Capítulo 23
Raphael POV.
El dulce olor que emanaba la cabellera negra de mi novia fue lo primero que percibí al despertar, y me di el gusto de detallarla por un par de minutos antes de tener que interrumpir su sueño.
Debíamos estar temprano en la clínica veterinaria para tener noticias de Ralph el cachorro.
Aun me causaba gracia la manera en como todo se volvió un mal entendido y la noticia llego a las personas como si fuese yo el accidentado.
Tras darle varios mordiscos en el hombro a mi chica, y una que otra caricia curiosa, ella se dio vuelta y me regalo una de sus deslumbrantes sonrisas matutinas.
-Hoy mi novia amaneció más bella que nunca-Murmure.
- ¡Dios Ralph! Según mis cuentas, con esta van unas quinientas veces que dices lo mismo-Respondió ella.
-Es que cada día que pasas siendo mi novia, embelleces más-Le di un casto beso en los labios mientras agregue con picardía-Yo tú, no me dejaría nunca.
Ella dejo escapar una risita y me deleite con el sonido.
Diría que su risa me encanta, pero eso no sería adecuado, ya que no es solamente su risa... Toda ella me encanta.
-No pude dormir mucho pensando en el pequeño Ralph-Comento ella en voz baja irrumpiendo en mis pensamientos.
-Lástima que no fue el gran Ralph-Le sonreí pícaro-Porque de ser así, lo hubieses tenido dentro de ti en pocos segundos.
-Eres de lo peor-Revolotea sus ojos y acompaña el gesto con un leve golpe que me pega en el pecho.
-Lo siento amor, solo trataba de aligerar un poco tus pensamientos. Debes estar tranquila, nuestro cachorro estará bien, lo sé.
Tras un largo suspiro, ella tantea bajo su almohada, saca su teléfono y al verlo su cara dibuja una mueca.
- ¿Qué pasa nena?
-Adeline cada vez que toma un taxi me llama o me envía un mensaje para hacerme saber que llego sana y salva-Hace una pausa-Y no tengo ni un mensaje, ni una llamada perdida de ella. -Responde mientras pone el teléfono en su oído.
Luego de pocos segundos, hace una señal de negación.
-Y aparte tiene el teléfono apagado.
-Seguro llego muy cansada y olvido poner a cargar su teléfono anoche nena.
Su cara se frunce en un gesto preocupado y hace ademan en levantarse de la cama.
- ¿A dónde vas?
-Veré si Isaac sabe algo de ella.
-Nena, ¿Olvidas que ayer apenas y respiraron el mismo aire? Es obvio que no.
-Sabes que ellos son una fuente de bipolaridad, así que déjame ir.
Si algo he aprendido en estos casi dos meses de noviazgo, es a no llevarle la contraria a Soph y que ella siempre tendrá la razón, por lo que sin más, la suelto.
Una maldición sale de mi cuando veo como con los movimientos que hace mientras sale de la cama, sus tetas revolotean como si estuviesen pidiendo mi atención.
-Te doy cinco minutos para que vayas y regreses.
- ¿Ah? -Inquirió ella.
-No pudiste dormir mucho pensando en el pequeño Ralph, pero ahora el gran Ralph ha despertado pensando en ti.
Sus mejillas se tornan rosa y hace caso omiso a mi comentario mientras comienza a cubrir su cuerpo con ropa cómoda.
La puerta se cierra tras de ella y pensé en como siempre me mantuve lejos de todo aquello relacionado a compromisos y relaciones, pero ahora que lo tenía, me daba cuenta de que es perfecta la sensación que brinda tener a alguien ahí para ti con quien compartir una noche fría, con quien contar cuando las cosas van mal o con quien celebrar cuando van bien; sin embargo, no me arrepentía de no haberme dado cuenta antes, porque tenía la certeza de que se siente perfecto solo porque se trata de ella.
Supongo que es porque simplemente se trata de coincidir, con la persona correcta y en el momento correcto.
Los murmullos que provenían del pasillo, captaron por completo mi atención obligándome a salir de la cama, ponerme una bermuda y salir para ver de quienes se trataba.
- ¿Adie? -Cuestione al verla.
Soph quien estaba frente a ella con sus manos en su cintura, se dio vuelta fijando su mirada en la mía.
-Si bien ayer Isaac y ella no respiraron el mismo aire, les fue muy bien compartiendo la misma cama, tanto que ni se preocupó por avisarme que jodidamente no tomo un taxi y que estaba a una habitación de distancia. -Se adelantó a decir Soph, causando que en reacción Adeline rodara sus ojos antes de replicar:
- ¡Para ya Soph! Te he dicho que lo siento, ¿vale?
-Es que si tuvieses una idea de lo preocupada que estaba, entenderías.
- ¿Estas lista Adie? -Agrego Isaac saliendo de su habitación, vistiendo unos jeans desgastados y una camiseta de algodón, su cabello lucia mucho más despeinado que de costumbre y no pude evitar reír cuando su cara dibujo un gesto de confusión- ¿A qué se debe la reunión matutina en pleno pasillo?
-El instinto maternal de mi chica haciendo de las suyas, nada importante-Me encogí de hombros restándole algo de importancia al asunto.
- ¿Ves todo el problema que me ha causado tu pequeño capricho?
- ¿Te refieres a la necesidad cargar mi celular?
-Me refiero a...
- ¡No puedo con ustedes! -Interrumpe Soph y tras rodar sus ojos, comienza a caminar en dirección a nuestra habitación, al pasar a mi lado no puedo evitarlo y le doy una nalgada antes de seguirla.
Tras cerrar la puerta tras de mí, comienzo a reír.
-Vaya que tenías razón, son la fuente de la bipolaridad.
-Siempre la tengo y es lo que me preocupa.
- ¿Por qué lo dices?
-Porque sé que lo que sea que esté pasando entre Adeline e Isaac, terminara mal.
-Si lo dices por Isaac, lo dudo. Se nota que está perdido por ella.
-Claro que es por él. Si bien sé que es un buen chico, no es exactamente el que me gustaría para ella...Yo no quiero que sufra.
Me acerque a ella y la abrace.
-Nena, conozco a Isaac desde hace casi cinco años. En todo este tiempo he conocido su versión hijo de puta, la misma versión que desde que llego Adeline comenzó a desquebrajarse.
-La peor parte es que Adeline también está totalmente pérdida por él, aunque trate de ocultarlo.
- ¿Sabes que ninguno de ellos estará dispuesto a dar el primer paso, no?
- ¡Claro que lo sé!
-Adeline me ayudo contigo...
-Sé por dónde vienes Ralph.
- ¿Si? -Inquirí.
-Si-Y tras unos segundos de silencio, ella agrego: -Solo interferiremos cuando sea realmente necesario...
Sonreí, sabiendo que ese momento llegaría más temprano que tarde.
Luego sentí como mi chica se desprendió de mi abrazo y se dirigía vía al baño, por lo que tome su muñeca y la detuve.
-Tu y yo tenemos algo pendiente-Sentencie antes de traerla hacia mí y comenzar a besar sus labios.
***
Isaac POV.
De todos los paseos que he dado en mi moto, creo que ninguno se ha sentido tan bien como este.
La brisa golpeando en mi cara, la vista matutina de la ciudad quedando tras de mi con cada metro que recorría y las delicadas manos de Adie sujetadas en la parte baja de mi abdomen, es una combinación peligrosamente adictiva de la cual creo que nunca podría cansarme.
Bueno, toda Adeline se estaba volviendo para mí una peligrosa tentación para mi débil fuerza de voluntad. Lo que comenzó primero como una leve confusión, había estado tomando forma día tras día, minuto a minuto. Pero si de algo estaba seguro era de que pasara lo que pasara, mis sentimientos debían permanecer así. MIOS.
Desde que mi madre me había llamado para contarme de las amenazas de Tom, algo me había quedado claro, y era que todo lo que estaba a mi alrededor estaba destinado a terminar perjudicado, y no importa si es por cosas razones que yo controlo o por el contrario no puedo hacerlo, el resultado es el mismo. Yo fallándole a quienes no lo merecen.
Una vez le había fallado a Adeline.
Una vez le había fallado a mi madre.
Le había fallado a decenas de chicas.
Una vez le había fallado a mis compañeros del equipo de Hockey.
Incluso, muchas veces me había fallado a mí mismo, y ahí estaba el detalle. En que no era solo cosa de una vez, sino que había la posibilidad de volver a fallarles a esas personas y era algo que debía evitar a toda costa.
Mantener en secreto lo que sentía por Adeline, era una manera de evitar fallarle a toda costa.
La reconocida edificación del Van Ness apareció en mi campo visual y me hizo reducir la velocidad.
- ¡Gracias por traerme, en serio! -Exclamó Adie mientras se bajada de la parte trasera de mi Ducati.
-Sabes que no hay nada que agradecer Adie.
-Ohm bueno, chao-Tartamudeo mientras permanecía en su sitio sosteniendo nerviosamente el casco, por lo que tome yo la iniciativa y la hale del brazo y la abrace.
Me di el gusto de cerrar los ojos e inhalar su dulce olor, ese olor que me estaba enloqueciendo poco a poco.
-Se me hace tarde...-Murmuro.
-No lo creo...El mundo se detiene cuando te tengo entre mis brazos.
¡Excelente manera de mantener tus sentimientos reservados para ti Isaac!
Y con la advertencia de mi subconsciente me apresure a inventar una excusa que pudiera justificar mis palabras.
-Porque...Adie, lo siento pero apestas y cada segundo que hemos pasado en este abrazo se me ha hecho eterno...Deberías apresurarte a darte una ducha.
- ¡Eres un pesado, no apesto! -Asestó un pequeño golpe en mi espalda.
-Yo creo que si...
Sus leves sacudidas me hicieron saber que quería desligarse de mis brazos y le facilite la acción, me dio miedo lo solo que me sentí cuando su calor me abandono, pero cuando sus palabras de la noche anterior volvieron a mí, mis pensamientos hicieron corto circuito porque... ¿Cómo podía tener miedo de lo que sentía por ella, aun sabiendo que cada vez que tuviese miedo, ella estaría ahí conmigo?
Es decir...
Ella me había ofrecido su apoyo y su compañía para ayudarme a superar mis miedos y ahora yo también temía de ella y lo que me hacía sentir.
La revelación llego a mí... Isaac Collins loco de remate.
NO.
Mejor... Isaac Collins, perdidamente loco.
¿Y lo peor? Un loco sin remedio.
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