Capitulo 37

Adeline POV

La fiesta de cumpleaños de Ralph era una sorpresa que los chicos habían organizado y se celebraría en unas pocas horas, por lo que eran pocas las horas que tenía para encontrar un regalo. Un jodido regalo perfecto.

Raphael Davis se podría definir como un paquete enorme de felicidad, sinceridad, espontaneidad y muchas cosas más que puedo recordar que termine en "dad", menos caballerosidad. Eso no. Bueno si, pero a su completo estilo. Simplemente es de esa clase de personas que llegan a tu vida y te brindan una sonrisa con sus ocurrencias, te apoya cuando lo necesitas y merece que hagas lo posible y lo imposible por hacer que la amistad perdure con el tiempo.

Todos merecemos un Ralph en nuestras vidas.

Tres horas y mil vueltas después, di con un disfraz de Ralph el demoledor, de la talla indicada, perfecto para la ocasión el cual no dude en elegir.

— ¿Segura que vas a llevar esto? —Reiteró la chica que se dispondría a cobrarme.

—Sí, segura—Bufé. Era la cuarta vez que ella preguntaba lo mismo.

Cuando iba a sacar la tarjeta de débito para pagar, mi teléfono sonó anunciando una nueva llamada. Era Isaac.

— ¿Isaac? —Atendí la llamada con una mano mientras con la otra le pasaba la tarjeta a la chica.

—Adeline, estoy en tu apartamento y no estas acá... ¿Dónde te encuentras?

—Estoy terminando unos asuntos y voy para allá...—Metí el código de seguridad de la tarjeta—La fiesta no es hasta dentro de...—Eché una mirada a la hora de mi teléfono—Cinco horas. ¿Qué pasa?

—Es urgente, pero tranquila. Te espero aquí.

—Eres la única persona sobre la faz de la tierra que usa las palabras "urgente" y "tranquila" en una misma oración—Tomé mi tarjeta de vuelta, la factura y la bolsa que la chica me entregaba con lo que hasta ahora seria, el regalo perfecto. Despegué el teléfono de mi oreja y agradecí a la chica por su venta.

— ¿Decías? —Volví a tomar la llamada mientras caminaba hacia el estacionamiento.

—Que también espero ser el único hombre que elijas al final del día...—Hizo una pausa—Te espero aquí —Y cortó.

El camino al apartamento se me hizo más corto que de costumbre, quizá sea la anticipación por la fiesta, por mostrarle el regalo a Soph o quizá porque Isaac se encontraba ahí. Luego de aparcar el auto que tome prestado de Soph, subí en el ascensor y abrí en un record de tiempo la puerta principal.

— ¡Hasta que al fin! —Exclamó la pelinegra—Esos chicos tienen una guerra de miradas incomodas ahí en el medio de nuestro sala.

—Que exagerada—Rodé mis ojos— ¡Mira lo que conseguí! ¡Está demasiado GUAY! —Le tendí la bolsa y luego de que ella la agarró, caminé hacia la sala de estar donde se encontraban Isaac y Ralph.

—Hola bebé—Saludé a Isaac—Ya estoy aquí.

Mi mirada fue hacia el otro lado del salón y mi mirada se clavó en unos ojos color miel que conocía a la perfección.

¿Qué había dicho?

Corrección.

Se encontraban, Isaac y Connor.

— ¿Connor? —Mis ojos se abrieron como platos y sentí como mis piernas no tenían nada que envidiarle a un plato entero de gelatina.

—Adeline—Su mirada se suavizó.

Connor se encontraba frente a mí.

Connor estaba bien.

Sonreí. ¡Connor estaba bien!

Corrí a su encuentro y me abalancé sobre él, sin importarme nada más.

A pesar de todo lo que había pasado, la vida de una persona no deja de ser vida, y el hecho de que él estuviese al borde de la muerte, por mí, había sido un motivo suficiente para tenerme en vela y sumida en un insomnio culposo durante muchas noches. Más de las que me gustaría admitir.

—Estas bien—Susurré sobre su pecho.

—Adeline... Muy pocas veces, hierba mala muere. —Suspiró— Quería hablar contigo, pero primero me puse en contacto con Isaac. No quería llegarme acá y quizá ocasionarte un problema. —Me correspondió el abrazo— Tengo su autorización para abrazarte.

Lo apreté un poco más y luego deslicé mis brazos fuera de su cuerpo y deshice el abrazo que nos unía.

— ¿Por qué cada vez que llamaba al hospital, me decían que seguías sin despertar?

—Di esa orden. Quería venir hasta acá a darte la noticia.

—Eso ha estado mal.

—Pero ha valido la pena—Esbozó una sonrisa de esas que solían derretirme. Esas sonrisas donde sus hoyuelos se marcaban y sus ojos se achinaban...

— ¿Y ahora? —Ladeé mi cabeza— ¿Cuál es el plan?

—Isaac, ¿Puedes dejarnos solos un momento?

Volteé a mirar a Isaac y él tenía una ceja enarcada, pero luego de verme un momento asintió con la cabeza y se dio vuelta hacia la cocina.

—Adeline—Carraspeó Connor— Vine hasta acá, porque quería decírtelo en persona, mirándote a los ojos. Uno de mis problemas es ser demasiado franco, honesto y eso hace que mis acciones duelan como la mierda. No te ofrezco algo que no voy a darte.

Tragué en seco.

—Lo sé. Y lo sé a la perfeccion.

—Gracias. Gracias porque se que lo que me ofreciste siempre fue real, incluso el día el que te llevaron secuestrada, quisiste ayudarme. De verdad quisiste hacerlo.

—Connor... No hablemos de eso.

—No hablaremos de eso, porque ya es pasado. Lo mismo pasa con nosotros, no te preocupes, no quiero dañar tu presente...—Lanzó su mirada hacia el lugar por donde hace minutos había desaparecido Isaac y luego sus esferas color miel, volvieron a mi mirada. —Se lo feliz que te hace.

Sonrei y sentí como mis ojos comenzaban a empañarse. Connor suspiró y me pegó a su pecho.

—Supongo que este es el final...—Susurré.

—Nuestro final.

Supongo que por mas necesario que sea muchas veces, por mucha ayuda psicológica que tengas y por mas que te mentalices, cerrar un ciclo con una persona con la cual pasaste por tantas cosas, siempre dolería.

—Tu puedes lograr cualquier cosa que te propongas Connor, en serio puedes—Lo miré— Solo tienes que proponértelo. Debajo de esa mascara de niño malo, eres bueno. Tu lo sabes.

—No me voy a poner en contacto contigo hasta el momento en el que tenga una carrera universitaria y un trabajo legal, quizá en ese momento podamos ser amigos...—Su voz se quebró— O quizá llegue a tiempo para ser el padrino en tu boda.

***

Al llegar al apartamento de los chicos, me desconcerté totalmente al ver que no había nadie más que los chicos, Soph y yo.

— ¿Esto es una broma? —dijo Soph.

— ¡Cállate! —Horam se apresuró a taparle la boca a Soph— Entre todos, decidimos darle una sorpresa mas especial a Ralph. Ya verás.

Ambas nos vimos y nos encogimos de hombro.

— ¡Estoy listo! —Exclamó Ralph entusiasmado saliendo de su habitación.

— ¡A follar! —Gritó Josh.

— ¿Ah? —Ralph volteó a mirar a los chicos. —Les dije que no se les ocurriera inventar nada del otro mundo. Quería algo relajado entre todos nosotros.

—Por dios Ralph, ¿Más tranquilo que pasar una noche de tragos y baile en el Louie? —Fue el turno de Isaac.

Soph y yo reímos.

—Ralph bebe—Soph se acercó y plasmó un casto beso en los labios—Ahí comenzó nuestra historia, quizá hoy conozcamos a una chica o un chico y se quieran unir a nosotros en una relación abierta.

La cara de espanto de Ralph nos hizo estallar a todos en una carcajada.

—Deja el drama Ralph—dije—Vayamos a beber un poco.

—Fuma, folla y bebe, que la vida es breve. Recuérdalo —Volvió a hablar Isaac.

Me volteé hacia él y lo fulmine con la mirada. —Sigue siendo mi frase—Enarqué una ceja.

— ¡Fue suya primero! —Gritaron al unísono Ralph y Soph.

—Larguémonos ya. Se hace tarde. —Hablo Frank.

—No puedo creer que ya hables como un padre—Lo miré.

—Por lo menos uno de nosotros tiene que sentar cabeza... Por lo menos uno.

Horam marcó el botón del ascensor y siguió mirando algo en su teléfono.

—Insisto en que me gustaría ir a un sitio de comida, cenar todos y luego volver a casa y tomar cervezas.

—No seas aguafiestas Ralph—Lo miró Josh— Y menos con la tuya.

Cuando el ascensor llegó, nos adentramos todos dentro de la cabina metálica.

— ¿Esto puede con todo este peso? —Pregunté alarmada.

—No lo sé—Respondió con voz dudosa Horam— Aguanta alrededor de quinientos kilos, pero mi polla pesa alrededor de trescientos.

—Quisieras—Carcajeó Josh.

Cuando las puertas se cerraron, el ascensor quedo a oscuras y todos comenzaron a reír. Sentí como un par de labios se posaron en mi cuello y mi piel se puso de gallina. Gracias al contacto, por el perfume y la costumbre, sabia de quien se trataba.

— ¿No puedes esperar a que estemos solos? —Susurré lo más bajo posible.

—Puedo esperar, no quiero hacerlo—Respondió el un poco más alto de lo necesario.

—Isaac, no. Follar en el ascensor con todos aquí, no.

No dio tiempo de replicar cuando las puertas se abrieron, pero no lo hicieron en el piso correspondiente. Las puertas se abrieron y la brisa fría de la noche se estampó de frente en nuestras caras, revelando un cielo estrellado que alumbraba lo justo y necesario para observar con detalle la decoración delicada de globos grises y azules, a lo lejos una parrillera desbordando humo y dos mesas decoradas con un mantel azul marino con suficiente espacio para todos nosotros y con una deliciosa torta en el centro.

Todo realmente hermoso.

—Espero que las chicas tengan algo que ver con esto, porque de no ser así, voy a dejar a Soph y a iniciar una relación abierta con cada uno de ustedes—dijo Ralph.

—Pues tú y yo hemos roto oficialmente, pues estoy tan sorprendida como tú. —Lo miró Soph

—Y yo... O sea, ¿En la terraza del edificio? ¿Hay algo mejor que esto?—Coincidí

—.Feliz cumpleaños capullo—Isaac se abalanzó sobre Ralph—Espero que una parrillada, sea lo suficiente "relajado" para ti.

***

Luego de comer y beber una que otra cerveza, todos estábamos sentados comiendo nuestro pedazo de pastel y riéndonos de cosas que habían pasado hace tiempo atrás.

—Cómo olvidar el día que bailaste en ropa interior sobre el mesón—Carcajeó Soph.

— ¡DETENTE! ¡TU ME RETASTE! —Reí con la vergüenza nublándome.

— ¿Y en el cumpleaños de Frank cuando se besaron?

—Eso fue...loco—Respondió Isaac.

El silencio se asentó por varios segundos en el ambiente y Frank, cayendo en cuenta de que la pregunta era para él, y la respondió Isaac volteo a verme con una sonrisa en el rostro.

— ¿Luego de que te bese saliste corriendo a besarlo al? ¿O fue antes?

Sentí como mi sangre se recogió y me puse pálida.

— ¿De verdad acabas de decir eso?

—No. —Interrumpió Isaac— La pregunta no es esa, la pregunta es... ¿Nunca iba a enterarme de que Frank y tú se besaron? —Espetó con dureza.

—Te estas enterando—dije con desdén.

—Creo que es momento de abrir los regalos—Habló Ralph.

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Hasta aqui el cap de hoooy!!!! Nos vemos dentro de tres dias que estaremos de cumplemes #4!!!! Besitos!! 

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