8 "Guacamaya"

Estamos a metros de distancia, pero ella me vio. Así que me quedé en la misma exacta posición, no iba a ser yo la que desviara la mirada. Obvio tenía que ser ella pues daba un discurso. Arrugó la cara sin poderlo evitar en un gesto que conocía bien y anunciaba que empezaría a salir humo de su cabeza. Estaba furiosa.

Ella tuvo que seguir hablando y pude notar como buscaba a su prometido, me encogí de hombros no sin antes ver hacia Connor quien la miraba a ella y luego me miraba a mí. Moví la cabeza y suspiré. Esta noche me confirmaba que ya ni siquiera quedaban restos de coraje por mi orgullo mancillado. Aun así, no era tan inocente como para pensar que la Young no intentaría hacer algo en mi contra.

- Ella te recuerda bien. –Ben dijo nuevamente al oído y di un pequeño salto en mi asiento.

- Tu sigilo es el de un gato. –acusé.

- ¿Por qué el tipo de enfrente no deja de verte? –preguntó como si nada.

- ¿Qué tipo? –dije fingiendo aburrimiento y mirando hacia Melissa que seguía alabándose a sí misma por sus disparatadas ideas para la noche. Pero en general ya solo oía bla bla bla.

- Sabes bien de quien hablo.

- Así que según tú debo tener un radar interno que me permite saber quién me mira, en todo momento.

- Sé que siempre atrapas miradas Mónica. –su voz no lucía particularmente alegre cuando lo dijo.

Yo lo vi sorprendida, nunca me he considerado mujer que atrape miradas. No soy fea, sé que soy atractiva sí, que puedo verme mejor cuando me meto producción, pero la frase la había dicho como si eso fuera lo usual en mí. Y no lo es, sobre todo cuando estoy en pijamas y tengo el pelo en un moño desordenado. No es que me importe mucho que alguien me vea así.

- Claro. –me burlo y sus ojos destellan con algo que no capto.

- Ese tipo no ha dejado de lanzarte miradas, como si te conociera muy bien ¿algún ex?

Para añadir calamidad a mi noche Tristán parece prestar atención a la última frase.

- ¿El que querías que golpeara? –pregunta solicito.

- No. –digo rápido y enfáticamente.

- ¿Un ex que ahora es el novio de la mujer que habla? –Ben pregunta con tranquilidad, pero veo que está muy atento a mi respuesta y su hermano por supuesto que también. Maldita la capacidad deductiva de Benedict y  maldita su brillante inteligencia.

Veo a Melissa hacer una clase de chiste y mueve las manos de tal manera que noto una especie de hilos que cuelgan de sus brazos, viéndola así luce como una guacamaya atrapada en una red. La imagen se cuela en mi cabeza y acude en mi rescate para al menos recomponerme un poco del asedio de mis acompañantes de mesa.

- No voy hablar de mi vida amorosa con ustedes. – contraataco y ambos tuercen el gesto. – Es justo ¿no? Si quieren saber, adelante, cuéntenme sobre la suya al menos la de este mes y yo hablaré sobre mi vida amorosa en este mes. –Ofrezco. –No quiero oír nada de meses anteriores porque no tendría suficiente tiempo con esta noche para oír sobre sus guarrerías.

- Salí con una rusa y terminé de salir con ella hoy. Cero formal, totalmente casual. –dice Tristán aceptando el reto mientras alza una ceja complacido. No ha dicho nada que no sepa.

- No salí con nadie este mes. –Dice su hermano mayor.

- Oh, vamos ¿y que fue de Anya? Rusa también, por cierto. –Me dice Tristán y de pronto me siento molesta y tengo ganas de darle una cachetada telenovelesca y no tengo la menor idea de porqué, quizás porque no sabía y suelo saber de todos sus ligues, quizás porque me irrita su preferencia por rubias platino pechugonas al igual que Tris. Quizás porque bebí demasiado...

- No en este mes. –le responde Benedict como si estuviera apretando la mandíbula al decirlo mientras parece querer fulminar a Tristán quien ni se percata.

- ¿Seguro? -le digo tomando el resto de mi bebida y pidiendo otra.

- Sí. –afirma serio. Me encojo de hombros.

- Bueno, ya que compartieron sus flamantes vidas amorosas debo decir que este mes no he tenido vida amorosa alguna.

- Fuiste tramposa desde el principio. Pero sé bien que ese de enfrente fue algo tuyo y hay historia con la mujer multicolor. –Insiste Ben.

- Trabajé con la guacamaya... la mujer multicolor, no quedamos en los mejores términos y él es su prometido. –comento recibiendo mi bebida y sonriéndole al que me la trae. Tristán echa una ojeada con descaro total y ha de lucir amenazante porque Connor ya mira hacia el frente como un soldado. No ayuda que Ben mira hacia allá también luciendo serio.

- Tú solo pídelo Mon. –Ofrece la paliza nuevamente como si nada. No puedo evitar reír.

- No es él a quien querías le dieras una. –Miento.

Melissa ya se ha bajado y camina como estrella de cine entre las mesas, alzando la mano saludando como si estuviera en una alfombra roja y la risa quiere salir de mi boca de forma loca, así que apuro otro trago. La veo llegar a su mesa y plantarle un beso de lengua y todo a Connor que luce como si lo estuvieran atacando. Se sienta después de eso y mira hacia mi mesa. Luce sorprendida al ver quienes me acompañan. No sé si los conozca, pero seamos honestos, ellos no necesitan presentación. Alzo mi copa hacia ella en un brindis silencioso y le sonrío como si fuéramos viejas amigas. Sigue mirando sin parpadear y sin responder. No esperaba menos. Connor está medio desparramado en la silla aun y siento una mano en mi hombro. La música ha empezado a sonar y ni cuenta me había dado. Una suave y gentil voz dice mi nombre, así que alzo la vista.

- ¿Bailamos Mónica? –me dice Caleb con su cálida sonrisa.

¿Pero es que va haber baile? Me lleva el tren y sin boleto digo por mis adentros. Estaba segura que sería unos tragos, discursos y listo. Esperaba estar en mi sofá viendo Netflix mas tardar a las nueve de la noche. Tardíamente me doy cuenta que el hombre ha ido en mi rescate. Mi hermana seguro ha de haber estado pendiente de mí. Sonrío por ello.

- Claro.

- ¿Quién eres? –pregunta Ben sin importar que su tono suena rudo.

- ¿Debo pedirte permiso? –lo miro molesta.

- No, pero ¿Quién es?

- Solo contéstale Mónica. –Le apoya Tristán y los miro como si se hubieran vuelto locos.

- ¿Qué rayos están tomando? ¿En qué momento se les fundió el cerebro? Estoy así –hago un gesto con mis dedos- de lanzarles una silla a cada uno a su cabezota de piedra. –A ellos no parecen importarles mis amenazas y siguen diseccionando al recién llegado.

- ¿Son tus guardaespaldas? –dice entonces Caleb divertido.

- Son carne muerta. –aseguro.

- El español suena sencillamente precioso ¿sabes?

- Los estaba insultando. –Caleb ríe al escucharme.

- Me gusta mucho cuando tu hermana lo habla. La cadencia de su voz hace que sea único. –lo dice como si en ese momento la estuviera escuchando.

- Es el jefe de Kislev. –les digo levantándome. Ben luce relajado al oírlo pero Tristán no. Su ceño se endurece más y está a punto de decir algo cuando tomo el brazo de Caleb y lo giro hacia la pequeña pista.

- Gusto conocerlos. –les dice mientras lo saco de allí.

Un buen rato después...

Con una risita me desplomó en la parte de atrás del auto que nos recoge. No sé exactamente como llegué allí, hay un saco en mis hombros que huele delicioso, estoy a punto de aspirar con fuerza el aroma, pero no estoy totalmente ebria y alcanzo a identificar de quien es así que me detengo. El auto arranca y veo quien está a mi lado, por obvias razones debe ser Benedict, pero está borroso ¿Cuántos tragos tomé?

- ¿Quién eres? –pregunto para confirmar.

- ¿Esperabas que fuera Connor? –me responde Ben con cierto dejo de frialdad. Frunzo el ceño. Solo quiero dormir.

- ¿Quién es Connor? –pregunto sinceramente, porque no lo recuerdo.

- ¿Qué quien es...? Estás más borracha de lo que pensé. Bueno, lo que hiciste no dejaba dudas, pero creí sinceramente que no era por efecto del alcohol.

La niebla se aclara un poco y me entra una sensación de alarma. Trato desesperadamente de enfocar a Benedict no puedo y me masajeo las sienes. Escucho que pide al conductor que se detenga en una farmacia.

Con demasiada lentitud empiezo a ubicarme. Después de todo solo han pasado minutos ¿Cómo es que ya olvidé todo?

Recuerdo bailar con Caleb, recuerdo como Melissa se acercó con Connor a nosotros y empezó a pegarse cual lapa a su intento de prometido. Se frotaba contra él, aunque la canción estaba lejos de ser para esa clase de movimiento. La cara de Connor era de antología. La risa atascada salió de mi garganta y vi a Caleb quien también aguantaba la suya, lo malo que yo sí fui escuchada. Vi la mirada furiosa de Melissa dirigirse a mí. Tuvo la delicadeza de acercarse medio bailando.

- ¿Te causo gracia? –preguntó con animosidad.

Con claridad viene a mi mente que asentí moviendo afirmativamente la cabeza y añadí un sí alto y claro. Caleb me vio con sorpresa. Me encogí de hombros.

- No en mal plan. – aclaré innecesariamente. Y era cierto, me daba risa porque seguro se la daba a más personas aparte de mí. No por nuestra vieja historia.

- Déjalo. –Le pidió el papanatas de Connor. Pero Melissa tenía cara de verse insultada a un nivel supremo.

- Sí, sigue bailando. –pedí.

- No dejaré que me pongas en ridículo. –Susurró dramáticamente. Dada la música entendí más que nada por el movimiento de sus labios.

Puse cara de contrariedad ¿Yo la ponía en ridículo? Vi a Caleb e hice la pregunta.

- ¿Yo la pongo en ridículo? – Como todo un caballero negó. A este paso apenas nos movíamos los cuatro, pero seguíamos fingiendo que bailábamos. Menos mal estábamos tan apretujados que no llamábamos la atención o al menos, no la de todos.

- Tengo sed ¿nos vamos? –Caleb a todas luces quería salir de allí, no lo culpé.

- Claro, pero solo quiero decir algo.

- Oh no. –Alcancé a oír a Connor.

- Querida, yo no te pongo en ridículo. Lo haces sola cuando te vistes como Guacamaya.

- ¿Qué? Repítelo.

No había hablado bajo, pero la música había cambiado y con ello el volumen, ahora era mucho más alto.

- Que pareces guacamaya.

- ¿Qué? –insistió.

Dios santo. Apenas era un poco más alto el volumen, pero ella no oía nada. Me acordé cuando había tenido que ir al médico a que le sacaran un montón de porquería del oído.

- ¡Que pareces una guacamaya! –grité y lo hice justo cuando la música paró. Todos se giraron a vernos y sentí una mano tirar de mí hacia fuera de la pista. Escuché risas y un grito ultrajado de Melissa. Afortunadamente eso parecía haber llamado más la atención y la desvió lo suficiente de mí.

Siento el auto parar y me saca de mi paseo por mis recuerdos. Ben sale y regresa con una botella de agua y me da dos aspirinas. Las tomo sin decir nada.

- Te sentirás mejor pronto. –me dice. - ¿Has recordado algo?

- Solo le dije guacamaya.

- Delante de cientos de personas.

- Ella fue a extender su plumaje enfrente de mí. –Lo veo apretar los labios y sé que trata de no sonreír. Pero luego mueve la cabeza, serio.

- Y su flamante prometido la dejó allí y fue detrás de ti.

- ¿Qué? – como quisiera que las aspirinas hicieran efecto ya, porque la niebla no termina de largarse.

- A reclamarme seguro.

- No. A tratar de recuperarte. Es tu ex ¿no? –Me mira con suma atención.

- Sí. –claudicó y tomó un sorbo grande de agua.

Puse la fría botella en mi frente. Ahora sabía que Caleb me había sacado de allí. Lo que había pasado a continuación apareció como si el telón hubiera sido quitado.

- Lo siento. –le había dicho entre risas al nuevo jefe de mi hermana.

- Vaya que sabes cómo animar una fiesta. –Dijo aun sorprendido pero sonriente.

- De verdad, lamento haberte puesto en ese aprieto. Ve a tu mesa por favor. Déjame aquí. Yo me largo.

- ¿Segura?

- Sí, sí. –di un paso y me tambaleé ligeramente. –No bebí tanto. –dije a la nada.

- Espera aquí, iré por Kislev y las llevo a casa.

- Bien. –pero tenía que ir por mi bolsa. Di dos pasos lentos hacia mi mesa y otra mano me sacó a un pasillo aledaño. Vaya que no estaba en mis cinco sentidos si cualquiera podía moverme a su antojo. A este paso terminaría asesinada por Melissa y no podría defenderme.

- Mónica, perdóname por favor perdóname. -Me dice el idiota número uno de mi vida en este momento. Estaba atrapada pegada a un cuerpo que no sabía de quien era hasta que habló. Al ver que era Connor me solté con fuerza y me pegué a la pared.

- Vete.

- No, escúchame.

- Diablos, no. Melissa te va matar.

- Melissa fue un error. –dijo con ojos suplicantes y arrepentidos.

- Tu error. No el mío. Asúmelo.

- Sé que aun sientes algo por mí.

- Perdón ¿Qué? – lo vi con repulsión.

- Por eso estás aquí. –insistió.

- ¡Estoy aquí con mi Jefe! Tenía que venir. No sabía que vendrías tú o ella. Me voy. -Me giré hacia la entrada al salón y él me detuvo agarrándome la muñeca, traté de liberarla, pero él no me soltaba. –Viene alguien. –mentí y él me soltó tan rápido que me precipité hacia la entrada chocando con Benedict. Suspiré de alivio al verlo. –Ben. –me aferré a las solapas de su traje. Al ver mi agitación vio con tal seriedad mortal a Connor que este se excusó enseguida. Maldito cobarde.

- Espera. –le dijo cuando estaba a punto de escabullirse. –Vuelves a tocarla en contra de su voluntad y te juro que te arrepentirás.

Connor salió rápidamente y yo puse mi frente sobre el pecho de Benedict sintiéndome muy cansada.

- ¿Cómo sabes que me tocó?

- Alcancé a ver que te retenía y que te soltó en cuanto entré.

- Es un idiota.

- Vuelvo a verlo cerca de ti y recibirá una paliza Mon.

- Bien.

- ¿Es tu ex?

- Es un idiota.

Al ver que no diría nada más me sacó del pasillo y nos topamos con Kis que me buscaba. Benedict le había dicho que me llevaría a casa y que ella podía irse después con tranquilidad. Le había dado la mano a Caleb no antes de decirle que más valía Kis llegara en una pieza. Ambas rodamos los ojos y luego yo estaba en el auto soltando risitas tontas.

- ¿No admitirás la razón por la cual te llevó al pasillo? - Ben insiste mientras trato de no sentirme mareada.

- No lo recuerdo.

- Mentirosa.

- En serio, mi cabeza no se aclara. – No sabía porque mentía, pero no quería dar más detalles de mi revoltosa vida amorosa anterior. No cuando habíamos acordado hacía horas que nadie diría nada de su historial amoroso. –Solo quería salir de allí.

- Era más que obvio lo que quería al poner ojos de becerro estúpido.

- Pues no quiero volver con él. No cuando me engañó con Melissa Young.

- Ah, la verdad sale a la luz. Estaba en lo cierto.

- Cállate. -En serio, solo quería dormir.

- ¿Lo harás?

- ¿Qué cosa?

- Volver con él.

Me giré a verlo molesta.

- ¿Tú que crees Benedict?

- Creo que insultaste a su prometida en público. Eso dice mucho. Aun sientes cosas...

- No la insulté, solo señalé lo obvio. Ella se me puso enfrente como si estuviéramos en la secundaria y buscara marcar territorio. Dime ¿en serio no te recordó al ave multicolor?

- No.

- ¿Quién miente ahora? Oye, ¿Dónde estamos?

- En casa de la abuela.

- Dijiste que me llevarías a mi departamento.

- Aquí puedes descansar igual.

- Como sea. –Lo único que quería era una cama. Y allí había de sobra. Llegamos y entramos los dos. Yo ya me caía de sueño. - ¿No te vas?

- Sería atravesar la ciudad así que no. Me quedo también. –vio su reloj y luego a mí.

- Me voy al cuarto de invitados. –Vi una silla y me senté.

- Ese no es el cuarto de invitados.

- Tengo mucho sueño. –puse mi cabeza en el respaldo. Sentí como me levantaba de allí, protesté y luego la inconsciencia. 

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