21 "Camarón que se duerme se lo lleva..."
- ¿En serio acabas de poner eso? –Ok, estoy empezando a confirmar el hecho de que el asunto de Juan no le gusta nada.
- Muy en serio Mónica.
- O sea que sí puedo ser infiel con cualquiera siempre y cuando no se llame Juan. –Lo provoco.
- Tampoco...
- Pero si lo has dejado claro.
Lo veo tomar el papel y rayotear el punto cuatro.
4.- Una infidelidad no será tolerada de ninguna de las maneras.
- ¿Y que castigo pondrás en dado caso? Y recuerda que va en ambas direcciones.
- Se me ocurrirá algo. –responde malévolo.
- Si te encuentro con otra va arder Troya entonces querido. Tú has puesto la norma. –amenazo.
- Quitarte las acciones no sería un castigo. –reflexiona en voz alta. –Y no me hallarás con otra. –dice convencido.
- Tu auto. –se me ocurre de pronto lo que quiero. Ama esa cosa. Y como no si es una belleza. –eso sería una magnifica compensación.
- Bien. –accede muy seguro de sí mismo. –ahora solo tengo que encontrar lo que...
- Y una paliza.
- ¿Cómo?
- Tengo contactos. –pienso en los agradables italianos que conozco de Carlo's que no le tocarían un pelo, pero son italianos quizás sepan de alguien que pueda golpearlo un poquito. Vaya, me está saliendo lo maléfica.
- Estás loca.
Me encojo de hombros.
- Carlos no tiene contactos con la mafia italiana Mon.
- ¿Lees las mentes ahora o qué? –le gruño y él suelta a reír.
- Ignoraré el hecho de que estabas pensando mandar a matarme.
- Solo una suave paliza.
- ¿Desde cuándo las palizas son suaves?
- Así la pediría.
- ¿Crees que te dan un menú con opciones?
- ¿Quizás...?
- Tu castigo sería una orden de restricción. No te podrás acercar a ningún Mackenzie.
Lo miro anonadada por su nivel de maldad.
- Eres realmente un ser cruel y malvado.
- Gracias. –responde satisfecho. Me conoce, sabe que eso sí que me dolería muchísimo. Son parte de mi familia. Además del escándalo si se llegara a saber.
Lo veo escribir y quiero golpearlo.
- ¿Es todo? –inquiero enojada.
- Estamos haciendo lo que querías. El prenupcial bajo nuestros términos y ahora resulta que estás molesta.
- Juan no hubiera puesto una orden de restricción como penalización. –suelto solo por molestar y de inmediato sus ojos parecen querer traspasarme. Se levanta y me levanto, veo hacia la puerta. Algo me dice que debo salir de allí cuanto antes.
- No te vas a ir tan fácil después de lo que acabas de decir. –me dice lentamente, pero veo el enojo bajo la superficie. Doy un paso a la salida y él se atraviesa. No tengo escapatoria, pero entonces la puerta es abierta sin ceremonia alguna.
- Hola hermano. –Tristán entra y se detiene al ver la escena. Parece que Benedict va a lanzarse sobre mí. Pero la entrada hace que se gire a ver a su hermano y aprovecho ese ligero descuido para correr hacia Tristán. Usain Bolt estaría orgulloso. Llego casi resbalándome y me pongo atrás de mi futuro cuñado usándolo como escudo. En el proceso para no caerme me agarré a su camiseta negra y palpé músculos sólidos. El hombre sí que llama la atención por donde se le mire y toque ¿Cómo va mi pobre hermana a sacárselo de la cabeza?
- Sal de allí. –me exige.
Veo a Benedict y mi cabeza me pregunta lo mismo ¿Cómo voy a continuar adelante después de él? Vestido elegantemente de traje y corbata luce peligroso y el coraje lo pone guapísimo.
- Jamás. –respondo sin salir fuera de mi escudo protector.
- ¿Qué está pasando? –pregunta Tris, pero no me saca de mi escondite.
- Deja de esconderte detrás de mi hermano Mónica.
- Es una digna retirada. Me reservo el derecho de hacerlo.
- ¿Alguien va a decirme que pasa?
- Tu hermano no soporta que se pronuncie un nombre. Aun no tengo idea de porqué.
- Me irrita su constante mención por parte tuya y de toda tu familia.
Los ojos azules le brillan aún más si cabe y ese maravilloso pelo negro cae un poco sobre su frente ¿Qué puedo decir? me hipnotiza un poquito.
- ¿Qué ibas a hacerle? –el pobre Tristán va por la tercera pregunta.
- Dejarle en claro que no toleraré que lo siga mencionando.
- ¿Ah sí? ¿Y cómo ibas a dejármelo en claro? –sé que no iba a golpearme ni nada remotamente cercano. Conociéndolo iba a arrinconarme por allí y luego se me pegaría al cuerpo y me diría algo así como: deja de estarlo mencionando. No me soltaría rápido solo por intimidarme y ¿Por qué rayos quise salir corriendo?
- Lo sabrás, oh créeme que lo sabrás.
- Me largo. Gracias Tris. –le doy una palmadita en el hombro y salgo rápidamente. –Por el rabillo del ojo veo que Tris no lo deja avanzar hacia mí y tengo que admitir que puede ser alguien que a veces quiero matar, pero por otro lado no puedo evitar quererlo cuando actúa así.
- Déjala ir. –le dice apaciguándolo. –Vas a echar a perder todo.
Alcanzo a oír y quisiera quedarme a cotillear, pero tengo que ponerme a salvo.
Me la he pasado en el área de Producción. Tenemos una próxima campaña que usará a los creadores de contenido del momento y estoy aquí por tres razones: 1) asegurarme de que no traigan a Melissa. Porque no va con la campaña y porque quizás quiera matarme. 2) Porque se supone soy enlace entre este departamento y presidencia y 3) No menos importante: Estoy a buen resguardo de Ben.
- Déjame verlo. –me pide una de las secretarias y simplemente alzo la mano mientras veo videos y post de las personas que queremos utilizar. El gesto no es por grosería, es la quinta chica en el tiempo que llevo aquí que pide ver el anillo y estoy ocupada. –Tienes que decirme como lo hiciste.
La miro sin comprender.
- ¿Cómo lograste que te pidiera matrimonio? -especifica.
Debería enojarme porque fue todo lo contrario. El logro fue de él. Sin embargo, todos en Producción me respetan, nos llevamos bien y solemos tomar café de vez en cuando si las exigencias de Benedict me lo permiten. Además, siempre he sido profesional y el enlace que creó el Jefe demostró ser todo un acierto agilizando tareas y proyectos. Y ayuda que les comparta café de la abuela y haya regalado al departamento una cafetera decente. Aunque quizás esos bollos rellenos de bayas también hayan ayudado. Suelo traerlos. Y sé que la pregunta de Cristina es de curiosidad absoluta y cero malicia.
- No vas a dejarnos ¿verdad Mónica? –me pregunta uno de los chicos.
- No, claro que no. Sigo aquí, así me divorcie. –finjo que bromeo y los que están cerca se ríen. –Y Cristina, la verdad nunca esperé que me pidiera matrimonio. Pero así fue.
- Actuó rápido. Ya había algunos merodeando, más valía la prisa. –comenta secamente James. No es su departamento, pero veo que entrega unos documentos.
- Hola James. –saludo. Solo asiente secamente y se va.
- Le gustabas. –me dice Cristina.
- ¿Yo?
- Eso parece.
- Camarón que se duerme se lo lleva la corriente. –Exclamo en español.
- ¿Qué te parece Melissa Young? –pregunta de pronto el Jefe de departamento, Mark. Aprieto los dientes para no soltar una mala respuesta.
- Solo sube cosas que compra. Hauls y nada más. De repente hace videos diferentes, pero no últimamente.
- Tienes razón. Hace un tiempo subía buen contenido. No sé qué le pasó. Ahora parece que solo hay escándalos y chismes.
- Seeee, mejor ella no.
- De acuerdo.
Pasamos la mañana eligiendo y nos quedamos con cinco. El gobierno de la ciudad de Nueva York quiere promocionar sitios turísticos que no sean los mismos de siempre. Así que los creadores de contenido tendrán que hacer videos al respecto. Buscar lugares diferentes no los emblemáticos de toda la vida. Pueden ser además de turísticos, de comida. Pienso en Carlo's y lo anoto en las recomendaciones. Me paro por un café y oigo un cuchicheo.
- ¿Qué estudió?
- Sé que tiene una Licenciatura en Multimedia, Arte Digital y Medios Interactivos.
- Entró por contactos ¿no? dicen que conoce a los Mackenzie de toda su vida.
- No. –ríe la que contesta, pero no alcanzo a identificar quien es. –Yo misma vi como la arrastraba Minho a la sala de juntas. Al parecer ella no quería que la viera el Jefe. No estaba contenta con la idea de trabajar para él. Se conocen desde niños, pero dicen que él siempre era demasiado travieso con ella y eso no cambió. Ella no quería que se burlara por verla trabajar aquí. Lo cierto es que ella es buena en lo que hace.
- ¿En serio?
- Sí al principio pensé que el enlace era solo para fastidiarla, pero funcionó. Al parecer era para también tenerla cerca.
- Que romántico.
- ¡Lo sé!
Las voces se alejan y por acto reflejo me rasco la cabeza. Son cotilleos de oficina y ya quisiera yo que todos fueran así, donde cuentan lo mejor de todo esto y se tragan el supuesto aspecto romántico de todo este embrollo. Oigo alboroto y algarabía de pronto y voy directa a ver qué pasa.
- Pero si ya tenía armada su campaña en otra Empresa ¿Qué paso? –dice uno.
- No sé, pero ¡Ahora es nuestra!
- No lo puedo creer.
- Pero tenemos muy poco tiempo.
- ¡Qué importa! Podemos con ello. –todos hablan al mismo tiempo y yo no capto nada.
- ¿Qué pasa? –Trato de averiguar.
- ¡Benjamín Bianik nos ha contratado para su nueva colección! –grita Cristina.
- Pero si hay muy poco tiempo. –los miro extrañada.
- Retrasará el lanzamiento. Tenemos que armar ideas ¡vamos, vamos! –apura Mark y todos toman sus dispositivos, notas y demás para ir una de las salas de juntas. –En tres días viene a ver nuestro avance.
Es de locos, pero esto es así. Al menos él y yo estamos en paz y no habrá problemas si nos vemos.
- ¿Vienes Mónica? Sé que estás con la boda, pero tu aporte siempre es bienvenido.
- Claro. Puedo hacer tiempo. –tengo tiempo. Hoy solo mandé mensaje a la abuela aprobando las flores y los colores. Lily está con ella y un pequeño ejército entrenado para organizar una boda.
Llevamos tres horas aquí, lanzando ideas, discutiendo y bebiendo café al por mayor. Alguien entra y todos se callan. Yo sigo viendo algo que dibujó Mark sin ver al recién llegado, solo espero sea la comida china que ordenamos, la de la cafetería de aquí va de mal en peor. Muy chic, grande y lujosa, pero la comida es casi del asco.
- Jefe. –dice Mark levantándose de su silla.
- Sigan en lo que estaban. Mónica... -me llama y yo nuevamente enfoco la próxima salida.
- ¿Sí?
- La abuela quiere verte. –anuncia tranquilo. –Tenemos que irnos.
Quiero negarme, debo negarme, pero no puedo. Todos nos miran y me levanto muy a mi pesar.
- Bueno chicos, nos vemos mañana. –todos se despiden y quiero salir corriendo cuando me toma de la mano y me saca.
- Ahora no tienes a Tristán para esconderte.
- Puedo llamarlo. –escucho su risa burlona. –Podrías... ¿soltarme la mano?
- ¿Por qué?
- Siento que me llevas al matadero.
- Deja de ver películas de terror.
- ¿Qué vas a hacer?
- ¿Contigo?
- ¡Con quien más! Sé que estás enfadado, aunque no me queda claro el porqué.
Sí, ya sé que podría ser que está celoso, pero no me atrevo a explorar profundamente esa opción porque no me conviene, mi mente fácilmente puede empezar a hacer castillos ridículos en el aire. Y aun si ese fuera el caso, eso no dice nada. Uno más con complejo de posesividad y ya está.
- Ah, disculpa si no me gusta que la mujer con la que me voy a casar mencione a cada rato a su antiguo amor, ese que no olvida y del que toda su familia habla. Y sí, Mónica, así sea este matrimonio lo que ya sabes que es.
He ahí la razón.
- Tú mismo estás estableciendo los parámetros. Si tú pides eso, pido lo mismo y además a ninguna tipa cerca de ti.
- No hay ningún Juan en mi pasado. –menciona el muy chistosito metiéndonos en el ascensor rumbo al estacionamiento.
- Sabes a lo que me refiero.
- Haz lo que creas conveniente. Una cosa sí te diré. –Me acorrala en una esquina del aparato y veo sus ojos encenderse. Sabía que iba a actuar así ¡Lo sabía! Pero nada me prepara para esos ojos de azul intenso ni para la cercanía de ese cuerpo. –Es la última vez que lo dejo pasar. Vuelves a mencionarle y no importa en donde estemos o delante de quien. Te pondré en la pared más cercana y te besaré hasta que me canse. Y hasta que te olvides de cómo te llamas.
Tardo unos segundos en reaccionar. Segundos donde me muerdo la lengua pues quiero gritar como loca: Juan, Juan, Juan.
- Fuertes declaraciones. –digo al fin. - ¿Por qué en la pared más cercana? –pregunto sin poder evitarlo. –Se pasa una mano por la cara.
- Así evito que te escapes.
- Ya. Estás invadiendo mi espacio personal. –trato de empujarlo poniendo mis manos sobre su torso y grave error porque a diferencia de su hermano a quien no se me antojó explorar, con él sí. No logro moverlo, sería la excusa perfecta para seguir tocando. -llegamos al estacionamiento y me libera. Salgo y tomo una gran bocanada de aire. - ¿Es en serio que la abuela quiere vernos?
- ¿Por qué habría de mentir en eso?
- No sé, para amenazarme a gusto quizás.
- No te he amenazado.
- Ay que tonta. Y yo pensando que sí. –replico sarcástica.
- Fue una advertencia.
Quiero mostrarle el dedo medio pero otros empleados bajan en ese momento y me contengo. Ya en camino me pongo a ver fotos y videos de las colecciones pasadas de Bianik que aún no hemos checado. Es gama alta y está muy enfocado en quienes pueden pagar sus precios. Sin embargo, muchas chicas hacen sus ahorros y logran comprar esos ansiados Bianik. Podemos hacer algo para abarcar a ese target de igual forma. Voy al Instagram oficial de los Bianik de nuevo y veo a las supermodelos estilizadas con tomas casi acrobáticas para mostrar los pies enfundados en esas bellezas. Podríamos cambiar eso sin obviar el hecho que es alta gama, pero dándole un enfoque más terrenal.
- La abuela quiere que nos vayamos de luna de miel. –Me dice Benedict de pronto.
- Tenemos mucho trabajo. –Sin mencionar que la abuela sabe bien que este matrimonio no es real.
- Sí, hay que reestructurar la central de Londres y debo supervisar lo que ha hecho Lily.
- Eso quiere decir que viajarás mucho ¿no?
- Viajaremos.
¿Por qué usa plural? ¿De qué sirve llevarme con él?
- Soy enlace contigo. Si no estás, debo volver a mi departamento.
- No. Irás conmigo.
- Supongo que sería raro que recién casados pasen tanto tiempo separados. –admito pensándolo bien.
- Así es y solo serán unas semanas. Realmente me serás de utilidad. Minho se queda aquí y no es como si voy a llevarme a Kirk. Aun así, no podemos descartar la luna de miel. Sería extraño y no estamos para suspicacias ¿A dónde quieres ir?
- No tengo la menor idea. –me empieza a palpitar el corazón con nerviosismo. Esto no estaba en el plan, no en los míos. Me imaginaba firmando el acta matrimonial y viviendo como compañeros de departamento y ya está. O al menos eso era lo que me obligaba a creer.
- ¿Playa, montaña, selva?
Playa no. Si realmente subí unos centímetros no me sentiré segura delante de él con un bikini ¿Qué me pasa? Eso nunca antes me había importado. Aunque si vamos a la playa, las mujeres se lo van a comer vivo al verlo con poca ropa. No, playa no y la selva me gusta, pero apuesto que en esta temporada hay muchos mosquitos.
- Montaña. –digo enseguida.
- Montaña será.
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