6 "¿Qué te hice?"

- Te ves divina cariño. –me dice Kirk levantando los pulgares cuando salgo del baño y le sonrío en agradecimiento.

- Estamos retrasados Mónica. –dice casi al mismo tiempo Benedict saliendo de su oficina mirando su reloj.

- Claro que no. –miro el mío y tenemos tiempo para llegar algo justos, pero no estuve ni quince minutos cambiándome. Alzo la mirada lista para protestar, pero mi Jefe está repasándome con la mirada de arriba abajo. - ¿Qué? –preguntó mirándome el vestido y los zapatos. - ¿Hay algo mal?

Benedict sonríe levemente.

- Vámonos.

No le hago caso y trato de mirarme en los cristales divisorios de mi oficina, pero por supuesto el reflejo no es bueno, pese a ello giro a un lado y al otro intentando ver algo, sabiendo que correr al baño a verme de nuevo nos hará perder más tiempo.

- Creo subí de peso. –comento.

- Si eso logró ese trasero de infarto, ni te quejes. Te ves deliciosa. –Kirk comenta aun en el pasillo mientras está comiéndose una dona. Me rio quedamente por su comentario, pero sí, definitivamente subí de peso.

- Kirk. –dice Benedict.

- ¿Sí?

- ¿Ya tienes el reporte que te pedí de Empresas Madison?

- ¿Qué no era para mañana?

- Lo quiero para hoy.

- Pero...

- Quizás si no dejaras de perder el tiempo, serías más productivo.

- Sí, señor. –dice el pobre y corre a su oficina. Miro a Benedict frunciendo el ceño.

- Claramente escuché cuando le dijiste que era para mañana.

Él se encoge de hombros con indiferencia.

- Cambié de opinión ¿nos largamos de una buena vez?

- ¡Qué genio! Solo voy por mi bolso a mi escritorio ¿dónde está Minho?

- ¿Por qué? –Pregunta molesto y lo veo tratando de entender de donde salió de pronto ese mal humor ¡Ah, sí! El retraso que llevamos. Odia llegar tarde a cualquier sitio.

- Olvídalo. –y corro por mi bolso.

Ya en el ascensor me mira de reojo y me pregunta:

- ¿Para que querías a Minho?

- Para preguntarle cómo me veo.

- Y su opinión es invaluable por supuesto. –se burla.

- Tiene un sentido de la moda único ¿acaso nunca lo has notado?

- No.

- Pues así es.

- ¿Y yo no te puedo dar mi opinión?

- Nunca he dicho eso.

- Nunca me la pides.

- Cierto. –lo miro sonriente y dejo de hacerle caso para tomarme una foto con el celular a mi reflejo en el espejo del ascensor, es el único elevador de toda la Empresa que lo tiene y agradeciendo que es el que nos tocó y a que no me veo mal pues foto. 

- Y eso es gracioso por...

- Porque no me importa en muchas cosas lo que opines. -Veo la foto y lo recorto a él por supuesto. 

Está a punto de decir algo, pero las puertas se abren y salgo enseguida.

- Igual te la daré cuando así me plazca.

- ¿Tu opinión? – él asiente caminando ya a mi lado. Hago una mueca burlona. –Te vi. –advierte.

- Lo sé.

Una vez en el auto saludo al chofer y al sentarme todas mis preocupaciones me golpean de nuevo. Noto las palmas de las manos húmedas, pero evito limpiármelas con el vestido. Benedict hace una llamada y yo saco un pañuelo que sutilmente uso para limpiar mis manos. Escucho que habla con Tristán.

- ¿Irás también? Sé que contribuyes, pero no sueles asistir. Ah ¿Helga eh? ¿La rusa? Ya veo porque vas. No sabía que seguías con ella...

Miro hacia la ventanilla para que no se vea mi molestia. De inmediato pensé en mi hermana y en cómo ha luchado contra lo que siente por el Mackenzie menor. En más de una ocasión he sentido que Tristán sabe de los sentimientos de Kis y no se trata de que se esconda con sus conquistas para no lastimarla, pero si me gustaría que no fuera a veces tan ambivalente en su trato. Como puede estar semanas sin mandarle un mensaje, puede de pronto llamarle para saber cómo está con verdadero interés. Ser indiferente ante alguien que la pretenda o amenazar a un pretendiente con romperle la nariz solo porque el susodicho la había tomado de la cintura enfrente suyo aludiendo que se había pasado de la raya. Nunca ha sido así conmigo. Protector sí, pero no a ese grado y eso me lleva a que Tristán puede ser un perfecto idiota en su trato con Kislev y no está en mi lista de personas favoritas desde hace un tiempo.

- Sí, voy con Mon ¿Kis? No, no sé de ella. –Aprieto tanto los dientes que los oigo chirriar. De pronto Ben me habla y recompongo mi expresión asesina. – Tristán quiere decir hola -y acerca el teléfono el cual no agarro y desde donde estoy hablo sin moverme un centímetro.

- Hola. –digo y miro a la ventana de nuevo.

- Creo que no quiere hablar contigo. –le dice Benedict. –Ni idea ¿Qué le hiciste? Bueno, algo debiste haber hecho o quizás su mal humor venga de que piensa que subió de peso. –volteo a verlo indignada y he allí nuevamente el repaso a mi figura ahora sentada. –Yo la veo muy bien. –remata.

- No te pedí tu opinión. –espeto.

- Igual te la di. –se enfoca de nuevo con su hermano. – Te veo en unos minutos. –y corta. Mi teléfono vibra y lo saco, es un mensaje de Kis.

Mi nuevo Jefe ha dicho que todo el departamento irá al evento. Te veré allá.

- ¿Qué? –exclamo en voz alta y le llamo de inmediato. - ¿Qué tiene que ver tu área con esto? – pregunto en cuanto me contesta.

- Bueno, si se trata de ayudar a una fundación no creo que se tenga que ser de un área en específico ¿no?

Me paso una mano por la frente que empieza lentamente a palpitar. Probablemente veré a Melissa y a Connor y ahora veré el corazón de mi hermana estrujarse un poco más y querré matar a Tristán ¿Estrés? ¿Dónde?

- Bien. –digo únicamente y corto. Pero escribo furiosamente a su WhatsApp un mensaje.

Lleva el vestido rojo. –le pido sabiendo que se ve como una diosa con él.

¿Por qué?

Tú llévalo. –Insisto.

¿No es muy sexy?

Sí. Por eso, llévalo.

¿Tristán irá verdad?

Odio seas tan lista.

Iré a cambiarme, pero lo llevaré.

Buena chica. Te espero y por favor, ignóralo Kis.

Llegamos al lugar y la puerta se abre, Benedict sale primero y afuera extiende su mano para ayudarme a salir. Por lo general salgo por el otro lado y evito que la prensa me fotografíe cerca suyo, mirar decidida hacia la entrada e ignorarle me ha servido para que no nos relacionen ¿De qué me serviría si eso pasara? ¡De nada! Pero esta vez estuve distraída pensando en todas las maneras posibles de mantener a mi hermana segura y tranquila lejos de Tristán. Incluso la probable llegada de Melissa y Connor ha pasado a segundo plano en mi lista de preocupaciones.

Así que miro su mano y luego su cara, el alza una ceja como diciendo ¿Qué esperas? Así que la tomo y salgo, la retiro enseguida y camino aprisa hacia la entrada dejándole atrás, viendo de soslayo una sonrisa burlona en su cara.

En un segundo llueven flashes y preguntas, hoy esperan a gente conocida, él no lo sería tanto de no ser por su dinero, su ayuda filantrópica, su cara y cuerpo que suelen adornar publicidad con más frecuencia de la que debería. Ok, tiene demasiadas razones para ser conocido.

Entro por supuesto antes que él y saludo con sonrisas a los que conozco, que no son pocos, pero no dejo que nadie me detenga. Sólo quiero ubicar a Tristán y neutralizar su amenaza así sea de lejos. Me indican una mesa y parpadeo pensando que sólo es un cóctel ¿no? Se supone vamos a estar parados en mesitas sin sillas mientras a nosotras las chicas, los tacones nos están asesinando los pies. No puedo ni preguntar porque el cambio, aunque el que haya mesas con sillas incluidas no está nada mal, mis pies ya lo agradecen, porque de pronto un enorme descendiente de vikingos se para frente a mí y me da un abrazo quebrantahuesos. Quiero mucho a Denmark (Su nombre en YouTube) lo conocí bien al igual que a Scotland durante el tiempo que les edité sus videos. Somos amigos y jamás hubo cosas raras, nunca hubo acoso de ningún tipo de su parte y ambos tienen novias encantadoras.

- ¡Mónica, cariño!

- Deberías aprender a medir tu fuerza. - gimo en cuanto me suelta y me sobo un brazo, su camisa fashion semi formal está llena de cadenas y una se me incrustó con gusto en el brazo derecho.

- Lo siento ¿Dónde te has metido?

- Trabajando.

- Ya no con la Young por lo que sé.

- ¿Qué sabes? - pregunto derrotada, el mundillo es grande y por ende chismoso. No esperaba que se supiera pese a ello, después de todo solo era una editora de contenido.

- La zorra te quitó al tipo con el que ibas a casarte.

- Alto, alto allí. No iba a casarme con ese idiota.

- Menos mal ¿Quieres que le demos una paliza? - ofrece y sonríe en cuanto oye mi carcajada.

- Oh, aléjate de mí eso es tentador. - le digo entre risas.

- ¿Entonces sí?

- No, rayos no. Pero me tientas. Por cierto ¿Dónde está Scotland?

- No tarda en llegar, su chica es muy lenta para arreglarse. Pero de ambos fue la idea de darle un pequeño susto a tu ex.

- Y lo agradezco, pero sería darle demasiada importancia y no lo vale.

Pone enseguida ambas manos en mis brazos y baja un poco su cabeza desde su altura y me ve serio.

- Tú solo dilo y actuamos.

Me muerdo el labio para no soltar otra carcajada. Sólo asiento como lo haría una chica de la mafia.

- Suéltala. - Dice una voz tranquila, con el timbre característico de los Mackenzie. No tengo que mirar detrás de Denmark para saber quién es.

- Un molesto seudo hermano. - le explico a mi amigo y veo que entiende enseguida y me suelta. Su novia aparece y me da un beso en la mejilla para luego colgarse del brazo de Denmark. Hombres, me susurra y se va sonriendo divertida arrastrándolo, pese a ello me grita algo antes de irse.

- Piénsalo.

Solo muevo la cabeza sonriendo. Mi sonrisa se va en cuanto miro a Tristán. Lo veo seria y no digo una palabra. No me interroga sobre Denmark porque vio que tenía una chica. Suele pedir información si salgo con alguien y se entera, siempre ha sido demasiado protector con su hermana, conmigo y con Kis. Aunque de nuevo, con ella es totalmente bipolar. Yo solo agradezco que no supo de Connor, no es que haya durado como para ser presentado a los Mackenzie.

- ¿Qué te hice? - pregunta alzando ambas manos pidiendo saber. Yo sigo mirándole sin decir nada. - Ah, el trato del silencio. Eres famosa por ello desde los diez años.

Ocho años pienso, pero no lo digo. Tratar a un Mackenzie requiere habilidades extremas y en mi caso trabajadas desde la niñez. Pero si sigo sin hablar, descubrirá que mi enojo es por su trato hacia Kis. Así que improviso.

- ¿Quieres que te hable? No lo has hecho tú en meses conmigo.

-Ah, es eso. Solo no te he hablado en unas cuantas semanas Mon.

Asiento y miro a su alrededor buscando a su acompañante rusa.

- No es eso. - me dice entonces astuto.

- ¿No? ¿Entonces qué es? - Me cruzo de brazos con el ceño fruncido contraatacando.

- Nunca te has enojado antes conmigo por eso.

Y es cierto, ha habido ocasiones en que no sabíamos de ellos por meses. Con Lily es con quien siempre estamos en contacto.

- Siempre hay una primera vez. - Me encojo de hombros.

- Pero...

- Necesitaba golpearas a alguien por mí y jamás supe de tu existencia. Te llamé incluso. - Miento con tranquilidad y con toda la capacidad actoral que puedo reunir.

- Nunca vi ni una sola llamada ¿Y a quien querías que golpeara? ¿Qué te hizo? - Inquiere serio, muy serio.

- Me mandaba a buzón y no importa, ya me encargué de él. - Vuelvo al rol de chica mafiosa.

- Mon, sabes que puedo hacer por ti casi todo lo que me pidas. No tienes que ensuciarte las manos. Si el tipo necesita un correctivo, dímelo.

- ¿Casi todo?

- Consideraría incluso asesinar, pero necesitaría el contexto.

Y así en un instante me quita la molestia que me genera en relación a mi hermana y me quedo con Tristán el protector. Sacudo la cabeza recordando que mi prioridad es Kis.

- Gracias. - Digo sincera, sin embargo. Doy un respingo cuando detrás de mí una mano toma mi hombro y me pega a un cuerpo grande y duro.

- ¿Qué le hiciste? - Pregunta Benedict a su hermano menor.

- No me pudo contactar para que matara a alguien por ella.

- ¿Qué? - Decimos tanto Ben como yo al mismo tiempo.

Menos mal estamos hablando en voz baja, porque la palabra, paliza y muerte ya han sido mencionadas. Aun así, tenemos muchos ojos en nuestra dirección y puedo decir sin riesgo a equivocarme que no es debido a mí.

Estoy entre los dos hombres más atractivos del lugar. Tristán con su versión formal para un evento, lleva unas botas negras todo terreno, jeans deslavados y una camisa blanca por fuera con tachuelas incrustadas, remangada de tal manera que se ve parte de su tatuaje en el brazo izquierdo.

Son las fechas de nacimiento de él y sus hermanos y la fecha de muerte de sus padres escritas de tal manera que parecen marcas tribales. No luce fuera de lugar para nada, al contrario, podría ponerse a modelar enseguida.

Benedict va más formal, pero sin la corbata burdeos que escogí, su altura, lo ancho de su espalda y ese cuerpo trabajado rivaliza sin problemas con el de su hermano. Luce más acorde a la etiqueta del evento sí, pero se adivina un espíritu que pasa de tanta formalidad. Una camisa gris con hilado en plata va bajo el traje que compramos.

- Dijiste que me querías para encargarme de alguien.

- Nunca dije matar. - le susurro.

- ¿Por qué no me lo pediste a mí? - pregunta Benedict y caigo en la cuenta que sigo semi recostada sobre él, así que me retiro enseguida. El me deja ir.

- Porque lo resolví.

- ¿Quién es?

- Nadie ya.

- ¿Qué te hizo? - Insiste.

- No importa.

Oh, ya lo creo que sí. - Habla Tristán ahora y quiero llevarme las manos a la cabeza frustrada.

Vuelvo a cruzarme de brazos.

- No diré nada que no quiera decir. Está finiquitado.

Los veo torcer el gesto. He aquí un dato de vital importancia. Si digo que no diré nada, no hay forma que puedan hacer que suelte una palabra y con Kis es igual y lo saben bien.

- Algún día lograré que hables aun cuando digas que no lo harás. - Me dice Benedict, pero no está serio ni molesto, veo como si su cabeza estuviera trabajando a toda velocidad y de pronto sus ojos brillan. Quiero tragar saliva y no sé por qué.

- Buena suerte con eso. - Tristán le pone una mano en el hombro animándolo. Luego me mira y dice una sola palabra. - Necia.

- Mira quien lo dice. Iré a buscar a Kis. - Suelto para ver su reacción y la expresión de Tristán cambia. Pero no adivino que pasa por su mente.

- Ella vendrá entonces...

- Si, viene con su Jefe.

- ¿El viejo Brown?

Kis trabajó años desde antes de la universidad en la Biblioteca de Providence. Todos conocíamos al abuelo Brown, Jefe de Kislev. Pero ahora ya no lo es más.

- Su nuevo jefe. - Aclaro. Miro el reloj y posteriormente mi teléfono al sentirlo vibrar. Es Kis y enseguida checo su mensaje.

Voy entrando. ¡Connor está aquí!

No respondo y veo hacia la entrada. Si Connor está entrando, Melissa igual.

Bien, ¿alguien quería show? pues aquí está.

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