Capítulo 12
Los copos de nieve empezaban a caer sin pausa sobre la nieve ya pisoteada. Se suponía que Seokjin ya estaría en su casa cuando la nieve comenzara a caer, pensaba Hoseok, pero aún no había llegado, ni tampoco le había marcado al teléfono.
Hoseok no era una persona insistente, quizás Jin se atrasó y lo conocía, el mayor odiaba sentirse presionado. Pero ya había pasado una hora del tiempo que habían agendado para reunirse.
No dejó pasar ni un ring más cuando recibió la llamada de su amigo, ycontestó lo más rápido que pudo, sin mediar reflexión.
- Hobi
- ¿Jin? ¿Qué pasa? Tu voz... - su amigo se oía muy mal. Estaba llorando, se notaba en su voz quebrada. Seokjin nunca lloraba, era la persona más fuerte que Hoseok conocía.
- Hobi, lo siento, no soy capaz de llegar a tu casa
- Hyung por favor, dime qué pasó, dime dónde estás y voy a buscarte
- Taehyung...
- ¿Qué le pasó a Taehyung?
Hoseok escuchó a Jin llorar al otro lado de la línea. Algo estaba definitivamente muy, muy mal. Hoseok sintió sus manos temblar, la sangre en sus venas corriendo a la máxima presión.
- Sólo dime dónde estás y voy a buscarte
- No sé en donde estoy - respondió sollozando.
- Dime qué ves alrededor
- Es... estoy... afuera de la escuela de arte de Corea... jugando en una máquina para sacar peluches
- ¿Qué haces ahí? ¿Sacando peluches? Creepy
Jin comenzó a llorar más. Ni siquiera quería recordar por qué estaba ahí. Hoseok se sintió verdaderamente culpable.
- Aquí es donde... Taehyung estudia
- Oh mierda. Voy para allá
Hoseok no era vidente ni brujo, pero siempre le pareció que Taehyung era demasiado aniñado para su edad. Tenía algo en su actitud que Hoseok no podía asegurar que era un hombre: Taehyung le parecía un niño, y no entendía cómo Jin no lo notaba.
Se sentía un mal amigo por no haberlo comentado antes, pero a la vez, pensaba que si lo hubiera hecho, habría sido inapropiado e incómodo. Jin estaba enamorado de Taehyung y se notaba que el chico ese también lo adoraba. Jamás se le pasó por la mente arruinar aquello tan bonito que habían construido por un simple presentimiento
Que resultó ser certero.
Hoseok llegó hasta el lugar en un par de minutos, estacionó en el primer espacio vacío que encontró en la cuadra y vio a Seokjin allí, con la cara roja, los ojos y los labios hinchados por el llanto reciente. Una chica le hablaba, y parecía que él estaba intentando convencerla de que se fuera, pero ella insistía en acompañarlo. Hoseok le hizo una seña con la mano, y allí se despidió rápidamente de la mujer y subió al asiento del copiloto.
Hoseok lo miró por unos segundos, pero Jin no dijo nada ni al subir ni durante todo el camino a casa del pelirrojo.
Una vez que llegaron al apartamento, Jin se recostó en un sofá y abrazó uno de los cojines. Tomó agua del vaso que su amigo le sirvió, y estuvo un buen rato en silencio, escuchando nada más que su propia respiración.
- Taehyung estuvo mintiéndome todo este tiempo, Hobi. Es un niño de secundaria, aún ni cumple los dieciocho
Hoseok lo escuchó, se frotó los ojos por un momento, con un gesto cansado. Siempre lo pensó, pero jamás le hizo caso a su intuición, por respeto a Seokjin, pero terminó arruinando todo.
- Mierda, Jin... - el muchacho tragó saliva - siempre pensé que era algo infantil pero... no sabía... discúlpame, por favor, por no decírtelo
- Entiendo que no hayas querido decir algo así. Como soy de testarudo, de seguro me habría enojado contigo en vez de pensar en las posibilidades - Jin suspiró. Cuando creyó que tenía todo controlado, un temblor sacudió su cuerpo y comenzó a llorar nuevamente, siendo imposible calmarse. Hoseok se sentó a su lado, y lo abrazó, acariciando su espalda.
- Soy un... idiota, pervertido, un enfermo-
- No lo digas, hyung. No sabías que edad tenía
- Todo este tiempo... Hobi, tengo tantas fotos, tantos videos, puedo irme preso
- No, Jin, no... vamos a empezar por eso, ¿okay? Vas a borrarlo todo
- Sí, sí, Hobi - dijo, entre sollozos, buscando su celular en el bolsillo. Tenía varias llamadas perdidas y mensajes de Taehyung que no oyó por tener el teléfono configurado en modo silencioso.
- Aaaantes que todo. Bloquéalo – Hoseok recomendó con severidad
- Sí, es cierto - sollozó una vez más, y con una profunda punzada en el pecho, bloqueó a Taehyung de todo posible contacto. Su vocecita adormilada de cada mañana contestando el teléfono, hizo eco en su cabeza, casi como rogándole que por favor no rompiera el lazo, pero por salud mental debía hacerlo.
- Tienes que ser fuerte hyung, y no buscarlo
- ¿Cómo se te ocurre que voy a buscarlo? Es un delito - respondió Jin, queriendo enterrarse vivo. - Siempre estuve cometiendo un delito.
- Hyung, no lo sabías
- ¡Debía saberlo! ¡Éramos novios! - respondió, sobresaltado. Luego, recuperó la calma, pero sólo para transformar la rabia en tristeza. - ¿Tan poco lo conocía? Cómo es que no pude darme cuenta que estaba mintiéndome...
- Confiabas en él, obviamente no pondrías en duda las palabras de la persona que amas y que te ama
- Ya ni siquiera sé si me amaba o sólo estaba usándome
- Hyung, de lo que no me cabe duda es de que el crío ese sí que te ama mucho...
Seokjin hundió el rostro en sus palmas y siguió llorando. Hoseok lo dejaría desahogarse hasta quedar seco, si eso era lo que lo haría sentir mejor. Lo acompañó, un buen rato en silencio, mientras Seokjin se deshacía en lágrimas.
El mayor no tuvo que preguntar nada cuando Hoseok le ofreció su cama para pasar la noche. Seokjin se quitó los zapatos, se acostó con ropa, abrazó una almohada y cerró los ojos. Cuando Hoseok apagó la lámpara para dejarlo, el mayor protestó. – Duerme acá, Hobi por favor.
Necesitaba anclarse a su amigo. Se sentía incapaz de dormir solo en aquella noche. Y Hoseok se quedó allí, haciéndole compañía.
~
La vida de Seokjin se había convertido en un ir y venir rutinario y aburrido. No es que siempre estuviera haciendo cosas excitantes y novedosas, pero tan sólo un mensaje de Taehyung de buenos días era suficiente para que cada jornada fuese el día más feliz.
Extrañaba a Taehyung a morir. A ratos de verdad sentía que moriría.
Estaba cocinando cuando sus manos debían por obligación encontrar agarre en el borde de la encimera. Su compañero de cocina lo había notado, y le dijo, con amable preocupación, que quizás estaba sufriendo vértigo. Seokjin siempre negaba con la cabeza y decía que estaría bien, que simplemente estaba cansado.
Su jefe le ofreció un par de días libres – algo inusitado en ese tirano – pero Seokjin no quiso tomarlos. Dios, cada vez que se encontraba solo en casa terminaba queriendo llamar a Taehyung, o peor, saliendo a buscarlo.
Se golpeaba la cara con la mano fría cuando esos pensamientos se convertían en la idiotez de querer saltar al Río Han. Dios, si no fuera por Hoseok... ese tipo era un ángel. Vivía diciéndole que estaría bien, que el tiempo lo cura todo, que dedicara su tiempo al trabajo y a desarrollar algún entretenimiento en los ratos libres. Hasta dormía junto a él si Seokjin estaba muy desconsolado.
Borrar todo el material que tenía con Taehyung había sido como arrancarse la piel de los huesos. A decir verdad, no pudo hacerlo, fue Hobi quien tomó su celular y comenzó a hacer la limpieza. A cada minuto lo interrumpía, "no borres esa, es demasiado hermosa", entre lágrimas, recordando aquel día de picnic en el parque, una linda tarde en la costa, acariciando un gatito siamés en un café de gatos, paseando al perro de Taehyung por la vereda... como buen amigo que era el pelirrojo, le acariciaba la espalda, y le decía que si cortaba todo de raíz, sería mucho más fácil superarlo, y borraba cada una de las fotos, por más bonitas que fueran.
Aunque le dolió, no objetó borrar al material sexual. El sólo hecho de tener eso en su teléfono era un ticket de entrada a la cárcel, sin regreso. Y ya, en un abrir y cerrar de ojos su teléfono estaba limpio, pero su consciencia jamás lo estaría.
~
Hoseok se sintió orgulloso cuando acompañó a su amigo a dejar los documentos a la embajada japonesa. Seokjin había tenido ese sueño desde siempre, perfeccionar sus estudios en el país vecino durante un buen tiempo, y quizás hasta echar raíces en tierras niponas.
Lo dudó muchísimo. Tenía un trabajo estable, un bello departamento, un novio con el que pensaba formar familia. Pero todo había sido frágil como un sueño, y ya nada lo ataba a ese lugar. Podía rentarle barato su apartamento a Hobi, ya que el chiquillo pagaba un arriendo estratosférico por el lugar en donde vivía, y así también Seokjin se aseguraba de que su casa estuviera en buenas manos.
Se preguntaba qué habría pasado de seguir con Taehyung. Quizás se habría estancado y nunca se hubiera atrevido a cumplir su sueño. Estar sin él tenía algo positivo, pensaba, cuando las lágrimas amenazaban con salir una vez más.
Pero más que pensar en qué pasaría, se entrampaba preguntándose si es que Taehyung ya habría intentado contactarlo. No había ido a su casa, al menos, y si bien una parte de él lo agradecía, otra lo resentía. Era ese estúpido impulso de querer que la otra persona sufra también, tanto como uno, porque eso era lo justo, ¿no?
A veces quería desbloquear su número, pero recordaba a Hobi diciéndole que cortar todo de raíz lo hacía más fácil, y menos sufrido. Además, ¿de qué le servía conservar algo, si se iría a Japón a comenzar una nueva vida?
No tenía sentido, como muchas cosas después del torbellino que fue Taehyung en su vida.
~
Namjoon caminó a paso lento hacia la tienda donde trabajaba Jimin. En parte, para no resbalar con el hielo negro, y también para aplacar sus nervios crecientes. Podía proyectar una imagen de seguridad, con la chaqueta de cuero y los bototos punta de fierro, pero los calcetines de Ryan bajo el calzado eran la metáfora perfecta para describir su coraza versus su interior. El rubiecito le había dicho que funcionaría, pero ¿y qué tal si las cosas no salían como esperaba? En el último tiempo, había sido sorprendido por el destino ingratamente, pero quizás aquellas puertas cerrándose le permitían abrir ventanas.
Cuando entró a la tienda lo buscó, y allí estaba, con sus dientecitos asomados, mordiéndose el labio inferior mientras apilaba unas cajas.
- ¡Hola! – saludó Namjoon, agregando nada más. Extrañamente, se sentía algo atragantado.
- Namjoon-ssi, buenas tardes. Jimin anda por ahí en uno de los pasillos
- Oh, gracias por avisarme, pero venía a hablar contigo
- ¿Conmigo? – preguntó, sorprendido - ¿necesita algo?
- En realidad quería hacerte una invitación
- ¿A mí?
- Sí, Jungkook, ¡a ti!
- ¿Está seguro? – La duda del muchacho causaba una sensación extraña en Namjoon. ¿Por qué sonaba como si no le creyera? - ¿Y a dónde?
- Tengo entradas para el parque de diversiones de Felicilandia, por si quieres ir... conmigo
Jungkook amaba los parques de diversiones, eran su entretenimiento favorito y hacía mucho tiempo que no iba a uno, ni siquiera había conseguido subir a los juegos de las ferias itinerantes que a veces llegaban a la ciudad. ¿Cómo podría decirle que no? Además era Namjoon, básicamente como cumplir su sueño.
Sin embargo, se veía compelido a rechazar su invitación. Su mente lo hacía cuestionarse lo forzada que parecía esa ocurrencia espontánea. Estaba seguro de que Jimin le había dicho que lo invitara, y parecía que Namjoon haría cualquier cosa por agradar a Jimin.
Jungkook suspiró. ¿Y que ganaba con rechazarlo? Mejor era aceptar e ir como amigos antes que no tener nada. Además, si no iba con Namjoon ahora, no conseguiría ir en mucho tiempo, suponía. Jimin no contaba, de sólo subirse a las tacitas sentía que moría. Taehyung estaba encerrado en su casa en una horrible crisis emocional por la que no quería ni bañarse. Podría ir con Jimin y Yoongi, subir a las atracciones con este último y dejar a Jimin abajo concursando por peluches y premios, pero Yoongi nunca tenía dinero para nada y había que pagarle todo. Si descartaba uno a uno los posibles acompañantes, nunca podría ir.
- No voy a decir que no – el muchachito sonrió, contra todo pensamiento pesimista – ¡me encantan los parques de diversiones!
Namjoon sonrió también. Jimin tenía razón, Jungkook sí era del tipo de persona que apreciaría una invitación como esa. Parecía un buen chico, era lindo y simpático, y el mayor tenía esa sensación de que era el tipo de muchacho que se mostraba introvertido con los extraños, pero en confianza de seguro era un diablillo.
A Namjoon le gustaba la dualidad, no lo negaría.
- Toma – le entregó el ticket. – Son para el sábado. Te pasaré a recoger a tu casa
- Gracias, Namjoon-ssi
El mayor abandonó la tienda ondeando la mano y fue ahí cuando Jimin, quien estaba observando todo desde detrás de una estantería, salió brincando como un animalito.
- ¿Tienes algo que ver con esto? – preguntó Jungkook, fingiendo molestia, pero Jimin veía más allá. Jungkook estaba más feliz que en todo el tiempo que su amigo lo conocía.
- ¡Yo no! Tú sí – Jimin exclamó, sonriendo
- Yo no hice nada para esto
- Pero te invitó a ti
- Esto es raro, ¿es una cámara indiscreta?
- Deja de ser tan incrédulo, hombre, eres asombroso y cualquier chico querría invitarte a salir
- Desde que tengo memoria, eso no ha pasado
- Siempre que vamos a fiestas alguien quiere bailar contigo y piden tu número
- Pero nunca es alguien que realmente me guste - rezongó
- ¡Eres tú el exigente! ¡Te sobran los pretendientes!
- Pero Jimin, entiende mi inseguridad... por primera vez el chico que me gusta me invita a una salida, y además, sé que le gustas tú. Estoy contento, pero no puedo evitar pensar en eso
- Ya olvídate de eso, ¡no puedo gustarle yo para siempre! Ahora está invitándote a ti
Jungkook suspiró por enésima vez en el día. Ya había perdido la cuenta, se le estaba acabando el aire de tanto hacerlo.
- Sólo lo hace de aburrido
- ¡No tiene caso hablar contigo! Ya, es casi hora de terminar el turno, deberíamos ir a ver a Tae
- ¡Ok! Vamos – finalmente sonrió con aceptación. Quizás Jimin estaba en lo cierto, las cosas cambian con el tiempo, y los sentimientos y atracciones también.
Para Kookie, ahora la ilusión se acrecentaba peligrosamente, como nunca antes se lo había permitido.
~
Seokjin estaba conversando con un cliente quien felicitaba su desempeño, cuando al despedirse, sintió un leve tironcito en su delantal. Era su jefe, molestando otra vez. Una clienta deseaba hablar con él, y no pudo evitar verse sorprendido por estar tan solicitado en ese día.
Por alguna razón, se sentía especialmente exitoso en lo laboral en esa última semana. Quizás cocinar con tristeza se le daba mejor, quizás ponía más sentimiento en los platos, o algo así.
Dios, era ridículo, se daba un golpe mental por creer en esa idiotez.
- ¡Joven! Qué maravilla que pueda atenderme
De todas las personas que quisieran hablar con él, tenía que ser ella, por la mierda. Ver su cara era ver a Taehyung. Jin pensaba que estaba logrando superar un poco la necesidad de contactarlo, pero teniendo a la señora en frente, le daban ganas de arrodillarse y suplicarle por saber cómo estaba Tae.
¿Qué estaría haciendo? ¿Estaría bien? Por la fecha, debía estar en el receso de invierno. Probablemente ya había celebrado Navidad y su cumpleaños, ¿habría hecho algo especial? ¿Tendría ánimo de celebrar? Porque, por su parte, Seokjin sólo se quería morir. ¿Estaría abrigado ante el horrible frío? ¿Se alimentaría bien? ¿Cómo se sentiría? Agonizaba por saberlo, esa era la maldición que Taehyung le había puesto encima, estar todo el día dando vueltas alrededor de ese chico sólo para terminar engañado y destruido.
- Dígame, en qué puedo ayudarle - le sonrió, ocultando los deseos irrefrenables de zamarrearla y preguntarle una y otra vez por su hijo.
- Mi marido y yo estaremos de aniversario, cumpliremos veinticinco años de casados el día cinco de enero, y celebraremos nuestra boda nuevamente, con una hermosa fiesta. Quería que usted fuese mi banquetero, no confío en nadie más
Seokjin se sorprendió por la petición. ¿Por qué él? Sí, sabía que su talento en la cocina era reconocido, pero ¿acaso no había nadie más? Simplemente no podía aceptar esa propuesta.
- Oh... de verdad agradezco que me considere... pero... ehm... tengo que trabajar acá ese día y-
- Te daré libre ese día para que vayas, Seokjin
Ese hijo de puta, nunca había sido tan amable y ahora tenía que cagarla con su gentileza. ¿Cuánto rato llevaba parado ahí escuchando la charla?
- Uhm... pero también debo preparar todo para mi viaje y...
- ¿De verdad va a negarse a algo para lo que sólo lo busqué a usted? No hay mano como la suya... y yo sueño con que mi segunda boda sea perfecta... sólo me falta usted
Los ojos llorosos de la dama, y los de su jefe quemándole la piel, lo obligaron a decir que sí. Diablos, no había pasado un segundo y ya se arrepentía por tamaña imbecilidad. Era obvio que Taehyung estaría allí, era más que lógico, no se perdería la celebración de sus padres.
Seokjin debía ser cauto y permanecer encerrado en la cocina, haciendo su trabajo como todo un profesional dedicado.
Aunque, a esas alturas, ya no confiaba ni en su propia ética.
~
Llegó el día de la boda de aniversario y Seokjin llegó a la hora acordada. Entró directo a la cocina en el centro de eventos, y se coordinaron junto a los cocineros y trabajadores del matrimonio, y comenzaron con la labor. Se oía música de fondo y una que otra persona dando vueltas por el lugar, ya que la pareja, su familia y los invitados aún estaban en la iglesia.
Mientras saboreaba la salsa con una pequeña cucharilla, pensaba en lo mucho que deseó casarse también, tener una linda fiesta, flores y velas, invitados felices y música para bailar, primero un vals con Taehyung, luego con su suegra, y al final, que la música se hiciera una con la sangre de sus venas hasta el amanecer. Llegar con Taehyung a casa, arrojarlo a la cama y hacerlo una y otra vez, ir de luna de miel a tierras desconocidas y quedar famélicos de tanto follar.
Todos los planes fueron siempre con Taehyung. Deseaba cada día que las cosas hubieran sido distintas, que fuera una pesadilla, no haber conocido a Taehyung nunca en la vida, haberse ido a Japón hacía años y no estar lidiando con el peso de su corazón ahora. No podía sacarlo de su cabeza ni por un minuto, ni con toda la rabia que tenía contra él.
Y allí estaba, cocinando para los Kim como un esclavo de su necesidad de seguir amarrado a ellos de alguna forma.
Escuchó como una caravana de vehículos venía llegando y supo que ya la fiesta comenzaría. El movimiento en la cocina comenzó a agitarse, y aunque en un principio sólo servirían un coctel, no pasaba mucho tiempo para que la gente comenzara a poner cara amarga por esperar la cena, así que era imperioso apresurarse.
Seokjin se movía con gracia entre fuego, ollas, sabores y personas. Demostraba a los cocineros la organización de los platillos, las porciones, la decoración, mientras se dedicaba a los postres por su cuenta y con ayuda de otros cocineros. La gota de sudor corría gorda por su frente, mientras decoraba los postres, y ya los primeros platos de la entrada comenzaban a salir al público.
Murmullos de satisfacción se escuchaban, contribuyendo a su concentración y foco en preparar lo mejor de lo mejor para este evento. Una vez que el postre estuvo servido, ya no quedaba más que colgar el delantal y descansar. Uno tras otro entraban los garzones con torres de platos y vasos apilados, con una habilidad sorprendente.
Secaba su frente con un pañuelo, recobrando la paz de terminar con su cometido, cuando una quebrazón de platos lo sacó de su tranquilidad. Se acercó a ayudar, el pobre tipo tendría que pagar todo lo que estuviera roto, así que no le venía mal una mano, al menos para ayudarle a pararse.
Cuando sostuvo su mano, allí estaba.
Quién más que él.
Vestido de mozo. Perfectamente arreglado, con un pañuelo en el cuello, un sombrerito verde que era parte del uniforme, y una chapita en el pecho con un nombre ridículamente falso que ponía Kim Renoir.
Era un puto maestro del engaño, era la última sorpresa.
Y su corazón se debatía entre odiarlo por ello, o amarlo por la oportunidad que su mentira les dio.
Por fin me inspiré para subir algo mío! Señol, que me ha costado en el último tiempo T__T
Y se va a Japón Jinnie... #impaktada ¿qué pasará con nuestro Tete mentiroso?
Sólo le queda un capítulo a Last Surprise! :c Me gustaría subir un extra con curiosidades sobre este fic una vez que lo termine, porque tiene un montón de detalles en su elaboración XD Puras pendejadas pero que le dan el toque especial XD!
Miren me inspiré tanto que hasta hice un meme
Bueno, gracias por leerme, votar y comentar. Gracias también por sus palabras de ánimo cuando andaba en la sad. Ahora ya no soy #sadAlpaca, más bien soy una #AlpacaTrabajólica. Pero ya se vienen las vacaciones de invierno y allí escribiré hasta que se me acalambren los dedos :3 Besos! Los/as quiero!
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