Capítulo 28

Adeline POV.

Algo que me apasionaba desde pequeña, era leer.

Leer me daba entrada directa a un mundo donde todo era posible. Donde podía conocer que había detrás de cada historia y de cada personaje. Me hacia reír, llorar, exasperarme y sufrir con una que otra escena. Me dejaba a veces feliz, a veces con las lágrimas cubriendo mis mejillas o a veces con alguna interrogante, eso variaba dependiendo de cada historia y el final que la escritora decidiera darle. Pero sin duda alguna, algo que no variaba nunca era que siempre me dejaba con ganas de más.

El punto exacto era que de tantas novelas que leí, en algunas tocaban el tema amargo de un secuestro, y, lo único que había en común entre historias tan diferentes era que en situaciones de ese tipo, el final siempre terminaba siendo una puta mierda.

En este punto de mi vida, ¿Qué tan cerca estaba la ficción de ser parte de la realidad?

Mucho.

No quería asumir aun que estaba viviendo una especie de cliché de novela, pero para mí mala suerte, era así.

Cerré el grifo de agua y salí de la ducha.

En mi mente aun todo era una espeluznante película que no paraba de repetirse una y otra vez, solo con cerrar mis ojos podía volver al momento en el que detonó el primer disparo y luego el segundo, como estuve esperando el impacto en algún lugar de mi cuerpo... Ese impacto que nunca llegó.

Realmente no pensé que Tom llegaría tan lejos.

No conoces a Tom—Escuché una vocecita en mi mente.

Vaya que era cierto.

Luego de ese terrible momento en el que cada segundo parecía durar una eternidad, todo comenzó a tomar velocidad y fue prácticamente en un abrir y cerrar de ojos cuando ya estábamos en la clínica con los dos cuerpos que yacían heridos.

El estado de ambos era muy delicado y se encontraban en terapia intensiva, por lo que tomando en cuenta que sería un proceso largo y desgastante, Allie nos convenció a Isaac y a mí de tomar un descanso, el cual no dudamos en aceptar ya que lo necesitábamos realmente.

Josh junto a un amigo, el cual creo que se llamaba Petter, nos ayudaron en todo lo referente a traslado, localización de un hotel, cosas personales y ropa.

Nunca dejaría de agradecerle a Josh, tanto la ayuda que nos estaba brindando en este momento, como el haber acompañado a Isaac a venir.

Tome dos toallas de las cuales con una envolví mi cabello aun mojado por la ducha y en otra envolví mi cuerpo antes de salir del cuarto de baño.

Me quedé de piedra cuando vi a Isaac recostado en la cama con su antebrazo posado en la frente.

Él había ido a hacer unas cosas y no tenía regreso hasta dentro de un par de horas más.

— ¿Todo bien?

—Todo mal.

Mi corazón se apretujo al escuchar esas dos palabras salir de la boca de Isaac.

Una de las cosas que más odiaba, era verlo sufrir, y ya sea por mi culpa o por otras razones, últimamente lo hacía... Demasiado.

***

Isaac POV.

— ¿Todo bien?

—Todo mal.

Luego de varios segundos de silencio, sentí los suaves dedos de Adeline deslizarse sobre mi cabello.

Maldición, como la amaba...

—Bueno, quizás ahora estén mejorando. —Me apresure a decir de inmediato.

Tenerla a ella conmigo, bastaba para que todo estuviese bien.

—Me desconciertas.

Me incorporé y recosté mi espalda contra el espaldar de madera color chocolate que decoraba la cama y al hacerlo mi mirada se topó con una imagen con la cual no estaba esperando encontrarme.

Los ojos color café de Adie estaban entornados en un gesto de preocupación, su ceño estaba fruncido y aun así lucia hermosa. Su cabello estaba enredado en una toalla blanca, al igual que su delgado cuerpo.

Nada bueno para mi salud mental.

Ella pareció darse cuenta de eso, porque enseguida habló.

—Dame un minuto.

Sin esperar mi respuesta, fue en busca de algo, y volvió a entrar al cuarto de baño del cual volvió un minuto después con una de los pijamas que habíamos comprado a última hora, ya que en el bolso que Soph preparó para ella, había olvidado meter una.

—Soy toda tuya—Una leve sonrisa adorno su rostro cuando se sentó a mi lado y comenzó a acariciar otra vez mi cabello.

Nuestras miradas coincidieron y todo lo que hace un momento me inquietaba, ahora parecía no tener mucha importancia.

— ¿Recuerdas el día que vomitaste sobre mis pies en Ramler Park?

—Aun me da vergüenza de solo recordarlo...

—Lo dices como si nunca te hubieras orinado en mi cama, o como si yo nunca hubiese vomitado en tu vestido—Carcajeé de solo recordarlo.

— ¡Detente! —Se unió a mis risas.

— ¿Recuerdas cuando nos besamos?

Las risas de hace segundos, se detuvieron en el acto y ya no habían miradas cómplices, solo miradas que querían hablar por si solas.

— ¿A dónde quieres llegar?

—Solo quiero recordarte algunas cosas.

—No puedes recordarme algo que no he olvidado. Es ilógico, ¿O no? —Sus mejillas se tornaron rosas.

—Adeline...—Tragué en seco. El momento había llegado. —Solo quería recordarte un poco quienes somos antes de comenzar a hablar. Somos eso, somos un desastre.

Sus ojos brillaron en ese momento.

—Un maravilloso desastre.

—Ya sé que es el nombre del libro, luego lo leeré pero no me interrumpas.

Su mano que plasmaba suaves caricias en mi cabello, se detuvo.

—Me estas poniendo nerviosa—Murmuró.

Tomando suficiente aire para no morir asfixiado, comencé a hablar.

—Te decía que somos eso, somos un desastre es por eso que a pesar de que este no es el mejor día, el mejor lugar y menos el momento correcto, aun así hay ciertas cosas que no pueden esperar...Que no quiero que esperen.

—Isaac yo...—Coloqué con delicadeza mi dedo índice sobre sus rosados labios.

—Déjame hablar pequeña Adie... Por favor—La interrumpí.

Tras un leve asentimiento de cabeza de su parte, seguí.

—En el momento en que choqué contigo en el Louie aquel 06 de Febrero estaba bastante borracho, de hecho en el momento creí haber tenido una alucinación contigo y que verte ahí sería efecto del alcohol; pero Adie en el momento en el que confirme que eras tú y te estreche entre mis brazos, cualquier rastro de alcohol se fue a la mierda. —La mire—No supe lo roto que estaba hasta ese momento. Llegaste a mi vida para unir todas y cada una de las piezas que me conforman, y no solo una sino dos veces. ¿Sabes que es la peor y mejor parte a la vez?

Sus ojos brillaban por las lágrimas retenidas, pero no me detuve por eso. Tenía que seguir.

Ella negó con la cabeza.

—Que te quedaste la pieza más importante... Te quedaste mi corazón Adeline.

Un jadeo salió de su boca y supe que no se lo esperaba.

—No sé en qué momento, pero lo hiciste. —Tomé su mano entre las mías—Y no podría estar más agradecido por eso...

Tras soltar un suspiro, continúe.

¿Por qué no había hecho esto antes?

Poner todos mis sentimientos sobre la mesa, resultaba liberador.

—No fue un día que desperté y dije: "Hoy amanecí enamorado de Adeline, genial" NO. No fue cuestión de un día, creo que siempre lo he estado... Creo que me enamoraste con tu sonrisa chueca sin dientes a los siete, con tus trenzas mal hechas a los ocho y con tus horribles bromas a los nueve. Me seguiste cautivando a los trece cuando ya en las pijamadas no dormías conmigo por pena, cuando te empezaron a crecer los pechos a los catorce y cuando me sonreías a los quince. Durante los años que estuve sin verte, pensaba en ti cada día, sabiendo que todo lo que hacía era por ti, pero no fue hasta hace poco que descubrí que no era por ti. Era por mí, porque yo no me imaginaba una vida sin ti, la cual hasta hoy, sigo sin imaginarme.

Adeline se subió a mi regazo y quedó a horcajadas sobre mí, pasó delicadamente sus brazos alrededor de mi cuello y entrelazo sus manos tras él; pegó su frente a la mía y cerré mis ojos.

Ahí, con ella tan cerca, tan mía, supe que esto estaba destinado a ser.

—Representas mi todo. Mi pasado, mi presente—Posé mis manos en su cintura y la apreté contra mí—Y maldita sea...Todo mi futuro. Pienso en él y te veo ahí conmigo.

El día que Tom te llevo yo iba a hablar contigo, iba a contarte todo. Mi mayor miedo siempre ha sido que algo pueda pasarte, a ti y a mamá. Ese día mi mayor miedo se hizo realidad. —Confesé.

—No te tortures más con eso...

—Pero el momento en el que una pistola estaba apuntándote... Maldición, iban a matarte y yo no hice una mierda...—Tomé una pausa y abrí mis ojos, para toparme con una mirada color caramelo que me escrutaba con detenimiento—No podía hacerlo, si no hubiese sido por Connor que...

El dedo índice de Adeline chocó contra mis labios en un dulce gesto.

—Ahora es mi turno de hablar.

Tras sus palabras, me limite a asentir.

— ¿Destino o casualidad?

— ¿Qué se supone que podría justificar para ti este momento? —Complete reconociendo las palabras que le dije hace cuatro meses.

—Terminarás donde necesitar estar, con quien deberías estar, haciendo lo que deberías hacer. Tú mismo lo dijiste, yo me aferre a eso y joder... Tenías toda la razón del mundo, pero de tantas cosas que me gustaría decirte, sé que no me saldrán ni la mitad... Solo sé que tú me ves contigo en tu futuro, y yo me veo contigo...Las palabras sobran aquí.

Mis manos que se encontraban en su cintura, subieron a su nuca y sin dudarlo, plasmé mis labios sobre los de ella.

El mismo escalofrío me recorrió el cuerpo y nuestras bocas seguían danzando al mismo ritmo, como si de dos piezas de rompecabezas se tratara, encajábamos a la perfección.

—Esta vez no hay excusas—Susurré sobre sus labios.

—Ni yo saldré corriendo—Respondió ella antes de volver a unir nuestros labios en el mejor beso que ella y yo podríamos desear.

Mi chica sí que sabía besar.

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Enamora de Isaac! ¿Ustedes?

Besos!!!! 

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