Capítulo 27

Termino de comer mi cereal en mi habitación. Mi compañera de cuarto está a punto de llegar y estoy demasiado irritable para tener una conversación decente con alguien.

Como se atreve Taylor a decirme que no esté celosa. Yo no estoy para nada celosa y si lo estuviera tendría motivos más que suficientes. Ambos sabemos que su larga lista de examantes está llena de lagartonas pedantes que están dispuestas a lo que sea por reconquistarlo, ¿porqué tendría que creer que esa tal Rebecca es diferente?
Mi teléfono empieza a zona, sacándome de mis pensamientos. Miro la pantalla y me percato de que es Stephanie así que contesto.

—¡Hola Kat! ¿Cómo estás?

—¡Taylor es un idiota! —respondo a su saludo.

—¿Porqué dices eso? ¿Se pelearon? —pregunta Stephanie preocupada.

—Me dijo que estoy celosa por que no me gusta la idea de que trabaje con una supuesta ex.

—¿Y lo estás?

—Sí, por supuesto que lo estoy. Todas sus ex son vivirás venenosas — puntualizo.

—Bueno no creo que tengas motivos para durar de él. Hasta ahora a demostrado que te ama y que eres la única en su vida —dice del otro lado del teléfono.

—Sí lo sé. Pero ¿y si ella quiere reconquistarlo?

—¿Siquiera conoces a esa chica?

—No…

—¿Entonces que te hace pensar que quiere a Taylor? Talvez es casada y tiene cuatro o cinco hijos.

Me quedo callada un instante. Stephanie tiene toda la razón. Ni siquiera esperé a que Taylor me diera toda la información; en cuanto escuché la palabra ex enloquecí.

—Tienes razón… como siempre.

—Wow, veo que sí estás madurando. Normalmente no recapacitas tan rápido. —Me quedo callada por unos segundos queriendo sentirme ofendida, pero al final ambas estallamos en carcajadas.

—Y ¿Porqué me llamaste? ¿Está todo bien con mi hermano?

—Sí, estamos bien. Solo quería saber como estabas. Te extraño. Todos te extrañamos.

—Yo igual a ustedes. Bueno me iré a dormir. Tengo entrenamiento mañana.

Después de despedirme de mi mejor amiga me dispongo a dormir con la idea de hablar con Taylor al día siguiente.


Intento llamar a Taylor en la mañana, pero no me contesta y ya se me hace tarde para ir al aeropuerto y tengo un vuelo local a Cincinnati en dos horas. El entrenamiento previo para ser piloto de la aerolínea New York Paradise fue muy arduo. A pesar de ya ser piloto aun no tenía una licencia de piloto comercial y para ganarle tuve que someterme a varias pruebas de vuelo que no fueron tan sencillas como creí que serian. Pero al final lo logré.

Me dirijo a la cabina del avión y allí me encuentro con Joe, mi copiloto, quien me recibe con su agradable sonrisa. Después de mi es el más joven de la aerolínea; solo tiene veintiséis. Es un chico guapo, alto de pelo castaño peinado hacia atrás y ojos grises rasgados. Cuando nos conocimos surgió una amistad instantánea entre nosotros debido a que tenemos muchas cosas en común: ambos somos de Texas, sus padres también están divorciados y nos encantan los animales.

—Qué bueno verla, piloto Manson. —En cierta forme me recuerda mucho a Taylor, sobre todo cuando me llama así.

—Buenos días, copiloto Carrillo. ¿Qué tan estás? —Contesté sonriendo.

—No muy bien. Mi novia me dejo anoche. Dice que no pasamos el suficiente tiempo juntos. —Me sentí muy mal cuando lo escuché. Joe era un chico muy guapo y agradable, pero por lo que sabía de él no tenía mucha suerte con las chicas.

—Siento mucho escuchar eso. ¿Qué te parece después de aterrizar nos tomamos un café en Cincinnati y hablamos?

Reviso mi reloj y veo que casi es hora de despegar. Reviso los controles y espero la señal de que todos los pasajeros están a bordo para dar mi anuncio por el altavoz.

“Queridos pasajeros gracias por elegir la aerolínea New York Paradise. Les habla la piloto Katherine Manson. Estamos a punto de despegar este vuelo con destino a Cincinnati. Son la once quince de la mañana, con un cielo despejado sin ventisca, por lo que les auguro un viaje tranquilo y sin complicaciones. Llegaremos a nuestro destino en aproximadamente dos horas y veintitrés minutos. Por favor siéntase cómodos y disfruten el viaje”.

Como había anunciado antes el viaje fue muy tranquilo, las casi dos horas y media que estuvimos en el aire se me fueron muy rápido. Cuando aterrizamos Joe y yo vamos a una cafetería del aeropuerto. Tenemos unas tres horas libres antes del próximo vuelo. Pido café negro con una tartaleta de manzana y él un sándwich de atún y jugo de arándanos.

—Ahora sí, cuéntame que pasó. —Lo  insto cuando tomamos asiento.

—Pues la verdad ya lo esperaba. Estábamos peleando mucho últimamente y así que creo que fue lo mejor. No todas las relaciones a distancia funcionan —dice antes de darle una mordida a su sándwich. Bajo la cabeza ante ese comentario—. No me lo tomes a mal —se apresura a decir—. Tú y Taylor se llevan muy bien. Estoy seguro de que no serán como nosotros.

—Pues no lo sé. Ayer me enojé porque me dijo que trabajaría con una ex. Creo que exageré un poco. —Ahora que sé lo que le pasó a Joe y su novia temo que mis inseguridades hagan que nosotros tengamos el mismo destino.

—¿Y ya hablaron?

—Aún no. Intenté llamarlo, pero no me contestó. ¿Crees que esté enojado? —le pregunto algo preocupada.

—Con lo adorable que eres, no creo a nadie capaz de enojarse contigo Kat —me dice sonriendo.

Toda mi mano y acaricia mis nudillos como una forma de darme consuelo y yo la aprecio. Me alegra haber hecho un nuevo amigo aquí. Me hace sentir menos sola. Pero a pesar de lo que me dijo siento que debo disfrutar con Taylor por mi actitud. Como Stephanie me dijo ya ha dejado claro que no es el mismo mujeriego que fue tiempo atrás, es mi turno de demostrar que no soy la misma chica inmadura que conoció en la oficina de papá.

Con esto en mente me siento mucho mejor. Terminamos de comer y convenzo a Joe para que me acompañe a una de las tiendas del aeropuerto a comprar algunas cosas. Esta noche llamaré a Taylor y le daré una sorpresa que hará que olvide mi metida de pata sí o sí.

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