6.EL AMORTAL

Dicen que el cuerpo humano es una máquina perfecta,

Forjada a imagen y semejanza de algún dios en la quietud profunda.

Palabras, quizás, vendas que sobre los ojos posamos,

Para olvidar las terribles sombras que a esas máquinas acosan.

La enfermedad y la muerte, nemesis insoslayables en la danza de la vida,

El cuerpo humano, contenedor de un aliento misterioso, respira en la penumbra.

Enfermedades terribles, sombras que todos anhelan esquivar,

Pero cuando el manto envuelve, la fuga se torna quimera lejana.

Errores en los hilos genéticos, estigmas de la muerte,

La progeria, terrible enfermedad que en el tren veloz de la muerte conduce,

Rápidamente, la vida deja su morada en un suspiro sin pausa.

En la juventud, fuertes como dioses nos sentimos,

Pero con la marca del diablo, jamás en el paraíso hallarás abrigo.

Condenado estás y pronto, los misterios del más allá conocerás,

En este poema en prosa, la oscura verdad de tu destino quedará.

La juventud te ha negado,

Solo el infierno de la vejez sentirás, atrapado.

En la danza de la muerte, paciente esperarás,

Einstein dijo que Dios no juega a los dados, errar es humano, nos enseñó.

La escuela cuántica despliega sus misterios,

Todas las probabilidades existen en simultáneo, destellos varios.

Si Dios tiene un diablo, la estúpida progeria su contrario,

En el siniestro espejo de la vida, un mundo a la deriva, a ti se ha confiado.

La vejez, sin los brillantes vidrios de la juventud,

La progeria, testigo de la inmortalidad en plenitud.

¿Dónde está aquel ser que nació y sin vejez vivió?

Es el reflejo de la muerte, en el espejo que a todos nos llevó.

Entre mortales, el misterioso hombre deambula,

Ve a todos morir, la tristeza lo inunda.

¿Por qué la muerte te teme, ignora tu existencia?

¿Dios no te quiere en su presencia?

En este enigma de la vida y la muerte,

Te encuentras entre sombras, el divino concierto.

En el espejo del tiempo, la eternidad te espera,

Un ser singular, en la danza cósmica, tu misterio se revela.

En el cuerpo de niño, la experiencia de siglos se anida,

Dieciocho años, la edad que proclama, su verdad escondida.

Con afán de descubrir misterios, científico se volvió,

En su laboratorio, enigmas de la vida resolvió.

Aprendió que el mundo en dos se divide,

Científicos y mortales, la realidad que decide.

Los mortales, en su andar, aburrimiento perpetuo,

Sin sentido encuentran su existencia, en su breve bucle.

Pero yo, inmortal, no heredo el aburrimiento,

En mi linaje, el tiempo es eterno fundamento.

La búsqueda de misterios, juego de niños que no termina,

Entretenido, en la danza del saber, mi alma se inclina.

Aún desconozco el día en que la muerte me alcance,

El señor de las sombras, ¿me teme en su trance?

Humano soy, aferrado a la vida que deseo,

No partir sin descifrar la verdad, anhelo.

Gracias a Dios, hecho a su imagen y semejanza,

Leí mortalidad en la juventud, en la danza.

La ciencia, razón suprema de la existencia,

Conocimiento infinito, vida de mi esencia.

La verdad desvelada en el camino etéreo,

Ignorarla, desdichado destino sincero.

La ciencia, sendero auténtico a la divinidad,

El conocimiento, llave de la inmortalidad.

Sobre la progeria:

HOTEL BELLA MUERTE: En lo más profundo de la oscuridad del tiempo, en los rincones más olvidados del universo, yace una condición que desafía toda lógica y racionalidad humana. Se llama Progeria, un mal que parece surgir de las mismas entrañas del cosmos, una maldición que distorsiona el curso natural de la vida.

En los confines de la realidad, donde las sombras se entrelazan con la carne, la Progeria emerge como un eco lúgubre de la tragedia. Es un cuento macabro que se teje en los hilos del destino, donde los niños nacen con la apariencia de ancianos, con sus cuerpos marchitos por el paso inexorable del tiempo antes de siquiera tener la oportunidad de disfrutar de la juventud.

Los ojos hundidos como pozos sin fondo, la piel arrugada como los pergaminos de antiguos textos malditos, y el peso de los años sobre sus hombros frágiles. Cada paso, cada respiración, es un recordatorio sombrío de la fragilidad de la existencia, de la inevitable decadencia que acecha en las sombras.

Los médicos, impotentes ante esta manifestación de lo sobrenatural, luchan en vano por entenderla. ¿Es acaso un castigo de los dioses olvidados, una maldición tejida por las manos de entidades más allá de nuestra comprensión? O tal vez, es un presagio de un destino oscuro que aguarda a la humanidad en los confines del tiempo.
[14/3 4:29 PM] HOTEL BELLA MUERTE: Así, la Progeria se convierte en una metáfora grotesca de la fragilidad humana, un eco distorsionado de nuestros miedos más profundos y nuestras ansiedades más oscuras.

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