Capítulo 32

Adeline POV

—Primero necesito que te calmes —Aconsejé a Soph, mientras me recosté a su lado.

—Inhalar y exhalar es la mejor manera —Agregó Rose.

—O maldecir al gilipollas—Resopló Maddie.

Negué con la cabeza y le lancé una mirada de advertencia a Maddie ante su comentario.

— ¿Qué? —Fingió inocencia —Algo tuvo que haber hecho para desatar su furia, y la mejor manera de drenarla es maldecirlo.

—Con razón August sale huyendo cada vez que puede—Dijo Rose mientras tecleaba algo en su teléfono— Ya Paulette y Abel llegaron a casa, sanos y salvos —Informó.

En el momento en el que la llave entró en contacto con la cerradura de la puerta y entramos al apartamento, algo en la cabeza de Soph hizo "clic" y se dio cuenta o recordó todo lo que había ocurrido, lo cual desató una serie de sollozos que desde hace minutos no se detenían. A estas alturas yo aún no sabía lo que había pasado.

Estabas muy entretenida con Isaac en su habitación —Me recordó mi consciencia.

—Bethany Adams—Por fin rompió el silencio Soph, ayudándome a salir de mis pensamientos.

Sucios pensamientos.

— ¿Qué paso con ella?

Tras un largo suspiro, la pelinegra comenzó a hablar.

—Reaccione mal.

Me lleve ambas manos a mi cara y con fuerza estrujé mis ojos.

Estuve todo este tiempo estando completamente segura que la culpa había sido exclusivamente de Ralph, que había algo más en el fondo de todo esto y... Mierda.

— ¿A qué te refieres con que reaccionaste mal? —Pregunté con sutileza, controlando el manojo de ira que poco a poco iba creciendo dentro de mí.

—Bethany se le estuvo insinuando a Ralph durante toda la noche, el la ignoraba, pero no la terminaba de espantar como YO quería que lo hiciera, por lo que me deje llevar y fui y besé a otro chico. Se de antemano que me he pasado de la línea y es el problema. Sé que me fui muuuy lejos—Su voz se quebró.

Mierda.

Mal, mal, mal. Todo mal.

—Sophia Jones —Salté de la cama, quedando de pie, frente a ella y las chicas —Cuando conociste a Ralph todo en ambos se revoluciono. Tú, chica de relaciones serias, quisiste jugar a su juego, arriesgándote a una aventura que no te ofrecía más que sexo y diversión —La miré con dureza —Yo no estuve de acuerdo y aun así te apoye, estando segura de que te quemarías con fuego y que eso podría resultar más doloroso de lo que te llegabas a imaginar.

—Lo sé—Susurro ella con los ojos llenos de lágrimas.

— Pero mi sorpresa fue, que no solo tú quisiste arriesgarte, sino que él también lo hizo, y paso de ser el chico que solo ofrecía sexo y diversión a ofrecerte flores y compromiso. ¿Recuerdas la fiesta en la que delante de todo el mundo se encargó de disipar tus dudas? ¿Recuerdas cómo te propuso ser su novia? ¿Recuerdas cada carta que te envió por veinte días seguidos?

—Lo recuerdo, pe...

— ¡No he terminado! —La interrumpí — ¿Crees que el dejaría ir todo eso por la falda corta de Bethany?

—No

— ¡¿Sabes lo jodido que es que hayas besado a otro?! Imagina que yo llegue y bese no se...—Hice una pausa mientras pensaba en alguien— A Dominic, imagina que yo en un ataque de celos vaya y bese a Dominic, ¿Cómo reaccionaría Isaac?

—Moriría.

—Se suicidaría—Corrigió Maddie.

—Claro, no sin antes de matar a Dominic—Aclaró Rose.

—Maldición, tengo que arreglar esto—Se lamentó Soph.

—Primero, debes descansar y aclarar tu mente—Me relaje un poco.

—Llama a Isaac y pregúntale por él, por favor —Suplicó —Ralph salió disparado del apartamento y necesito saber que está bien.

Tras darle un asentimiento de cabeza marqué el número de Isaac y tras recibir la indicación de Rose, coloqué la llamada en altavoz.

Tres pitidos después, escuché la ronca voz de Isaac del otro lado de la línea del teléfono.

—Pequeña Adie—Habló.

—Isaac, ¿Todo bien con Ralph?

—Está en la mierda Adie, digamos que la situación y el alcohol no han hecho una buena combinación—Soltó un suspiro —Estaba llegando a Louie cuando Josh y yo dimos con él y lo trajimos de regreso a casa.

Le lance una mirada a Soph y ella asintió dándome a entender que con eso era suficiente.

—Bueno, solo quería saber si él estaba bien.

— ¿Entonces el propósito de tu llamada ha sido exclusivamente para saber de Ralph?

Ay no, la voz en tono baja bragas no por favor—Suplique mentalmente.

Cuando hice ademan en quitar el altavoz, las chicas me hicieron señas indicando "NI LO SUEÑES"

Ay dios, controla los comentarios de Isaac.

— ¿Qué otro propósito podría tener?

—Pensé que ibas a decirme "Isaac estoy aquí afuera de tu apartamento, vine para terminar lo que empezamos"

Mis mejillas se calentaron de inmediato y cerré mis ojos para evitar la mirada de mis amigas que en este momento sabía que estaban reprimiendo toda clase de comentarios que deberían de ser censurados.

—Te equivocas, como de costumbre.

—Te diré algo y puedes estar segura de que no será una equivocación.

—A ver... Te escucho.

—El día que te haga mía Adeline ocurrirán dos cosas—Hizo una breve pausa —La primera, te lo hare tan, pero taaaan lento que cada vez que cierres los ojos tendrás grabado a fuego en tu mente cada roce, cada movimiento, cada puto detalle —Su voz acopló otra vez ese tono ronco y profundo que me hacía apretar las piernas en reacción—Y la segunda es que te darás cuenta de que tú también te estas volviendo cenizas en este infierno.

— ¿Qué te hace estar tan seguro de eso?

—Que hoy yo mismo me encargue de darle rienda suelta a un fuego que poco a poco nos ira consumiendo.

— ¿Y si solo tú te consumes?

—Lo nuestro es mutuo, siempre lo ha sido —Fue todo lo que dijo antes de colgar la llamada.

Sentí la mirada de las chicas clavadas en mí y luego sentí como una de ellas tanteaba mi frente y mi cuello con sus manos.

—Sí, está ardiendo—Dijo Rose.

—Ardiendo por Isaac Collins—Confirmó Maddie y todas estallamos en risas.

— ¿Para qué negarlo? Yo también me estoy volviendo cenizas...

Isaac POV 

Los exámenes finales ya habían llegado.

Gracias a Dios, yo era de esos chicos de los que con solo un par de leídas a los apuntes, iba preparado para dar el examen, y gracias a eso era un chico de buenas calificaciones. Siempre lo había sido.

Pero claro, eso era en situaciones normales, y cuando digo normales me refiero a cuando no tenía los besos de Adeline rondando en mi cabeza...

Lo cierto es que desde hace dos semanas, no dejaba de darle vueltas a ese momento en el que mi habitación fue testigo de cómo ambos por poco perdemos el control.

Su cabello enmarañado, sus pupilas dilatadas y sus labios rojos y entreabiertos eran una imagen que tenía grabada en mi mente y que ansiaba por repetir, pero ahí estaba el problema. Yo quería que las cosas con Adeline funcionaran, funcionaran de verdad, por lo que luego de darle tantas vueltas al asunto y pensar que era lo necesario para darle pie a nuestra relación, supe que el momento había llegado.

Era momento de pedirle a Adeline que fuese mi novia, y hoy, era el día.

Paulette y su novio habían organizado un karaoke en su casa, por lo que estaríamos Frank, Andressa, Rose, Maddie, Josh, Horam, Gerald, August, Soph, Ralph, y ellos. Los justos y necesarios para presenciar ese momento.

— ¿En qué piensas? —Preguntó Josh mientras me extendía una cerveza, la cual no dude en aceptar.

—Hoy le pediré a Adeline que sea mi novia—Solté sin previo aviso.

— ¿ESCUCHE BIEN?

—Perfectamente bien Horam —Respondí mientras le daba un trago a mi cerveza.

—"Simis mijiris imigiis" —Carcajeó Josh recordando los días en los que Adeline puso patas arriba mi mundo.

—Lo seguimos siendo imbécil —Lo miré —Solo que ahora seremos novios y mejores amigos.

—Ralph, Frank y ahora tu...—Josh ladeó una sonrisa mientras alzo su cerveza apuntando a Horam —Es tu turno —Dijo antes de darle un trago a su cerveza.

— ¡Naaah! La castaña que me encanta tiene novio.

— ¿Y? —Inquirí —Te recuerdo que la arquería tiene portero y aun así metemos gol.

—El problema es que ya hice gol y no me quiero conformar con eso...

— ¡NO, NO! —Alardeó Josh—No puede ser ella.

— ¿Quién? —No entendía nada.

—Sí, es ella—Comentó Horam mirando a Josh, y luego volteó su cara y estableció contacto visual conmigo—Es Maddie.

***

Las chicas interpretaban una versión nada afinada de A Thousand Miles de Vanessa Carlton.

—AND I NEED YOU—Gritaron todas al unísono y sacudieron la cabeza —AND I MISS YOU —Comenzaron a reir.

Los nervios estaban haciendo mella en mí, sabía que hoy era el día indicado, pero no sabía cómo tomar la valentía y hacerlo.

Mierda.

— ¿Acojonado? —Susurró Ralph en mi oído.

—Hasta las pelotas—Confesé.

Mi teléfono sonó anunciando un nuevo mensaje y lo tome enseguida a ver de quien se trataba.

Sabrine Maxwell.

¿Qué coño quería? Me debatí un segundo entre abrirlo o no, y decidí no hacerlo.

Fui en busca de otra cerveza y otro mensaje llegó a mis notificaciones.

Sería mejor revisar de una puta vez.

Sabrine Maxwell: ¿Folla bien?

Solté un bufido y me apresuré a responderle.

Yo: Lo único que Adeline me folló fue el corazón y ahora solamente tengo ganas de ella. Te aconsejo que borres mi número, táchame de tu lista que yo te taché de la mía.

Luego de cinco minutos sin recibir respuesta, me sentí relajado. Sabrine Maxwell al fin lejos de mi vida.

Mire a Adeline y mi corazón revoloteo con fuerza, viéndola ahí, con sus amigas, riendo, sus ondas castañas cayendo por su espalda y brincando con cada movimiento, ella luciendo tan relajada... Dios, quería besarla.

Era hermosa en todas sus facetas, y era mía. O bueno... ya lo seria oficialmente.

La adrenalina tomó las riendas de mi cuerpo, me levanté de mi puesto y carraspeé mi garganta llamando la atención de las personas que se encontraban a mi alrededor.

Cuando todos hicieron silencio y quedaron a la expectativa de mis palabras, mi teléfono volvió a sonar, anunciando un nuevo mensaje.

—Denme un segundo—Dije mientras tomé el teléfono en mis manos con la intensión de ponerlo en silencio, pero por equivocación pulse el mensaje.

Sabrine Maxwell: Folló tu corazón y el de Dom también J Que sean felices. Xoxo.

Su mensaje no vino solo, su mensaje vino con una foto adjunta.

Una foto que hizo que un nudo de atascara en mi garganta.

En la foto se veía claramente como Dominic y Adeline se fundían en un beso... Un beso de esos que yo tenía amarrados a cadena perpetúa en mi mente.

—Isaac, ¿Todo bien? Estas pálido —Exclamó Paulette.

Le lancé una mirada a Adeline y salí corriendo del apartamento, cuando iba a comenzar a bajar las escaleras buscando irme lo más lejos posible, sentí como sus delicadas manos tomaban mi brazo.

— ¿Qué paso? ¿Es tu madre? ¿Este bien? —Preguntó ella con nerviosismo.

Me volteé hacia ella y verla me partió el corazón.

—Esto no va a funcionar.

— ¿Qué? —Preguntó atónita.

—Esto—Nos señale —Tú y yo, no va a funcionar.

Su mirada se cristalizo y me miró por un largo tiempo sin pestañear.

—No lo hagas. No hagas esto. No otra vez—Suplicó.

— ¿Qué no haga qué?

— ¡ESTO! —Gritó —No sé qué mierda acaba de pasar, pero no hagas esto. Siempre quieres decidir por mí, lo hiciste una vez hace cinco años, lo hiciste cuando te enteraste que Tom fue el que organizo la muerte de mi madre y lo estás intentando hacer en este momento—Su voz se quebró y mi corazón más atrás — No decidas por nosotros.

— ¿Nosotros? No hay nosotros si para ti todo ha sido un juego.

Su mano impactó en mi mejilla tras mis palabras.

— ¿Qué mierda te pasa?

— ¡ESTO ME PASA! —Le mostré la imagen que Sabrine me había enviado.

Las lágrimas empezaron a recorrer sus mejillas.

— ¿Nos pones en duda por una imagen que te mando esa zorra?

— ¿Y qué quieres que haga?

El dolor reflejado en su mirada me causo temor. Temor de que quizá habíamos cruzado una línea la cual nos traería irremediables consecuencias.

—Me prometiste que haríamos que esto funcionara—Susurró.

—Quería que funcionara.

— ¿Ya no quieres?

—A veces querer no es suficiente.

—No es que querer no sea suficiente, es que no quieres lo suficiente.

Fue todo lo que dijo antes de darse vuelta e irse, dejándome solo y con el corazón destrozado.

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#MatemosASabrine. 

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