Mentor

Había sido despertado por los incesantes golpes en la puerta, que se repitieron una y otra vez. Cuando abrió los ojos con sumo fastidio, por un instante pensó que se encontraba en la mansión Hyūga y que tocaba alguien de la servidumbre o tal vez su prima por alguna urgencia que no era de su interés.

Luego de un par de parpadeos y la luz golpeando su rostro proveniente de la pequeña apertura de las cortinas que tenía detrás, recordó que se había mudado, lejos de cualquiera de su familia. La paz invadió su cuerpo, había estado lejos de todo eso durante una semana. Un cambio muy agradable, al no estar alerta esperando que alguien lo buscara para comer, nervioso por la llegada de su tío o la frecuente presencia de Hinata. Estaba solo, en su propio espacio, sin cuidar sus movimientos o acciones y sin el sonido de gritos. Eso era lo que siempre había deseado, pero que hasta ahora pudo ser posible. Gracias a Hana.

La puerta volvió a sonar y se levantó con cierta pereza, no había recibido visitas desde que se había mudado. Nadie había tocado esa puerta en días. Al inicio su casero lo había visitado tal vez para darle un par de indicaciones con el agua caliente. En las noches el hombre que entregaba la comida a domicilio tocó dos veces su puerta. Dejando eso de lado, se sintió confuso. No le había dicho ni a Hinata el lugar donde se había mudado. Eventualmente lo haría, pero no tenía prisa de que su familia se enterara.

Abrió la puerta, encontrando una amplia sonrisa acompañado de unas cejas prominentes. Debió suponerlo, pero el hecho de estarse despertando había ralentizado su capacidad mental. Eran las nueve de la mañana, no esperaba que nadie viniera tan temprano y menos Maito Gai con dos bolsas de estraza con diferentes artículos, víveres más que nada. Se hizo a un lado para dejarlo pasar y fue hacia la cocina para buscar un poco de agua.

Gai era la unía figura paterna que había tenido desde temprana edad, cuando empezó a asistir a sus clases con él. Al inicio su excéntrica personalidad lo abrumaba. Siempre hablando fuerte, intentando entablar una relación estrecha con él. Preguntando como estaban las cosas en casa, si estaba bien de salud. Gai fue el primero que había notado un cambio en el Hyūga ante la llegada de Tenten, seis años atrás, viéndolo sonreír ligeramente al contemplar la agenda. Aún recordaba lo que le había dicho esa vez.

―Cosas buenas están pasando ¿no?

Neji simplemente había asentido, abrumado por el sentimiento cálido de sostener la agenda. A pesar de ser tan aprensivo, Gai jamás lo presionaba para contarle las cosas. Siempre esperaba que Neji quisiera compartir lo que sucedía en su vida. Escuchando atentamente, bueno, leyendo, en el tiempo que Neji decidía quedarse después de clases. Algo que se hizo frecuente después de la partida de Tenten. Cuando ella estaba el Hyūga solía aprisa para poder verla. Eventualmente luego de su época oscura donde decidió retomar su vida o parte de su rutina, se quedaba más tiempo del necesario con Maito. Sea comiendo algo, viendo alguna película. Gai siempre le preguntaba si estaba bien, debido al cambio de rutina. Neji siempre le decía que no, sin entrar en detalles.

Él hombre jamás le pregunto sobre su ausencia, solo se alegró de volver a verlo de nuevo. En algún momento Neji le contó que alguien importante se había ido de su vida, sin entrar en detalles. No quería hablar de eso, pero ese día simplemente se le salió, cuando Gai le hablaba sobre su ausencia y que esperaba que él estuviera mucho mejor. Su profesor había suspirado profundamente al escuchar eso y le había hablado con total seriedad, diciendo que esas cosas solían pasar y que tenía dos opciones, lamentarse toda la vida o enfrentar a la vida de frente, con toda la voluntad y sobreponerse.

Ante esas palabras Neji decidió enterrar aquellos recuerdos y sobrellevó la vida que tenía. En ese punto fue cuando Gai se hizo más cercano, primero enseñándole cosas que no correspondían a las clases que impartía. Neji siempre tuvo mucha facilidad y Gai disfrutaba compartir su conocimiento. Su relación a pesar de ser tan diferentes en personalidad, encajó perfectamente. Gai se preocupaba por él, algo que el Hyūga había olvidado como se sentía y el hombre parecía encantado de tenerlo en su vida. A pesar de que sentía que no le ofrecía nada bueno.

Apreciaba mucho a Gai, al ser el único soporte en todo este tiempo y ser el único que se preocupó por que hiciera algo con su vida.

El Hyūga puso un poco de café sabiendo que su profesor, o ex-profesor, era muy fan del producto con cafeína. Un gusto que se le había pegado al pasar tiempo con él. Le entregó una taza y se sentó a un lado de él, en el pequeño sillón que tenía.

― ¿Cómo ha ido todo? ¿Te has recuperado de tu resaca?

Neji levantó la ceja ante esa pregunta. La fiesta de bienvenida que Gai había organizado y donde Kakashi se vio involucrado. Gai había llegado con botanas y alcohol aunque el Hyūga había insistido que no tenía que hacer nada de eso. Había sido ignorado olímpicamente y soportó toda la noche viendo a Maito Gai en una absurda competencia con Kakashi sobre quien tomaba más. Con las risas estridentes del hombre de las grandes cejas e incitándolo a tomar un poco. El castaño había tomado un par de copas, solo para silenciar al hombre.

Al final lo vio tirado en el suelo con una sonrisa absurda y a Kakashi en el sillón con una mirada perdida hacia el techo. Por lo que su primera noche en el departamento no lo pasó solo. Al día siguiente tuvo que lidiar con levantarlos, darles grandes cantidades de café. Esperaba ese comportamiento de Gai, sin embargo, su casero, Kakashi, se veía más... centrado. Le asombraba que se prestara a los juegos de Maito. Aunque según luego le informó Gai, solían hacerlo todo el tiempo en la escuela donde iban juntos. Competir sobre todo, deportes, conquista de chicas, calificaciones, quien comía más.

Debido al resultado de aquella fiesta, le sorprendía aquella pregunta. Él no tuvo efectos por el consumo, no había tomado casi nada. Se había entretenido al ver la competencia entre los mayores, mientras comía un poco y los veía hablar recordando cosas. Gai hasta le había dicho a Kakashi que lo quería y sería su eterno rival.

Aunque tal vez... podría referirse a lo que pasó después de que los dos adultos quedaran rendidos. Neji a pesar de tomar solo un poco de alcohol, se había quedado sentado, a lado de la mesa que estaba enfrente del sillón, con una mirada perdida. Cuando las imágenes comenzaron a llegar a su cabeza. Recordando a Tenten y que ahora sabía dónde está, pesando que de alguna forma necesitaba una explicación de su partida. En un intento de silenciar esos pensamientos había tomado el resto del alcohol que estaba en la mesa, sintiendo el líquido quemar su garganta.

Pero todo había sido en vano, los pensamientos seguían atacándolo con fiereza.

Se había sobresaltado cuando una mano tocó su hombro, viendo a Gai con un sonrojo consecuencia del alcohol y la mirada más lucida de lo que esperaba.

Le había preguntado que le sucedía y Neji sin poder evitarlo le contó a Gai aquello que tanto le atormentaba, algo que jamás había dicho. Cuando pasó Hinata intuyó las cosas, cuando él no volvió a salir más y no vio a la castaña de nuevo en la casa. Agradeció que no le preguntara. Por eso en ese momento Neji no supo cómo tuvo el valor para decir las cosas, tal vez era por sentirse anestesiado por lo que había bebido. Hizo señas con sus manos, haciéndolas más lentas de lo normal por el alcohol en sus venas pero esperando que Gai lo entendiera, ya que no solían comunicarse con señas demasiado. Por primera vez en todo ese tiempo, seis años, le contó que había conocido a Tenten y con eso había encontrado una razón de su existencia. Que al cabo de un tiempo, cuando pensó que todo entre ellos no podía ir mejor, ella se fue sin dar explicaciones. Había superado su partida, seguido adelante y justo cuando había ido a la empresa de su familia, la había vuelto a ver ahí.

Gai simplemente lo había tomado del hombre en un gesto de consuelo y posteriormente Neji sintió el alcohol haciendo de las suyas, hasta que su visión se hizo negra.

"Estoy bien" Indicó con una sola seña.

Después de eso Gai no había mencionado aquella plática, en su interior el Hyūga esperaba que no la recordaba. Aunque esa preguntaba dejaba en evidencia que sí, pero no quería preguntar directamente y había preguntado por su resaca. Sin embargo, Neji podía intuir que había algo detrás de todo eso. Lo conocía lo suficiente para saber que había ido por alguna cuestión en especial. No es que no pudiera visitarlo solo por el gusto. Pero cuando Gai tramaba algo, hacía preguntas un poco fuera de lugar, como en ese momento. Que sacaba a colación un tema de una semana atrás y además traía víveres. Dio un trago a su taza de café y lo dejó a un lado.

"¿Qué sucede?"

Neji lo vio torcer la boca, al ser descubierto, algo no demasiado difícil. Una sonrisa amplia se formó en sus labios, mientras dejaba su café a un lado. Le era tan difícil disimilar las cosas.

― ¿Aun estas en búsqueda de trabajo?

El Hyūga asintió con la cabeza, había suspendido la búsqueda después de mudarse. Pensaba consultar el periódico ese día. A pesar de que Hana Hyūga le había dado un porcentaje importante de su herencia y además como accionista de Hyūga Enterprise, recibía un dividendo cada mes. Sabía que podría vivir de forma modesta con esos ingresos recientes, pero no le gustaba la idea de depender de dinero que de alguna forma generaba Hiashi.

Quería encontrar un trabajo que se adecuara con sus habilidades y deficiencias. La ventaja de estudiar algo como la informática es que el trabajo era con equipos, cosas tecnológicas que no necesitaban que les respondas cosas, como el resto de los trabajos. Esa era la ventaja en la cual quería sujetarse, pero no había conseguido nada, aún.

―Necesito que me ayudes con un trabajo, solo serán un mes o tal vez dos, es un trabajo pesado para mí solo, por eso te necesito.

Neji se quedó extrañado ante sus palabras. No por el hecho de que le ofreciera trabajo, conocía la forma de trabajar de su ex-profesor y sabía que serían un buen equipo. El problema más que nada fue el tono y la forma de pedírselo.

Como si lamentara de alguna forma ofrecerle el trabajo, cosa que no tenía sentido. Aceptó sin pensarlo, eso podría servirle de experiencia para su futura búsqueda de empleo. Terminó su café y fue a ponerse una ropa sencilla, jeans y una camiseta negra. Gai no quiso decirle demasiados detalles hasta que estuvieran en el lugar.

Entendió la situación, el tono de voz de Gai y el hecho de llevarle víveres, una hora más tarde, cuando el auto de Gai se detuvo enfrente de Hyūga Enterprise. Se quedó paralizado al el edificio alzándose imponente y el nombre de la empresa hacía arriba. Buscó al hombre que estaba a su lado, que parecía nervioso.

¿Acaso fue una especie de emboscada? Se sentía traicionado.

Por eso no había querido decirle los detalles, de saberlos, sabía que Neji no hubiera asistido de ninguna forma. Se dio la vuelta dispuesto a irse en el primer taxi que pasara.

―Espera Neji, ya me habías dicho que sí.

"Me has mentido"

― ¡No lo he hecho! Es un trabajo real, necesito arreglar las computadoras de la empresa. Alguna vez te dije que tenía un trabajo además de impartir cursos. Soy encargado del área de sistemas de la empresa. ―Hizo una mueca. ―Quieren que haga una valoración y le de mantenimiento a las computadoras de toda la empresa, no puedo hacer todo eso solo.

"No puedo hacerlo Gai"

Estaba enojado, tal vez no le había mentido pero había omitido la realidad para poder hacerlo venir a la empresa. Que de alguna forma era suya, al ser accionista. Podía intuir que Gai desde el primer momento que se conocieron, su apellido indicó que pertenecía a la empresa más importante de tecnología del país. Solo que jamás lo menciono. Era claro porque no, él igual estaba dentro de ahí. Algo que no le sorprendía por las habilidades de su ex-profesor.

No le tenía miedo a Hiashi, su renuencia al ir ahí era más que nada por lo que le había contado a Gai una semana atrás inducido por los efectos del alcohol. Sabía que no quería verla.

―Vamos Neji, estaremos unos pisos abajo, nos llevarán los equipos, no tendremos relación con los empleados. Eres el único que puede entender mi forma de trabajar.

Neji observó a Maito Gai, con una mirada de determinación. Suspiró, intentando pensar de alguna forma que le debía demasiado a ese hombre. Con ese pensamiento en la cabeza asintió, ingresando a la empresa. Subieron un par de pisos, hasta llegar al veinte, donde estaba la oficina de Gai. Ahí ya había un par de computadoras.

Gai le enseñó el espacio, era una oficina sencilla con un par de escritorios donde había varios equipos encima. Un estante con los protocolos de mantenimiento, herramientas para desarmar. Al fondo una pequeña cafetera, que Gai había llevado. Nada ostentoso, lo necesario para trabajar. El hombre dejó caer una cortina que bloqueaba la vista desde el exterior, para sentirse más concentrados en lo que harían, solo era por privacidad. La mayoría del tiempo, Gai iba a buscar los equipos que estuvieran dañados, pero era por decisión propia. Ahora unos empleados de mantenimiento le harían el favor de llevar los equipos hasta ahí. Cuando terminarán de arreglar la primera tanda, las devolvían y venía la segunda y de esta forma hasta acabar. Gai le enseñó las herramientas para que se familiarizara y la forma en la cual trabajarían para que todo fuera eficiente.

Empezaron el trabajo sin complicaciones. Gai le informó que era lo que necesitaba que hiciera, nada complicado. Su ayuda más que nada era por la cantidad de computadoras que había en el edificio, necesitaba terminar en el menor tiempo posible. Entre ambos accionaron varios equipos, dejándolos correr con el análisis, repararon errores y dándoles el mantenimiento que necesitaban.

Neji sentía como la espalda le dolía por estar inclinado luego de un par de horas, por lo que se sentó recto, estirando la espalda. Habían avanzado adecuadamente. Eran equipos en buenas condiciones, no tenían demasiado que hacer. Solo limpiar la parte interna, correr el antivirus, ver actualizaciones, nada que necesitara tanto pensar.

―Iré por algo de comer, ahora vuelto.

El Hyūga simplemente asintió con la cabeza, mientras seguía estirándose un poco. Su mente, en ese descanso, comenzó a imaginar que de la puerta entraría la castaña que se encontraba en el piso treinta. Antes él pensaba que todo estaría bien considerando que no tenía razones para estar ahí. Ahora en el mismo edificio, debía admitir que estaba bajo alerta sobre cualquier cosa que pudiera pasar.

Intentando aplacar esos pensamientos volvió a centrarse en el equipo que tenía enfrente, hasta que la puerta de cristal se abrió y sus ojos malva se dirigieron con urgencia hacía ahí, sintiéndose débil al hacerlo. Gai intentó fingir que no había visto eso.

Comieron ahí, más que nada Gai hablando sobre que algunos equipos estaban más que nada lentos, sobre algo de los cursos que impartía. Nada importante, Neji solo lo escuchó y hacía pequeños comentarios.

―Dijiste que era secretaria de presidencia ¿no? ―Habló luego de una hora en silencio y cada uno lidiando con el equipo que tenía.

Neji se sobresaltó ante esa pregunta. ¿Cómo recordaba lo que le había dicho aquella noche? Estaba completamente ebrio. Tal vez tenía más resistencia que el propio Kakashi que desde que había caído en el sillón esa noche, no se levantó hasta el día siguiente. No respondió, porque sabía que no era necesario.

―No te preocupes, nadie del piso treinta ha bajado hasta acá, además no creo que ella conozca esta área, no debe llevar mucho en la empresa. ―Gai pareció sumido en su trabajo, quedándose en silencio por lo que Neji consideró que la plática había terminado. ―Las secretarias de presidencia nunca duran demasiado, supongo que nadie soporta a Hiashi.

Neji intentó parecer desinteresado ante esa información, recordándose que no le importaba. Pero aquello lo hizo confirmar que si Tenten se fue de la ciudad, no tenía mucho de haber regresado. Pero la duda de que hacía ahí lo seguía atormentando.

Los días pasaron con rapidez donde ambos estuvieron sumidos en la reparación de las maquinas, trabajando de forma eficiente. A ese paso acabarían en un mes y medio. Llevaban casi veinte días, en solitario en la oficina, desarmando equipo, limpiándolo y actualizando un par de programas. Si el equipo tenía información importante, la mayoría de ellos, y necesitaba formatearlo, respaldaban todo en un diskette.

Cuando Neji llegaba a su departamento le dolía el cuello, por la postura que tenía durante el día. Al correr el tiempo se había relajado, ya no esperaba que la castaña entrara por esa puerta. En el día estaba tan sumido en lo que hacía que no recordaba que estuviera en la empresa familiar, lo cual era un descanso para su cabeza. El estar trabajando en algo que le gustaba, era muy satisfactorio para él. Sintiendo las piezas en sus manos y comprobar como todo lo que había hecho salió adecuadamente. Estaba haciendo las cosas bien y le agradaba el sentimiento.

La puerta sonó exaltando a ambos hombres que estaban tan sumidos en su trabajo y en la música de fondo, Gai ponía la radio para rellenar el silencio del lugar y mantenerlos más relajados. Entró un hombre de mantenimiento, con una computadora entre manos.

―Aún no terminamos con estas. ―Habló Gai.

Los de mantenimiento eran los únicos que sabían que Neji estaba ahí con Gai, ayudándole en la pesada tarea. No es que fuera un secreto, la recepcionista igual sabía que venía con Gai y varios empleados del edificio lo reconocían de vista al verlo entrar cada día, pero no sabía a qué piso pertenecía. No es que necesitaban saberlo, era un edificio de treinta pisos, había mucha gente trabajando ahí. Algunos nunca se habían visto a la cara o sabían su nombre. Ese era el caso de Neji, además que el que salía atender pequeñas dudas con el equipo era Gai, él se paseaba por la empresa y la gente lo conocía por sus años ahí laborando. Neji solo estaba trabajando temporalmente ahí, por lo que no necesitaba que la gente supiera su nombre o donde estaba trabajado. Solo importaban los de mantenimiento, que era los que llevaban las computadoras y que debían conocerlo más que nadie porque a veces le dejaban el siguiente lote de computadoras cuando Gai no estaba o si llevaban impresoras que estuvieran funcionando mal. Cuando Gai salía a buscar alguna pieza o atender alguna duda en la empresa, la instrucción es que cualquier cosa estaba Neji en la oficina, por lo que ya se habían familiarizado con su presencia.

Neji no hablaba entonces simplemente dejaban el equipo con las instrucciones dichas o escritas y regresaban al recibir una llamada. Era simple relación laboral. No es que fuera a quedarse mucho tiempo ahí, además él lo prefería de esa manera, aunque Gai siempre lo estaba presumiendo con los empleados.

―Es urgente, es de recursos humanos, está bloqueada o algo así. ―El hombre dejó el equipo en el lugar en el escritorio que encontró libre. ―Creo que bloqueó y eliminó algunos archivos importantes, necesita recuperarlos, no se puede perder ningún documento. ― El empleado intentaba recordar lo que le habían dicho. ―Y lo necesita hoy.

Gai levantó su mirada del equipo, con lentes de descansos puestos y un desatornillador en las manos. Levantó una ceja ante la urgencia del pedido. Los altos mandos siempre pensaban que las cosas se hacían en un instante.

―Bien, te vendré cuando esté lista. ―El hombre salió de la oficina, cerrando la puerta detrás.

―Neji ¿puedes encargarte? Apenas estoy iniciando con esto.

El Hyūga apagó el pc que tenía, había terminado con esa última que le había tocado. Asintió y tomó el monitor y el CPU, encendiéndola para ver qué era lo que había hecho. Algunas personas no deberían tener acceso a la tecnología o intentar hacer algo si no entendían su funcionamiento.

Analizó el equipo primero detectando varias irregularidades, encontró los archivos que habían sido bloqueados. Además el de mantenimiento dijo que había borrado cosas buscó en la papelería para ver si no se encontraban ahí, pero estaba vacía. Los había borrado permanentemente, por accidente. Utilizó una secuencia de comandos en la pantalla MS-DOS para recuperar todos los archivos que habían sido eliminados ese día. No le habían dicho cuáles eran importantes, por lo que decidió recuperar todos, los puso en una carpeta en el escritorio, con el nombre de recuperación. Una vez resulto lo más complicado se dirigió a los artículos bloqueados ¿Cómo alguien que se encargaba de ver la contratación de personal termina bloqueando los expedientes de los empleados? Suspiró, utilizando los comandos para quitar el candado a todos los archivos, liberando la carpeta de expedientes. Se adentró comprobando que todos estuvieran liberados.

Estaban ordenados, algo que esperaba. Por sección, piso y finalmente su función. Había una carpeta por cada nombre. Estaba por cerrar la carpeta y decirle a Gai que podían ir a buscar el equipo, veinte minutos después de que la hubieran llevado. No era nada complicado de hacer, ya que había aprendido del mejor, Maito Gai. Algo llamó su atención, el nombre de una carpeta. Tragó saliva sin que su atención se desviara. Sin poder contenerse abrió la carpeta y con eso el archivo.

Tenten Natto.

Sus ojos malva se movieron por el currículo de la castaña, había sido enviada por una oficina de empleos hace un mes. Gai tenía razón en cuando a su tiempo en la empresa. Leyó su información personal y que había regresado a la ciudad, después de una larga estadía, en otro país. Eso le confirmó su suposición de que se había ido del país, sin avisarle, sin saber el motivo. Un golpe fuerte en su pecho lo sacudió, ante conocer parte de las dudas que durante años estuvieron atormentándolo.

Fue en ese momento que se percató de lo que estaba haciendo, leyendo el archivo de alguien que juraba que no le importaba. Cerró la carpeta, todo lo que había abierto y apagó la computadora. Le indicó a Gai que llamara al de mantenimiento. El hombre le sonrió ante su eficiencia mientras tecleaba la extensión.

Neji tomó el desarmador que estaba cerca, intentando concentrarse en el trabajo que tenía enfrente, sin éxito. Sintiéndose enfermo, de sus acciones pasadas.

Aquella mujer que tanto daño le había causado, se había ido sin decir nada, destruyéndolo, para posteriormente aparecer en su vida. En la empresa de su familia y reviviendo viejas heridas que pensaba que habían sido cerradas. Todo eso y aun así su comportamiento parecía indicar que le importaba. Tanto para entrar a información clasificada para tener un poco de información.

Se sentía peor al pensar en cómo su interior se había agitado al ver la información de la castaña, su antigua dirección y hasta el lugar donde ahora estaba viviendo. Sus estudios y sus habilidades. Recordando la vestimenta que había tenido la primera vez que la había visto en la empresa. En ese momento sintió la curiosidad de verla ese día, ver si aquel gesto de indiferencia desaparecía de su rostro.

Tal parecía como si ella quisiera hacer como si nada de eso hubiera pasado y como si no lo reconociera. Algo que Neji debería hacer, enterrar todo tan profundo que su sola presencia sea enfrente o en mil kilómetros le sea indiferente. No debería importante, nada de eso debía alterarlo de ninguna forma. Se reprendió a si mismo por esos pensamientos y por siquiera pensar en ella en ese momento. Guardar cada uno de sus recuerdos dentro de esa caja empolvada que tenía en el closet de su departamento y que aún en la mudanza no había podido desechar.

Suspiró profundamente cuando la puerta se abrió dejando ver al hombre de mantenimiento que agradeció por el rápido servicio, sin creerse que lo hubieran hecho tan deprisa y se fue, con una duda en el rostro pensando que tal vez debería regresar, si es que algo se les había pasado a los hombres de mantenimiento.

Neji se sumergió de nuevo entre los equipos, escuchando la música resonar por lo bajo en todo el espacio y moviendo sus manos agiles por la computadora. Manteniendo su mente ocupada en el empleo. Solamente en eso.

Nada de esa mujer le importaba más. O eso se repetía hasta el cansancio, hasta que finalmente fuese verdad. 

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