💫Las runas de Adhara💫

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Kaitlyn

Siempre amé el hecho de poder ver las estrellas, porque en ellas veía millones de historias aún por comenzar. Mundos que estaban creándose y otros que pronto llegarían a su fin, para renacer nuevamente en el futuro.
De pequeña soñaba con viajar por el espacio y descubrir los secretos que este escondía, sin embargo, cuando conseguí lograr mi sueño junto a mi prometido, seguía sintiendo un vacío.

—¿Por qué sigues investigando sobre la reencarnación? —preguntó Joshua, acercándose a ver mi holopantalla.

Mientras estaba sentada cerca a una ventana de nuestra nave, observando las estrellas pude olvidar su presencia y su constante incredulidad por los temas que a mí me gustaban.

—Solo es una teoría absurda y de conspiración, ya te lo he demostrado —añadió.

—Lo sé, estás demasiado obsesionado con encontrar una respuesta para cada cosa que existe en el universo, que nunca podrías expandir tu mente —le recordé, pero sin ánimos para discutir con él me dirigí a mi habitación para descansar.

Joshua Blake, era mi prometido. Él pertenecía a una familia de científicos e investigadores reconocidos en la Tierra por su rectitud y gran intelecto. Para él y su familia no había nada que sea inexplicable o misterioso, creían firmemente que en el universo todo era predecible y toda acción tenía una reacción que podían calcular empleando la ciencia.
De hecho fue culpa de esa obsesión por encontrar respuestas coherentes, lo que nos llevó a realizar y seguir en el viaje en el que estábamos.

Adhara era un planeta inexplicable, tenía la masa de Marte, pero la gravedad de la Tierra. Su clima gélido era indiscutiblemente similar a Neptuno, pero sin los componentes necesarios para producir sus tormentas y por si fuera poco estaba rodeado por tantas lunas como Júpiter aun siendo mucho más pequeño que la Tierra. Era un planeta que parecía imposible, lo sabíamos muy bien, aunque para mí era fascinante y no una interrogante que me desvelará por entender como si lo era para Joshua.
Sin embargo, él no siempre fue así, cuando éramos niños fuimos amigos. Joshua fue el primero en no reírse de mis locas teorías sobre los misterios del universo y en su lugar propuso que buscáramos las respuestas juntos, solíamos jugar a diario en casa de mi familia. Los Colinson éramos una familia política, mis tíos y mi padre formaban parte del parlamento. Y aunque ante el resto del mundo tuviéramos que ser un ejemplo de honor y virtud, me gustaba más la perspectiva que tenía Joshua sobre nosotros.

A su parecer mis padres y yo, éramos como él solía decir, unos raros de espíritu libre y locas teorías, pero de corazón generoso e ideas que podrían cambiar el mundo. Joshua siempre sonrió durante todo el tiempo que pasamos juntos y yo sentía que me entendía completamente. Quizá por eso no me opuse a nuestro compromiso, aunque fue repentino y se debió a la decisión de nuestros padres. Pensé que había encontrado a mi alma gemela y que era afortunada de poder casarme con él, incluso si vivía en la sociedad del año 7023 en la Tierra, en donde los matrimonios eran por conveniencia y con el principal objetivo de procrear descendencia. Pensaba que él me amaba, incluso cuando su actitud hacia mí cambio, el mismo día que nuestras familias nos comprometieron. Esperé pacientemente a que volviera a ser el mismo de antes y me aventuré a esta misión por él, aunque también fue porque amaba mi trabajo, que me permitía explorar el universo a su lado.

☆☆☆

—Envié los datos comprobados sobre su masa, clima y la cantidad de satélites naturales que posee. Pero no pienso enviar los datos sobre la gravedad, composición de su atmósfera o su tamaño hasta saber porque es tan diferente a los parámetros de otros planetas explorados. —concluyó pensando en voz alta como siempre.

—Deberías dejar los datos como están. ¿Cuántas pruebas más piensas repetir, solo por qué no les encuentras sentido? —decidí preguntarle acercándome a su asiento frente a los paneles de control de nuestra nave.

—¿Estabas aquí? Lo siento, esto es privado —apagó el ordenador de comunicaciones sin siquiera mirarme.

—Al menos podrías fingir que te importa mi opinión —le reclamé, mientras permanecía a su lado.

—Lo siento, estoy ocupado. —Se levantó y esquivó tanto mi mirada como mis palabras.

Quise gritarle que dejará de decir "lo siento", pero logré contenerme. Joshua se encerró en su habitación hasta el día siguiente. Cuando todavía seguíamos en la nave sin aventurarnos a explorar, manteníamos nuestra posición suspendidos a una distancia cercana y segura del planeta Adhara. El único que podía pisar su superficie hasta ese momento, era nuestro confiable rover-B03Y o Boby como lo apodé. Él fue el culpable de recaudar la información que enloqueció a Joshua, por lo que desde ese momento yo quedé a cargo de revisar su progreso en lugar de él.

—Muy bien Boby, veamos lo que encontraste esta vez —dije para animarme a mí misma, mientras encendía mi holopantalla para revisar las cámaras del rover.

Lo que encontré fue sorprendente, eran imágenes de runas pertenecientes al planeta Adhara, aunque la resolución no era muy buena, se podía considerar como un gran descubrimiento. Me apresuré a darle la noticia a Joshua y lo busqué en su laboratorio, pero no lo encontré. Planeaba esperarlo, así que tomé el asiento en su escritorio en donde encontré su holopantalla encendida, en ella se mostraba un contrato de matrimonio válido por un año con la cláusula del divorcio incluyendo nuestros nombres. No lo entendía ¿Aquello era algo que él pensaba hacerme firmar en nuestra boda? ¿De verdad le había puesto fecha de caducidad a nuestra relación? No podía creerlo.

—¿Qué haces aquí? —lo escuché entrar a toda prisa—. Encontraste el contrato, no hay tiempo ahora, el rover encontró unas runas que debo ver en persona. Te explicaré cuando regresé —mencionó volviendo a ignorarme.

—No, yo iré en tu lugar —dejé caer su holopantalla y fui corriendo a toda prisa hacia la puerta para bloquearla con el código de seguridad desde afuera—. Te importa más ese planeta y esas runas que cualquier otra cosa en el universo. No te preocupes, tomaré las fotografías incluso si me cuesta la vida. —le aseguré apresurándome a llegar a la cápsula.

Mi cuerpo estaba ahí, pero mi mente no, me sentía tan vacía que no quería pensar en lo que hacía y solo actuaba por inercia. Todo era una mentira, la persona que pensé que me amaba y que yo más amaba no existía.

Creo que él gritó muchas veces que no lo hiciera, que era peligroso, pero no me importaba. Hice el aterrizaje, aunque no en las coordenadas que indicó el rover, mis ojos empañados por las lágrimas me hicieron cometer un estúpido error. Golpeé los controles frustrada y quise maldecir a toda la galaxia, pero en su lugar me propuse tomar esas malditas fotografías para él.
Me limpié la cara y coloqué las coordenadas correctas, cuando llegué a la cueva helada no dudé en entrar, pero había perdido demasiado tiempo. La tormenta empezaba a pronunciarse, no tendría opción de escapar y mientras estaba atrapada pensé en si alguna vez me amo de verdad, ¿acaso lloraría por mí cuando ya no estuviera? Quizá no.

Era irónico que en mis últimos momentos estuviera en el planeta Adhara y frente a las runas que a Joshua tanto le interesaban. Mientras los truenos empezaban a subir su intensidad me acerqué más a la pared grabada con las runas, eran impresionantes y por alguna razón me transmitían mucha más tristeza de la que ya sentía. Aquellas runas narraban una historia, quizá sobre una civilización pérdida o tal vez un amor olvidado.

Me retiré uno de los guantes de protección que tenía mi traje, si de todos modos no iba a dejar esa cueva, al menos podría dejar una huella de mí en ella. Algún día alguien sabría que estuve ahí antes que nadie, incluso antes que Joshua de la familia Blake.
Mi piel se congeló instantáneamente al tocar la pared helada, podía estar segura de que mi mano derecha quedaría impregnada en el hielo.
Me dolió los primeros segundos que coloque mi palma sobre la pared y entonces cerré los ojos; pero cuando sentí algo cálido apoyarse sobre el dorso de mi mano, volví a abrirlos y él estaba ahí.
Joshua había colocado su mano derecha sobre la mía sin los guantes de protección igual que yo. Mientras me quedé callada él rodeó mi cintura con el brazo que le quedaba libre, apoyando al mismo tiempo su casco ligeramente sobre el mío.

—Estás loco ¿Qué haces aquí? —le regañé sin entender sus acciones.

—Mi objetivo siempre fue liberarte, para que tuvieras el futuro que deseabas, pero creo que fallé. Sabía que no podrías ser feliz a mi lado y aun así fui egoísta al comprometernos. Lo siento. Ahora me quedaré contigo hasta el final, pero te aseguró que te dejaré libre, en nuestra próxima vida deberías huir de mí —suspiró sin dejar de abrazarme.

Poco a poco el calor de su mano disminuía, mientras yo aún intentaba descifrar el significado de sus palabras. ¿Por qué Joshua pensaba que no podía ser feliz a su lado? Creo que lo sabía, era por la familia Blake.

—Ellos no solo intentarían controlarte. Te usarían y aunque tú no te dieras cuenta al principio, si permanecías a mi lado solo te lastimarías —confesó confirmando lo que pensaba—. Tenía miedo de que perdieras tu esencia olvidando lo que amabas y que te perdieras a ti misma en el proceso sin siquiera notarlo. Fue mi culpa desde el principio por interesarme en ti, que te involucre y nos comprometieron sin dejarte decidir tu propio destino. No tuviste tiempo para darme una respuesta que solo fuera tuya.

—Mi respuesta siempre fue sí, y mi decisión siempre fue estar a tu lado. Sabía a donde iba cuando acepté, pero no me importó, porque tú eras mi meta —confesé cuando apenas podía moverme por el frío.

Los trajes aún nos protegían y los cascos todavía nos proporcionaban suficiente oxígeno, pero pronto se acabaría. Así que no lo dudé y coloqué mi mano izquierda sobre la suya al costado de mi cintura.

—A veces quería que me odiaras y te alejaras por tu cuenta, así que actuaba indiferente. En otras ocasiones quería te desligaras de tu curiosidad, para que pudieras encajar en el mundo de mi familia, por lo que criticaba tus gustos. Pero nada de eso era lo que quería realmente y me odiaba a mí mismo por hacerlo.

—Eres un reverendo idiota.

—Lo sé, es por eso que intentaba disculparme la mayor cantidad de veces posible cuando hablaba contigo. Por eso decía todo el tiempo "lo siento", para que de alguna manera compensará lo idiota que había sido.

—Eso ya no importa. Para ser honesta me alegra más saber, que resolver los misterios del universo, no era todo lo que te interesaba. Al menos yo también fui importante para ti en esta vida —le dije todo lo que tenía para decirle en ese momento.

—¿Sabes cuál era el misterio que más deseaba resolver? Era tu mirada, porque cada vez que veía tus ojos, en ellos podía ver las estrellas más brillantes y hermosas, sin importar en que parte de la galaxia nos encontráramos. Sé que sonará ilógico, pero realmente son y seguirán siendo, mi paisaje favorito en todo el cosmos. —Fue lo último que pude escuchar de Joshua y me alegré de haber podido conocer sus sentimientos, aunque fuera al final de todo.

Cuando cerré los ojos por un segundo creí ver un destello de luz rodearnos antes de perder la conciencia por completo, pero era imposible, no había nadie habitando Adhara. Lo sabía y sin embargo mantuve la esperanza hasta el final. Incluso cuando viejos recuerdos de mi vida pasaban frente a mí y cuando observé memorias de un amor que no me pertenecía al menos no, en esa vida.

Era como estar soñando y en ese sueño, fue como si alguien más me contará su historia.
Ella había vivido en Adhara, fue el planeta de la persona que más la amaba. Su nombre era Spring y fue expulsada de su planeta natal JLVO-68 por amar a Cold, el rey del planeta ECCQ-19 como anteriormente llamaban a nuestra Adhara sus primeros habitantes.

Spring y Cold permanecieron juntos en Adhara, pese a que sus planetas siempre habían estado en guerra. No solo eran enemigos y provenían de diferentes razas alienígenas, también sus ecosistemas eran muy opuestos. Mientras que el planeta de Spring rebosaba de vida con diferentes estaciones en las que prosperaba la flora y la fauna; en el planeta de Cold reinaba el frío en todas más temporadas y las tormentas heladas hacían el deber de sus agricultores casi imposible.
Cold no solo necesitaba a Spring porque la amara, también la utilizaba para que su gente no se extinguiera por la falta de alimentos. Permitió que Spring reinará a su lado y la convirtió en su reina, pero a cambio le pidió que le enseñara los secretos para sembrar y cultivar incluso en su territorio helado. Ella lo hizo sin dudar, estaba feliz de poder ayudarlo y pese al cansancio que sentía continuó.

Spring no podía vivir por mucho tiempo en el planeta de Cold, su clima tan diferente al de su planeta natal, le causaba cada vez mayores problemas. Ella que era débil desde su nacimiento, estaba dispuesta a soportar las heladas que solo hacían empeorar su condición, con tal de poder permanecer al lado de la persona que amaba y jamás le dijo una sola palabra sobre su tiempo límite, hasta que este llegó a su fin. Spring no resistió y su cuerpo se debilitó hasta extinguirla poco a poco.
Cuando eso sucedió Cold se culpó, era tanto su arrepentimiento por haber usado las habilidades de su amada y descuidarla sin saber nada sobre su enfermedad, que terminó por congelar Adhara por completó utilizando el poder único de su linaje.
Lo hizo por venganza y a tal grado, que se aseguró de que nadie pudiera sobrevivir mientras pisará su suelo. Odio de tal manera a la gente de su propio reino que aborreció a Spring durante toda su estancia y crítico su reinado junto a él, que no le importó hacer lo que hizo si con eso podía compensar un poco el dolor de su partida.

Cold el rey del planeta ECCQ-19, como antiguamente se conocía a nuestra Adhara, escribió las runas para narrar su historia. Utilizó una técnica única con la cuál pretendía que cualquiera que logrará encontrarlas en el futuro, pudiera ver sus memorias y no cometiera sus mismos errores. Ya sea que pudieran leerlas, observarlas o ser de los pocos privilegiados que llegaron a tocarlas, el sentimiento que dejó grabado en ellas transmitiría su mensaje a todo ser viviente que las conociera en la galaxia. El amor perdido y el amor que se sacrificó en silencio por el bien del otro, era una historia que el universo entero debía conocer. Al final el rey congeló su propio corazón y se quedó junto a su amada en núcleo del planeta Adhara, para que pudieran permanecer juntos para toda la eternidad.

Cuando las memorias de aquella historia habían terminado pensé que sería el final, pero entonces se presentó ante mí un último recuerdo que había dejado Spring.
Era un mensaje que no pudo darle a tiempo a su amado, pero que espero pacientemente para entregarlo a quien pudiera oírla.

«Fue mi decisión, todo el tiempo que estuve a tu lado valió cada segundo empleado. No te culpes por ya no poder verme, porque yo permaneceré a tu lado para siempre. Eres como la nieve que baña la luz de las lunas, brillas como las estrellas y eres poderoso como los rayos que se producen en las tormentas de nuestro querido planeta. Si alguna vez vuelvo a la vida, seré tuya para siempre, así que, por favor, no te culpes por ya no poder verme.»

Aquellas fueron las últimas palabras de Spring, ella sabía que no podía vivir para siempre en Adhara junto a su amado, pero aun así tomo la decisión de permanecer a su lado. Ella y yo nos parecíamos en algo, amamos a los chicos más complicados de todo el universo, pero no temíamos a nada con tan de estar en el lugar en el que estaba nuestro ser amado.

☆☆☆

—¡Kaitlyn! ¡Kaitlyn, despierta!

Escuché la voz de Joshua llamarme y entonces abrí los ojos. Estábamos de regreso en nuestra nave y esta seguía suspendida cerca de Adhara. Teníamos puestos nuestros trajes de exploración; pero sin un solo rasguño, ni rastros de hielo. Lo mire con expresión confusa y él a mí. Ambos sabíamos que era imposible y por alguna razón recordábamos todo lo que habíamos visto en Adhara, incluyendo la historia sobre su pasado. Joshua examinó varias veces las palmas de nuestras manos sin encontrar nada raro.

—No lo entiendo estoy segura de que estábamos atrapados en ese planeta —dije todavía muy sorprendida de lo que estaba pasando.

—Yo también, pero no importa lo que pensemos, ahora estamos aquí. Y mí decisión sigue siendo la misma —levanto la mirada y por un segundo note su expresión de seriedad alzarse nuevamente.

—¿A qué te refieres con eso? —pregunté con un nudo en la garganta.

—Mientras tú escuchabas las últimas palabras de la reina Spring, yo escuche las del antiguo rey de Adhara —confesó manteniendo su expresión firme y solemne—. Su diálogo fue extenso, pero el mensaje fue muy concreto. Debo dejar ir a la persona que amo para no lastimarla.

Aquello me dolió mucho más que quedar congelada en un planeta inhabitado. Así que solo suspire y agache la mirada para irme. Cuando él volvió a sostener mi mano no supe si golpearlo o aferrarme a esa sensación de calidez que me hacía sentir tan cómoda.

—No puedo aprisionarte a mi lado —añadió.

—Jamás lo hiciste, ya te dije que fue mi elección —volví a reclamarle mientras mis ojos ardían al verlo.

—Escúchame, no puedo permitir que mi familia te someta en la Tierra y estar contigo de esa manera, pero aquí puedo protegerte. Puedo ser yo quien te siga en lugar de tú a mí. ¿Me permitirías estar contigo en esta aventura? —propuso como si fuera así de sencillo.

—¿Estás diciendo dejarás todo en la Tierra para explorar el espacio conmigo? No estás pensando con claridad, ¿Qué pasa con la lógica, con los riesgos y las probabilidades? —le cuestione, aunque en el fondo, ya sabía cuál sería mi respuesta desde el comienzo.

—No me importan esas variables inútiles. Yo no tengo un reino por el que velar, ni una nación a la que quiera regresar sin ti. No soy ni seré como el rey de Adhara, que no pudo tomar el lugar de su amada y ser él quien renuncié a todo para seguirla, por culpa de su posición. Yo estoy dispuesto a dejarlo todo, para que tú puedas vivir de la forma que deseas —prometió con una nueva chispa en su mirada que me deslumbró.

—Probablemente te arrepientas más tarde. —quise advertirle, aunque fuera una sola vez.

—No puedo saberlo, pero créeme que me arrepentiré toda mi vida sino te hago estas preguntas, ahora. ¿Me permitirías ser tu compañero en el viaje por explorar el universo?, ¿Podrías darme el privilegio de estar contigo incluso en nuestras próximas vidas? —preguntó arrodillándose frente a mí.

No pude evitar sonreír y reírme al ver cómo parecía haber cambiado todos sus paradigmas por mi causa y también porque finalmente estaba volviendo a ser el Joshua que era cuando nos conocimos la primera vez.

—Pensé que no creías en la reencarnación —bromeé con él antes de darle mi respuesta.

—Solo responde. Estoy apostando todo por volver a encontrarte, incluso cuando deje este mundo algún día. —Se rio de sí mismo y entrelazo nuestras manos levantándose del suelo.

—Ya sabes mi respuesta. Sí, quiero estar contigo y visitar este y otros mundos a tu lado —respondí sin dudarlo y lo abracé como pude con el traje todavía puesto, pero sin nuestros cascos.

Porque mientras estábamos juntos no importaba en que parte del universo estuviéramos, ni cuánto tiempo tendríamos. Solo sabía que quería estar con Joshua y él conmigo. Ambos permaneceríamos unidos en esa y en cualquier vida que pudiéramos tener, porque sabía que él se sentía lo mismo que yo, lo pude comprobar durante aquel abrazo que despejó todas mis dudas. Pensé en besarlo, pero él me sorprendió una vez más cuando se separó de mí de improviso, para tomar los controles de la nave y establecer nuestro nuevo rumbo.

—¿A dónde iremos? —le pregunté, pues apenas habíamos hablado de nuestro futuro juntos y decidido ir contra todo obstáculo que se nos atravesará.

—Escaparemos, exploraremos el espacio y no regresaremos jamás a la Tierra —aseguró con un brillo especial en su mirada.

—¿Usando esta nave qué está conectada con la Tierra? —dudé por un segundo que dijera la verdad.

—Estoy desconectando los servidores para que nadie pueda rastrear nuestra ubicación. Reiniciaré el sistema y borrare todo rastro de los enlaces de comunicación con las centrales terrestres —informó siendo muy firme con su decisión.

—¡Espera!

Lo detuve para poder enviar un último informe a la Tierra, porque consideraba que el trabajo de nuestro rover Boby, no debía ser en vano y además todos merecían ver por lo menos un poco de lo significaba la historia de Adhara, representada por aquellas runas. No estaba segura si podrían descifrar su significado en la Tierra, usando solo las fotografías de baja calidad que tomo nuestro rover, pero si estaba segura de que al menos podrían sentir la esencia de las almas que tuvieron que ver en su creación. Porque después de todo, tanto el espíritu de Spring como el de Cold, estaban vertidas en aquellas figuras y en cada una de las gráficas que poseían. Yo confiaba que en la Tierra o en cualquier parte del universo podrían saber lo que ocultaban aquellas runas, incluso sin poder leerlas o ver la historia que nosotros pudimos conocer gracias a ellas, sabía que podrían sentir su historia con el corazón.

—Está listo, apaga el sistema —le di aviso a Joshua.

Él sonrió al acercarse a la computadora central frente a mí, esa fue la primera de muchas veces más en las que volvió a demostrar sus expresiones reales, así que no pude evitar abrazarlo cuando se acercó lo suficiente. Aquello lo tomo por sorpresa, lo supe por su mirada, pero no se resistió y por el contrario luego de apagar todas las luces del sistema para el reinicio de las máquinas, se agachó a donde permanecía sentada y poso sus labios sobre mi frente para luego llegar a mis labios.

Adhara nos enseñó la importancia del tiempo juntos y los secretos que pueden ser dolorosos si se mantienen ocultos hasta el final. Las decisiones que puedes tomar a lo largo de tú camino, pueden marcarte y también a tus seres queridos, pero sino haces lo que te nace del corazón, entonces no vale la pena el esfuerzo. Vive de la forma en la que puedas ser feliz la mayor parte del tiempo, eso no quiere decir que no habrán lágrimas en el proceso, las habrá, pero si encuentras algo que ames, ya sea una persona, un objetivo o quizá un sueño, sin importar lo que sea, síguelo. Porque habrás encontrado tu pasión y con ella podrás llegar a donde quieras, tal vez incluso lograrás resolver un misterio tan inexplicable e incomprensible como lo fue Adhara para nosotros en un principio. Quién sabe, quizá algún día también tengas el privilegio de ver las runas en persona y entonces te darás cuenta de lo valiosas que son las runas de Adhara.

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