Lenguaje de señas.

Observó el reloj de la blanca pared de su habitación tan pulcramente en orden que podría pensarse que nadie residía en ese sitio. Se deslizó hacia la salida sin hacer el mínimo ruido, cerrando la puerta tras de él, y caminando con pasos rapidos hasta perder el lugar y relajar su caminar. Se dirigió al mismo lugar a la misma hora como cada día, ya se había vuelto una rutina que agradecia ya que le permitía perderse algunas horas de los pensamientos cansados que lo aturdían con fuerza y en las silenciosas y blancas paredes de su habitación le costaba huir de ellas. Dio vuelta en aquella calle que siempre frecuentaba, aunque con solamente unos pasos en ella pudo detectar algo diferente en ella. Algo había cambiado. Atravesó con lentitud casa por casa de aquella colonia hasta que llegó a la esquina, dobló a mano derecha y simplemente siguió su camino aunque un pensamiento no abandonaba su cabeza.

Ella no estaba.

Neji Hyuga estaba...defraudado.

Realmente aquella chica no podría importarle menos, jamás tuvo interés en hablarle, cabia admitir que disfrutaba verla enfrascada en sus problemas cotidianos y tan sencillos, que eran absurdos, haciéndolo pasar un buen momento. Además, que el hecho de que esto pasara justamente después de que se enterara que era mudo, le provocó una ligera punzada en la boca de su estómago. Por que era algo que siempre sucedía, las personas normales huian de las cosas que no entendían y les resultaban complicados. Eran rechazados, él mismo lo vivía día con día.

Por lo cual decidió aceptar esto como una más del montón y simplemente alejarse sin pensar más en aquella cuestión, por que no era relevante.

De esta forma transcurrieron algunos días, él siguiendo esa rutina autoimpuesta. A la misma hora, de la misma forma y en el mismo camino. Ignorando la existencia de aquella chica, aunque no fue difícil considerando que no la había visto.

Y fue justo en el quinto día después de que ella supiera su condición y bajo ningún pronostico que su mirada se dirigió a aquella casa de color blanco y un amplio jardín delantero y frunció el ceño. Segundos después de que fue consciente de tal acción se reprendió mentalmente.

¿Por qué le importaba siquiera verla? No tendría sentido considerando que no habían tenido ningún tipo de relación y no eran nada. Por lo cual preso de la confusión de tal acción se detuvo unos segundos mientras se debatia interiormente sobre que era aquel sentimiento que lo embriagaba al no ver a aquella chica. No era ningún sentimiento que había sentido antes, y mucho menos era algo romántico, en lo absoluto.

Justo con la palabra en la punta de la lengua su visión periférica percibió un leve movimiento. Aunque quiso reacionar, antes de poder hacerlo ya la tenía de frente.

A la chica que momentos antes había perturbado su interior. Abrió los ojos sorprendido al verla aparecer de un salto enfrente suyo y más a una distancia que comprometía su espacio personal. Dio un ligero paso hacia atrás y observó una amplia sonrisa con un deje nervioso en ella. Neji era bastante observador, más que el promedio ya que su condición le había ayudado a desarrollar sus demás sentidos y que fuesen mas agudos. Igual sucedía esto con su sentido del olfato, por lo cual olió el aroma femenino a esa distancia. Algo dulce y con deje fresco, algo que le resulto un poco agradable.

La observó dejando salir un largo suspiro para después centrar su atención en sus manos. Él mismo no entendió por que había permanecido en su sitio, siguiendo en detalle los movimientos femeninos. Una punzada de querer ver que lo que planeaba respondió el predicamento anterior.

El tenía curiosidad sobre todo lo que rodeaba a aquella chica.

Esa era la palabra que buscaba momentos antes, por que la castaña era tan impredecible en su actuar y comportarse que no podía ver venir sus acciones futuras. Así que observarla para ver con que cosas nuevas se venía mantenía expectante su atención en ella.

―Bueno, bien, me llamo Tenten― movió las manos con cierta torpeza pero logrando hacer las posiciones que necesitaba, aunque de forma bastante lenta.

Prosiguió haciendo las señas dirigidas al chico, quien no apartó la mirada de las manos femeninas, aunque por las iniciales sabía que quería simplemente presentarse.

Su rostro se suavizó por un segundo, no sabía en que momento había fruncido el ceño, pero sus facciones se relajaron y simplemente la contempló con la curiosidad a flor de piel cuando ella comenzó a formular otra pregunta. Cuando ella acabó con las señas centró su mirada en el rostro masculino esperando mientras presionaba, sin notarlo, sus labios.

"¿Cuál es tu nombre?

Algo dentro de él, en la boca de su estomago vibró cual tecla de piano haciendo eco en una habitación de madera. Sus manos se movieron de forma tranquila y segura e hizo las señas correspondientes para que ella pudiera leerlas, deletreando su nombre.

"Mi nombre es Neji Hyūga"

―Neji Hyūga― Repitió mientras reconocía las letras que él iba formando. Lo observó levemente y dejó salir una ligera sonrisa. ―Definitivamente ese nombre va contigo.

Decidió hacer dos señas más con sus manos recordando en sus largas practicas como hacerlo adecuadamente.

"¿Cómo estas?"

Él la miró unos segundos, encontrándose con los orbes castaños unos segundos, causando una reacción que no pudo clasificar. Élprosiguió a hacer una simple seña.

"Bien"

En este momento su salud era excelente, además que no había pasado nada desagradable en el transcurso del día, por lo cual decía la verdad absoluta. Si la pregunta sería más enfocada en esencia a su vida, otra historia seria.

Ella dejó salir una risa alta y aguda de sus labios, sorprendiendo al masculino ante semejante acción tan salida de la nada.

―Bien, es todo lo que sé, por ahora. ― él comprendía que el lenguaje en si le costara, más que ella no se encontrará familiarizada. No era complicado en sí, solamente necesitabas practicarlo y por supuesto, tener memoria para recordar las diferentes señales.

―Aunque debo admitir que es bueno saber que a esto se debía tu nula comunicación conmigo.

El simplemente torció ligeramente los labios, ese era su principal problema, no podía comunicarse con facilidad y nadie podía entenderlo. Por lo cual se evitaba situaciones complicadas que podrían generarle más problemas que buenos ratos. Intentar que los otros lo entiendan, que de verdad comprendieran, lo que queria decir con esas señas que casi nadie conocía, prefería ahorrarse la fatiga mental de tan difícil tarea.

― Pero eso no será problema, ya que tú vas a enseñarme el lenguaje. ― Él alzó una ceja ante ese hecho que el mismo nisiquiera había autorizado. ― Necesito aprender y nadie mejor que tú para hacerlo.

Neji simplemente negó con la cabeza, no iba a adentrarse al mundo de la enseñanza y más considerando que no tenía la paciencia, dedicación y mucho menos las ganas de ser profesor de nadie. Por esa otra razón evitaba relacionarse con la gente, por si había alguien que quisiera aprender, él tendría que verse comprometido a ayudarles en esa tarea.

Pero Neji no comprendía que la castaña jamás aceptaba un no como respuesta.

Por lo cual al día siguiente se encontraban afuera de la biblioteca de la ciudad, sentados en el césped con una manta por debajo de ellos y una expectante Tenten ansiosa de aprender. Estaba preparada como una esponja y había llevado cosas para anotar.

¿Qué le había dicho para convencerlo?

No era un qué, sino el cómo. De la forma más insistente, repitiendo las palabras una y otra vez con aquella voz aguda saliendo de su garganta, un ligero puchero en los labios y sus ojos avellana resplandeciendo por la intensidad de su petición. Neji simplemente no pudo oponerse más, sin darse cuenta había asentido con la cabeza luego de diez minutos. No entendía si había sido su insistencia, aquel adorable gesto en su rostro o que la cabeza comenzó a punzarle.

Él estaba acostumbrado a la paz, al silencio. Ella era completamente lo contrario.

De esta forma empezaron las clases particulares por parte de Neji hacia la castaña, ella aprendía con rapidez, aunque al día siguiente le costaba recordar un poco las cosas. Por lo cual se vieron en la tarea de hacer repasos día con día.

Él no era un maestro bastante paciente si debía ser honesta, se desesperaba, aunque esto solamente era perceptible en sus ojos, por que por el resto, sus facciones y expresiones eran bastante frías y automáticas, él mismo era imperturbable.

Habían empezado sencillamente con las vocales, colores, números, lugares y profesiones. Algo básico considerando que al iniciar un idioma empiezas desde lo menor, adquiriendo vocabulario y eso facilitará las cosas a la larga. Ella ya había practicado antes de pedírselo esas cosas, ya que era lo inicial, por lo cual no se demoraron tanto en esa parte.

Aunque el hecho de que él mismo no pudiera decir ni una sola palabra para explicar algo que ella no entendiera, complicaba las cosas en una amplia magnitud. Sin embargo, eso era una desventaja que a la larga fue una virtud, por que ella se vio forzada a entenderlo, a familiarizarse con sus expresiones, gestos y ademanes de las manos.

La única pista que él le daba era cuando escribía con una letra pulcra en su cuaderno de la forma más detallada y sencilla cosas que eran necesarias. Eso hizo un poco más llevadero aquel curso de idiomas.

Al cabo de un par de semanas ella podría entender de cierta forma al genio, algunas palabras por ahí y por allá. Por lo cual podían entablar una pobre, pero a fin de cuentas era un inicio, plática. Un cuaderno les servía de intermediario.

Ella había llevado algunos bocadillos a su sección de ese día, siempre después de que Neji volviera de donde fuese que fuera se reunian. Aunque ella en varias ocasiones le había preguntado al respecto el simplemente permaneció callado, sin explicar y sin ni siquiera intentarlo.

No era difícil preveer que era bastante callado, cuestión por lo cual ella no tenía problema absoluto. Neji descubrió que ella era bastante habladora, platicando de diversos temas, cuestiones o diciendo las cosas sin más. No tenía filtros, decía lo que pensaba sin meditarlo en lo absoluto, era completamente transparente. Eran tan contrarios, que el Hyūga se sorprendió un día al comprender que su compañía le resultaba agradable, cosa que no tenía el menor sentido.

Y todas esas cuestiones donde coincidían en algunos pensamientos, sus personalidades contrarias aunque parecían acoplarse bien, hicieron pensar detenidamente al Hyūga al respecto de como había empezado esta convivencia que le había causado un sentimiento agradable en su interior. Por lo cual una sola pregunta acudía a su cabeza una y otra vez, teniendo la necesidad de ser respondida.

Sin dudarlo y ese día mientras descansaban levemente disfrutando de la vista del jardín y observando a la gente transitar el tomó el cuaderno que le ayudaba a comunicarse de mejor forma y escribió una simple cuestión.

La castaña, que ese día tenía el cabello en dos trenzas completas la tomó y leyó aquello que le hacía ruido al poseedor de los ojos malva desde hace tiempo.

"¿Por qué decidiste aprender lenguaje de señas?"

Ella simplemente desvió la mirada mientras seguía masticando las frituras que había llevado. Permaneció en silencio un prolongado tiempo. Al girar la cabeza mientras señalaba con una sonrisa a unos niños que jugaban se encontró con aquella mirada firme y penetrante del Hyūga mientras alzaba una ceja, esperando una respuesta.

Tragó profundamente mientras él pudo ver como sus mejillas se coloreaban ligeramente, fue casi imperceptible considerando el tono de su piel, pero pudo apreciarlo. Soltó una ligera sonrisa lo cual restó tensión entre ellos.

―Te dije que lo necesitaba.

El hizo una seña haciendo una simple pregunta

"¿Para qué?"

Ella encontró su mirada con la de él y simplemente sonrió mientras soltaba la primera cosa que se le vino a la cabeza.

―Para poder hablar contigo.

Realmente Neji no era un hombre de emociones fuertes. Su vida era bastante rutinaria, evitando confrontaciones y toparse con la gente equivocada. Además de siempre mantenerse al margen, no estaba en sus planes ser el centro de atención. Evitaba a cualquier costa destacar de alguna forma, siempre lográndolo con éxito. Los sentimientos que experimentaba siempre eran lo mismo.

Neutro. Satisfacción. Frustración. Ira, Impotencia. Inferioridad. Vergüenza.

El sentimiento que se abrió paso en su interior por aquellas palabras fue totalmente nuevo y incontenible. Él siempre solía reprimirse. Aunque en esta ocasión sus labios se entreabrieron por el golpe rotundo y burbujeante que se desató en la boca de su estómago. Desvió ligeramente la mirada mientras se sentía acalorado.

Era algo que no podía explicar, ya que no lo había experimentado con anterioridad, aunque se podía resumir de una forma sencilla. Un sentimiento abrumante, con intensidad y totalmente cálido.

Se llevó la palma de la mano cubriendo su boca y observando algún punto de la nada. No recordaba algún momento en su vida que a alguien de esas personas que debía llamar familia, lo hubieran hecho sentir importante. Relevante. Que le importaba a alguien. Simplemente por que nadie se había tomado la molestia de querer escucharlo.

Ellos solo hablaban, hablaban y hablaban de ellos mismos.

El simplemente era un oyente para todos. Menos para ella. Ella quería escuchar su voz interior, lo que tenía para decir. Su pecho se hinchó con fuerza, tanto que dolió. Por un momento se sintió completo, pleno y con una livianez que no había sentido antes. Aunque fue sacado de sus pensamientos por la voz femenina que resultaba como un ronroneo para sus oídos.

―Neji, ¿Cuándo es tu cumpleaños?

Él simplemente la observó con delicadeza, sus facciones sencillas pero femeninas, sus orbes grandes ardiendo con intensidad y gran vitalidad. Su piel morena haciendo contraste con su cabello castaño. Sus largas pestañas por las cuales el sol se colaba y dejaba ver ese color ámbar que parecía derretirse. Mejillas pronunciadas y el cabello moviéndose al son del viento. Con un simple movimiento y de forma sencilla dio respuesta a la chica.

"Hoy"

Ella soltó la fritura que tenía en las manos anonadada por la forma fría con la cual había dicho un dato tan importante como ese. Como si no tuviera la menor relevancia. Es más, el masculino comprobó su móvil para fijarse de la fecha. No tenía noción del tiempo.

―¡No puede ser posible! Si no te hubiera preguntado simplemente me enteraría meses después. Hyūga estas cosas debes decirlas con tiempo. ¿Quieres hacer algo especial? Todavía estamos a tiempo, podríamos ir...

El simplemente negó con la cabeza mientras se llevaba una papa frita a la boca y sentía el viento acariciar su rostro mientras los mechones de su cabello se soltaban de su cola baja. Él quería estar ahí, en este lugar y de esta forma. Con ella.

Sonrió levemente y observó a la fémina quien lo miraba con un gesto inconforme en el rostro. Ella no comprendería que ya había recibido más de lo que merecía.

~~~

¡Llegué a tiempo!

Aún es el cumpleaños del Hyuga en mi país, así que cuenta como un obsequio para él y para las seguidoras de este escrito. Luego de tanto tiempo, un poco de dulzura de este par, es necesaria. Me costó un poco escribir esta parte y transmitir lo que quería, aunque lo he logrado.

Denle amor a Neji, a esta pareja y dejen sus votos, 30 y subo el siguiente, que esto apenas esta iniciando y lo que viene unos capítulos más adelante no quieren perdérselo.

Los invito a leer mis otras historias y de igual forma actualizare "Antología Nejiten" Por ser el cumpleaños de mi adorado Neji. Dos historias en un día, a fin de cuentas es un día importante.

¡Saludos!

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