Mamihlapinatapai

La luz tenue filtrándose por el cristal alumbrando el lienzo como luz natural, el olor a grafito deslizándose. Un mechón de su cabello acariciando su mejilla de marfil. Pequeñas partículas flotando a su alrededor que sobresalían con la luz que se materializaba de la ventana.

Deslizó el lápiz ligeramente por la hoja en blanco, contemplando como las líneas se iban uniendo en el lienzo. Con una imagen mental en la cabeza. La pista de Chopin nocturne op. 9 no 2 sonando de fondo. Neji sentía como cada nota envolvía su cuerpo y guíaba el paso del lápiz de granito por el papel.

Se inclinó levemente sobre el cuaderno, detallando las sombras necesarias. Un poco por acá y profundizando unas líneas delgadas en la parte superior. Cerró los ojos un instante, sintiendo el deslizar de las teclas en su cabeza, la tranquilidad que dicha melodía traía a su alma. Y justamente ese número, que originaba una sola imagen en su cabeza. Imagen que le ayudaba a materializar aquello que sus manos imploraban por plasmar.

La perfección en papel.

O lo que ahora mismo el Hyūga consideraba como lo más perfecto que habían captado sus orbes malva.

El lápiz se deslizó estridentemente cuando escuchó un grito en el primer piso de aquella casa. Frunció los labios, intentando ignorarlo, concentrándose en las notas seguidas y que finalizaban la canción. Sin embargo, algo resonó con más intensidad, un cristal estrellándose y produciendo un sonido chirriante, resumiéndose a la nada.

Maldijo, cerrando la libreta que tenía entre sus manos e ingresándola en su lugar, en el librero que tenía en su habitación. No iba a permitir que aquello lo alterara, por lo que tomó su agenda personal y se escabulló hasta alcanzar la puerta de salida. Con un destino en la cabeza.

Sabía que posiblemente estaría ocupada, no habían quedado en verse, además que ella le había indicado que estaría en exámenes toda esa semana. Consideró que posiblemente podría ayudarla a estudiar, todo era mejor que quedarse en casa. Aquella a la cual siempre le huía. No era bueno para su salud mental estar mucho tiempo ahí, a pesar de que había algo mucho más grande que determinaba su estado de ánimo.

Algo que prefería una y otra vez.

Dobló en la esquina, visualizando su objetivo, parecía como si no hubiera nadie. En ese momento se preguntó si tal vez debió esperar a que fuera más tarde. Sin embargo, decidió probar suerte. Ingresó a la propiedad con un cosquillante familiaridad y su mano se levantó para tocar la puerta de entrada.

Miró momentáneamente a su alrededor, contemplando el césped verde que adornaba el jardín delantero, un manzano en el lado derecho donde recordaba que ella solía escalar de pequeña. Siempre pensó que su agilidad para trepar arboles era sorprendente, eso considerando que la suya era nula. Los rosales que ornamentaban la entrada y que desprendían una belleza que podría equipararse, cercanamente, a la portadora de sus buenos sueños.

Antes de que su puño alcanzara la madera de la puerta, esta se abrió revelando una cabellera amarilla. Unos ojos azules se cruzaron con los suyos. Neji levantó una ceja al contemplar al chico que ahora estaba enfrente suyo.

―¡Oh, lo siento, Dattebayo. ― La voz de aquel chico era ruidosa. Pero su expresión animada desapareció. ― ¿A quién estas buscando?

Sorpresivamente el rubio se apoyó en el marco de la puerta y lo contempló con gran interés, con una expresión sería. Algo que no parecía encajar considerando que tenía una camisa naranja vistosa, que destacaba aún más su cabellera amarilla.

Neji había retrocedido un par de pasos por que pensó que el rubio ya estaba por irse, pero su postura relajada le indicaba que simplemente estaría ahí un rato. Pero la pregunta no era si estaba llegando o yéndose, sino ¿quién era?

―¿Con quien hablas? ― Su voz femenina favorita sonó por detrás del chico.

Unos ojos castaños se asomaron por debajo del brazo extendido del rubio y tal pareció que brillaron como gemas al visualizar a la respuesta de su pregunta.

―Neji

Los ojos azules resplandecieron en reconocimiento y una sonrisa amplia se formó en sus labios. Seguida de una mirada picara que fue de Tenten, quien había pasado debajo del brazo del rubio y estaba enfrente suyo, y del recién llegado.

―Tú eres Neji ―Soltó una carcajada. ― Tenten no deja de hablar de ti.

Aquel comentario ocasionó una reacción en cadena en la castaña. Primeramente, levantó los hombros sorprendida por ser tomada por dicha frase salida de la nada. Posteriormente energéticamente golpeó al rubio que tenía a su lado. Finalmente, al darse cuenta que el Hyūga no despegaba la mirada de ella, desvió la mirada sonrojada.

―¡Naruto! Ya debes irte, o reprobaras.

―Ya va, ya va, entiendo la indirecta. ― Tomó el maletín que había soltado al ver al Hyūga en la puerta. ― Te dejaré con tu novio, dattebayo. Pero no solo seré yo quien repruebe.

Salió corriendo, pasando a un lado el Hyūga, dedicándole una sonrisa intensa. Neji siguió su camino hasta que se perdió por la calle. Tenten refunfuñó por lo bajo, maldiciendo y con un tono sonrosado en las mejillas. Pero cuando el masculino volvió a fijar su atención en ella, la tensión en el rostro femenino desapareció.

Aquella ultima frase igual habían agitado su interior. Sin poder evitarlo sus ojos malva bajaron hasta atrapar los labios rosados de la chica. Hace un tiempo atrás él mismo se había atrevido a besarla en su habitación. Su corazón había latido desquiciado al sentir el contacto delirante de los labios de la chica al corresponderle.

Aunque luego de aquella vez, ella no había mencionado nada al respecto. Y Neji mismo pensó que posiblemente había actuado inapropiadamente. Sin embargo, Tenten seguía actuando de forma normal y hasta... parecía acercarse más a él. Sujetaba su mano o jugueteaba con sus dedos mientras iban en el transporte publico en una de sus salidas. El interior del Hyūga sucumbía a aquellas pequeñas caricias y anhelaba que los instantes que ocurrían fueran de aquellos que se sueñan como eternos. Él mismo intentaba prolongarlas estirando cada segundo mientras que sus manos se deslizaban aquellas manos pequeñas y morenas. En algunas ocasiones era él quien iba en su búsqueda, de aquel contacto que nunca antes había tenido, pero ahora no imaginaba una vida sin el.

Sujetaba con fuerza la mano de la fémina esperando que alguna vez ya no tuvieran que soltarse, mientras caminaban por las calles de la ciudad, en aquellas salidas al centro.

Un brillo de certidumbre despertaba en él cuando no era rechazado, aunque la duda sobre que era lo que ella pensaba al respecto lo perturbaba. No había dicho nada al respecto de tal beso y ella misma no parecía con ganas de repetirlo. Neji realmente quería volver a probar esos labios de color melocotón. Pero decidió esperar alguna señal de la chica, algo que no había llegado y le preocupaba.

Esas palabras que el rubio había soltado habían agitado su interior porque... ¿qué era lo que ella estaba diciendo sobre ellos? Y más relevante ¿había un ellos? Tal idea sacudía cada célula de su cuerpo. Las expectativas de esas palabras lo llenaban por completo. Temía estarse ilusionado sobre un posible nosotros, pero era desalentador que no existiera. Estaba en un punto muerto, en una abrumante incertidumbre.

Tenten sonrió tímidamente y desvió la mirada.

Neji sintió su estomago removerse, verla avergonzada no era algo que solía contemplar con regularidad. Tenten era muy segura de sí misma, brillante, viva, era la luz que lo guiaba en sus momentos más oscuros. Por eso, verla de esa forma lo descolocó.

―¿Qué sucede Neji? No pensé verte hoy. ― Intentó recobrar la compostura.

El Hyūga recordó el nombre de Naruto en las cosas que Tenten solía contarle. Un buen amigo de la escuela, demasiado energético para la propia chica y muy llamativo. Aunque no parecía una mala persona. Sacó su agenda y tecleó un poco.

"Quería verte ¿quieres que regrese luego?"

Neji pensó que había sido muy inapropiado venir, considerando que la chica estaba en exámenes. Ella simplemente negó y sugirió que podría ayudarla con algunas cosas de aritmética. A fin de cuentas, ese era el examen que presentaría mañana. Tiró de él para hacerlo pasar y sumergirse entre números y problemas. Él le ayudó dejando anotaciones en los márgenes de sus libretas o explicando de una forma más sencilla.

El Hyūga movido por las palabras de Naruto y por la forma tímida y discreta con la cual la chica había sujetado su mano un par de veces en el día, lo animaron a intentar algo más.

Pero se quedó con las ganas cuando tuvo que salir de ahí cuando la madre de Tenten llegó.

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La puerta de la entrada resonó en un estridente golpeteo, acción que se repitió a los segundos al no ser atendido. Neji cerró el libro que tenía en las manos y se levantó dirigiéndose hacía la puerta, para conocer quien osaba interrumpir su lectura.

De forma normal no abriría la puerta, pero ese día estaba en el salón de música por que no había nadie más que él y la mujer de servicio.

Sus ojos malva se abrieron sorprendidos al ver a la castaña con una sonrisa encantadora en el rostro al otro lado de la puerta. Tenía el cabello suelto tal como a él le gustaba y una blusa rosada sencilla. Neji no podía concebir como era posible que cada día parecía verse aún más deslumbrante que el anterior. Su propio organismo reaccionaba de forma inmediata a su presencia. Era evidente que le sorprendía su presencia ahí, no esperaba verla hasta mañana.

Normalmente era él quien pasaba a buscarla o a su casa para encontrarse, salir a algún lado o simplemente pasar el tiempo juntos. Ella solo había venido aquella ocasión para ver una película. Por lo que su presencia en ese sitio desencajaba. Tenten era tan brillante y su destacaba en cualquier habitación que entrara. Esa casa era fría, indiferente y depresiva. La invitó a pasar, dejando un espacio para que ella ingresara.

―Siento venir de la nada, solo que he terminado los libros.

El Hyūga se percató en ese momento de los libros que tenía en las manos, ella venía por otros.

Tenten era perceptiva, se había dado cuenta por sus visitas al videoclub que Neji no era muy fanático de las películas, la gran mayoría no las había visto. Por eso mismo le preguntó en algún momento en que invertía su tiempo libre.

Él confesó que leía mucho, desde que tenía uso de razón. Eso explicaba su forma algo anticuada de hablar y el que fuera tan educado en sus acciones y la elección de sus palabras. Algo que los chicos de ahora no procuraban cuidar. Ante esa idea Tenten decidió adentrarse a ese pasatiempo del genio. Le había dicho que quería sumergirse en el mundo de la literatura

A partir de ese punto él le llevaba libros cada que ella se los pedía. Desde clásicos como Julio Verne, Isaac Asimov, Sir Arthur Conan Doyle, Jane Austen, Dickens y Shelley, hasta cosas más recientes como J.K Rowling.

Eso les permitía hablar durante largas horas sobre que les pareció ese libro, alguna parte en concreto, la evolución de sus personajes, el climax de la historia o sobre algún diálogo en específico que les había impactado. Mayormente era ella quien hablaba y hablaba fascinada por el mundo que unas letras podrían mostrar. Neji hacía comentarios acertados en algunos momentos, pero él era más reservado. A pesar de eso podían hablar horas durante un tema en específico, algo que le agradaba a Tenten, ya que nunca se cansaba de hablar con el masculino.

Neji le indicó que deberían ir arriba, a lo cual ella lo siguió, no sin antes tomar su mano. Sintió la piel de las palmas del chico tan suaves y delicadas, como si toda su vida se hubieran mantenido alejadas de cualquier cosa que las dañaran. Una vez en su cuarto, Neji cerró la puerta, dirigiéndose hacia el pequeño librero que tenía ahí. Tenten sabía que solo tenía sus libros favoritos en su cuarto, a pesar de que tenía una amplia biblioteca en el primer piso.

Lo vio ingresar los libros que ella había traído y pasar su dedo índice entre los títulos, eligiendo cual le daría a continuación.

Neji pensaba que sería adecuado darle en esa ocasión, tal vez un poco de Shakespeare o tal vez Fahrenheit 451.

―Neji... ―Escuchó su voz detrás.

El Hyūga tomó Fahrenheit, dando media vuelta encarando a la chica para prestarle atención a sus palabras.

―Sobre lo de Naruto de hace unos días... ― su mirada castaña no lo veía y se movía inquieta. ― No quiso decir eso... es decir, yo no quería decir eso, no era mi intención, aunque él entendió las cosas mal, nunca quise asumir nada, yo solo estaba... ― Hablaba atropelladamente, por lo que al Hyūga le costó entenderla un poco al inicio.

Parecía tan nerviosa y fuera de su seguridad que siempre parecía destacar. Neji sintió un cosquilleo en la boca de su estómago. Verla hablar con tanto nerviosismo era algo que él disfrutaba de sobremanera, le daba una apariencia encantadora que no podía despegar sus ojos de ella. Avanzó los pasos que los separaban y eso pareció ponerla más nerviosa, ya que hablaba más rápido.

Su voz se apagó en algún momento y no escuchó ni una palabra más.

―Solo quería saber... ¿te molestó o incomodó aquello que dijo Naruto? ― Tenten miraba al suelo, incapaz de mirar aquellos ojos penetrantes encima suyo.

La castaña escuchaba latir ruidosamente su musculo cardiaco y maldijo, esperando que él no pudiera escucharla.

La atención de Neji se perdió un instante en un mechón de cabello que se balanceaba enfrente de la cara de la femenina. Su mano se alargó, tomando el mechón y llevándolo tiernamente detrás de su oreja. A él le gustaba apreciar detalladamente y sin obstáculos el rostro de la fémina. Con su mano cerca del rostro de ella, acarició su mandíbula con su dedo índice. El contacto de la piel desató una ligera corriente eléctrica. Con su dedo levantó un poco el mentón, obligando de esta forma a Tenten a mirarlo, para contemplar los ojos castaños más esplendidos que había visto.

Negó con la cabeza, con una sonrisa ligera en los labios.

¿Cómo podía pensar que eso podría incomodarle? ¿Acaso no había sido demasiado claro con sus sentimientos? Él necesitaba estar con Tenten a cada momento, enlazando sus manos y podría pasar toda su vida contemplando aquellos ojos castaños encantadores.

―Entonces... ― Mordisqueó sus labios intentando encontrar las palabras correctas. ― Nosotros...

El Hyūgasintió su pecho hincharse al verla tan nerviosa ¿acaso sabía como sus labios se curvaban al ponerse de esa forma? No, claro que no podía ni imaginar el efecto que causaba en él.

Acortó la distancia de tal forma que sus alientos se entremezclaban, chocolate y malva completamente fijos en el otro. El ambiente tenso y sumamente cálido. Una leve electricidad flotando en el pequeño espacio que los alejaba.

Neji aguardó en su lugar, su mirada se desvió ligeramente en contemplar los labios femeninos entreabiertos. Quería inclinarse y tomarlos nuevamente, pero su raciocinio lo detuvo. El Hyūgahabía estado inseguro sobre que era lo que ella quería y esperaba de él. Tenten era un misterio, o tal vez era demasiado evidente, pero él no era especialmente bueno en descifrar a las personas. No tenía relaciones interpersonales, ninguna experiencia en descifrar a la gente, él solo la tenía a ella.

¿Tenten quería lo mismo que él?

Por eso mismo, en contra de sus instintos, se mantuvo ahí, esperando, nervioso y vulnerable. Ella podría tener la última palabra.

Antes de poder considerar los gestos faciales de la fémina, Tenten redujo la distancia entre ellos, atrapando los labios masculinos entre los suyos, en una danza urgente y con necesidad de ser correspondida. El libro que Neji tenía entre sus manos cayó al suelo, a sus pies.

Instintivamente rodeó la cintura de la castaña, atrayéndola hacía si y desapareciendo el espacio entre sus labios y su cuerpo. La besó con el alma cosquilleando sus labios, sintiendo ese exilir invadir cada átomo de su cuerpo. Casi podía suspirar al sucumbir a los movimientos de la chica que parecía inquieta. Neji acunó la mejilla femenina, deslizando su pulgar por la piel y alejándose un poco de ella, para contemplar aquel rostro que le deleitable. Los ojos castaños resplandecían como jamás los había visto brillar.

El Hyūga volvió a unir sus labios, transmitiendo en ese simple pero intenso contacto todo lo que su interior le gritaba en cada momento que estaban juntos. La besó con ternura e ímpetu, saboreando cada centímetro de aquellos labios que había deseado desde el primer momento que los había probado. Cuanta falta le habían hecho.

Su interior vibraba en un ronroneo que entumecía cada partícula de su cuerpo.

Un anhelo indescriptible lo invadió, antes su sola presencia en su vida había hecho un cambio radical. Ahora mismo, con ese acercamiento y confirmación de Tenten, las sensaciones se desbordaron de su interior.

Al saber que ella sentía algo tan cercano a lo que el mismo sentía y que ahora no tendría que controlar. Él podía saborear de aquellos labios sin restricción, alimentando aquellos sentimientos que ella había introducido sin siquiera notarlo. Sin sentirse culpable por sentir algo más que amistad o controlando los instintos que le gritaban en atraerla hacía él cada que pueda.

Su corazón aleteó cuando ella se alejó con una sonrisa torpe en el rostro, los labios hinchados y las mejillas coloradas.

¿Cuándo Tenten se había adentrado tanto en él, hasta el fondo y se había hecho vital, a tal magnitud que un roce, una sonrisa o una palabra parecía iluminar todo su mundo?

No lo sabía y no le interesaba saber, lo verdaderamente importante es que ahora él jamás iba a soltar su mano de nuevo.

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Mamihlapinatapai- Describe una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambas desean, pero ninguna se anima a iniciar.

¡Hola queridos!

Se que he demorado bastante en actualizar esta historia, solamente que fue por cosas de fuerza mayor. Pero al fin traigo esta bella historia llena de tanta ternura que duele.

Habrá un capítulo por semana en compensación, cerrando el año con broche de oro.

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