El Bosque de Ivalo

" hagan lo que hagan...No entren al bosque!...o esa cosa los matará".

1942

Jamás quiso ir a la guerra, ni siquiera creía en los ideales que el gobierno proclamaban. Él era feliz en su pequeña granja, con una vida monótona y aburrida al lado de su madre.

Pero el conflicto estalló, personas en otros países que se decían superiores y clamaban por el exterminio de las demás razas, gobernantes que buscaban mostrar su supremacía ante  pueblos débiles, empresarios que vieron en la guerra el enriquecimiento por medio de armas y experimentos. La peor cara del ser humano que lo alejo a él, un niño de 14 años, del seno materno, obligándolo a participar en una guerra para la cual no estaba listo, ni ahora ni nunca.

Jamás olvidaría las lágrimas de su madre cuando lo obligaron a salir de su casa y lo enlistaron a la fuerza.
Entrenamiento, armas, campos de concentración, todo esto era nuevo para el pequeño Hyoga.

La tundra finlandesa...era un jodido infierno! por estúpido e irónico que parecía, hacía un maldito frío de los mil diablos. Su cuerpo no dejaba de temblar, sentía los pies entumidos y los dientes le castañaban.

Llevaban días ahí, adentrándose cada vez más, en ese momento buscaban llegar a la capital, atravesando bosques y pequeños poblados de leñadores.No puedo evitar mirar a la gente...eran como ellos, personas que trabajan de sol a sol buscando mantenerse con vida, sobreviviendo con los pocos recursos que Dios les dió, no entendía porque su gobierno quería someterlos, que les iba a quitar...nieve, aparte, no se supone que estaban en contra de la tiranía e invasiones.

"Aquí tienes niño"

Le sorprendió mucho que una mujer se acercara hasta ellos para darles una bebida caliente...por Dios se lo agradecería toda la vida, el calor recorriendo su cuerpo fue la sensación más placentera en meses.

La señora le veía con ojos tristes, pero amables, tal vez conmovida por ver a un mocoso escuálido en traje de soldado.

Ha donde van?

A...a la capital.

Estúpido! No tenía que revelar sus planes, pero no pudo evitarlo, esa mujer le inspiró confianza, le recordaba a su abuela.

Escucha bien, tienen que alejarse del bosque de Ivalo, es muy peligroso entrar a ahí, hagan lo que hagan no entren, en ese lugar vive algo muy peligroso...no es humano. No entres ahí hijo...o jamás saldrás.

Las palabras de la señora se clavaron en su mente como dagas, en especial por que la mujer le miraba con miedo...no mentía.

Continuaron avanzando, el clima cada vez se volvía mas crudo.

-quieres pan?

-gracias...señor...

Se encontraban al rededor de una pequeña fogata, amontonados cual puercos, jamás imaginaron que la tundra finlandesa fuese tan fría, esto no se comparaba a las noches invernales en Moscú...para nada.

-toma, un poco de vodka calentará tu cuerpo.

El chico lo miro dudoso, aún era menor de edad por lo que no creía que beber fuese buena idea.

Su superior comenzó a reír, al igual que algunos hombres que se encontraban ahí.

-no te preocupes hijo...está bien, creeme lo agradecerás.

El mayor se quitó por unos segundos su gran gorro de buzón negro, limpio el sudor de su frente y hecho para atrás sus albinos cabellos.

El rubio tomo un trago...Dios, estaba fuerte, no tardó en toser y hacer muecas de desagrado, para burla de los mayores, sus mejillas se habían teñido de carmín y un ligero calor recorría su cuerpo, la verdad es que...si que le gusto, esa bebida había calentado su cuerpo.

-y dime hijo, como te llamas?

-Hyoga, señor, Hyoga Solokov.

-Hyoga eh, es un placer, yo soy Kristal Volkova, cuantos años tienes Hyoga.

-14 señor.

La mirada de los hombres se llenó de tristeza, aún era un pequeño, tal vez el más joven en toda la compañía. El mayor se quitó el sombrero y lo coloco en su cabeza, ya que el pequeño no llevaba.

Esto era una crueldad, solo era un pequeño niño campesino al cual obligaban a participar en la guerra, pero desgraciadamente no era el único, ahí había al rededor de veinte jóvenes menores de edad, todos ellos granjeros, comerciantes y demás gente que nunca había recibido entrenamiento militar, hasta hace unos meses, algunos muy jóvenes, otros muy viejos.

Kristal comenzó a hacerle la plática, el chico le había agradado ya que le recordaba a su hijo, un pequeño que se encontraba lejos de ese mundo, protegido en el seno materno.

Hyoga le contó sobre su vida en la granja, al lado de su madre, lo que hacía ahí, el cuidado de los animales, como le gustaba tallar madera y demás, hablaron hasta entrada la madrugada olvidándose un poco del frío.

-tsk!...esto no me gusta, cada vez nos acercamos más a ese lugar.

-eh?

-ya sabes...el.bosque de Ivalo...ya sabes lo que dicen, está encantado.

-si, a mí me advirtió un viejo que no entraramos ahí.

-dicen que ahí habita alguna creatura demoniaca.

-yo escuché que era algo más grande y fiero que un oso.

El pequeño patito escuchaba atentamente a sus compañeros, la historia se repetía conforme avanzaban, todos los aldeanos les recomendaban no entrar.

-solo son rumores, supersticiones,no te creas esas cosas Hyoga, son mentiras que los aldeanos inventan para asustarnos.

El chico se había hecho muy amigo del comandante Kristal, por lo que no dudo en exponerle sus temores.

Pero era razonable, ellos eran los extraños que invadian sus tierras, tal vez era verdad y solo querían asustarles.

El atardecer llegó y la tropa comenzaba a adentrarse al mítico bosque. Los hombres avanzaban despacio, temerosos de lo que pudiera ocurrir.

-Basta, son solo mentiras dichas por granjeros, andando, este es el camino más corto y no vamos a retroceder solo por las artimañas de estos pueblerinos.

El general estaba furioso al ver la cobardía de sus soldados, por lo que no dudo en lanzar un par de disparos a modo de advertencia por una posible deserción.

-no te preocupes Hyoga, solo es un bosque...

-si...señor.

Era un lugar aterrador, los árboles eran increíble mente altos y frondosos, todos ellos cubiertos de nieve,había una especie de neblina a ras de suelo que te hacía sentir que caminabas en la nada, pero no era una neblina blanca, era más bien de color grisáceo, como humo.

-maldita sea! Hace un frío del demonio!

Y era verdad, parece que en ese lugar la temperatura era muy por debajo del termómetro, como menos veinte o más. El pobre rubio podía sentir como sus pies se congelaban poco a poco, si seguía así perdería sus dedos.

-señor, creo que es mejor acampar, ya está obscureciendo y los soldados están exahustos.

-...tsk! Esta bien... Soldados, descansen!

Los hombres no tardaron en agruparse al rededor de las fogatas, intentando mitigar el frío. El pequeño Hyoga se encontraba apretado entre dos de sus compañeros, así mantendría el calor.

-crees que de verdad sea cierto lo que nos dijeron los lugareños?

-no lo sé...no parecía que mentian.

-el capitán Kristal dijo que si eran mentiras, que el gobierno los había adoctrinado para decirlas a los extranjeros y así ahullentarlos.

El patito estaba convencido de esto, si su capitán lo decía no tenía porque dudar, el chico le tenía un gran respeto e incluso cariño, era como un padre para él.

-supongo que el niño tiene razón.

-si.... nosotros tal vez haríamos lo mismo.

La noche cayó y la temperatura comenzó a bajar drásticamente, los pobres soldados práctica mente tenían que juntarse cual cachorros para no morir de frío.

-maldita sea, esto debe ser el noveno círculo...como puede hacer tanto frío.

-brrr....no...lo...se...

-atizen bien esas fogatas y mantenganse todos juntos.

-si señor!

Algo extraño estaba pasando y no tenías que ser un genio para saberlo. De la nada la temperatura había descendido de golpe y la niebla se volvió más espesa, hasta cubrir más de un metro.

-escucharon?!...

-eh?

-yo no oí nada

-ni yo.

-no...escuchen...se oye algo.

-yo no...

Crack...cracks...

Los rusos guardaron silencio, se podía escuchar las pisadas en el hielo... alguien se acercaba.

Con una serie de indicaciones el coronel les ordenó repliegarse y prepararse para atacar, los hombres comenzaron a dispersarse listos para la batalla.

-no hagas ruido y mantente bajo.

-si...

El pequeño rubio había sido jalado por Kristal y otros cinco, no tardaron en ponerse a cubierto tras unos árboles.

Hyoga apretaba con fuerza su arma, mientras cerraba los ojos e intentaba controlar su frenético corazón, sería la primera vez que entraría en combate.

Las pisadas se hicieron más fuertes... habían llegado. Dos de los soldados avanzaron despacio hasta un cerco de árboles, a la última hoguera, llevaban los rifles al frente intentando divisar algo, por desgracia no se veía nada, la niebla se había vuelto más densa devorando la escasa luz de las fogatas.

-que pasa?

-no se, no se ve naghh!!!

El grito ahogado de sus compañeros lo congelaron, un golpe seco y después el sonido de un cuerpo cayendo al piso.

Kristal y el mayor se miraron entre sí, ambos hombres asistieron y empezaron a avanzar entre las tiendas, seguidos por la mitad de los soldados.

-espera aquí.

Ordenó el albino a Hyoga antes de perderse en la obscuridad.

Sonidos de disparos, gritos y maldiciones es lo que escuchó el pequeño rubio, por desgracia no fue todo.

Un feroz rugido corto el aire, un rugido tan gutural y fuerte que cualquiera juraría no era de un humano o animal.

Aterrado, cual conejito, se asomó desde el árbol donde el oficial lo había dejado, logró ver los destellos que producían las armas al ser descargadas, como algunas tiendas eran destrozadas y otras comenzaban a incendiarse, logró ver como varios de sus compañeros eran arrojados por el aire como si se tratasen de muñecas de trapo, los gritos de dolor y súplica, la sangre salpicando desde varios rincones bañando la tierra de carmín.

-que...que diablos!

Los soldados que estaban a su lado estaban tan aterrados como el, incluso algunos comenzaban a retroceder. Sus ojos se abrieron a lo grande cuando escucharon como algo surcaba los cielos y se dirigió a ellos, por un momento temieron que se tratara de una granada pero no...fue algo peor. La cabeza de su oficial en jefe terminó rodando en sus piernas, el rostro guardaba una expresión de infinito terror.

Aaahhhhhh!!!!

Uno de sus compañeros no pudo evitar lanzar un grito, arrojar su arma al piso y salir corriendo debido al pánico, adentrándose en el bosque. Hyoga lo abría seguido de no ser porque estaba aterrado y sus piernas no respondían, aparte de que se había orinado del susto, qué clase de moustro habitaba ahí?!

Noooo!!!

No tardaron en escuchar el grito de aquel que había huido, parece que no sólo era uno el atacante.

Malditos!!!!!

Sus compañeros comenzaron a disparar a diestra y siniestra sin importar nada, esto hizo al chico salir de su trance e imitar la acción.

El fuego de sus armas iluminaba el ámbiente, dejando ver pequeños destellos de los árboles y arbustos.
En uno de estos pequeños flash el rubio alcanzo a ver a algo acercarse, no sabía lo que era ya que solo logró distinguir un enorme brazo y garras.

-corre!!!

Los soldados continuaron abriendo fuego, en poco tiempo fueron empujados al centro del campamento.

Las balas se acabaron y Hyoga arrojó el arma, el chico intento correr pero terminó tropezando con un cuerpo, cayendo de cara en el frío piso. Sus ojos azules se abrieron asustados cuando divisó un resto pierna a escasos centímetros de su cara.

-no...

Se quedó tirado mientras escuchaba los gritos de sus compañeros, boca abajo con las manos entrelazadas en su nuca. Pasaron algunos minutos y todo termino, los disparos cesaron al igual que los gritos de los soldados. El chico comenzó a arrastrarse intentando hacer el menor ruido posible, tenía tanto miedo, solo quería salir de ahí y regresar con su madre. Avanzaba entre restos de casquillos, tierra, sangre y pedazos de sus compañeros, no entendía nada de lo que había pasado o que les atacó, pero estaba seguro de que no fueron soldados finlandeses, debieron escuchar las advertencias de los lugareños y evitar este camino.

Detuvo su arrastre cuando escucho una especie de bufidos, pisadas fuertes y una serie de gruñidos, estaba por salir del campamento, con un poco de suerte lograría llegar hasta el bosque y de ahí correr, si tenía suerte esas cosas no notarían su escape al estar ocupados con sus compañeros.

Por desgracia el destino no jugó a su favor, al pasar cerca de una fogata su cuerpo se congeló, tumbado en el suelo se encontraba su capitán, completamente inerte, con la mirada fija al cielo y siendo devorado por...algo.

Logró contener el llanto mientras sus manos cojian inconscientemente uno de los rifles, con los ojos llenos de lágrimas comenzó a disparar intentando alejar a esa cosa del cuerpo de su superior. Las ráfagas alcanzaron a iluminar a un ser lleno de pelo, de aspecto canino, con una mandíbula enorme, púas en su espalda y grandes y filosas garras. El chico grito aterrado al ver como ese ser se abalanzaba dejando ver una enorme hilera de colmillos manchados con sangre y saliva.

(Al día siguiente)

La mira de su rifle le permitía distinguir lo que parecía un campamento y el humo lo confirmaba, pero eso era imposible, los rusos no eran tan tontos para indicar su posición...verdad. Se echó el Rifle al hombro y comenzó a correr entre la espesa nieve sorteando la ladera. Pasadas unas horas llegó a un campamento secreto, ocultó entre la maleza y nieve. El soldado entro por un túnel secreto hasta el interior de una trinchera, ahí se encontró con sus superiores.

-sargento, encontró algo?

La capucha blanca cayó al igual que los gogles, dejando ver una melena verde y unos ojos tan azules y profundos como el mar.

-señor, encontré lo que parece ser un campamento en los alrededores del bosque de Ivalo, pero no Vi soldados, solo el humo...bien podrían ser leñadores.

Los mayores se miraron largamente.

-forme un pequeño escuadrón, iremos a investigar.

-si señor!

Salieron al medio día y llegaron poco antes del atardecer, llevándose una sorpresa desagradable...Todo el campamento estaba en ruinas, tiendas destrozadas o quemadas, armas regadas por doquier así como casquillos y sangre... mucho sangre.

-que demonios paso aquí?!

-no...se...

Los soldados Finlandeses avanzaban despacio con armas en mano, otros se dedicaban a tomar fotografías y hacer anotaciones y otros más inspeccionan los alrededores en busca de sobrevivientes.

El chico peliverde que había descubierto el lugar avanzaba despacio entre los restos, la helada había hecho su trabajo y la sangre y demás se encontraban encerrados en pequeños cristales de hielo.

-mmm...y esto?

Un ligero brillo captó su atención,  cerca de la fogata se encontraba una cadenita que sostenía un crucifijo de oro. Levantó la cadena y se le quedó viendo, tenía restos de sangre.

Dios mío!!!

Uno de sus compañeros salió corriendo de una de las tiendas, en cuanto estuvo fuera comenzó a vomitar, algunos compañeros se acercaban a ver lo que ocurría llevándose una sorpresa desagradable. En el interior de la tienda se encontraba esparcido el cuerpo de un hombre, no contaba con su cabeza ni piernas, le habían devorado los intestinos y parecía que no era el único ya que a su lado había otro cuerpo.

Los soldados comenzaron a alejarse poco a poco, este lugar era una carnicería, la neblina se disipaba dejando ver restos de cuerpos, piernas, brazos, torsos.

-por los clavos de Cristo!

Su miedo aumento al encontrarse con la piel de uno de los soldados colgando cual ropa vieja. Algunos vomitaron mientras otros buscaban a los culpables apuntando a los árboles.

-tenemos que irnos...Ahora!

El general miró a sus tropas y ordenó la retirada, no era conveniente estar ahí cuando anocheciera.

-Isaac, nos vamos!

-eh?!

-reune a las tropas, ahora!

-si señor!

El chico guardo el crucifijo y se apuro a ordenar a los soldados, era muy extraño ver a sus superiores tan asustados. Dejaron todo el equipo y salieron lo más rápido de ahí, no sabían que había ocurrido y la verdad no deseaban saberlo.

Cuando la guerra acabó las tropas Finlandesas dieron una respuesta muy absurda sobre lo que sucedió a Rusia, pero pese a ello, y después de una charla a puerta cerrada, estos aceptaron tal versión quedando como oficial.

Nadie nunca sabría que es lo que había ocurrido esa noche en el campamento y lo que había acabado con todo una tropa en solo una noche.


Se dan cuenta que me gusta torturar al pobre patito...je.

Uno de los más grandes y extraños sucesos que ocurrieron durante la segunda guerra mundial, espero fuese de su agrado.
Pasen una excelente noche y nos leemos después.

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