Metro

Empecemos con este especial de Día de Muertos, ojalá les guste.👻.

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10:45pm.

-apurate, nos van a dejar encerrados.
-ya voy, ya voy.

El día había sido bueno, Calvera y su novio habían pasado toda la mañana y tarde en la Feria de Chapultepec, celebrando su aniversario número tres de novios.

-mmm, ya está haciendo más frío, no crees

Huexuda, un hombre alto de piel canela y con rasgos típicos de un guerrero prehispánico, sonrió ante esto, era la excusa que su chica utilizaba cada que deseaba que la abrazará. Con cariño se quitó su chamarra y la coloco en los hombros de su mujer, para después pasar su amplia mano a la espalda, acariciando ese hermoso cabello de color negro, tan salvaje y sedoso que incluso parecían plumas.

Salieron del parque de atracciones bajo la mirada de los vigilantes, los cuales comenzaban a cerrar las enormes rejas de metal, apresurando a algunos resagados para no dejarles dentro.

-je, debe ser tétrico trabajar en este lugar de noche, no crees.

El solo río ante el comentario de su novia, pero le daba un poco de razón, con tantas atracciónes por aquí y por haya, no creía en cosas paranormales, pero si estaba consiente de que era peligroso, en especial si algún loco se escondía en uno de los juegos, no deseaba ser el pobre vigilante que lo encontrará en su recorrido.

-buenas noches.
-buenas noches.

Saludaron a uno de los oficiales que cruzaba el puente de piedra para llegar a la reja, un chico de cabello azulado que caminaba con un par de cafés en la mano, posiblemente para su amigo, otro sujeto de cabello verde y con lentes que le esperaba en la entrada.

-vamos al sitio de taxis.
-no, no es tan tarde, yo creo que con suerte alcanzamos el metro.
-pero...
-anda, no quiero pagar un taxi, nos va a salir muy caro hasta el aeropuerto.

Suspiró desganado y acato la orden de su novia, comenzaron a caminar hasta la entrada de la estación.

En la ciudad de México muchas de las estaciones se conectan, algunas de ellas como Tacubaya, Pantitlán entre otras sirven de puentes con una o más líneas.

La pareja avanzaba por los pasillos, caminando hasta la estación Tacubaya.

El andén estaba casi desierto, solo había unas cuatro personas a lo mucho, se internaron en el vagón, en uno de los primeros, sentándose en medio de este, ya era muy tarde por lo cual iba vacío.

Calvera iba recargada en su hombro, riendo de las cosas que habían hecho ese día, su novio solamente sonreía, mientras acariciaba su largo cabello.

De improviso un ligero escalofrío recorrió la espalda del musculoso hombre, confundido retiro la vista del  asiento de enfrente y lo dirigió al otro lado del vagón, al final.

Ahí, una mujer de aspecto extraño les sonreía, mostrando una gran hilera de dientes blancos, los cuales contrastaban con sus profundos rostro, cubierto por un alborotado flequillo. Inconsiente mente tragó saliva ¿En qué momento se había subido? Podía jurar que el vagón estaba vacío cuando lo abordaron.

-bu...buenas noches

La temblorosa voz de su novia lo saco del trance, Calvera se pegaba a su cuerpo, asustada por la repentina aparición de la señora.

La dama no respondió, solo se les quedó mirando mientras sonreía. Llegaron a la siguiente estación y la mujer se levantó, con paso tranquilo salió de ahí, ocasionando un suspiro de alivio en la pareja.

-ja...ja...Dios, algo macabra la señora...

-jajaja...si...

La risa nerviosa de los jóvenes murió cuando en la siguiente estación la misma mujer volvió a subir, esta vez sentándose más cerca de ellos.

-Huexuda...

Asustada apretó la mano de su novio, el cual devolvió el gesto y le hizo una señal dando a entender que se bajarían en la siguiente.

Por increíble que parezca Huexuda también comenzaba a asustarse, algo muy difícil ya que el hombre era maestro de defensa personal.

Caminaron hasta la puerta, en cuanto estás se abrieran saldrían rápidamente de ahí.

¡Crack, crack!

El arrastre de la tela los hizo voltear. La mujer llevaba un vestido muy viejo y antiguo, de esos de encaje y tela tan pesada que aún no te explicas cómo es que pueden caminar, este lo arrastraba por los suelos, cubriendo por completo sus piernas.

La dama camino también hasta la puerta, la anterior a ellos, lista para también bajar.

Algo temerosos los chicos regresaron a su asiento y la dama les imitó, sentándose un asiento más cerca.

En la siguiente estación se subieron otras cuatro personas, dos señoras y una pareja de amigos, esto les tranquilizó un poco, pero no dudaron en caminar hasta la parte final...solo por precaución.

Continuaron un par de estaciones sin el mayor percance, la dama parecía ignorarlos, mantenía la cabeza abajo, ocultando su macabra sonrisa con el pelo, pero la pareja podía jurar que sus ojos estaban clavados en ellos, como un felino acechando a su presa.

La pareja de amigos se bajó en salto del agua y una de las mujeres en pino Suárez, lo que dejaba solo a los chicos, una anciana y la mujer sonriente, solos en el vagón.

Dejaron pasar otras estaciones y Huexuda apretó con fuerza la mano de su pareja, dando a entender que bajarían en la siguientes. Pero la chica se negó al señalar a la anciana que quedaba frente a ellos, si se iban, ella quedaría sola y desamparada con...con esa cosa.

El chico entendió y acepto en silencio, no podían dejarla sola, las estaciones pasaban y esa señora se acercaba cada vez más, mostrando de nuevo esa enorme sonrisa, que el moreno podía jurar se hacía cada vez más ancha.

Al llegar a la estación bulevar puerto aéreo, cuando el pitido que anuncia el cierre de puertas estaba por terminar, la anciana se paró de un brinco y bajó prácticamente corriendo de ahí, alcanzando a salir de milagro antes de que las puertas se cerrarán.

La joven pareja se quedo sorprendida en especial por la mirada de culpa que está les mostró mientras el metro avanzaba. Huexuda estaba furioso por lo que el consideraba una tradición, mientras Calvera se sentía asustada, triste y temerosa, en su interior rogaba por que el metro no se detuviera a medio camino y las luces se apagaron, algo muy común en el transporte de esta ciudad.

Llegaron a Zaragoza y Calvera se armó de valor, con una fuerza sacada de lo más profundo de su ser, sujeto la mano de su novio y alcanzo a jalarlo al andén, corrió desesperada arrastrándose  al siguiente vagón, logrando entrar antes de que las puertas se cerrarán en su cara y quedar atorados ahí, en ese andén vacío con quién sabe Dios que.

Para suerte de los chicos en este vagón había más gente, unas cinco personas más. Aún parados en la puerta se abrazó a él, temblando, Huexuda se aferró al tubo de metal con una mano, apretando tan fuerte mientras sus nudillos se tornaban blancos por la falta de circulación, mientras sus ojos se clavaban en el vagón adjunto.

El moreno podía ver por la pequeña ventanilla, opaca y con una serie de rayones productos de jóvenes traviesos, ahí, en medio del vagón se encontraba parada esa mujer, con ese largo vestido, con esos cabellos que le llegaban más abajo de la cintura y que cubrían su rostro, rostro del cual sobresalía esa blanca y tétrica sonrisa.

Sabía que les estaba viendo,a ellos, su vista atravesaba ese opaco cristal mirando fijamente a las presas que intentaban huir.

Estaban por llegar a la estación final, Pantitlán, por desgracia para transbordar tenían que caminar un largo tunel, con pasillos en ocaciones obscuros y solos...muy solos.

En cuanto las puertas se abrieron Huexuda tomo su mano y la saco corriendo de ahí, casi arrastrado como ella lo había hecho antes, pero no era el único, la chica podía jurar que todos a su alrededor caminaban muy rápido, como si supieran lo que había detrás. Su rostro se giró para dar un último vistazo al vagón antes de que doblarán por el túnel.

Ahí, de pie en el centro de este se encontraba la mujer, con la misma gran sonrisa, solo que en esta ocasión está era aún más grande, abarcando todo su rostro, más no era el único cambió, sus dientes, sus dientes seguían igual de blancos y brillantes como los recordaba, solo que ahora...habían crecido, habían crecido mucho y se habían deformado hasta convertirse todos ellos en colmillos, enormes y afilados, colmillos listos para desgarrar la carné. Fue solo un segundo, pero solo eso bastó para que la imagen se grabará en la cabeza de la morena, asustando la tanto que estuvo a nada de desmayarse.

El pitido sonó y las puertas se cerraron de golpe, llevando consigo a la mujer sonriente del metro, la cual continuaría su caza hasta que dieran las doce y fuera la hora de cerrar el transporte.

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¡¡¡Feliz día de muertos!!!

Llegamos a mi celebración favorita, la quiero más que navidad y día de San Valentín.

Por ello este día haré un pequeño maratón de 3 historias.

Les dejo el video donde podrán escuchar la versión original.

Si les gusta les recomiendo el canal "Relatos de la noche", las historias que se cuentan ahí son muy buenas...y dan miedo, mucho miedo ya que dicen estar basadas en hechos reales. De verdad se los recomiendo, no son solo de México también hay varias de centro América y una que otra de España, espero les guste.

Les deseo un feliz día de muertos...no olviden pedir su calaverita💀.

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