1 de diciembre del 2011

Mi amistad con Akane era felicidad pura, me divertía con ella, me compartía de ( ) que hacía su mamá cuando estábamos en la escuela. Cabe decir que yo era pésimo en lo académico, siempre sacaba muy malas notas y eso era suficiente para que mi padre me restregara el nivel sobresaliente de Raiden y que estaba en primer lugar de toda su generación.

A mí me importaba un carajo si reprobaba, después de todo no me podían hechar, todos sabían que mi padre era Satoru Nomura.
Entonces Akane me había dicho que no debía ser un descuidado solo por llevar el apellido Nomura, me dijo que tenía que estudiar y ser igual de bueno que mi hermano; luego me esforcé, por ella, la verdad siempre que hacía cosas buenas no era por mí, siempre era por Akane, sabía que sacaba lo mejor de mí y aunque no lo quisiera admitir, se lo agradecía, por ser mi amiga y estar a mi lado, incluso cuando nadie más lo estaba. Mi abuela había muerto hace dos años, entonces me había sentido completamente solo, mi padre si apenas me miraba y mi hermano solo me hablaba para molestarme o regañarme, pero Akane me hacía reír, me hacía sentir bien, como que tenía un propósito en el mundo.

Pero un día, cuando saqué sobresaliente en mis exámenes finales y me disponía a correr hacia mi padre para mostrárselo y recibir aunque sea un comentario positivo o al menos un comentario, lo que fuera, todo mi mundo se vino abajo en un segundo.

Ahí, afuera de nuestra casa estaban Akane y Raiden, lo peor no fue eso, sino que cuando él se atrevió a robarle un beso, ella no se apartó.

Y cuando él se despidió de ella y entró dejándola ahí, pude ver su cara enrojecida y su sonrisa tímida. A ella le gustaba mi hermano.

¿Por qué me tenía que robar lo que importaba?