Efímero

El cantar de las aves resonaba estridentemente entremezclándose con las distintas tonalidades de silbidos. El soplar de viento ligero acariciaba las hojas de los arboles desprendiendo algunas, en un lento descender hasta que alcanzan el suelo. El calor agradable proveniente de la estrella solar que pronto iniciaría con su descenso, pero que su luz era obstaculizada por densas nubes oscuras cargadas del líquido vital. Una mariposa aleteó hasta que alcanzó a posarse en una flor amarilla cercana.

Una manta se extendía por el suelo, encima un plato con un par de sándwiches cortados en triángulos con diferentes rellenos, unas botellas de refresco, un par de pastelillos pequeños con fresas encima.

―Entonces a pesar de que tenía muchas ganas de subirme al juego, el miedo pudo más y me quedé callada cuando mi madre me preguntó por última vez si quería subirme. ―Torció la boca recordando aquel suceso en su vida.

Neji sentado con una pierna flexionada y otra extendida se llevó un sándwich a la boca mordiéndolo hasta que lo devoró por completo. Vio a Tenten tomar uno de los pastelillos que había traído y llevárselo a la boca, completo sonriendo por el placer de los sabores dulces jugando en su paladar. Siempre iba por las cosas dulces primero. Amaba el helado y el pastel de chocolate de fudge con fresas, los bocadillos de filadelfia, prefería la soda de manzana a cualquier otra. ¿Acaso su fascinación por Las cosas dulces determinaba la dulzura de sus labios? Neji podía intuir que todo se quedaba corto por el sabor de aquella parte en específico.

Un recuerdo acudió con premura a su mente, una semana atrás cuando ella había acudido a la residencia Hyūga . Aquella tarde cuando estaban escuchando el cassette que le había grabado con canciones que le dedicaba. No sabía si el ambiente que había creado la canción, la intimidad de su cuarto o su cercanía lo que había detonado eso.

Aquella situación en la cual jamás pensó verse envuelto, que había descontrolado cada célula de su cuerpo y lo había obligado a actuar tan...impulsivamente. Ahora que lo pensaba se lamentaba, antes de poder darse cuenta ya estaba encima de ella besándola con gran intensidad. A pesar de su desenfreno ella misma no parecía renuente a aquel encuentro, parecía... deseosa.

Neji Hyūga estaba plenamente consciente de que Tenten era una mujer sumamente atractiva. Con su cabello suelto, las facciones de su rostro y la voz dulce que tenía. Dejando aquellas cosas que fueron las primeras que lo habían atrapado, Tenten era sensual. Su cintura que podía rodear cuando se despedían, los ligeros escotes que usaba le daban un ligero panorama y las largas piernas que tenía. Debía ser ciego para no darse cuenta que físicamente era muy atractiva. Un hecho que su propio cuerpo era consciente. Mientras más tiempo estaba con ella, besándola, compartiendo momentos era mucho más racional sobre ese hecho.

Aunque se sentía un poco culpable de desear a la castaña.

Había perdido el control una semana atrás, algo que no sabía aún si era correcto o no. Los libros que solía leer hablaban del amor más puro e inocente, de una entrega total y todas las sensaciones que podía causar una simple mirada. Algo que había experimentado con Tenten. Sin embargo, no mencionaban nada del placer carnal, aquel que te iba querer algo más que simple besos. Por eso mismo pensaba que era incorrecto pensar de esa forma en la castaña y más cuando no sabía que era lo que ella pensaba al respecto. Tenten no había mencionado nada luego de ese encuentro, por lo que él mismo decidió dejarlo ir.

Por eso mismo no había querido estar a solas con la castaña, por miedo a perder de nuevo el control. Habían estado saliendo y lo agradecía. Como ese día, que ella había dicho que quería ir de picnic. Un plan que era agradable considerando que hace tiempo que no iban a la biblioteca a pasar el rato, como cuando todo había iniciado.

Casi pudo suspirar al pensar que hace más de un año que la había conocido y le había dado una vuelta tota a su vida. Ella le dio una razón de existir. Con una simple sonrisa, sintiendo la calidez de su mano sobre la suya, eso era lo único que necesitaba. Todo su mundo se movía únicamente por Tenten. Nada más importaba. Ahora estaban saliendo y Neji jamás pensó que podría sentirse tan dichoso. Cada instante con ella era perfecto, por eso mismo ahí, a pesar de que las nubes estaban avanzando en el cielo, nada de eso importaba.

A pesar de que su cuerpo podría querer ir más allá, realmente Neji sabía que lo que tenían ahora era suficiente para él para ser completamente feliz toda la vida.

―Creo que dejando de lado ese incidente, no recuerdo nada. ¿Y tú?

Neji regresó en sí mismo, tomando el vaso donde tenía su bebida y tomando un poco. Una vez que lo dejó hizo una señal con la mano.

¿Sobre qué?

Tenten sonrió al ver como parecía perdido en sus propios pensamientos, pero ella misma se había entretenido al ver como se veía tan bien con aquella camiseta azul.

― ¿Te arrepientes de alguna cosa?

Neji se quedó pensando un momento sobre aquella pregunta. ¿Se arrepentía de algo? De muchas cosas, demasiadas. Las que antes atormentaban su mente en pesadillas y de los que se había librado gracias a ella.

"De muchas cosas"

Decidió ser sincero sobre ese tema. No hablaba mucho de nada de su vida ni de su propia familia, ya que jamás había tenido que hacerlo con nadie. Pero justo ahora sabía que Tenten merecía conocer más sobre él. Además que sabía que ella misma tenía curiosidad pero que no preguntaba por respeto a su privacidad y dándole su espacio para que él lo hiciera cuando quisiera. Iría contando las cosas poco a poco, pero un temor lo llenó, no sentía que fuera el momento.

Y mucho menos para contarle aquello que tanto ocultaba con fervor y de lo que jamás se hablaba ni se pensaba.

―Cambio mi pregunta... ¿te arrepientes de no haber hecho algo?

Neji consideró aquella pregunta, no recordaba un hecho como el que la fémina misma le había contado. Por eso mismo negó.

― ¿Cómo no va a haber nada? Tuvo que haber alguna cosa que quisieras hacer y no hiciste por miedo, vergüenza o por alguna otra cosa.

"Hablarte cuando éramos niños"

Se sinceró por completo. Era algo que había querido hacer en sus primeros encuentros pero que debido a las circunstancias pensó que era imposible y que no tenía sentido hacer algo como eso. Ya que nadie se había tomado la molestia de escucharlo, hasta que ella quiso entenderlo. Su corazón brincó al recordar aquellos sucesos de un año atrás.

― ¡Pensé que te caía mal! Imagina mi frustración por ser rechazada. Pensaba que te dabas tus aires de grandeza. ―Río al recordar esas cosas. ―Antes no querías ni hablarme y ahora...

Neji se acercó tomando el mentón de la chica para darle un beso cortó. Movió las manos en señas contundentes.

"Y ahora no pudo vivir sin ti"

Vio a Tenten seguir cada una de las señas y observó sus mejillas colorearse violentamente, intentando mirar a su entorno para intentar disimular o calmar las palpitaciones estridentes de su pecho.

― ¿Cómo puedes decir algo como eso con tanta facilidad? ―Soltó avergonzada de las palabras sinceras del Hyūga .

Neji simplemente sonrió al haber causado una reacción como esa en la fémina, adoraba como ese tono carmesí pintaba las mejillas morenas y los gestos nerviosos que la castaña solía hacer. Morder su labio inferior, mirar alrededor sin ver un punto específico, solo huyendo del objeto de su vergüenza.

―Sabes tocar el piano y dibujas pero... ¿sabes bailar? ―Tenten habló luego de un rato, cuando el sonrojo desapareció de sus mejillas. Tal vez por terminarse el resto de su soda de su vaso.

Neji negó inmediatamente, no estaba familiarizado con algo como una destreza física que involucrara moverse así. Y no le interesaba.

― ¡Algo que el genio Hyūga no sabe hacer! ―Sonrió fascinada. ― ¿no es una cosa que te arrepientes de jamás haber hecho?

Negó nuevamente, sabía que era bueno con las manos, pero dudaba que sus pies sirvieran para moverse. Además que su pudor no lo hacía ni imaginarse haciendo pasos y ser el centro de atención.

La castaña se levantó emocionada de su lugar y le extendió la mano con una sonrisa en el rostro.

―No será una cosa de la cual te arrepentirás luego, baila conmigo.

El Hyūga levantó la ceja en un intento de negar sobre esa acción, pero ella insistió una y otra vez, alegando que no había nadie ahí que pudiera verlo si su negativa era por la vergüenza que el acto podría ocasionarle. Luego de una clara insistencia sofocante él tomó su mano, levantándose del suelo.

Tenten lo guio para que hiciera unos pasos con los pies, nada complicado. Pero que le permitió deslizarse. Posteriormente ella se acercó tomando una de sus manos y llevó la otra a la espalda del hombre, deslizándose ahí mientras contaba los pasos. Dio una vuelta al indicarle que no soltara su mano, se alejó y aun tomando su mano. Sonrió mientras giró para que el brazo masculino la fuera enrollando hasta que sus cuerpos estuvieron cerca de nuevo. Soltó una risa divertida. Él estaba ligeramente avergonzado de hacer algo como eso, pero ayudaba bastante que no hubiera nadie más que ellos ahí.

Lo motivó a bailar algo más movido, cuando una gota golpeó la cabeza de la castaña. Levantó la mirada hacia el cielo y aquello pareció un detonador. Al momento que contempló el cielo y las ligeras gotas cayendo a la tierra se desató la lluvia con intensidad. Tenten gritó al sentir el agua fría en su espalda desnuda por la blusa de tirantes que tenía. Neji se inclinó metiendo todo en la canasta. Una vez que recolectaron todo salieron corriendo. Él escuchaba su risa estridente, dulce y animada que la hacía resplandecer en medio de aquel cielo oscuro.

―Mi casa está cerca, vamos. ―Tenten mencionó cuando se detuvieron a refugiarse en un paradero de autobús.

Tenten entrelazó su mano con la palma masculina, lo miró con ternura mientras sonreía y salieron corriendo de ahí, hasta el domicilio de la castaña que está a un par de calles de su ubicación.

Llegaron resguardándose en el pequeño recibidor, Tenten ingresó su llave en la cerradura y finalmente ambos entraron goteando el agua de sus ropas empapadas. Ella aún reía porque su cita había terminado de esa forma.

―Voy a cambiarme en mi cuarto, tú puedes hacerlo en el baño o tomar un baño. Ahora te paso algo mientras se seca tu ropa.

Tenten se perdió escalera arriba, pasándole la ropa y regresó escalera arriba. Neji observó la ropa, pensando que posiblemente serían de su padre. Del cual ella jamás había hablado. No había querido preguntar al respecto, como ella, esperaba que ella le contara al respecto.

Decidió bañarse con rapidez, sintiendo el agua caliente descender por su cuerpo, quitando el frio que se colaba en su cuerpo por el agua de lluvia. Se secó poniendo especial cuidado en su cabello, el tenerlo largo era inconveniente para deshacerse de todo el agua con rapidez. Una vez que terminó se colocó la ropa y salió encontrándose a la castaña con una muda de ropa y una sonrisa torpe en el rostro.

―Temía que no te viniera, tu ropa está en la secadora. ―Se acercó al baño y lo cerró detrás suyo. ―Puedes esperar en mi cuarto. ―Habló a través de la puerta, mientras el agua de la regadera caía.

Neji subió por la escalera, conocía perfectamente aquella casa. El papel tapiz, el olor a pan recién horneado que demostraba que su madre de Tenten tenía como pasatiempo hornear. La calidez del ambiente, pero más específicamente aquel cuarto. La cama con un edredón rosado, en su mesa de noche un walkman con los cassette a un lado que él le había regalado ¿los usaba para dormir? ¿O para hacer su tarea? Igual estaba el último libro que le había dado. Le gustó el pensar que su presencia estaba bastante plasmada en el cuarto femenino.

Era una habitación sencilla, pero con los objetos que determinaban que fuera de ella, que podría reconocerla en cualquier lado. Los afiches de sus bandas favoritas, un par de ropa en el suelo que mostraba que no era tan ordenada pero lo suficiente para mantener lo demás en orden. Un viejo tocadiscos en el lado derecho. La sensación de estar ahí le parecía tan cálida, como si no quisiera irse de ahí nunca.

Curioseó el escritorio viendo las tareas pendientes de la chica, unas notas que le habían dado y un ensayo en proceso. Era sábado, tenía tiempo de hacer sus labores mañana. Se preguntó cómo sería estar en la misma escuela que Tenten. Podría estar más tiempo juntos o viéndola en el salón de clases con el uniforme. Aquella imagen de la chica con uniforme sonriendo lo entretuvo los suficiente, por eso se sobresaltó cuando la puerta del cuarto se abrió.

― ¿Qué sucede? ―Tenten sonrió al ver aquella reacción.

Neji simplemente negó mientras veía como la chica se secaba el cabello con una toalla. Un atuendo bastante ligero. Una blusa de tirantes azul claro con un ligero escote y una falda recta que iba a juego.

Tenten se recostó en la cama invitándolo a hacerlo a su lado. Tomó el walkman y le pasó un audífono mientras la música retumbaba en sus oídos a la par que la torrencial lluvia hacía acto de presencia al estrellarse contra el techo.

El Hyūga pensaba que no debería estar ahí, en el cuarto de la chica, solos cuando aún estaba presente el recordatorio de lo que había pasado en su cuarto una semana atrás. En su casa al menos estaban las mujeres de limpieza y Hinata. Aunque nadie entraba a su cuarto y eso les brindaba cierta intimidad, en ese momento era diferente.

La casa de Tenten era mucho más pequeña y con ese aire de quietud, tranquilidad y silencio que no había en la suya. Una intimidad más fuerte y más porque la madre de Tenten siempre estaba trabajando. A veces se iba de viaje de negocios y por eso mismo él solía pasar mucho más tiempo ahí. No quería dejar a Tenten sola en su casa y por supuesto, aprovechaba ese tiempo, solos. Ciertamente cuando la mamá de Tenten estaba solían salir más a menudo o ella iba de sorpresa a su casa. Algo que le agradaba pero lo dejaba ansioso de que alguna vez se topara con Hiashi. No le gustaba imaginar ese panorama aunque posiblemente pronto podría pasar. Si las cosas seguían como iba él tendría que conocer a su madre y ella tal vez quisiera conocer...

Su atención se dirigió a la mano femenina entrelazándose con la suya. Tenten la tomó y la levantó para que ambos tuvieran la imagen de sus manos sujetas. Encajaban tan bien y las sensaciones que provocaba era superior. Giró su cabeza y encontró a la chica mirándolo con los ojos cafés resplandeciendo.

Se quedaron de esa forma, mirándose a los ojos sin apartar la mirada y con la música resonando en sus orejas. En un momento tan hechizante y cargado de tantas emociones que era imposible desviar la mirada de aquellos orbes cafés.

Tenten le dedicó la mirada más dulce, levantó su mano libre e hizo una sola señal.

"Te amo"

Neji sintió su corazón detenerse al ver claramente la señal que le indicaba, las mariposas revoloteando en su estómago. Una sensación creciendo violentamente en su estómago, tan cálida que era difícil contenerla. Ella le hacía sentir tanto con una simple sonrisa o mirada, pero ahora mismo con sus ojos resplandeciendo y aquella señal le detuvo el alma misma.

Ella pudo decírselo con los labios, pero había preferido de esa forma. La forma en la cual se habían acercado, de esa forma que él pudiera entender. Tenten era la única que se había tomado la molestia de aprender el lenguaje de señas para poder comunicarse con él y más aún, para trasmitir su sentimiento más fuerte.

Sin detenerse a pensar más, Neji se levantó apoyándose en su codo, se acercó hasta la chica que seguía acostada. Podía verla, detallar cada centímetro de su rostro y sus mejillas coloreadas. Sin más inclinó la cabeza atrapando los labios femeninos entre los suyos. En un intento de demostrarle todo lo que ella le hacía sentir y el amor incontenible que llenaba su ser. Lo tanto que él la amaba en una simple acción, ya que con ellos las palabras no eran indispensables.

Ella le correspondió con tanta intensidad como él mismo movía los labios, sujetando la cintura femenina con sus manos. Podía sentir el calor corporal filtrarse por la ropa. Intentó alejarse al sentir la temperatura de aquel beso subir cuando sus lenguas se encontraron.

―No te alejes, por favor... te necesito. ―Tenten habló en un susurro, sujetando su cuello, con la voz suplicante.

Él antes no había sabido si aquel descontrol en la casa de la chica había sido algo que no le agradara. En ese instante comprendió que la castaña estaba tan desesperada como él de estar aún más cerca. Acortó la distancia poseyendo los labios femeninos, sus lenguas se encontraron tímidamente. Las manos masculinas deslizándose debajo de la blusa y sintiendo la piel tersa ardiendo.

Entre besos y delicadas caricias la ropa fue cayendo, hasta que los cuerpos desnudos se rozaron en un deleitable placer. Neji la besaba con dulzura, con tanta delicadeza temiendo que fuera a romperse. Sintiendo el sabor de cada centímetro del cuerpo. Tímidamente los cuerpos se unieron por primera vez, encajando perfectamente, como si hubieran sido hechos para encontrarse. Se entregaron al placer y satisfacción total haciendo eco de los sentimientos que los embriagaban.

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Neji se subió los pantalones abrochando el botón para posteriormente ponerse la camiseta azul que había llevado ese día y que ahora estaba seca. Se miró en el espejo del baño observando su cabello algo alborotado, algo que lo hizo sonreír inevitablemente. Al pensar en el acto que lo había desordenado.

Salió del baño en el momento en que la chica descendía por la escalera, con una sonrisa tan torpe como la suya. Aunque al llegar al último escalón hizo un gesto adolorido.

"¿Estas bien?"

Le preguntó con gran duda el Hyūga , acercándose hasta ella y sujetando su cintura.

―Ya me lo has preguntado tres veces Neji, estoy bien.

Ella le había dicho, cuando terminaron el acto que solo le había dolido un poco al inicio pero que lo había disfrutado bastante. Neji había insistido más veces, mientras estuvieron recostados juntos y cuando empezaron a vestirse. Claro que le preocupaba de sobremanera su condición, a pesar de que había sido la primera vez de ambos, sabía que para ella era más complejo. La abrazó hundiendo su cara en el cuello femenino y aspirando aquel olor que tanto lo hacía delirar.

Se sentía más cerca de ella como nunca antes, sabiendo que luego de esto no habría nada ni nadie que lo haría separarse. Ya no le asustaba lo que Hiashi podría decir al respecto, iría en contra del mundo de ser necesario.

La puerta de la entrada se abrió, haciendo que ambos se separaran abruptamente ante la interrupción. La mujer en la entrada cerró la sombrilla con trabajo, aún seguía lloviendo afuera. Se suponía que no volvería de su viaje hasta mañana, por eso ambos se sorprendieron al verla ahí. La mujer misma se sobresaltó al ver a ambos en la sala como si hubieran sido encontrados haciendo algo indebido.

―Tenten

―Mamá, regresaste antes.

―Terminé mi trabajo antes de tiempo y de verdad quería regresar a la casa al estar contigo. ― La misma mirada castaña se posó en el Hyūga que estaba parado más recto de lo normal.

La sombrilla cayó de sus manos al ver aquellos ojos malva fijos en ella.

―Él es Neji Hyūga , ya te había hablado de él.

La mujer con un gran parecido a su hija despegó la mirada del chico para observar a su hija con las mejillas sonrojadas. Tragó saliva y con ciertos nervios recogió la sombrilla. Neji le extendió la mano para saludarla, la mujer reaccionó tarde y tomó la mano sin muchas ganas. Se quedó viéndolo fijamente y posteriormente a su hija con gran intensidad.

―Neji estaba por irse. ―Tenten habló nerviosa mientras veía como el Hyūga se despedía de su madre con una reverencia y se encaminaban a la puerta.

Había sido un encuentro que no tenían previsto, por eso tal vez su madre parecía tan incómoda y asombrada de verlo ahí. Podría malentender las cosas al verlos solos ahí. No es como que estuviera mal de pensar que hicieron cosas que no deberían... pero aun así la sorpresa estuvo bastante vigente en su rostro.

Salió de la propiedad una vez que Tenten le dio un ligero beso en los labios y lo despidió con la mano, prometiendo que se verían la próxima semana. Mañana era domingo y entendía que ella tenía tarea pendiente. Solo era un par de días, no era tanto tiempo aunque Neji pensó que era una eternidad.

No solían verse a diario y cuando no pasaba la sensación de que algo vital le faltaba hacía su vida más oscura. Aunque se movía impulsado por la idea de que pronto volverían a verse. Eso hacía que su vida fuera mejor. La extrañaba tanto cuando no la veía pero todo era perfecto al encontrarla parada esperándolo con una sonrisa y sus labios pronunciando su nombre.

Fantaseó el tiempo en el cual no la vió que fueron dos días, habían quedado en encontrarse el miércoles en la biblioteca. Iban a sacar libros juntos para poder leerlos a la par. Ese lugar era muy especial para ambos, ahí había iniciado su historia después de todo. Recordó a la perfección su piel, su calor y sus labios, tanto que el recuerdo era tan nítido en su cabeza, con tanta ferocidad que su estómago se sacudía al traerlo a su mente.

Esperó en la biblioteca durante una hora, pensando en que algo se le había atravesado. Tal vez con su madre en casa era más difícil escaparse entre clases para verlo. Otra hora más pasó, por lo que se preocupó de sobremanera. Acudió a la casa tocando la puerta con insistencia pero no obtuvo una respuesta. Confundido ante ese hecho regresó a su casa, pensando que algo grave debió pasar para que no se presentara y no le avisara de su ausencia.

Intentó pensar que ella estaría bien y que tal vez una situación familiar la había hecho ausentarse de repente. Fue al domicilio el jueves volviendo a tocar y sin ninguna respuesta.

La acción se repitió hasta que llegó el sábado sin tener ninguna pista sobre qué era lo que estaba pasando. La ansiedad comenzaba a consumirlo, la idea de que algo malo le hubiera pasado. Intentó calmarse y esperó para ver si ella acudía a su domicilio ese fin de semana. Pero no obtuvo ninguna noticia.

Con la preocupación latiendo con fuerza en su pecho acudió el martes de la semana siguiente para ver si había alguien en casa o con la intención de preguntar a alguno de sus vecinos que estuvieran cerca. Muchas ideas se arremolinaban en su cabeza con furia pensando muchas cosas negativas, aquellas con las que estaba acostumbrado pero ahora dirigiéndose hacia la chica. Intentó reprimirlas, eran ideas suyas, todo estaría bien.

Se detuvo abruptamente al llegar y ver un letrero en el patio delantero de la casa. Un letrero que paró dolorosamente su corazón y un sabor amargo se agudizaba en la boca de su estómago. Con letras rojas y grandes había un letrero de se vende.

Se acercó a la casa preso de la ansiedad y miró por la ventana grande de adelante, viendo la casa completamente vacía, como si lo hubiera estado todo este tiempo. No había ni un solo mueble o cosa dentro. Intentó entrar a la casa presa del sentimiento asfixiante que lo llenaba, pero estaba cerrada. Se movió inquieto de un lado a otro, sintiendo como empezaba a hiperventilar. Le costaba respirar y los pensamientos negativos se alzaban con violencia en su mente, las voces resonando amargamente. Retrocedió cuando no encontró ni una forma de entrar al domicilio para comprobar aquello que era evidente y que se negaba a aceptar.

Su pecho latiendo dolorosamente y siendo aplastado, como si algo muy pesado lo estuviera presionando hasta hacerlo asfixiarse. Pensó que se trataba de un sueño absurdo por lo que se fue corriendo y regresó al día siguiente y al día siguiente, con la esperanza de que ese panorama cambiara en cada una de las ocasiones que fue. Pero este perduró cada vez.

Una y otra vez observó el letrero en la entrada e intentó entrar a la casa, sin éxito. Hasta que con la opresión creciente en su pecho y con la vida escapando de sus dedos, la idea que había estado intentando contener vino a su cabeza. Aceptando la cruel realidad que se había estado negando en todo ese tiempo, al pensar que ella sería incapaz de hacer algo como eso. Sin embargo, aquel letrero que era el protagonista de sus pesadillas, que habían vuelto más fuerte que nunca, junto con una casa vacía que encontraba al despertar se lo habían confirmado. Y a la dueña dándole la espalda mientras se alejaba y él no podía alcanzarla por más que lo intentaba.

Tenten se había ido, se había ido de su lado, lo había dejado solo, matándolo en el proceso. 

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No tengo mucho que decir que, ha sido el capítulo más dificil que he escrito. Pero era necesario.

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