✟Epígrafe, Prefacio, Advertencia ✟
🌹 No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor🌹
🔻 Alejandro Dumas 🔻
𝖤𝗌𝗍𝖺́ 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺 𝗌𝖾𝗋𝖺́ 𝖻𝖺𝗌𝗍𝖺𝗇𝗍𝖾 𝗌𝖺𝗇𝗀𝗎𝗂𝗇𝖺𝗋𝗂𝖺 𝗒 𝗌𝗂𝗇 𝖼𝗈𝗋𝖽𝗎𝗋𝖺 . 𝖢𝗈𝗇 𝖾𝗌𝖼𝖾𝗇𝖺𝗌 𝖼𝗈𝗆𝗉𝗅𝖾𝗍𝖺𝗆𝖾𝗇𝗍𝖾 𝖾𝗑𝗉𝗅𝗂𝖼𝗂𝗍𝖺𝗌 𝗒 𝗎𝗇𝖺𝗌 𝗊𝗎𝖾 𝗈𝗍𝗋𝖺 𝖽𝖾𝗆𝖺𝗌𝗂𝖺𝖽𝖺𝗌 𝖽𝗎𝗋𝖺𝗌.
💀 𝚃𝚎𝚖𝚊𝚜 𝚘 𝚜 𝚌𝚞𝚛𝚘𝚜.
💀 𝚅𝚒𝚘𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊
💀 𝚁𝚘𝚖𝚊𝚗𝚌𝚎
💀 𝚝𝚎𝚖𝚊𝚜 𝚜𝚎𝚗𝚜𝚒𝚋𝚕𝚎𝚜
𝚈 𝚗𝚘 𝚜𝚎́ 𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚊́𝚜, 𝚊 𝚕𝚊 𝙴𝚜𝚌𝚛𝚒𝚝𝚘𝚛𝚊 𝚕e 𝚏𝚊𝚕𝚝𝚊 𝚕𝚊 𝑭𝒆𝒓𝒓𝒆𝒕𝒆𝒓𝒊́𝒂 𝚌𝚘𝚖𝚙𝚕𝚎𝚝𝚊. 𝚈 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚎 𝚙𝚊𝚜𝚊𝚛 𝚍𝚎 𝙏𝙤𝙙𝙤 💁
ՏᎬ ᎡᎬᏟϴᎷᏆᎬΝᎠᎪ ᎠᏆՏᏟᎡᎬᏟᏆϴ́Ν.
1945. Londres, Inglaterra.
Pueblo, King Spel.
Escenario, Cementerio.
La fuerte brisa mecía con violencia las fuertes torrentes de gotas de lluvias que azotaban con ferocidad al pequeño pueblo viejo y gris. Los truenos desfilaban de forma amenazante en el cielo. Los niños que juganban bajo la lluvia corrían despavoridos hacía el calor de sus madres al escuchar el fuerte sonidos de los relámpagos. Todos los aldeanos estaban encerrados en sus hogares, esperando que la repentina llueva se detuviera y el sol saliera.
Todos lo esperaban, todos querían ver el hermoso arco iris que aparecería, todos, menos una persona.
Con tranquilidad limpiada el pequeño cuerpo incinerado de su abuela. Trataba que su piel descompuesta no se abriera de la presión que ejercida en ella. Pero era inútil, su hermoso y envejecido vestido marrón estaba extinto. Su rostro era irreconocible, su cuerpo estaba destrozado y sus cabellos rojos desaparecidos.
La lluvia había apagado la Ojera que los aldeanos habían empezando. Todos con sus rostros furicos de irá y enojado hacía su abuela. La acusaron de ser una bruja por el tono de su cabellera y sin pruebas o algo que pidiera afirmar que eran lo que ellos decían. La amarraron en un tronco en el cementerio, colocaron leña debajo de sus píes. Y con la muchedumbre gritando su muerte.
No podían escuchar las suplicas de piedad de la anciana. Todos la culpaban, todos la querían muerta, todos querían que desapareciera. Pero cejados de cólera no escuchaban las palabras que con sus ojos hinchados gritaba a los cuatro vientos.
No importa cuando ella había gritado por piedad y misericordia. Nunca la escucharon.
Y sin poder hacer nada. Miró con sus ojos llenos de lágrimas, como su abuela sufría y agonizaba en las llamas.
—¿Eres Elle? Soy el inspector Jonns.
Al principió no respondió. El hombre caminó dos pasos hacía la chica que estaba limpiando el cuerpo quemado en el suelo.
—¿No te da asco limpiar el cuerpo incinerado de alguien?
Ella lo miró por primera vez. El varón retrocedió un poco por la fría expresión de su rostro.
—Si no te importa, vete.
Él se inclinó delante del cuerpo. Con cuidado maniobró su paraguas entré sus hombros. Colocó su pequeña libreta en sus manos juntos su bolígrafo.
—¿Eres Elle Clerga? —repitió —. Si no eres, ¿cómo podrías estar aquí en medió de está tormenta, sólo por alguien incinerado?
—¿Qué quieres?
Su voz salió como una demanda. Él sonrió de lado.
—Creo saber que sabes por qué estoy aquí. ¿Conoces a esté hombre?
De su abrigó saco una fotografía. Dejando ver a un chico de veintitrés años de edad, su cabello era negro al igual que su largo saco. Estaba en medió de multitud sonriendo con sínismo hacia la cámara.
Sólo pudo abrir sus ojos. Lo conocía de vista, era unos de sus nuevos vecinos por su vecindad. Nunca habló con él. Sólo miradas de corto tiempo.
Pero de algo estaba segura. Que desde que él y su familia aparecieron sucesos paranormales sucedieron en todo el pueblo.
—¿Lo conoces? —forzo su pregunta.
Ella negó. El hombre suspiro, sobre las cuclillas de su píes. Se levantó.
—Como sea. Si tienes algunas pista de él, no dudes en decirlo a la comisaria.
Ella asintió. Viendo como inspector se retiraba bajo su sombrilla.
Sintió como las gostas ya no corrian por su rostro. Levanto su mirada viendo como el cielo gris desaparecia poco a poco.
—Pensé que me delatarías.
Una voz burlona sonó entré los arbustos del cementerio. Ella giró su rostro para verlo recostado de un árbol.
—Eres la única opción que tengo —se levantó del suelo —. Si no fue que tienes información valiosa. Estarías sin lengua y flotando en un río.
Una carcajada salió de los labio del varón.
—Eso quisiera verlo —sonrió de lado.
—¿No tienes miedo que te traicione? —preguntó Elle. Él saco su navaja limpiándola con el dobladillo de su camiseta negra.
—No lo harás. Si eres lo suficientes inteligente no.
—¿Y si lo hago? —provoco. Él se acercó a ella, colocando una mano en su cabellera.
—¿Estas provocando a la muerte? —sonrió con sorna. Ella quitó de golpe su mano.
—No hay tiempo. El hecho que no te delaté fue por beneficio propio.
Él colocó su manos en sus pantalón negro.
—Los dos nos utilizamos — continuó Elle —. Aunque, yo no sepa el cuál es tú motivó para utilizame.
Él la miró sin expresión.
—Si no importa. Empezamos a destruir esté pueblo.
Caminó hacia la salida de cementerio. Y detrás de él, una chica llena de resentimientos.
—Descubriré las risas en los más profundo de los gritos agonizantes — susurró.
Ella estaba lista para convertirce en el peor monstruo.
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