Capítulo 35
Adeline POV.
408 horas desde la última vez que sus labios se posaron sobre los mios.
240 horas desde la última vez que lo vi.
17 días desde aquel mensaje de Sabrine.
10 días desde aquel día que hablamos en Ramler Park. Bueno, frente a él.
Tiempo, tiempo y tiempo.
Dicen que el tiempo lo cura todo, y es una frase muy cliché, lo sé. Pero si es así de cliché, es porque algo de cierto debe de tener.
– Adeline – Golpeteó mi hombro Soph.
– ¿Ah? – Respondí distraída.
Rodó sus ojos en respuesta y se acostó a mi lado.
Yo me encontraba mirando al techo y ella imitó completamente mi acción.
– Esto tiene que parar– dijo en voz baja.
– Lo hará.
– ¿Cuándo?
– Cuando menos lo esperes, ya estaré de ánimos otra vez.
– ¿En qué piensas?
Cerré mis ojos y los recuerdos navegaron en mi mente como solían hacer.
La nostalgia me consumía día a día, minuto a minuto y las ganas de llorar últimamente no me abandonaban.
– Últimamente no pienso Soph. Solo recuerdo y siento– Escuché su respiración acompasada y supe que ella estaba esperando que me desahogara. Ella estaba ahí para mí, como solía hacer– Recuerdo cada día y cada momento que duró lo nuestro, aunque no fue mucho tiempo, fue al fin y al cabo. Y siento dolor y decepción. Siento dolor de lo poco que duró y decepción de la poca confianza que nos tuvo. La conversación que tuvimos cuando él fue por mí a la universidad solo me lastimó más, porque ahora sé que él está sufriendo tanto como yo, pero no puedo darle la oportunidad de que en otro ataque de rabieta haga añicos mi corazón.
Ella volteó a mirarme y lo hizo con pesar.
– Es irónico, porque él reacciono de esa manera por exactamente esa misma razón. Porqué él no quiso arriesgarse a escuchar tu explicación y permitir que hicieras añicos su corazón como aquella noche de la pelea.
– Me dolió escucharlo decir que lo nuestro no iba a funcionar.
– Estoy segura de que le dolió decirlo.
– ¿Eres mi amiga o la de él? – Volteé a mirarla.
– Solo soy parte del equipo Isadeline, no puedes culparme por eso, son jodidamente adorable juntos. Si hay alguien destinado en esta vida para ti, ese es Isaac.
– Ya ha pasado una semana y ni siquiera tengo señales de él... No lo culparía si se cansó de esperar mi perdón.
– ¿Cansarse? ¿En un jodida semana? Comienzas a alucinar cariño. Cuando se ama de verdad no existe tiempo.
Volví mi mirada hacia el techo y suspiré.
– Ojala y no te equivoques. Tengo unas ganas inmensas de demostrarle que lo nuestro si puede funcionar. Que lo nuestro VA a funcionar.
– ¿Entonces? ¿Por qué no das el paso tú?
– Porque no puedo demostrarle algo si él no está dispuesto a luchar por ese algo. Me niego a pelear esa batalla yo sola.
El timbre siendo tocado con demasiada insistencia nos hizo salir de la comodidad de mi cama.
– ¿Esperas a Ralph? – pregunté mientras rehacía mi peinado que era básicamente una cola que se encargaba de mantener mi cabello recogido en lo alto de mi cabeza.
Un peinado digno de un domingo por la noche y más que decente tomando en cuenta que estaba pasando por algo así como una ruptura.
– Nop– negó ella mientras abría la puerta.
Frente a nosotras se encontraba una Maddie totalmente destrozada con un leve rastro de lápiz de ojo corrido que había manchado la parte inferior de sus ojos marrones, los cuales ahora estaban rojos de tanto llorar y su nariz hinchada.
– Se va– arrancó a llorar frente a nosotras– August se va.
Sin pensarlo dos veces la estreché entre mis brazos y verla llorando, desencadeno una carga emocional muy fuerte dentro de mí y comencé a llorar con ella.
Vaya dúo hacíamos en este momento
***
– Entonces simplemente te dijo que se iba y que lo de ustedes debía terminar ya– Recopilé la información que Maddie nos acababa de dar.
Ella asintió.
– Que mierda de situación –dije
–Y un día de mierda también... Pareciese que el mundo fuese a acabarse afuera– Comentó Soph mirando por la ventana que estaba a un lado de nosotras.
– Si, cuando llegué, ya había arrancado esa especie de diluvio
– Le escribiré a Ralph que ni se lo ocurra salir– Soph se apresuró a tomar su teléfono y comenzó a escribir en él.
Miré hacia otro lado y suspiré.
El timbre sonando reiteradas veces nos sacó a las tres de nuestros pensamientos.
¿Acaso hoy era el día de descargar las emociones contra el pobre timbre?
– ¿Sera Rose? – Cuestioné.
– Lo dudo, peleé con ella antes de venir acá.
– Voy a matar a Ralph si se atrevió a salir en estas condiciones.
Soph se apresuró a abrir la puerta y fui tras ella para evitar la masacre.
El timbre no dejaba de sonar y eso aumentaba el instinto sobreprotector de Soph y por ende sus ganas de matar a Ralph, pero la sorpresa ocurrió cuando el rostro de Ralph no era el que estaba del otro lado de la puerta. Era el portero de turno del edificio.
–Señorita Adeline la buscan abajo. Un chico, pero no está anunciado como visitante y no puedo dejarlo pasar. Le sugiero que se dé prisa porque el clima no está en su mejor momento.
Teniendo una corazonada de quien podría ser ese chico, corri hacia el ascensor y en cuestion de un minuto estaba abajo, en la entrada del edificio, mojandome y frente a el.
– Escúchame– Dijo Isaac mientras colocaba las palmas de sus manos frente a mi. Su mirada no tardó en chocar con la mía y tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no saltar sobre él y besarlo.
Sus ojos estaban rojos y reflejaban dolor y cansancio por todos lados, estaba empapado de agua y esta chorreaba con fuerza de su ropa. Lo mas seguro era que yo luciría de esa misma manera.
– No te traje flores ni un discurso perfectamente elaborado– Una de sus manos se posó en su cabello e hizo bailar sus rizos húmedos de la misma manera que yo solía recordar cada noche – No estoy aquí porque eres la única persona que tengo a partir de ahora, estoy aquí porque eres la única persona que quiero que este conmigo a partir de ahora.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza cuando asimilé completamente el significado de sus palabras, sin embargo, trate de apartar esos pensamientos y asumí que solo había entendido mal.
– Acabo de llegar del aeropuerto y ni la lluvia ni el cansancio me han podido hacer esperar un puto segundo más para venir a verte y suplicarte que me perdones por haber jodido de una manera tan estúpida lo nuestro. Sé que la desconfianza no nos llevará a ningún lado, pero quiero que sepas que no fue completamente de ti que desconfié aquel día. Desconfié de mí. Desconfié de no ser suficiente para ti, de no merecerte.
Quiero aferrarme a la idea de que es algo que podemos arreglar, porque créeme Adeline, créeme cuando te digo que te amé con tus mejillas regordetas de niña, te amo con tu cabello desarreglado y ese pijama de indigente que traes puesta ahora mismo y te amare con tu cara llena de arrugas dentro de cincuenta años más. Yo no elegí mi familia, yo no elegí ser un imbécil, yo no elegí conocerte, pero yo si elegí enamorarme de ti, elegí luchar por esto y elegí estar aquí en este momento, aun y cuando solo quiero irme al fin del mundo y llorar hasta quedarme dormido.
Sus ojos cristalizados y sus palabras me dieron la señal que yo necesitaba.
Él estaba dispuesto a pelear esta guerra.
Yo no estaba sola en esto.
– Puedes irte al fin del mundo si quieres.
Observé como una lagrima se deslizaba lentamente por su mejilla y eliminé el poco espacio que nos separaba fundiéndome en un abrazo con él.
– Porque a donde sea que te vayas, yo iré contigo– Agregué.
Sentí la manera brusca en la que exhalo antes de pasar su mano por mi cintura, apegándome más hacia él, a pesar de que se encontraba completamente mojado a causa de la lluvia, no me importó.
Era exactamente entre sus brazos donde yo quería estar.
Sus manos ascendieron de mi cintura a mis mejillas y plasmó un dulce beso sobre mis labios.
– Eres mi luz en tiempos de oscuridad Adie.
– No, solo soy tu compañía. Te lo dije hace un tiempo, es mejor caminar con alguien en la oscuridad, que solos en la luz.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top