Capítulo 01: La carta de despedida


No sé quién crees que soy, qué debo entender y que no, pero hoy escribo lo que no te puedo decir a la cara, ¿por qué? Porque sigo siendo una cobarde, si... eso es lo que soy. Una cobarde.

No quiero mirarte a los ojos y descubrir esa faceta que tanto intentas esconder de nosotras. Ya no soy más esa pequeña rubia que se quedaba esperando tu llegada con ansias, posando esos ojos verdes en cada auto que pasaba frente a la ventana de su habitación, esperando verte entrar a la casa con una sonrisa y abrazarte con tanta emoción.

Desde que tengo memoria, has sido mi héroe, siempre te he idolatrado, porque no miento cuando te digo que eres la persona más importante para mí y me duele pensar que ya toda esa magia no existe entre nosotros.

Porque, aunque no lo creas, sé y entiendo el daño que le haces a mamá y me duele con toda mi alma saber que no eres el padre que yo siempre he idolatrado.


Cerré mi diario cuando una de mis lágrimas empezó a humedecer la esquina inferior de la hoja. Limpié mis mejillas sin una pizca de delicadeza y me levanté de mi cama para acercarme al balcón de mi habitación.

Pude sentir la brisa chocar contra mi cabello, respiré hondo y me abracé a mí misma buscando un poco de calor. A pesar de estar bien abrigada, el invierno ha llegado y parece que cada día el clima está más helado que el anterior. Solté un suspiro observando la vista que me ofrece la ciudad de Toronto. El escenario es melancólico a pesar de estar las calles cubiertas de nieve con niños riendo mientras juegan.

Esta mañana cuando bajaba a desayunar escuché a mis padres discutir nuevamente en la cocina, como ya era de costumbre en la casa cada mañana. Y creí que todo era como siempre hasta que encontré a mi madre llorando en la sala con sus maletas.

No me despedí de ella ni le pregunté a dónde se dirigía, porque cuando desperté esa mañana, había encontrado una carta encima de mi cama.


«Avery, te escribo esta carta para disculparme por todo. Sé que no he sido una madre ejemplar, pero en estos momentos tengo muchas cosas que pensar y no puedo seguir aquí. Algún día entenderás por lo que estoy pasando y verás la realidad de las cosas, espero siempre tengas los ojos abiertos y nunca te pase todo lo que a mí me ha sucedido hasta ahora. Así que solo te pido por favor que cuides de ti y de tu hermana, yo me iré a Washington y prometo estar siempre en contacto con ustedes porque siempre serán mi familia.

Te quiere, mamá».


Estaba enojada y dolida, mi madre se iba de la casa por problemas con mi padre y no se molestó en decírmelo a la cara, no se despidió de mí o de mi hermana, simplemente dejó el porqué de su partida en una mísera carta de despedida.

¿Mi padre la había echado de casa? No lo sé.

Ellos ya venían teniendo problemas en su relación desde hace un tiempo, pero jamás pensé que llegaría el día en que mi mamá se fuera de la casa.

En estos momentos detestaba el comportamiento de mi padre, y me dolía el de mi madre, porque entendía que necesitaba irse por todos los problemas que tenían, pero, ¿y nosotras? Somos sus hijas. No puede solo abandonarnos de esa manera.

Desde ese día en adelante lloré como nunca dándome cuenta de lo mucho que necesitaba a mi madre conmigo. A causa de ello, terminé discutiendo con mi padre haciéndolo el malo de la película, recuerdo que antes de ella irse había tenido varias discusiones con él por la manera en que trataba a mi madre.

—¿Te crees que no me iba a enterar? ¡Hace tanto tiempo que sabía toda la verdad, Amanda! —le gritó mi padre.

—¡Quiero a mis hijas conmigo! ¡No puedes simplemente decirme que me vaya y no permitirme verlas de nuevo! —respondió mi madre entre lágrimas.

—Ellas no quieren estar contigo, punto. Después de todo, es tu culpa. ¡Tú te buscaste todo esto!

—Ellas sabrán toda la verdad tarde o temprano, Calum, y te vas a arrepentir de haber hecho todo este escándalo para nada.

—Para nada no, yo no pensaba seguir viviendo bajo el mismo techo que tú, todo esto me estaba consumiendo, ¿Y quieres saber la verdad, Amanda? Todo lo que has hecho me da asco.

—¡Soy la madre de tus hijas, tu esposa, te recuerdo, merezco respeto!

—No, mi esposa murió la primera vez que cruzaste esa puerta para dañar a nuestra familia. ¡A mi familia!

—No me vas a alejar así de mis niñas, siento tanta lástima por Morgan porque eres su ejemplo a seguir, y sé que jamás va a querer venir conmigo y alejarse de ti, pero Avery... dale tiempo, mi hija se dará cuenta de todo esto y te aseguro que ya no vas a ser su todo. Así como me perdiste a mí, la perderás a ella también.

Mi padre era un hombre narcisista que estaba tan seguro de que no había absolutamente nada malo en él y su comportamiento con nosotras. Así que inicié terapia, era eso o perderme a mi misma, porque luego de unas semanas de descubrir la verdad sobre mi familia por mi propia cuenta, terminé en medio de los dos, y aunque ya venía desde hace mucho tiempo atrás siendo involucrada en sus discusiones o siendo la psicóloga de cada uno obligada a tomar bandos, mi terapeuta me enseñó que sus problemas eran solo de ellos y yo no podía hacer ni debía hacer nada allí.

Sin embargo, recuerdo que aquel día arrugué la carta entre mis manos y entré nuevamente a la habitación. La tiré en el bote de basura para luego dirigirme al baño y darme una ducha. Necesitaba tiempo para pensar y procesar bien aquellas palabras.

Me desvestí sin mucho ánimo y dejé que el agua tibia se mezclara con mis lágrimas y el ruido de las gotas cayendo al suelo ahogaran mi llanto.

La casa estaba en silencio como de costumbre, sin la presencia de mamá, Amanda Davies, solo queda mi padre, Calum Jones, y él desde que inició su constante discusión con mi madre, solo se dedicaba a ocuparse de su trabajo, por otro lado, mi abuela paterna, Berenice, casi no se siente en la casa, se la mantiene en su habitación viendo sus telenovelas y mi hermana menor, Morgan, casi nunca sale de la suya porque pasa el día hablando con sus amigas, por mi parte no hay mucho que decir al respecto, casi siempre estoy con mi mejor amiga, Rachel Sherman.

Todo viene mal en mi familia desde hace unos años, las constantes discusiones de mis padres y las críticas de mi abuela hacia mi madre por todo lo que mi papá decía sobre ella para hacerse la víctima.

O al menos así lo veía en ese momento.

Morgan siempre fue la favorita de papá y de la abuela, mientras tanto, yo era la favorita de mamá y ahora se había ido sin darme explicación alguna, simplemente me dejó como lo hizo ese chico con el que había compartido tanto hace un año.

No culpo a mi madre por haberse ido, la entiendo. Yo tampoco hubiese soportado mucho tiempo las críticas de mi abuela y la presión que mi padre ponía en ella.

Una vez salí del baño, me vestí bien abrigada y guardé mi diario debajo del colchón de mi cama. Tomé mi móvil y salí de casa, conduje con cuidado en el auto de mi madre debido a la nieve, por eso tardé un poco en llegar a la casa de Rachel.

Bajé del auto y toqué la puerta de la casa. Tardaron unos pocos segundos en abrir, por lo que luego me encontré frente al hermano mayor de mi mejor amiga.

Mi crush de la infancia, el amor que nunca fue correspondido, Logan Sherman.

―Avery... ¿Qué haces aquí? ―preguntó asombrado.

―Vine a ver a Rachel, ¿está en casa?

―Sí, pasa. Te debes estar congelando allí afuera ―se hizo a un lado y me adentré al cálido ambiente de la casa Sherman―. Rachel está en su habitación, ya conoces el camino.

Asentí dándome la vuelta para dirigirme a la habitación de mi mejor amiga. La casa Sherman era de un solo piso, pero eso no significaría que no fuera inmensa, tenía más baños que habitaciones y más ventanas que cuadros. No era lujosa de niños ricos, más bien era una casa moderna de padres arquitectos.

Caminé por el pasillo hasta llegar a su habitación, no me molesté en tocar, ya que su puerta se encontraba abierta de par en par, mi mejor amiga estaba junto a su novia Maevis viendo una película en su cama. Me adentré a la habitación y me eché ahí mismo entre ambas como la niña caprichosa que entra a media noche a dormir en la habitación de sus padres.

― ¿Todo bien, Av? Estás rara ―preguntó Mae observándome con preocupación. Negué con la cabeza y me eché a llorar.

Rachel tomó mi mano haciendo pequeñas caricias, mientras Mae acariciaba mi cabello.

― ¿Quieres contarnos qué sucedió? ―preguntó Rachel.

―Mamá se ha ido... ―dije entre sollozos.

—Oh, amiga... tranquila, quizá todo esto sea para mejor.

—¡¿Cuál mejor?! ¡Es mi mamá! Se ha ido y me dejó, ni siquiera me dio explicación o me dijo a donde se iba a quedar, con quién, cuanto tiempo. Lo único que sé es que se fue a Washington.

― ¿Entonces te has enterado por tu cuenta?

—Pues sí, la escuché discutir con mi padre esta mañana. Ninguno de los dos sabe que escuché todo.

―Avery, que tu madre se fuera de la casa parece la mejor opción para ella. Debía ponerle un fin al mal carácter de tu padre ―opinó Mae― ¿Amanda se ha puesto en contacto contigo? ―preguntó.

―No, pero me dejó una carta despidiéndose de mí ―suspiré―. Solo espero que a donde sea que haya ido, se encuentre bien.

―Lo estará, ya verás ―me animó Rachel.

La puerta se abrió de golpe y solo pude observar al hermano de mi mejor amiga en la habitación con sus ojos cerrados haciéndose el chistoso como de costumbre.

―Rachel, espero estén vestidas y no hayan obligado a Avery a hacer un trío dañando esa mentecita sana que tiene.

—Deja de hacer el tonto, Logan —pidió su hermana.

Logan abrió los ojos y su mirada cayó por un segundo en mí.

—Y te recuerdo que la mente más dañada de las tres, es de Avery, es de todo menos santa paloma, ojito —comentó Mae.

Rachel y yo la miramos mal.

—¿Qué? ¡Es la verdad!

—¿Necesitabas algo, Logan? —Rachel cambió el rumbo de la conversación.

—Mamá te necesita en su habitación. ¿Qué le pasa a Avery?

Cuando la atención se enfocó en mí, me sentí un poco incómoda, así que me excusé para salir de allí lo más rápido posible y evitar sus preguntas.

Porque Logan Sherman además de ser muy observador, también es irritablemente chismoso.

—Eh... iré a hacerme un chocolate caliente, ya vuelvo.

Me levanté de la cama y salí de la habitación siendo perseguida por esos ojos verdes que tanto me encantaban.

― ¡Genial, idiota, ya la espantaste! —escuché la voz de Mae a lo lejos.

Me dirigí a la sala y me senté en el sofá, saqué mi móvil del bolsillo de mi pantalón y marqué el número de mi madre.

Directo al buzón.

Resoplé secando mis lágrimas y sólo me dediqué a observar por la ventana.

Ese día tuve muchas preguntas sin respuestas... esas llegaron mucho tiempo después y definitivamente no era nada de lo que esperaba.

Escuché pasos acercarse a mí, pero no le presté mucha atención, sabía perfectamente de quién se trataba por su aroma. Sentí su mano tomar la mía y dar suaves caricias. Observé su rostro y le dediqué una pequeña sonrisa antes de abrazarle.

—Sabes que no me gusta verte así, pequeña.

En ese momento descubrí que había muchas personas a mi alrededor que sabían cosas que yo aún no pillaba. Cosas que me destruirían a mí misma poco a poco.

Y solo un apellido fue el protagonista de aquel dichoso caos: Sherman.

¡Bienvenidos a esta historia!

No saben cuán emocionada estoy porque finalmente conocerán a nuestra maravillosa y alocada protagonista Avery Jones :)

¿Qué les ha parecido este primer capítulo? La verdad es que Avery tiene muchas emociones acumuladas en distintos ámbitos de su vida, más adelante entenderemos la razón de muchas cosas que se mencionaron aquí.

Hablemos de esa frase final, ¿alguien más gritó de emoción o fui la única? Hay muchos personajes con el apellido Sherman por aquí... ¿Alguna idea de a quién se refiere Avery con ese dichoso caos? ¡Los leo!

Ahora bien, ¿Qué opinamos sobre Logan Sherman? ¿Alguien ya enamorado o solo yo?

Besos,

Paola Velásquez






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