Anexión

Observó el dispositivo entre sus manos, girándolo desde todos los ángulos. La pantalla de la sala de juntas se tornaba oscura, dando por terminado la presentación que Hiashi había presentado ante la junta directiva.

Para presentar el nuevo dispositivo MP3 que entraría en el mercado, con una mayor capacidad de memoria, unos audífonos más delgados en comparación a los modelos anteriores, controlando los sonidos de alta frecuencia. Además de tener un tamaño más portátil. Alguno de los inversionistas hizo preguntas sobre el costo de fabricación, distribución y costo al público. Neji sentía ganas de desarmarlo para ver su funcionamiento. Esperaba que le dejaran el dispositivo para poder hacerlo en su departamento.

Los hombres se levantaron de las sillas, despidiéndose del presidente de la empresa. Él se levantó siguiendo su paso, sin ganas de quedarse a solas con Hiashi, que pareció ignorar su presencia como siempre había hecho desde que se fue a vivir a su casa. No era como si quisiera preguntarle algo al respecto sobre números, ese no era su fuerte. Había empezado a familiarizarse con el tema en cuestión por sugerencia de Hinata, de que debía conocer el negocio de la familia. Había leído un poco pero su trabajo lo había consumido.

Estaba gran parte del día en Hyūga Enterprise, llegando a su departamento se daba un largo baño, para posteriormente tirarse en la cama hasta que finalmente se quedaba dormido. O veía un poco de televisión mientras conciliaba el sueño. No le quedaban ganas de seguir adentrándose en cosas de la empresa luego de eso. Se prometió a si mismo que una vez terminado el trabajo con Gai, podría enfocarse.

Salió de último de la sala de juntas y caminó por el pasillo, a una distancia considerable de los otros socios, quienes ya estaban bajando por el ascensor. Su mirada malva se dirigió sutilmente al escritorio, viendo a la castaña hablando por teléfono a la par que escribía en la computadora. Llegó junto al elevador y esperó mientras los números indicaban que estaba descendiendo. Tomaría un par de minutos que el elevador llegara a la recepción y volviera a subir. Observó su reloj en su muñeca izquierda, la junta se había retrasado más de la cuenta, más tarde de su salida oficial. Posiblemente Gai ya se hubiera ido o lo había esperado. Haría una parada en el piso 20 antes de salir.

Miro como el ascensor finalmente llegó a la recepción, posiblemente demoró más de la cuenta por parar en cada piso para los empleados que querían salir. De reojo vio a la castaña que levantó la mirada cuando Hiashi llegó a su lado, entregándole un papel. El dueño de la empresa simplemente lo tomó, adentrándose a su oficina. El teléfono de secretaria de presidencia volvió a sonar y ella lo tomó sin dudar, llevándose el auricular a la oreja y hablando. Fue ahí que Neji se percató que se había quedado viéndola más de la cuenta. Pero sus ojos permanecieron detallando los ademanes que ella realizaba al hablar, anotando todo en una libreta y jugueteando con un mechón de cabello.

La mirada castaña se levantó en ese instante encontrando a la malva completamente fija en sí. Tenten dejó de mover los labios, sin apartar la mirada. Los separaban diez metros de distancia. Todo el interior del Hyūga le indicaba que apartara la mirada e ignorara su presencia como ella se esforzaba a hacer, pero no pudo hacerlo. No cuando su pecho se agitaba con fuerza al tener los ojos castaños fijos en él. Sintió el aire pesado y su boca reseca, hasta que finalmente el ascensor a su lado sonó, siendo la excusa perfecta para apartar la mirada, obligarse a sí mismo a hacerlo. Sin esperar más, se adentró a la caja de metal, con las manos en los bolsillos, retiró una para tocar el botón 20 y miró el panel de botones hasta que la puerta se cerró.

Descendió reprendiéndose a sí mismo en el transcurso, de ese comportamiento que era inaceptable para sí mismo. Aunque nada de eso importaba, nada tendría relevancia. Ese era su último día en la empresa, se libraría de todo eso durante un tiempo, tomando toda la distancia posible de la secretaria y del presidente. Ya no estarían esos pensamientos recurrentes ni la sensación constante y abrumante de tener esa ansiedad de encontrarla por ahí.

Salió del ascensor cuando alcanzó el piso veinte, caminando por los pasillos y alcanzando la oficina de Gai. La encontró vacía, como si hubiera estado de esa forma durante un par de horas. Torció la boca, quería despedirse y agradecer, pero suponía que podría hacerlo luego. Algo llamó su atención, las llaves de la oficina ¿Gai había olvidado llevárselas? Las tomó entre sus dedos y la guardó en una de sus bolsas. Debería pasar a su casa para dejárselas, sino no podría entrar al día siguiente. Regresó sobre sus pasos alcanzando el ascensor antes de que se cerraran sus puertas y bajó hasta alcanzar la recepción.

Vio a la recepcionista Ino guardando cosas en bolsa, ella igual parecía que estaba saliendo tarde. No es que le importara, solo era oportuno. Se acercó hasta ella y colocó las llaves en el escritorio de madera, llamando la atención de la rubia.

―Neji ¿Qué sucede? ―Él le indicó las llaves, para que se las entregara a Gai el día de mañana.

Pensó en ir a verlo a su casa, pero nada aseguraba que estuviera ahí. Gai era un espíritu libre que aun salía a bailar o a beber cuando quería. Era más seguro dejarlas ahí para que mañana las recogiera.

―Pero ¿Por qué me las das? ―Las empujó hacia él y rebuscó por debajo del escritorio de madera. ―Vas a necesitarlas, al igual que esto.

Le extendió un plástico rectangular, el Hyūga lo tomó dudoso sobre a que se refería con necesitarlo. Fijó su mirada en las letras que tenía, leyéndolas una y otra vez sin poder creerse lo que estaba viendo. Frunció el ceño, convencido de que era una equivocación y dispuesto devolverle aquello.

―Bien ¿irás? Hace un rato inició pero Gai seguramente te quiere ahí. ―Le entregó un papel.

Sin más, la rubia se dirigió a la salida, meneando la cola larga de su cabello por detrás hasta que atravesó la puerta giratoria. El Hyūga se quedó estático en su lugar procesando la información que había recibido. Debía ser una broma de mal gusto, iría para aclarar esto de una vez por todas.

Decidió caminar hacia el lugar ya que estaba a un par de calles, aunque no ubicaba el sitio, esperaba que con el nombre fuera suficiente. Luego de un par de minutos, unas quince cuadras después, vio el letrero brillante que indicaba que era el lugar que necesitaba. Atravesó la puerta y la voz fuerte proveniente de Gai llamó su atención en el segundo de entrar. Miró hacia la izquierda viendo varias mesas juntas y a su mentor levantado enseñando una jarra de cerveza en alto en un gesto de brindis. El resto de la gente que estaba ahí le siguió el juego, brindando y dando un largo trago a sus bebidas. Estaban celebrando.

― ¡Neji ha llegado! ―Obito habló con fuerza, aquel chico estaba entre toda esa gente.

Gai volteó la mirada para verlo de pie en la entrada, su mirada eufórica por el alcohol. Retrocedió unos pasos listo para salir de ahí, pero el adulto se movió mucho más rápido pasando su brazo por sus hombros, obligando a acercarse a la mesa, junto con el resto.

Neji incomodo por la situación y el ruido que había, sacó el plástico que Ino le había dado, fémina que ahora estaba mezclada en la mesa con una bebida entre sus manos, y se lo enseño a Gai, indicándole con un gesto que necesitaba hablar con él en privado.

Gai dejo su bebida en la mesa y siguió al Hyūga hasta afuera del establecimiento, donde el ruido no era demasiado ensordecedor. Volvió a enseñarle el plástico, esperando una respuesta de su parte.

―Sobre eso, has recibido un ascenso.

Neji frunció el ceño ¿un ascenso? El plástico que Ino le había entregado era una credencial que decía que era el nuevo encargado del área de mantenimiento de Hyūga Enterprise.

"Este es tu trabajo, no el mío. Solo te he ayudado temporalmente"

Indicó con señas en las manos, con más intensidad que de costumbre.

―Era hora que me retirara de la empresa, mí tiempo ahí ha terminado. ―Lo miró con el rostro serio, un curioso contraste en referencia a la expresión que había tenido dentro. Si tenía un alto grado de resistencia al alcohol. ―Y no hay nadie mejor que tú para remplazarme.

Neji negó con la cabeza, no habían acordado algo como eso. En ese momento entendió que ese había sido el plan de Gai desde el inicio. Por eso había pedido que lo ayudara con las maquinas, para demostrar que era muy capaz de ocupar su puesto. Además que luego de un tiempo lo mandaba a atender asuntos que no le competían a él. La gente comenzó a reconocerlo y Gai les hablaba de él. Todo parecía tan fríamente planeado que se sintió ingenuo de no haberlo notado con anticipación.

"No pertenezco ahí"

Claro que no lo hacía, el mismo dueño de la empresa no lo soportaba como socio. Por lo que un trabajo ahí haría las cosas más difíciles. Además que estaba la cuestión de la asistente de presidencia. No quería estar cerca de ella. Quería poner toda la distancia posible de esa empresa. Jamás había aspirado en quedarse en ese lugar. Gai era mucho más capaz que él para hacer alguna cosa.

―Claro que si, a fin de cuentas también es tu empresa, aunque Hiashi no quiera aceptarlo. Tienes todo el derecho y capacidad de estar ahí.

Suspiró pesadamente ante la insistencia de Gai, no parecía dispuesto a aceptar alguna negativa. Además que tal y como intuía, esa fiesta era una clase de despedida de la empresa. Estaban despidiendo a Gai de un trabajo que realizó durante más de dos décadas. Si esto era así, ya había firmado su carta de renuncia y su nombre había llenado el puesto vacío. Gai se había encargado de todo esto.

Neji intentó decir algo más, pero Obito salió con una sonrisa torpe en el rostro y observó a los dos hombres hablando con la expresión más seria posible.

―Gai, no podemos seguir la fiesta si ti o sin Neji.

El mencionado rio divertido, pasando el brazo por los hombros del Hyūga y jalándolo para que ingresaran a la fiesta. Todos ahí gritaron al verlos y brindaron nuevamente. La botana no dejaba de llegar, la carne asada en el centro y la cerveza rellenaba los vasos vacíos. Neji se sentó junto a Gai más que nada porque no tenía alternativa. Tomó un par de tragos y comió un poco, con la mente confusa.

Él no quería nada de esto, no quería el trabajo de Gai. Todo en esa empresa estaba mal para él. Nadie lo quería ahí. Fue sorprendido cuando Obito se acercó hacia él balbuceando un par de cosas sobre que era bueno tener alguien de su edad en la empresa. Shikaku, ahora el líder del departamento de software y excompañero de Gai, se lo quitó de encima, haciendo una seña de disculpa. Neji abrió los ojos conmocionado al entender ese gesto.

¿Se había comunicado con él por lenguaje de señas?

Contempló a toda la gente en la mesa, Azuma estaba al borde contrario de la mesa fumando efusivamente un cigarrillo. Él era el encargado del departamento de marketing. Kurenai estaba a su lado, susurrándole algo. Ella estaba en era la responsable de ventas. Esas eran las personas con los que había interactuado en alguna ocasión en la empresa. También estaban los que lo saludaban al verlo pasar y que reconocía de vista pero no conocía sus nombres.

Cuando la gente se percató de su mirada fija, recibió en respuesta varias sonrisas. La gente ahí le hablaba e intentaba comunicarse con él de alguna forma. Un sentimiento cálido llenó su pecho, ante el entendimiento de que toda esta gente realmente lo estaba mirando e intentando relacionarse con él a pesar de su incapacidad. Algo que jamás en toda su infancia había sucedido. En la mansión Hyūga hasta las propias sirvientas lo ignoraban, tratándolo como un intruso. Nunca recibió muestras de afecto o interés, más que por Hana, aunque fue un tiempo corto. Por eso mismo había quedado deslumbrado con Tenten en su adolescencia, como ella había sido la única persona que lo había mirado e intentado relacionarse. Siempre pensó que ella sería la única excepción.

En ese momento entendió por qué Gai había decidido quedarse en Hyūga Enterprise a pesar de ser rebajado a un simple encargado de mantenimiento. Se había quedado por todas esas personas que le daban calidez y que valía la pena conservar en su vida a pesar de su deficiente sueldo. Posiblemente Gai quería que él experimentara la calidez que le habían ofrecido, por esas personas. Sonrió ligeramente mientras dio un trago largo a su cerveza.

Gai se levantó de la silla de junto, dirigiéndose al karaoke, eligiendo una canción bastante vieja y cantando a todo pulmón sin importarle que estuviera desafinando. En la siguiente canción forzó a Kakashi a acompañarlo, lo había arrastrado a aquella absurda fiesta, a pesar que no era parte de la empresa.

Neji pensó que aceptar el trabajo no sería tan desastroso como pensaba.

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Neji ingresó a su oficina dejándose caer en la silla giratoria y apoyando la cabeza en el respaldo. La máquina de marketing había vuelto a fallar y tuvo que cambiar un par de piezas. Esperaba que resistiera lo suficiente.

Llevaba unos meses como jefe de mantenimiento de las máquinas de Hyūga Enterprise. Era mucho más tranquilo que el trabajo que había tenido con Gai de dar mantenimiento a cada máquina del edificio, pero aún seguían requiriendo su presencia en varios sitios. Había días más relajados que otros y ese en especial había sido demandante.

Había logrado familiarizarse sin problema, algo que siempre pensó que debido a su condición sería imposible en un lugar donde era necesario comunicarse. Sin embargo, la gente ahí parecía comprenderlo. No habían aprendido lenguaje de señas, pero leían sus palabras en papel con la información que requería. Gai estaba encantado de escuchar que había sido bien recibido y seguía diciendo que su trabajo era excelente. Por supuesto que lo era, a fin de cuentas había aprendido de él.

El único problema que estaba presentando recientemente eran fallos diversos en algunos equipos. Tenía que salvar la información que podía y restaurar en versión de fábrica para volverlas funcionales. Las fallas que le había comentado Gai antes de irse se hacían evidentes, lo cual sería algo un problema a la larga. No era que el trabajo de Gai fuera malo, pero algunas máquinas ya se encontraban obsoletas en lo que correspondía al hardware, algo que le parecía sumamente extraño considerando que Hyūga Enterprise era líder en tecnología del país. Teniendo equipo obsoleto en su empresa considerando las ventas y estatus. Por ahora las había solucionado temporalmente, pero sabía que volvería a fallar en unos meses.

Ante esos fallos en su primera semana en la empresa y al realizar el mantenimiento de las maquinas, Neji consideró que lo adecuado sería una actualización del sistema. Arreglando los fallos y mejorando varias cosas que consideraba relevantes. Una medida para prolongar el tiempo de vida de las máquinas y evitar que estuvieran fallando prolongadamente.

Aquella actualización había sido un trabajo monumental al no haberlo hecho antes pero contar con los conocimientos de programación para hacerlo. Además que tenía una base para realizarlo. En eso había invertido su tiempo libre en la oficina cuando nada estaba fallando. Finalmente lo había terminado una semana atrás, probándolo con su propio equipo y quedando satisfecho de resultado.

Unas noches atrás se lo había enseñado a Gai al acudir a su casa. Su mentor emocionado revisó en su propia computadora aquella actualización y sonrió orgulloso del Hyūga y como había logrado solucionar los problemas que él había dejado en algún momento. Estaba tan extasiado que había ido por algo para tomar y brindar, animándolo a presentárselo a Shikaku para ser considerado en la nueva computadora que lanzarían. Neji dudaba un poco al respecto al no sentirse tan confiado aún, pero al final Gai logro convencerlo, aunque no dijo cuándo lo haría. Aún estaban sus dudas de acercarse al departamento de desarrollo. Pero se sentía realizado ante los ánimos de Maito y como había revisado cada uno de sus arreglos, halagándolo por pensar en eso o como había logrado hacer algunas cosas que él mismo no había pensado. No se lo había enseñado, pero Neji lo había deducido, prestando atención a las pequeñas cosas. Era un genio.

Su teléfono sonó regresándolo de su ensoñación, descolgándolo y llevándose a la oreja, esperando alguna voz. Todos en la empresa estaban al corriente de su incapacidad de hablar, por lo que cuando se contactaban con él por ese medio solo era para decirle la falla, departamento y luego colgar. Algunos solían olvidarlo y saludaban en un intento de recibir una respuesta hasta que recordaban la situación.

―Hyūga, la computadora del contador está fallando, necesito vengas ahora.

El sonido que había sido colgado el teléfono opuesto llenó el otro lado del auricular. Neji respiró profundamente y se levantó caminando hacia el ascensor y dirigiéndose al área contable. Conocía al contador de vista y lo había visto en alguna de las juntas directivas. No era una persona agradable y el aura que emanaba era bastante... denso.

Kakuzu era una persona de cuidado, de pocas palabras pero con las suficientes para destruirte si es lo que buscaba. Llegó junto a su secretaria, Temari, quien al verlo lo guio hacia la oficina de su jefe para que arreglara el equipo antes de que Kakuzu volviera. Neji se acercó con el equipo fijándose que la pantalla estaba atorada.

―No la ha reiniciado por que no puede perder lo que estaba haciendo.

Temari estaba apoyada en la puerta viendo fijamente al Hyūga sentarse en la silla y reiniciando el equipo. Consideró en decirle algo, ya que su jefe le había dado la indicación de que no podía perder nada, pero confió en la habilidad del jefe de mantenimiento. No por nada tenía ese puesto, además que a su máquina propiamente la había restaurado y no había perdido ningún documento.

El Hyūga le agradaba más que Gai, que siempre intentaba hacerle la plática cuando acudía a arreglar su máquina. Era cruel pero le gustaba que no hablara, además que era más atractivo. Su teléfono sonó, por lo que se acercó a su escritorio dejándolo en la oficina de su jefe arreglando aquello que necesitaba.

Una vez que la maquina encendió, restauró cada uno de los documentos que se habían perdido, abriéndolos todo en la pantalla. Asegurándose que no se hubiera perdido ninguno de los documentos y que estuvieran en orden, que ninguno se haya bloqueado. Una vez que dio clic en el último, estaba por levantarse cuando unas letras en negra llamaron su atención, lo cual lo obligaron a mirar de nuevo la pantalla y quedarse en su lugar.

Área de mantenimiento: Adquisición de equipo nuevo

Sus ojos malva se fijaron intensamente en esas palabras y los números que había después sobre la adquisición. Una gran inversión y desglose de cada uno de los gastos. Sus manos picaron de ansiedad al entender lo que estaba leyendo pero sin poder comprenderlo del todo.

El área de mantenimiento no había adquirido equipo nuevo, ningún área de la empresa tenía equipo nuevo, razón por la cual había desarrollado la nueva actualización. Así que eso no tenía ni el más mínimo sentido. Un movimiento en la puerta lo hizo alzar la mirada y ver el rostro severo de Kakuzu, presionó un botón sutilmente en el teclado para cambiar la pantalla a otro documento.

― ¿Quedó? ―Demandó una respuesta.

Neji simplemente asintió ante la pregunta, se levantó de la silla y salió de la oficina sin decir nada ni mirar al contador. Sabía que no obtendría ni una palabra más.

En todos esos meses se había centrado en su trabajo, disfrutando el ambiente de trabajo y el trabajo de mantenimiento en especial. Sin embargo, fue en ese momento que se preguntó por la empresa en general. Había visto los informes de ventas y su posición en el mercado, todo parecía ir bien. Por eso había desechado ese pensamiento. Pero ahora aquel documento brincaba a su cabeza con intensidad, preguntándose a que se refería.

Tal vez estaban haciendo un presupuesto de adquisición y pronto cambiarían de equipo. O alguna otra cosa empresarial de la cual no estaba consciente pero que pensó que era adecuado conocer, a fin de cuentas esa empresa eran tan de Hiashi como de su padre.

La duda no dejó de girar en su cabeza y la intranquilidad no le dio descanso.  

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