Mamá tiene novio.

Wow, eso sonó raro.

Después de tantos años mamá decidió tomar un fin de semana de descanso.

Una mañana mamá decidió pasar un día de madre e hija. Ya que el día anterior tuvo un día de madre e hijo con Noah.

Ese día fuimos a un spa donde nos relajamos y hablamos de cosas triviales como si eso pasara todos los días.
Yo pensé que sería así más seguido, pero solo fue un fin de semana, uno que no se repetiría.

Recuerdo que teníamos pepinos sobre los párpados y nos estaban haciendo manicura y pedicura. Ese día estaba tan relajada y feliz que no me esperaba el fuerte golpe que venía después.

—Tengo un novio —soltó de la nada.

Yo levanté la cabeza tan rápido que los pepinos en mis ojos cayeron.
Me mantuve en silencio esperando que negara lo que dijo diciendo que es una broma, pero no lo hizo.

—Se llama Terren.

Mamá con novio. ¿Cuántos años pasaron desde que papá murió? ¿Nueve?
Y ahora viene diciendo que tiene un novio si aún me quedaba pintura de la que papá dejó.
Lo que ella quería decir es que ya quiere que alguien tome el lugar de papá.

Mi primer pensamiento fue que debía pararme de allí y salir corriendo hacia mi casa descalza y con la bata. Pero lo que hice fue distinto, me quedé ahí y forzé otra de mis sonrisas.

Ya no solo eran brisas o ventiscas, hace años que se formaron nubes grises a mi alrededor, y esa es otra más.

Con estas sonrisas cualquiera diría que estaba bien, pero ya mi interior era un caos. No sé si pueda soportar otra cosa más. Papá aún me hace falta y quisiera que estuviera aquí y fuéramos a la colina a dibujar lo que viéramos, quiero que me haga cuentos de hadas diciendo que soy una princesa.

—Nos casaremos dentro de un año.

Eso sí que fue rápido. Y yo ni siquiera lo conozco.

—Iremos a una cena, así tu y Noah lo podrán conocer.

Quise gritarle diciéndole que nadie tomaría el lugar de papá en mi vida. Y adivinen qué fue lo que hice.

Wow, sí que son rápidos adivinando. Excepto tú, que siempre andas distraído.

Le sonreí como las otras veces.

Mamá, supongo que no te imaginas que reaccionaría así. Y si llegaste hasta esta parte leyendo, perdóname porque no he sido honesta contigo todos estos años.

Esa tarde nos vestimos elegantes y fuimos en tu auto a un restaurante. ¿Cuándo fue la última vez que he entrado en tu auto? Nunca me pasas a buscar a la escuela, ni si quiera te acordabas de llevarme al dentista cada mes.
Admito que no nos falta dinero para nada, incluso nos sobra; pero me hace falta una madre.

Noah no habló en todo el camino. Él, al igual que yo, odiaba la idea de que alguien tome el lugar de papá en la familia. Pero él expresa abiertamente su punto de vista, en cambio yo... yo solo sonrío.

En el restaurante nos encontramos con un hombre nada parecido al que nos imaginábamos. Él no iba tan elegante, pero vestía presentable. Tiene un sentido del humor que no pasa desapercibido. Y viene acompañado con una muchacha dos años menor que yo.
Ambos tienen el cabello negro, los ojos color almendra y la piel trigueña.

Me hubieran caído bien al instante, pero toda la noche me la pasé recelosa con el pensamiento de ¿Qué pensaría papá de esto?

Y mi sonrisa nunca faltó.

Terren y Lisa, su hija, se fueron adentrando poco a poco a lo que era nuestro círculo Foster.

No pude asimilar lo que estaba pasando.
Cuando me vine a dar cuenta ya dejé de ser “Bonnie Foster” a “Bonnie Patterson” y de tener una familia de tres a tener una familia de cinco.

¿A donde se fue el tiempo? ¿Acaso este también se puso en mi contra?

Y al sentir que nada iba en mi favor, empecé a dejar de sonreir.