Escalera

Estaba aburrido, afuera llovía y no tenía con quién jugar, su padre estaba trabajando y su tío le ordenó no hacer ruido ya que este estudiaba en su cuarto.
Regulus ya se había aburrido de ver la tele, por que en fin de semana nunca transmitían algo bueno, siempre los mismos programas de la vez anterior, apagó el aparato y decidió molestar un poco a su tío.
El pequeño niño hiperactivo corrió a la escalera y comenzó a subir uno a uno los peldaños, contando en voz alta; uno, dos, tres, cuatro...! Al final fueron trece escalones.
-tío Sísifo quieres jugar conmigo?!
Entro de golpe sin avisar, asustando al mayor que pegó un brinco en su silla y dejó caer el lápiz.
-demonios Regulus no entres así, casi me muero de un infarto.
-ja,ja qué llorón eres...quieres jugar con el P4
-no tengo tiempo Regulus, mañana tengo un examen muy importante,juega solo.
-ah, pero así no es divertido!
-Regulus!
-bueno ya...me voy.
Jugaría un rato para matar el tiempo, antes de que papá llegará del trabajo y lo obligara a hacer su tarea.
Aburrido bajo contando los escalones...14 en total,pero que aburridas eran las...un momento, 14!!
Eso era imposible, solo eran 13, los contó al subir a ver a su tío...se abría equivocado.
Curioso volvió a subir, eran 14, al bajar volvió a contarlos nuevamente pero algo extraño ocurrió...ahora eran 15 los escalones!
-es...no es imposible, de seguro me equivoqué.
Nuevamente el chiquillo subió las escaleras, contando en voz alta, al volver a bajar ahora eran 16 los escalones.
-que pasa aquí?
Miró a ambos lados de la escalera, todo parecía normal, no se veía tan larga y los cuadros que la adornaban seguían en su misma posición...o no?
-a...ver...Uno,Dos, Tres...
Conforme subía y bajaba un nuevo escalón aparecía, pero no era todo, de improviso la temperatura comenzó a descender y podría jurar que una ligera corriente de aire se podía escuchar.
-tío Sísifo!
Asustado corrió donde su tío, al cual no le agrado la intromisión del pequeño.
-tío ven rápido, algo extraño le pasa a la escalera, corre!!!
No le dió tiempo ni de protestar, el chiquillo lo arrastró hasta la parte más alta.
-Regulus que te pasa!
-algo malo le pasa a la escalera! Cada que subo y bajó un nuevo escalón aparece!
-QUE?
-lo juro! Primero eran trece...pero ahora son veinte los escalones!
-Regulus de qué hablas
-no miento, si no me crees has la prueba.
Esto era absurdo, no tenía tiempo para las locuras de su sobrino, tenía mañana un importante exámen de cálculo y tenía que estudiar. Pero pese a ello lo hizo, en especial por la mirada suplicante y aterrada del infante.
Sísifo comenzó a bajar las escaleras contando en voz alta...solo fueron 13 los escalones que el adolescente contó, ni uno más ni uno menos.
El pobre pequeño no lo podía creer, hasta hace unos nos minutos eran 20.
-tsk! Olvídalo, no tengo tiempo para esto, debo de estudiar.
-No! Espera!
-Regulus no tengo tiempo para jugar.
Molesto paso a un lado del pequeño, empujandole ligeramente. Se escuchó un fuerte portazo y el pequeño quedó solo en el pasillo, parado frente a la bajada de la escalera, empezaba a tener miedo, que fue lo que había pasado? Acaso era su imaginación? No! Imposible! Él había contado en voz alta, fuerte y claro, eran 20 escalones estaba seguro.
Decidido se armó de valor y comenzó de nuevo, sujeto con fuerza el barandal y empezó a bajar uno a uno.
-uno, dos, tres,cuatro...
Se detuvo a medio camino, ya llevaba doce y aún no estaba al final de la escalera...no se había equivocado.
En esta ocasión fueron 21, volvió a subir y repitió la actividad dando como resultado 22 escalones. Algo muy raro le ocurría a su escalera.
Dentro de su habitación Sísifo le escuchaba  contar, esto irritó un poco al adolescente, adoraba a su sobrino pero en ocasiones le sacaba de quicio, tomo los audífonos y prendió la radio, un poco de música lo relajaría y ayudaría a estudiar.
El pequeño leoncito comenzaba a asustarse nuevamente, había repetido la misma operación varias veces y ya había llegado a 50 escalones, pero no era todo, a medio camino podía jurar que escuchó una voz llamándole.
De nuevo se armó de valor y empezó a descender, en esta ocasión el cuadro del león, que adorna su escalera, quedo ubicado entre los escalones 34-43 y en el escalón 47 logró escuchar un susurro a su espalda. Se giro espantado pero no había nadie.
Tal vez era invisible o...
Subió corriendo de nuevo la escalera, con ahora 68 escalones. Comenzó de nuevo el descenso pero...en esta ocasión cerró los ojos. Se aferró con fuerza al barandal y empezó a descender uno a uno los escalones.
La sensación fue mayor, logró sentir como la temperatura bajaba de golpe en el escalón 29, para el 34 podía jurar que él barandal comenzaba a sentirse pegajoso y que el aire se impregna de un aroma a tierra húmeda, pero no se soltó, continuó avanzando, llegaría hasta el final de esta escalera y descubriría lo que pasaba.
Ya había pasado de los 100 escalones, el suelo bajo sus pies se sentía pegajoso y húmedo, el olor a tierra mojada había sido reemplazado por un penetrante olor a azufre y un extraño frio recorría todo su cuerpo. Estaba cansado, doblo un poco las rodillas e intento respirar, todo esto sin soltarse, podía sentir su mano pegajosa y como la planta de sus pies comenzaba a arder, había bajado ya 150 escalones y aún no llegaba al final. Curioso, como era su costumbre, abrió los ojos para ver en qué tramo de la escalera se encontraba.
El terror lo invadió al ver que ya no se encontraba en su escalera, en la sala de su casa. Ahora estaba en una especie de ...cueva, no podía asegurarlo ya que la luz era escasa y casi no veía más halla de su nariz.
-ho...hola?!
Estiró las manos intentando tocar algo,de improviso el barandal al cual se había aferrado en su travesía había desaparecido, ahora estaba en una especie de...Calzada.
-Hola!...Tío Sísifo! Me escuchas!
El niño comenzó a gritar desesperado por su tío, estaba asustado y no encontraba la escalera por la cual había bajado.
Por su parte el adolescente continuaba estudiando, ignorando los gritos de auxilio del menor que cada vez se oían más bajos.
Regulus había perdido el caminó, continuó avanzando hasta que logró distinguir una pequeña flama azul al final de la cueva.
-la salida!
Hecho a correr desesperado por salir de ese lugar, enorme fue su sorpresa al encontrarse con la entrada a una cueva aún más grande.
Había un camino de fuegos fatuos que se internaban entre las formas rocosas que adornaban el lugar, gracias a la luz de la flama Regulus pudo distinguir la sustancia bizcosa que cubría su mano izquierda y la planta de sus zapatos...era sangre!
-Ahhhhh!
El chico grito aterrado e intentó limpiarse en su camiseta.
Gritos de dolor y llamadas de auxilio y piedad llegaron hasta sus oídos. A su espalda logró escuchar carraspear a alguien, se giro para encontrar a una especie de...gusano?
No podía considerarlo del todo un gusano, más bien era un hombre gusano!
El ser se encontraba pegado en la pared de dónde había salido, incrustado como una babosa, no tenía ni brazos o piernas, estos eran ocupados por asquerosos y gigantescos gusanos , parecidos a sanguijuelas, que reptaban entre las rocas, sorbiendo la sangre que estás emanaban.
El chiquillo cubrió su boca para no lanzar un grito, comenzó a retroceder despacio intentando no captar la atención de esa cosa...tenía que salir de ahí. 
En su desesperación corrió al lado contrario de la escalera, internadose en en ese valle de muerte.
Había restos oseos adornando el lugar,calaveras y cuerpos mutilados así como pequeñas pirámides de piedra, todas ellas rodeadas por las almas de lo que parecían ser sombras de niños.
Dónde estaba? Acaso había descendido al infierno?
-Tío Sísifo!... Papá!!...
Comenzó a llorar, suplicando que su tío le escuchará y corriera en su auxilio, que lo despertara de esta loca pesadilla y se diera cuenta de que seguía en su casa, en la sala, jugando a bajar y subir la escalera, pero su tío no aparecía.
Escuchó un feroz rugido, a lo lejos se podía ver un enorme perro, un perro gigantesco con... tres cabezas!
El animal atacaba ferozmente a las pobres animas que rondaban a su alrededor, corriendo en círculo como seres sin inteligencia que estaban ahí para saciar los instintos de caza de cerbero.
-adelante, acaba con ellos!
A un costado del animal se encontraba un hombre, vestido con una túnica negra, rodeado de plantas que parecían tener la cara de una mujer gritando.
-como cerbero, come!
Ordenaba mandrágora mientras le golpea con un látigo.
El chico grito aterrado, captando la atención del guardián. Desesperado hecho a correr, escapando por las narices de ese enorme can.
Sus pasos le llevaron hasta la orilla de un río, el lugar estaba cubierto por neblina y poseía un aroma desagradable... putrefacto.
Se puso alerta al escuchar como algo se acercaba poco a poco, un bote al parecer.
La niebla comenzó a disiparse y logró distinguir una balsa, la cual era tripulada por un hombre encorvado, con una túnica negra y un gorro con grandes cuernos.
Regulus comenzó a retroceder con forme ese sujeto se acercaba. El chico podía ver cómo espectros salían a la superficie, intentando montar el pequeño barco, Caronte no se los permita y volvía a arrojarles al agua, dándoles con su remo con tanta fuerza que en ocasiones partía su cráneo o brazos.
-no es verdad...esto no es verdad.
De nuevo se hecho a correr, en esta ocasión en la dirección correcta, logró divisar la pequeña gruta que lo había traído hasta ahí, tenía que subir, encontrar la escalera y regresar a su hogar.
Cuando llegó a la entrada gusano ya no se encontraba ahí, el chico suspiró aliviado y entro.
Todo estaba muy obscuro, no podía dar con los escalones. Avanzaba por el pegajoso suelo aguantando las ganas de volver el estómago, el aroma se intensifican cada vez más. Le costó mucho trabajo pero al fin logró dar con los escalones. Con mucho miedo se sujeto al barandal y comenzó a subir tan rápido como se lo permitían sus pies, no sabía cuantos tendría que subir, 100, 200? Cuánto habría crecido la escalera. Camino lo que a él le parecieron horas, estaba aterrado, podía escuchar a sus espaldas los gritos de dolor y sufrimiento así como... pasos, pisadas muy fuertes que se acercaban poco a poco.
Esto lo alteró y le hizo correr, alguien o algo lo venía siguiendo. Continuó su marcha hasta que logró sentir como el ambiente comenzaba a relajarse, el olor a azufre y podredumbre empezaba a ser reemplazado por un olor a tierra húmeda, la temperatura comenzaba a nivelarse poco a poco, estaba cerca, podía sentirlo. Empezó a gritar desesperado intentando llamar la atención de su tío.
Sísifo cerró el libro y se estiró un poco, ya habían pasado dos horas y la espalda le dolía, decidió bajar a la cocina y tomar un refrigerio antes de continuar, en cuanto se sacó los audífonos logró oír los gritos desesperados de su sobrino.
-Regulus?!
Alterado salió corriendo de su habitación, preocupado por el chico. Cuando estaba por bajar su cuerpo quedó congelado. Al final de la escalera había una enorme grieta, una grieta obscura que parecía llevar a una cueva y de ella provenían los gritos desesperados del pequeño.
-Regulus!!
Esa era la voz de su tío estaba seguro, sonriendo apresuró el paso. Logró ver  como una pequeña abertura de luz aparecía frente a él, mientras más se acercaba podía distinguir con claridad lo que estaba al frente...era su casa.
-Tío Sísifo!!
El castaño le miraba impresionado, no podía creerlo. De las entrañas de esa grieta su pequeño sobrino emergía, con la ropas sucia y manchada con... sangré.
-Regulus!!
Sísifo bajo corriendo los escalones, estiró su mano para alcanzar al pequeño que le miraba con sus grandes y verdes ojos llenos de lágrimas, sus dedos estaban por rozarse cuando se escuchó un fuerte golpe...un látigo.
-nadie escapa de aquí
Susurro una voz fantasmal desde las entrañas de la cueva.
De la nada un látigo salió despedido y se enrrosco en la cintura del menor, el chico logró sentir como lo jalaban de regreso azotando le en los escalones.
-Regulus!!!
Sísifo quedó impactado al ver como la abertura se cerraba de golpe, siendo sustituida por un suelo laminado. El adolescente bajo corriendo y busco a su sobrino por toda la casa, pero nunca lo encontró.
Cuando Ilias regreso encontró a su hermano despedazando la planta baja de las escaleras, gritando desesperado el nombre de su pequeño hijo.
*****.....*****.....*****... 
Y se acabó.
Muajajaja, pobre leoncito
Está historia está basada en una Creepypasta llamada el juego de la escalera, tiene muchas versiones pero casi todas coinciden en que es una manera de llegar al Inframundo.
Espero que les gustará...y haberlos asustado un poco 😨😨😨😨
Nos leemos el siguiente viernes, cuidense y felices sueños 😈.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top