Imprescindible

No había logrado conciliar el sueño durante la noche, las imágenes destellando en su cabeza con ferocidad, retornando en una imagen en específico. Resonaba en su cabeza con brutalidad, generando un martilleo incesante. Ese dolor constante lo obligó a estar en la cama mirando el basto techo blanco de su cuarto, sumido en un silencio que agradecía.

Hace bastante tiempo que sus pesadillas le habían dado tregua, armisticio que ingenuamente consideró era definitivo. Una vez más su propio subconsciente se burló de él. En ese tiempo que estuvo perdido en sus propios pensamientos hasta que el sol lograse filtrarse por la pequeña ranura en su ventana, pensó en su libertad de peso y culpa que disfrutó alrededor de un año.

Un año donde todo pareció tan...efímero.

No solía pensar al respecto de esto, aunque a veces lo desechara de su mente, gran parte del cede de sus terrores nocturnos le era atribuido a la presencia eclipsante de dicha castaña. En una ocasión cuando meditaba sobre la ausencia de sus pesadillas ella se coló súbitamente a su cabeza. Enlazó el cese de sus terrores con las fechas cuando empezaban a hablar.

Imposible.

Se dijo aquella vez. Una presencia no podía influir de tal forma en su subconsciente. No volvió a considerarlo, hasta ahora.

La noche se extendió cual río eterno y los pensamientos fluían como peces desesperados por ir en contra de la corriente. Y la idea no era retorcida o ilógica, adquiría mas peso conforme la desglosaba. Sus pesadillas cesaron al llegar ella a su vida. Ahora se habían retomado ¿por qué? Tenten se había ido a un viaje de fin de curso. Una semana.

Una larga semana que parecía interminable y que resultaba en una silenciosa plática entre él y sus pensamientos aplastantes, colonizando cada segundo del día. No tenía escape, filtros o distracciones.

Se aferraba a su rutina diaria; ir siempre a la misma hora a tal lugar, regresar hundiéndose en el infinito silencio. No le molestaba ni afligía el silencio, sino lo que significaba. Los ruidos de actividad en esa casa tan insípida y fría. Unos ojos posados encima suyo observando cada movimiento. Las miradas traspasándolo como su existencia fuera lo más insignificante.

Horas agonizantes.

Cuando la respiración se cortaba en su garganta y cuando no estaba la presencia de nadie ahí, sus dedos se deslizaban por el piano en el salón de estar. Las notas llenando ese silencio asfixiante y drenando sus martirios. Aguantando su propia insignificancia.

Sus pies tocaron el suelo helado que de adentró a su interior, fue una noche helada. Sus párpados pesaban por el cansancio de otra noche en vela. Sus movimientos autónomos para conseguir una imagen no tan demacrada. Sus pensamientos revoloteando con fuerza ¿acaso su vida había sido tan oscura y lo único que la había modificado, generando luz suficiente para realizar un cambio positivo en cada aspecto de su vida, era Tenten?

Ese pensamiento le asustó en demasía.

Se negó rotundamente a tal veracidad. Se concentró en sus actividades rutinarias, y saliendo de aquel lugar ruidoso por esa voz potente y energética, camino por la calle con tranquilidad, buscando algo en que ocupar el tiempo restante. Era fundamental, mantenerse lo más distante de aquello que debía llamar hogar.

Sus orbes perla se abrieron conmocionados cuando una calidez embriagó su ser. Un aroma familiar entrando en sus fosas nasales y un cuerpo rodeando el suyo con total naturalidad. Una risa cantarina susurrando en su oreja. Sus manos se quedaron estáticas, aunque un estremecimiento recorrió cada rincón de su cuerpo. Ella se alejó torpemente con una pequeña disculpa impresa en el rostro y esa tonalidad rosácea en su rostro. Neji parpadeó un par de veces y contempló con una satisfacción embriagante el rostro moreno, las mejillas con aquel tinte en ellas y los ojos resplandeciendo abrumadoramente.

Neji intentó respirar e intentar pensar fuera del martilleo incesante de su pecho.

"¿Qué haces aquí?"

―He vuelto un par de horas antes ya que Naruto sufrió una intoxicación estomacal bastante grave. Y mientras mas me acercaba solo podía pensar en verte. ―Desvió la vista, avergonzada, un segundo y volvió a atraparlo entre sus ojos.

Un latido contundente.

Desvió la mirada por la intensidad de los orbes castaños. Sentía su esencia adherida a su piel. Su respiración levemente intranquila. Sintiéndose torpe por huir de ella, la miró con el fin de asentir y la vio. Aquella mirada. Esa recurrente mirada que le quitaba el aliento.

Lo comprendió en ese momento, sus pensamientos encajaron y el velo que había llevado puesto durante este largo año que llevaban frecuentándose, se cayó.

Ella lo sujetó de la mano sin esperar una reacción de su parte y lo llevó por un helado que moría por comer desde que se fue. Parloteaba con tal familiaridad, arrastrando su maleta con una mano y con la otra no soltaba la suya. Se sentía tan caliente y su atención no se aparto de tal contacto en toda la transacción de los mantecados. Su piel picaba y un estremecimiento se repetía una y otra vez, originado por el contacto. Algo revoloteando en su estomago, algo agradablemente abrumante.

Respiró profundamente por primera vez en una semana mientras un arrullo en su pecho lo atormentaba.

Ella lo soltó para tomar su compra y Neji tomó el suyo involuntariamente. Hablaba de su viaje, de momentos en los cuales quiso tenerlo ahí para compartir esos momentos o que a veces se descubría preguntándose que estaría haciendo. El la observaba con total atención mientras relataba sus aventuras y pensamientos que posiblemente no debía compartir. Aunque no parecía importarle, estaba tan cómoda.

―He tenido una duda, Neji. ―Soltó abruptamente.

Neji abrió los ojos un poco disperso y sorprendido infraganti. Él la divisó con detenimiento, viendo como mordía el cono de su helado, acabándolo. Sus labios se cerraban para masticar lentamente. Neji Hyuga estaba realmente en problemas. Había adquirido una fijación con la castaña con referente a su boca. Una muy seria. No recordaba que tan fuerte era la atracción de su atención a esa área en específico. Aunque era mas correcto decir que tenía una fijación con ella. Con toda ella. Le satisfacía tanto observarla haciendo la cosa más banal.

El Hyūga la observó animándola a proseguir al respecto mientras terminaba el mantecado y proseguía a metérselo a la boca. Levantó una ceja al observar los ojos avellana seguir el camino del mantecado y la atención fija en su boca. ¿Acaso se había manchado? Tomó con sutileza una servilleta y la pasó por su boca, acción que hizo despertar de su ensoñación a la chica y la observó sonrojarse mientras desviaba la mirada.

¿Qué hecho vergonzoso debería pensar para generar una reacción como esa?

― ¿Cómo sueles comunicarte con las demás personas?

Apretó los labios ligeramente, considerando las opciones de que debería decir.

"No soy muy comunicativo"

Una respuesta a medias y aún así era válida.

―De eso no hay duda, pero cuando tienes que hacerlo ¿ellos pueden entenderte? Me refiero a tu familia.

Torció la boca y solamente enseño la libreta que estaba en su mochila, que cargaba de un lado a otro. Realmente la única persona que le importaba que le entendiera era ella, lo cual le facilitaba las cosas, por que había mejorado bastante en este tiempo en el lenguaje de señas. Un año. Aun no era conocedora de todo y el vocabulario se le dificultaba, pero sabía lo suficiente para entender cosas intermedias. Adicional a eso estaba el hecho que Tenten hablaba más y él escuchaba con atención.

Tenten sonrió de forma cómplice mientras se movió rebuscando en su maleta. Neji contempló su alrededor. Estaban sentados en el parque cercano al rumbo de sus hogares. Escuchaba el cantar de un par de aves entre las ramas frondosos arriba de ellos, que reposaban bajo la sombra de un árbol. El sol iba ocultándose en el filamento y varios corredores transitaban en basto parque realizando su ejercicio vespertino. Una fuente circulaba el agua en el centro, niños jugando en el área de juegos, parejas sentadas en las bancas en la periferia del parque. Escuchó un sonido de emoción y la vio sonriendo ampliamente mientras le ofrecía algo.

Una caja rectangular y delgada.

Levantó una ceja en señal interrogativa, Tenten lo animó a abrirla con la mano. Confuso contempló la tapa de la caja negra, con un listón blanco. ¿Algo para él? No tenía sentido.

Ella le había dado más de lo que podía decir. Le había dado todo. Su sola presencia era como tener la estrella solar cerca, iluminando todo a su paso. Su interior agitándose a su alrededor. Su cuerpo pidiendo más.

Por que la necesitaba tanto que dolía.

―Hace un tiempo que hablamos y posiblemente ha pasado alguna fecha especial para ti.

Sin esperar más levantó la tapa encontrando un artefacto. Una agenda digital. Los botones con todos las letras, número y signos. Una pantalla suficiente para escribir oraciones largas. Un aparato que estaba entrando al mercado, según los periódicos, con la facilidad de registrar compromisos en su cómodo calendario. Con un par de funcionalidades más. Sin poder evitarlo le dedicó un gesto sorprendido.

―Sé que a veces no te comprendo. E igual sé que tienes mucho que decir. Quiero entenderte.

Un latido desenfrenado y Neji solo atinó a asentir. Su pecho dolía por la intensidad del movimiento de su músculo cardíaco. Tragó saliva en su lugar y muy vagamente la vio levantarse, alegando que era suficientemente tarde para que su madre perdiera la cabeza por no haber llegado. El sol se había ocultado y las farolas se encendieron a la par de una sinfonía de luz.

El Hyūga se levantó de forma mecánica y la siguió mientras recorrían los pequeños pasillos del parque. Tenten señalaba las luces salientes de la fuente y se acercó a ver los peces que nadaban entre esas aguas verdosas. Él sujetó la maleta y la cargó sin preguntarle algo al respecto. Ella simuló no prestar tanta atención al respecto. Caminaban a la par por esos pasillos de concreto y el ruido colándose en sus orificios auditivos.

Sin embargo, Neji fijaba su atención en las manos femeninas deslizándose por su caminar delicado. Punzadas en su estómago se originaron. Quería sentir un poco mas el tacto femenino y más ahora. La vulnerabilidad que brotó en su ausencia se lo imploraba. Mordió la parte interior de su mejilla intentando focalizar sus pensamientos a otra cuestión. Un corredor transitó a su lado del camino obligándola a moverse más cerca de él. Sus dedos se rosaron. Una corriente eléctrica ascendió por su cuerpo.

No podía tomarse esas acciones impropias para si mismo. Una punzada más. Lo necesitaba.

Su mano se movió sin intuirlo y sus dedos volvieron a rozarse. Ella pareció ignorarlo o posiblemente lo atribuyó a un accidente. Podía escuchar sus latidos en sus orejas vibrando con fuerza y su respiración agitada ante la idea que se abría en su cabeza. La fiereza abrumante sus deseos, de sentir la suavidad, textura y calidez de las manos femeninas. Tragó saliva mientras enlistaba lo incorrecto de sus pensamientos. Impropio, descarado, exceso de confianza, gratificante, hechizante, necesario.

Apretó su mano que sujetaba la maleta con fuerza, resistiendo. Conteniendo sus más infantiles impulsos. Entonces a su mente vinieron las noches en vela, sus pesadillas, su corazón suplicante. Eso fue suficiente para que su mano derecha se moviera en instinto. Primero un ligero roce que podría considerarse un accidente. Otro roce. Su mano permaneció ahí un segundo y su dedo índice buscó el de ella. Lo enlazó ligeramente. Podía jurar que sus manos temblaban. Su corazón iba a salirse. Siendo lo suficientemente cobarde evitó mirarla para evaluar su expresión y perdió su vaga atención visual a los puestos de comida rápido que estaba en la periferia del parque y como la gente hacia una corta fila para ser atendido su hambre.

Un cosquilleo se expandió por todo su cuerpo al sentir los dedos femeninos enlazados con los de él. Su corazón brincó gratificante.

Tenten era lo único que necesitaba en su vida.

.

.

.

¡Feliz año nuevo!

Sé que he prometido traer la continuación para finales del año anterior, por complicaciones laborales no me fue posible. La idea con esta historia este año es subir dos capítulos al mes, por lo cual espero su apoyo dejando amor en esta historia, a la cual muchos le tienen cariño por la ternura tremenda de este par.


¿Qué os ha parecido, valió la pena la espera?


¡Saludos!

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