Capítulo 3
Taehyung estaba envuelto en una manta sobre la cama viendo televisión, una de las pocas entretenciones que tenía permitidas en la semana de castigo. La verdad, no le gustaba ver TV, pero en algo tenía que ocupar el tiempo de ocio, y dormir sonaba demasiado depresivo.
Taehyung no era una persona depresiva ni triste, pero sí muy fácil de aburrirse.
Sintió la inconfundible mano de su madre golpeando la puerta, sólo para avisar, porque sin que Taehyung le dijera nada, ella ya estaba adentro, con un gesto afligido y el celular del chico en sus manos.
Los ojos de Taehyung brillaron, ¡su madre iba a devolverle el teléfono! Podría volver a hablar con Seokjin, estaba anticipando la emoción. Quizás su mamá había relajado la vena y le permitiría usar el teléfono de nuevo. Sin embargo, la expresión de su madre distaba mucho de un gesto de tranquilidad. La mujer se sentó a los pies de la cama, y lo miró fijamente.
- Explícame esas fotos y videos de un tipo en bolas que tienes en tu celular
- ¡¡Mamá!! ¡Revisaste mi celular!
- Obvio que lo revisé, eres un crío todavía, y mira con lo que me encuentro, necesito una explicación ahora Taehyung
- Es que... son cosas que mandan las chicas del grupo del curso mamá, yo apenas miro ese grupo, ni siquiera me di cuenta - respondió, sollozando. - No pienses mal de mí, por favor, mamá, te juro que no sabía que tenía eso
Taehyung llorando era una escena que partía el corazón de cualquiera. La mujer se acercó y le dio un abrazo, mientras él recostó su cabeza en el hombro de ella. - Mi niño, tú sabes que me preocupo por ti, no me perdonaría saber que alguien te está corrompiendo
- Yo nunca dejaría que eso me pase mamá, no soy un ingenuo, por favor confía en mí
La mujer lo miró fijamente a los ojos, buscando un rastro de mentira, porque desde el engaño con el asunto de Yoongi, la confianza estaba herida. No encontró nada de qué aferrarse para pensar que Taehyung no era sincero, así que volvió a abrazarlo y a reconfortarlo, mientras alegaba acerca de lo poco respetuosas que eran las jovencitas en esos tiempos, y luego salió de la habitación.
Taehyung suspiró y se echó de golpe en la cama pensando en que, por un minuto, su vida corrió peligro. Se secó las lágrimas, reales como el miedo que tuvo, pero falsas como el cuento que le dio de comer a su madre.
Se preguntó si es que Seokjin había intentado hablarle, si es que lo habría llamado en esos días, si es que estaría preocupado. Odiaba tener que haber hecho eso, cortarlo así. Sólo deseaba poder salir, ir a sus brazos y sentir su calor.
~
Taehyung intentó ser paciente pero simplemente no pudo. Supuestamente estaría de semanero haciendo aseo en el colegio, y su madre, orgullosa por su responsabilidad, le permitió llegar más tarde, pero realmente caminó hasta el restaurante donde trabajaba Seokjin, con el truco de siempre, dejó el uniforme y mochila en casa de Jimin, se puso ropa casual y llegó como un cliente más buscando algo de comer. Pidió un omelette de verduras y un té, y se sentó en una mesa para uno, junto a unas jardineras con plantas de interior, leyendo un periódico y dándose aires de madurez. El jovencito sabía que Seokjin varias veces salía de la cocina a comer algo y ya era hora de merendar, aunque la mayor parte del tiempo no comía allí mismo, pues le gustaba variar qué comer. Aprovecharía la oportunidad apenas lo viera salir.
En un momento se abrió la puerta batiente hacia la cocina, y lo vio salir de allí, resplandeciente como cada día, incluso con esa malla ridícula puesta en la cabeza, quitándose el delantal y todos los otros accesorios de cocinero. Tenía un gesto que demostraba cierto abatimiento, muy disimulado, pero que el menor podía reconocer bien. Taehyung dejó su comida allí servida a medio comer, y se acercó al cocinero, que se despedía de los funcionarios de la caja con un "nos vemos al rato", y le habló, sacudiendo las manos. Seokjin inmediatamente se detuvo y miró al chico, sus ojos se tornaron brillantes y luminosos, y corrió apurado a abrazarlo, mientras Taehyung se le colgaba del cuello, y el mayor lo besó puramente, pero delante de todos, y algunas personas los miraron conmovidos, mientras otros siguieron en lo suyo.
- Amor, ¿dónde estuviste? ¡Te he extrañado tanto!
- Y yo a ti, Jinnie - era un llorón y lo sabía, pero cuando se trataba de Jin, sus lágrimas no eran de cocodrilo. El mayor removía sus emociones como una montaña rusa. Derramó un par de lágrimas, y respondió - he estado sumergido estudiando para mis exámenes, y para peor mi teléfono no funciona bien, por eso vine a verte ahora, te extrañé demasiado. - Que el llanto fuera en serio no quitaba que le mintiera, pero ¿qué podía decirle? ¿Qué su mamá le revisaba el celular, a su edad? No era factible.
- Aww, amor, me moría sin ti. Vamos, ven conmigo, comamos algo
- Pero... - Taehyung se detuvo, y miró en dirección a su mesa.
- ¿Ya comiste?
- Un poco... y no me gusta que sobre comida, además estaba rico
Jin se acercó a la cajera, sin soltar la mano de su novio. - GookJoo noona, ¿podrías poner lo de la mesa seis para llevar? Por favor, y te lo pago al volver
- Sí, Jinnie, con gusto. - La chica hizo una reverencia, y le sonrió a Taehyung con ternura para luego pedir a alguno de los meseros que acercara la comida de la mesa, y la puso en una cajita de papel metálico para ellos.
Caminaron de la mano hasta el automóvil de Seokjin, que estaba aparcado detrás del restaurante. Apenas subieron, Taehyung tomó el rostro de Jin con sus manos y lo besó, hambriento y deseoso, y empezó a subirse a horcajadas sobre el mayor. Era incómodo, tenía que estar un poco encorvado por la altura del techo, pero nada importaba en ese momento, por fin sentía los labios de Jin, sus manos sujetando sus caderas con firmeza, mientras que el mayor intentaba sacarle el mayor provecho al roce, levantando la pelvis ondeando su cuerpo, y gimiendo ronco.
De un momento a otro, sujetó a Taehyung por los costados, dejando sus brazos inmóviles y pegados al cuerpo, y lo obligó a mirarlo a los ojos. Taehyung parecía un verdadero borracho en la forma en que lo miraba, con los ojos entrecerrados, un rubor brillante en la nariz, respirando por la boca, impaciente y desesperado.
- Taehyung, no acá, estamos en mi trabajo - Jin le dijo, riéndose tímido. Tenía las mejillas rojas y el aliento agitado. Taehyung volvió en sí, y empezó a reírse, cargó su cabeza en el hombro de Jin y lentamente fue bajándose hasta el asiento del copiloto, con cuidado de no pasar a llevar nada con los pies ni golpear a Jin. Estuvieron riéndose un poco más, hasta recobrar la compostura, y Seokjin encendió el motor para ir a casa.
~
Hacer aseo en la sala de clases seguramente le tomaría unos quince minutos, pero Taehyung ya debería haber llegado a casa hacía una hora. La señora Kim llamó a Jimin, quien le dijo que Tae estaba allí con él en la biblioteca, adelantando una tarea de geografía, y debía colgar porque no se podía hablar por teléfono en ese lugar. Como siempre, Jimin había aceptado colaborar con Taehyung en su plan maestro para ir a ver a Seokjin, y funcionó, como todas las veces que le cubrió la espalda.
Mientras tanto, el muchachito rubio estaba comiendo el resto del omelette, algo de curry y una ensalada deliciosa que hizo Jin, con ingredientes que seguramente a su madre no se le habrían ocurrido en casa, como manzana roja, brotes de alfalfa, y otras cosas poco tradicionales en comparación con lo que solía comer. Acabó su plato y siguió conversando con Jin, haciendo sobremesa. Extrañaba la voz y la risa del mayor, y aunque sólo llevaban dos meses juntos, se sentía atado a él como por el hilo rojo del destino. Jin solía bromear con eso, juntando su mano lado a lado con la de Taehyung, y describía el hilo, como si realmente pudiera verlo. "Es una especie de lana roja enrollada en nuestros meñiques, que ahora se ve pequeña, porque estamos juntos, pero cuando nos separamos, se alaaaaarga, pero jamás se corta" le decía el mayor, y Taehyung se sentía el ser más adorado de la tierra. "¿El hilo cruza la calle?" preguntaba el chiquillo. "Sí, podría cruzar hasta el mar" le decía Seokjin, tomando su mano finalmente, envolviéndola en la suya, y pese a que la mano de Taehyung era más grande, el chico tenía esta aura delicada, que el mayor veía cada parte de su cuerpo como sagrada.
Taehyung se puso de pie y fue a sentarse en su regazo. Le agradeció a Jin por la comida, pero reclamó porque Jin pagó el omelette. Quería pagarlo él, y demostrar independencia, pero Jin no se lo permitió, pues no podía negar que era un consentidor, y más cuando se trataba de Taehyung. El rubio escondió su rostro en el cuello de Seokjin, mientras el mayor acariciaba su espalda de arriba abajo, y con la otra mano frotaba su muslo. Taehyung rompió la inocencia de la escena, buscando los labios de Seokjin para besarlo intensamente, internando los dedos en el cabello negro del mayor. Sintió las manos de Jin quedarse quietas en un momento, como procesando todo lo que pasaba, y luego apresaron su cintura y lo levantaron con una fuerza descomunal para llevar el asunto al sillón.
Taehyung amaba esa dualidad, no se cansaba de decirlo, de cómo Seokjin podía ser el novio más adorable, divertido y dulce, tratándolo con respeto y cariño, y por otra parte podía dominarlo con una fuerza que escondía de los demás, y allí estaba, apresándolo con sus manos fuertes, sosteniendo sus muñecas sobre su cabeza y con la otra acariciando la piel de su abdomen. Tehyung se dejaba manejar, porque sabía que Seokjin jamás le haría daño, sólo lo bañaba con amor cada vez que estaban juntos.
- Déjame tocarte - le dijo el más joven, y Seokjin sonrió con malicia, como negándose a esa orden imperiosa, pero luego soltó el agarre y el rubio estiró sus manos, ansioso por tocar su cuerpo. Seokjin lucía una erección bastante notable en los pantalones deportivos que usaba al estar en casa, y Taehyung la miraba hambriento. Alcanzó el relieve duro con sus dedos y allí los dejó, acariciando la extensión por encima del buzo, cerrando los ojos, e imaginando cada detalle de la piel, mientras Seokjin bajaba a darle un beso mojado.
Dios, se habían tocado así tantas veces, pero ese día se sentía tan distinto. Las cosas entre ellos desde un principio fueron rápido, pero no era algo que criticaran de sí mismos ni de su relación, pues Seokjin sabía que era bastante rápido para avanzar en lo íntimo y lo había asumido como parte de su ser. Sí consideraba que había eventos especiales, como en este caso, que Taehyung perdiera su virginidad, pero eso de ponerse plazos como "no tener sexo hasta los cinco meses de relación" era basura, si tenía que esperar tanto se volvería loco. Y por su parte, Taehyung pensaba inmediatamente en dejarse follar al escuchar el nombre Seokjin, así que no es como que pudiera plantearse esperar.
Seokjin se recostó sobre el cuerpo del más joven y comenzó a frotarse simulando estar cogiendo y Taehyung torcía los dedos de los pies anticipando un orgasmo. No quería correrse así, apenas comenzando, así que mientras Jin pintaba su cuello y oreja con la lengua, Tae se esforzaba por pensar en alguna cosa fea del mundo.
Los esfuerzos estaban siendo frustrados y se sintió al borde de acabar, pero justamente Seokjin se irguió y le preguntó, con una voz débil si quería ir a la cama. Taehyung asintió enérgicamente y respiró profundo.
Lo harían. Ahora Jungkook sería el único virgen del grupo. Se rió internamente por pensar en esa idiotez y siguió a Seokjin, quien lo llevaba de la mano hasta su cuarto.
Jin se sentó en el borde de la cama y Taehyung supo inmediatamente qué hacer, se le subió a horcajadas mientras el mayor amasaba su culo y seguía besándolo. Taehyung consideraba que su parte favorita de Seokjin eran sus labios de cereza, y si bien amaba todo lo demás, esa boca era su perdición. Eso sí, debía reconocer que le estaba costando mantenerse concentrado en los besos porque Jin estaba metiendo las manos dentro de su pantalón y bóxer para acariciar sus nalgas desnudas, y nunca había cruzado ese límite antes. Jin fue torciéndose poco a poco, depositando a Tae sobre la cama, y se deshizo de la ropa del rubio desde la cintura hacia abajo, dejándolo con la camisa y nada más. El más joven sintió su propio pene dar un rebote al salir libre de la ropa elasticada y lo vio allí, firme y lleno.
Eso era lo que Seokjin le causaba.
- Quiero verte también - habló Taehyung, jadeante, intentando abrir la camisa de Jin y estirando el elástico del buzo. Sus movimientos se volvieron aún más torpes cuando Seokjin comenzó a besar su abdomen, sin hacer ningún intento por quitarse la ropa, sino absorto en meterse a Taehyung a la boca de una buena vez. Cuando lo hizo, el rubio no dio espacio a la discusión en su cabeza y lo supo, la boca de Seokjin era lo mejor que conocería en su vida.
- Ahhh hyung para, que me corro - le dijo, tomándole el cabello bruscamente y levantándole la cabeza. Un sonido baboso y obsceno hizo eco en la habitación y Seokjin lo miró con un gesto de adoración, mientras sus labios brillaban por la saliva y el presemen. Sonrió y subió a darle un beso a su tierno novio, y por fin le dio en el gusto, quitándose la camisa primero y dejándolo explorar con sus manos.
Taehyung lo miraba embobado, recorriendo con las yemas de los dedos como si le estuvieran presentando una nueva textura que tocar, el descubrimiento de algo imposible de narrar. "Wow" repetía como un mantra, mientras el pecho y abdomen plano de Jin se erizaban con su tacto. Avanzó hasta sus pezones, acariciándolos, sintiéndolos endurecerse como dos pequeñas y suaves piedritas. Jin le tomó las manos a Taehyung, entrelazando los dedos, y se quedó viéndolo por un momento. El muchachito estaba despeinado, con las mejillas rojas, hiperventilando, totalmente turbado. Su pecho se inflaba rápidamente, y su mirada estaba perdida en alguna parte de Seokjin imposible de determinar, pues sus ojos parecían nublados.
- ¿Seguimos? - preguntó Seokjin, algo preocupado.
- Ni se te ocurra parar - ordenó Taehyung, recobrando el sentido inmediatamente, al ver amenazada la continuidad de lo que habían empezado. Seokjin volvió a besarlo, mientras desabrochaba perfectamente la camisa del chico, sin ni siquiera mirar lo que hacía, completamente inmerso en el beso.
Era un experto.
Taehyung también empezó a jugar con sus manos a ciegas, y las dejó en las caderas de Seokjin, que ondeaban sobre su cuerpo. Tocaba las venas hinchadas que se dibujaban en el bajo vientre, luego metió un dedo de cada mano por dentro del elástico, y lentamente forzó los pantalones de Seokjin abajo. No pudo llegar más allá, así que fue el mismo Jin quien se quitó la ropa, lanzándola al piso, donde cayera. Taehyung observó su cuerpo desnudo en toda su gloria. Eso era... increíble, tener a otro cuerpo masculino excitado tan cerca, tan a punto de... era exquisitamente abrumador.
Seokjin era grande y Taehyung sintió ansiedad por anticipar eso dentro de su cuerpo. No había visto un pene erecto (que no fuera el suyo) de tan cerca, con tantos detalles. Cuando el pelinegro y él se aventuraron antes a explorarse, Taehyung sólo podía verlo y sentirlo cubierto por la ropa, preso del pudor inicial. Ahora podía admirarlo en toda su extensión, largo, grueso, venoso y rojo, con una gota desparramada de líquido preseminal en la punta, latiendo, y tan listo para hacerlo. Seokjin lo distrajo de su estado hipnótico, tomando sus piernas y abriéndolas lo más posible, para hundir su cara en el culo del rubio y lamer lascivamente entre sus nalgas.
Taehyung recordaba el asco que le hizo uno de sus noviecillos tiempo atrás viendo porno juntos, cuando en la peli, un tipo le pasó la lengua por el ano al otro. Taehyung supo que él no era el indicado.
- Oh, Dios, hyuuuuung - dijo, alargando la última vocal, retorciendo la espalda y gimiendo fuerte. Jin se detuvo un momento, para buscar el lubricante, y lo esparció entre sus dedos, frotándolos para calentarlo un poco, y con la mano embadurnada del producto, acarició el culo del chico. Metió un dedo, permitiéndole a Tae experimentar la sensación, pero no era nada que Taehyung no hubiera intentado por sí mismo. Claro, se sentía espectacularmente diferente porque era Seokjin quien se lo hacía, pero ya lo había intentado antes con su propia mano hasta los cuatro dedos. No sintió dolor, sólo una sensación estupenda de placer. Jin aumentó lentamente la cantidad de dedos dilatando al muchacho, se puso un condón y finalmente, avanzó con su cuerpo hasta besarlo una vez más en los labios, alineó la punta de su pene con el culo del rubio. Entró, lento, caliente y mojado, gruñendo melodioso, pues deseaba tanto a Taehyung, y por fin podía reclamarlo.
Estuvieron por un momento así, quietos, sintiéndose, y Taehyung se aferraba más y más, enterrando las uñas en los hombros del mayor, suspirando, intentando olvidar el ardor interior, el cual le costaba describir, no sabía exactamente si era doloroso, o incómodo, o exquisito. Fue más fácil inclinarse por aquella última opción cuando Seokjin comenzó a moverse, dentro y fuera, primero suave, y luego al máximo. El culo del muchachito sonaba con cada golpe seco de las caderas de Jin, como bofetadas, y sus gemidos graves contrastaban con los más agudos del mayor.
El cuarto se había convertido una deliciosa y escandalosa fiesta.
Taehyung estaba en cuatro patas cuando acabó sobre las sábanas, y Seokjin no pudo simplemente ignorar el cambio en la presión alrededor de su pene, y después de un par de embestidas, se corrió también. Se recostó sobre la espalda de Taehyung, abrazándolo, envolviendo su pecho, con las manos abiertas, queriendo abarcar todo su cuerpo, e intentando recobrar la respiración. Taehyung sonrió, enderezó su espalda y piernas, permitiéndole a Jin salir de dentro. El mayor se quitó el condón, le hizo un nudo y lo arrojó al piso mientras tanto, pues la prioridad en ese momento era mimar al hermoso rubio al lado suyo, abrazándolo nuevamente haciendo cucharita. Taehyung rápidamente volteó, para refugiarse en los brazos de Jin y sentir su pecho subir y bajar, el latido de su corazón, que recobraba la normalidad lentamente.
- ¿Cómo estás, amor? - preguntó Jin, con los ojos cerrados, acariciando al chiquillo a su lado.
- Muy bien, fue... - hizo una expresión de felicidad plena, como la de un gatito siendo acariciado, para luego continuar - demasiado bueno, Jinnie
- ¿No dolió mucho?
- Un poco, al principio, pero pasó... después fue uuufff... quiero hacerlo de nuevo, una y otra vez
- Hey, dame unos minutos... ya no estoy en mis veintiuno como tú - Seokjin rió.
Veintiuno, sí, claro.
De todas maneras, Taehyung no podía permitirse una segunda ronda porque ya era un poco tarde. Fueron ambos al baño, a limpiarse, y una mancha rosada tenue pintaba un rastro desde su culo hasta la mitad del abductor. Había sangrado un poco, y Jin se preocupó, pero Taehyung insistía en que estaba bien, que seguro algo se rompió un poco adentro, pero ya no le dolía. Se dieron una ducha juntos, jugando con espuma, vapor, y la piel resbaladiza, y finalmente, Taehyung volvió a su hogar, rechazando la invitación de Jin de quedarse con él, y también la de dejarlo en el auto en su casa.
Jin se sintió mal por dejar a Taehyung irse así, pero el chico insistió en aquello, y sus razones parecían sensatas para Jin.
La señora Kim esperaba preocupada en casa cuando Taehyung llegó con su uniforme y mochila.
- Vida, a la hora que vienes, me tenías preocupada
- Tranquila mamá, estábamos con Jimin en la biblio. - Dejó la mochila en el sillón, y fue a sentarse a la mesa a comer la cena, pero ya estaba lleno por merendar con Jin. Además el dolor de culo que sintió por sentarse bruscamente no pasó inadvertido para su mamá, por el grito que dio.
- Hijo qué te pasó...- le preguntó, extrañada.
- Parece que mis pantalones tienen una espina acá en la parte del culo - se sacudió la ropa con las manos rápidamente y volvió a sentarse, asegurando que ya no sentía nada y que seguro la espina se cayó.
- Ten cuidado, no es nada bueno clavarse algo en el culo, hijo
- Uff, sí, qué atroz - pensaba en que lo que le clavó Seokjin estuvo bastante bueno.
- Hijo, estaba pensando en algo - dijo la mujer, mientras terminaba de masticar la comida. - Creo que voy a devolverte tu teléfono, me siento más segura cuando puedo contactarte
- Oh - exclamó Taehyung, llevándose una grata sorpresa, pero no quiso demostrar la emoción que le causaba volver a tener su teléfono consigo, para no parecer un frívolo. - Está bien, mamá, gracias.
La señora hurgó su bolsillo, y le entregó el aparato. Taehyung lo guardó y también guardó su expectación para después. Comió normalmente y fue a acostarse, agotado. En la cama, no podía dejar de pensar en Seokjin, en su piel, su cuerpo, su sexo, su voz... abrazó un cojín peluche de un corazón con cara que tenía hacía años, y lo apretó contra su cuerpo.
- Ay, Tata, estoy tan feliz, estoy enamorado... ¿estás feliz por mí, Tata?
- Sí, TaeTae, sólo no hagan el amor frente a mí - respondió el mismo Taehyung, pero con una voz parlanchina, como si el peluche estuviera hablando. Luego, el chico se echó a reír por su propia ocurrencia. Apretó a Tata contra su pecho, e intentó dormir.
Mientras tanto, su madre revisaba la mochila del muchacho porque solía volver con el pan del sándwich duro y sin el queso, pero al parecer había comido todo su desayuno.
Lo extraño era esa muda de ropa sudada y arrugada entre sus pertenencias.
Holita!
Paso a dejar un nuevo capítulo. Estoy enferma acostada pero algo se hace u.u
Mañana es un día especial. Si todo sale bien, les contaré, y si no... no diré nada, como con todos mis fracasos ah no qué sad
Les agradezco que pasen a leer, votar y comentar y espero que este capítulo les haya gustado! ♥
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