por ser un caprichoso.

- No hay día en que no me culpe por lo que hice, Seokjin

El mayor sólo guardó silencio, y avisó a Taehyung que pediría la cuenta. La muchacha se acercó con el precio final, y cada uno canceló lo suyo. Salieron del restaurant, y Seokjin avanzó hacia la sombra de un árbol en la calle.

- Bueno, creo que tomaré un taxi a casa. Me siento muy lleno como para caminar más. Deberías tomar el transporte Tae, acabas de comer, no deberías correr, y si caminas llegarás como en... una hora

- Sí... bajaré al metro

- Te acompañaré a la estación más cercana

Caminaron, de manos en bolsillos hasta la estación de metro, en silencio. Cuando Taehyung se disponía a despedirse y bajar, se lanzó a los brazos de Seokjin y lo abrazó fuertemente, cerrando los ojos, dejándose sentir. El mayor le devolvió el abrazo, apretándolo contra su cuerpo, aferrándose al cariño que nunca dejó de sentir, y que en realidad era mucho más que eso.

- No puedo irme, Seokjin, no puedo, siento que si te dejo ahora, no volveré a tener una oportunidad como la de hoy

Jin lo miró a los ojos, le retiró el cabello de la cara con sus dedos suaves, y envolvió sus mejillas con delicadeza.

- Sabes... intenté rehacer mi vida, pero nunca pude tener con nadie lo que encontré contigo – admitió el mayor, con culpa y reproche

- Dios, te amo tanto Seokjin, te amo tanto que me ahogo

Se abrazaron nuevamente, mientras las personas los esquivaban y observaban con duda y curiosidad chismosa.

- Vamos a casa, Taehyung

- Entiendo – dijo el muchacho, bajando un escalón más. Seokjin le sonrió, tirando de su mano. – A mi casa, bobo

El muchachito lloró y rió a la vez, aferrándose a su ex novio una vez más, y luego caminando con él hasta la parada de taxis.




~




Seokjin se estiró en la cama mientras Taehyung se acurrucaba a su lado. El mayor había pensado durante un segundo en que estaba haciendo lo que todo el mundo le había dicho que no hiciera, pero ¿cómo podía remar contra la corriente? Amaba a Taehyung y no había dejado de sentir el mismo intenso apego con él en años sin verlo. Volver a tenerlo en frente era garantía segura de que querría estar cerca de él otra vez.

Se dejó abrazar y rodeó a Taehyung con uno de sus brazos. Su piel se sentía más dura, menos frágil. Tae era un hombre, podía notar la diferencia, y así le gustaba más.

- Aaahhhh Jinnie, todo ese tiempo en Japón te convirtió en un dios hentai

- No seas payaso ahora – Jin rió explosivamente. Le dio a Taehyung un abrazo firme y caluroso, y dejó un beso en su frente – tienes ese mismo humor de siempre

- Te juro que ahora soy un poco más maduro

- Quiero creerte – dijo el mayor, descansando su cabeza en el cuello del muchacho. Su mirada se perdía en un zapato que estaba en el piso.

- Puedes creerme, Jin. Por favor, créeme. Seré sincero contigo de aquí para siempre, y hasta las verdades más feas te las diré – le dijo el más joven, tomándolo del rostro y jurando aquellas palabras a sus ojos.

- Voy a creerte

El mayor se trepó sobre Taehyung, unió primero su frente con suavidad, y jugó a acercar su boca, sin besarlo, y luego se alejaba, pequeños centímetros. Taehyunf, frustrado, intentaba estirar el cuello para lograr robarle un beso, pero el peso de Jin desnudo encima lo mantenía anclado a la cama.

Finalmente, Jin dejó de jugar, y por fin sus labios chocaron en un beso profundo y lento, todo lengua y saborear saliva como si no lo hubiera hecho hacía apenas unos minutos. Se sentía tan nuevo, como un hechizo de reencantamiento, lo sentía endulzado con la alegría y el deseo de durar mucho tiempo juntos y cambiar las cosas.

- Te amo, Taehyung. No he dejado de hacerlo

- Yo te amo a ti. Y te prometo que haré las cosas bien




~




- ¿Ustedes... están saliendo?

Taehyung miró a Seokjin, dudoso. La señora Kim estaba mirándolos, cartera en mano, cuando los sorprendió caminando de la mano por el centro comercial.

- Sí, señora Kim, si usted lo permite – Seokjin le dijo, muy educadamente, pero básicamente suplicando. Taehyung quiso chillar, no lo habían hablado realmente. Se reunían, salían casi todos los días, dormían juntos una que otra jornada... pero no habían conversado nada acerca de retomar la relación como una pareja estable.

- ¡Pero claro! ¿Desde cuándo que están juntos? No me habías dicho nada, TaeTae

- Desde... hace un tiempo – respondió Taehyung. No estaba mintiendo.

- ¿Y hablaban antes?

- Sí - dijo Taehyung, rascándose la nuca. No estaba mintiendo. – Desde hace mucho ya

- ¡Cómo no me dijiste Tae! ¡Qué maravilla! ¡Tienen mi bendición, por supuesto! Tu padre estará contento de que ya tengas a alguien que te haga feliz. Debemos organizar un banquete. Esta vez usted no cocinará, Seokjin, será nuestro invitado de honor

- Gracias, muchas gracias – una tras otra, hizo reverencias. Cada vez que su rostro se agachaba, se reía calladito.

- No agradezca, usted le hará bastante bien a este crío, es más loco que una cabra

- Mamá...

- Me he dado cuenta, señora Kim – dijo, arriesgándose a bromear, pero sabiendo que la señora no se molestaría, y al contrario, le celebraría

- Cuídelo, y cuídese de él – hizo un gesto de tener sus ojos puestos en Taehyung, y luego continuó su camino. La vieron entrar a una tienda de maquillaje, y luego ellos se sentaron en una terraza.

- Mi mamá siempre está riéndose de mí

- Aháa, ¿qué se siente? Solías ser tú el que se reía de todos

- Supongo que lo merezco – suspiró, haciendo un puchero. – Y, ¿irás a mi casa a comer?

- Claro, cuando quieras

- No te sientas presionado a decir que eres mi novio sólo para agradar a mi madre, Jin. Ella no se enojará ni aunque sea algo poco serio. Cuando digo que te ama, no estoy exagerando, no se enojaría contigo ni aunque me uses para trapear tu casa. Ok no, si se enojaría con eso. Pero bueno, quiero decir-

- No lo hice por presión, Tae. Creo que, sería bonito ponerle nombre a esto, una vez más

Taehyung lo abrazó, preguntando una y otra vez "¿es en serio?", "¿hablas en serio, Jin?". Le dio varios besos cortitos en los labios antes de refugiarse en su pecho.

- Oye pero... ¿cómo serán nuestros aniversarios? Tuvimos una ruptura enorme ¡Celebremos seis años!

- Eres un loco – le dijo con ternura, envolviendo su mano en ambas suyas. - Partamos desde cero. Sin mentiras, sin esconder nada. Y podremos retomar todos los planes que teníamos, cuando llegue el momento.

- Promesa. Desde cero será, entonces

Jin lo besó, tomando su mentón en su mano, un beso pausado y firme, a ojos cerrados y el corazón queriendo escapar del pecho, un gesto cargado de amor, un último beso antes de decidir volver a casa y comenzar la cuenta en adelante hacia una nueva oportunidad.


FIN






Weás random sobre esta historia:

- Este fic está basado en una serie de acontecimientos de la vida real que he llegado a conocer xD Específicamente, la muerte y funeral falso de Yoongi, la madre llevando flores, el robo en la tienda y la noche en la comisaría, el impacto al ver a Tae en uniforme escolar... todas estas son historias reales xD

- Cuando Jin canta "Algo Contigo", no es la versión ni de Vicentico ni de Rosario Flores como algunas personitas comentaron :3 Es el bolero de Los Panchos con María Martha Serra Lima, a mí juicio, la versión más bella.

- Agradecer a wonderfulpudu por apoyarme con este fic desde hace tieeeempo, antes de siquiera publicarlo. Gracias por las tantas ideas y conversaciones sobre esta historia en nuestras salidas a comer como cerdos. Sin ella, este fic no habría sido posible.

- Me llama la atención que a algunas personas les perturbó/chocó/ardió? que Tae hurtara, pero no les desconcertó tanto que Tae fuese menor. Para mí, sería mucho peor tirarme a un menor que robar en una tienda xDDD Bueno, supongo que todos tenemos códigos morales distintos ajjajajajaja

- El archivo de Word de este fic se llama Fic tete pendejo mentiroso.docx

- A Tae siempre le gustaron mayores

- El Taehyung de los 5 años después luce así de sexy:

- Pero su ternura sigue intacta

- Y Jin sigue tan exquisito y joven vampiro sexy como siempre:

- El título de este fic es una canción de Shin Megami Tensei Persona 5. Me inspira muchísimo. También tiene otra canción con el nombre Rivers in the Desert, el cual le puse a un fic, y mi otro fic, Best of Me, está inspirado en el juego. Ojo, que la teoría psicológica en la que se basa ese juego, es la misma de Map of the Soul: Persona.

- En el futuro, Tae y Jin finalmente comenzaron a vivir juntos. La reacción de Hoseok fue un facepalm. Pero respetó la decisión de Jin y le deseó lo mejor.

- En mi cabeza Tae sí le confesó a Jin que robó el vino y otras cositas que le regaló. También aclaró todos los malos entendidos, y de hecho quitó a su madre del rol de homofóbica que inventó ante Jin. Seokjin se enojó, pero entendió que el Tae de ese tiempo no es el mismo con el que se ha reencontrado.

- Namjoon y Kookie viven juntos en felicidad y cotidianeidad.

- Yoongi está preso, creo xD Jimin goza de la soltería y sus beneficios.

- Hoseok tiene una linda novia.

- La madre de Taehyung siempre sospechó que su hijo escondía un novio cuando andaba con cosas secretas y tantas salidas. No quiso meterse, básicamente estaba en negación. Tiempo después, sí supo que ese novio era Seokjin, y se molesta con ambos por lo retorcido de la situación. Cuando Tae asume la culpa de sus mentiras con ella, su madre vuelve a adorar a Seokjin casi más que a Tae, y termina perdonándolos a ambos xD "Que no sepa tu padre, Taehyung", advierte. Omitir no es tan terrible, Seokjin está de acuerdo, no va a amargar a su suegro con cosas del pasado.


Eso es todo. Gracias a todxs quienes alguna vez leyeron esta tragicomedia, la hice con mucho amor, y dusfruté mucho escribiéndola.

Ya saben que no sirvo para romper el JinTae! Esta especie de epílogo estuvo planeada desde un principio. Soy de las que cree en el sincero arrepentimiento y madurez de Taehyung. Aprendió la lección y lo dará todo para que Jin vuelva a confiar en él. Errar es humano (yo ni cagando perdono algo así, pero en JinTae se lee bonito xD)

Besos llenos de amor pata todxs ustedes! Gracias por todo el apoyo! ♥

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