Asalto #1

—¡Tú, niño!—Llamo a Iriel quien estaba siendo atendido por Ebe, su tía le estaba revisando los signos vitales, mientras era fijamente observado por su padre y por sus dos hermanas.

—¿Si?—Se encoge de hombros y me ofrece una mirada cargada de temor.

—Ven aquí —abro más la puerta para hacerle entender que deseo  entre a la habitación.

Helios intenta detener a su hijo, pero le hago un gesto, como haciéndole entender de que este no es el momento en que debe de interferir en mi planes, sabe que yo soy muy capaz de hacer un terrible desastre aquí, y mucho peor para él si tengo a mi madre de mi lado. 

—¿Qué es lo que piensas hacer Zafiro?—pregunta el padre de mis hijos acercándose a mi con cautela. 

—Muy pronto lo vas a saber. 

Iriel ingresa a la sala y yo cierro la puerta dejando a Helios fuera de la esto. 

El muchacho parece temeroso, hasta tiembla, quizás y este lugar, con su abuela y su madre no es el mejor sitio para un niño que fue arrancado de su madre y se vuelve a reencontrar con ella después de años. Pero peor aún, de la nada. 

—¿En qué la ayudo señora Amit?

—Me encanta la formalidad con la que me hablas—Digo riendo mientras Ader se cruza de brazos y analiza al chico. — Pero me ahorraré protocolos contigo, la verdad es que necesito saber qué es lo que llevas en tu cabeza, esa valiosa información que viste de la guerra nemosorum, para mi, ahora, eso es fundamental 

—¿Vas a torturarme cómo aquella noche en la que desviaste todo ese dolor a mi cuerpo?

—¡Auch! el niño es directo, definitivamente es más Anta que Lamied. 

—Insolente y engreído como su padre... tienes suerte de que no tengo tiempo para educarte, pero respondiendo a tu pregunta, niño, sí, te va a doler. 

Coloco mi mano sobre la cabeza de Iriel, y me conecto a sus recuerdos y toda la infromación que necesito y más. 

Niccolo, mamá, Beatriz, Judith... la asesina de los padres de Lior y de Hugo. 

Estaba por soltar a Iriel, cuando sus memorias frescas llegan a mi, el rostro de Sonnia, como destruyó la rama con la que Dorot me mantenía prisionera... Mara.

¡Hija de puta! La niña está dentro de Elena, ahora entiendo porque Lucía la quiere. ¡Maldita sea!

Suelto al chico que termina cayendo al suelo de bruces y apretandose a la altura de la boca del estómago.  No tengo tiempo para sentir pena por él. 

Observo a mi madre con preocupación y ella se acerca a su nieto para ayudarlo a ponerse de pie. 

—¿Qué ocurre Amit?

—Mara, la hija de Vicky está dentro de Elena, y estoy segura que Dara la envía para que se ponga en contacto con Aurora... Ahora tengo un cambio de planes madre, uno terrible, pase lo que pase, no permitas que Aurora se contacte con Elena, no al menos hasta que yo haya hecho que Dorot tenga otras prioridades. 

—¿No sería mejor que le contemos a Helios?—pregunta Iriel con la voz entrecortada. 

—¡No! —Respondemos al mismo tiempo con mi madre.

—¡Ufff! Hablando de Helios, creo que está empezando a recuperar sus poderes al 100—Acusa Ader— Ya siento mi cuerpo debilitarse, es mejor que me vaya y busque a la tal Aurora...

—Ella es una guardiana... ¿Vas a poder acercarte a ella?

Ader sonríe, como haciendome saber que sabe algo más, claro a la gran Ader no se la puede engañar. 

—Si tú puedes, yo puedo hija, no te preocupes, soy una tumba. Buena suerte en tu misión. Y tú niño, más vale que cuides a tus hermanas y no las dejes morir. —Apunta a Iriel quien sacude la cabeza enérgicamente para dar su gran sí a Ader.—Nos vemos hija.

—Nos vemos Madre. 

La Astram desaparece y quedamos sólo Iriel y yo en la habitación, el niño me mira con terror, esperando a que le de más indicaciones, pero la verdad es que todo está desbordado, no voy a poder evitar que Lucía se lleve a Elena, pero no puedo permitir que en la busqueda Aurora se involucre, y tengo el presentimiento de que este niño irá con el cuento a su padre. 

—Por favor no me borre la memoria—implora casi al borde del llanto.

—Mi vida ha sido una gran mentira por tantos año, que lo unico que tengo son mis recuerdos, y ésto, en verdad esto, es lo que soy, prometo, Amit, que guardaré silencio. 

—¿Por qué debo confiar en tí Iriel? Acaso no vienes de servir a la orden de las rosas, de manipular a muertos, y causar grandes estragos.

—Por que conozco sus planes—¡Maldita Sonnia!—Y quiero ayudarla. 

—Aún sabiendo lo que implica que mi plan se lleve a cabo?

—Esa es la razón número uno por la que quiero ayudarte... mamá. 

Decir que eso no fue directo a mi corazón sería mentir, a pesar de mi insensibilidad, no importa cuanta energía concentre en mi ser para no sentir nada, eso me volvió inmune, y por un segundo, todos los males del mundo se sintieron, pero los detuve a tiempo. 

Respiré profundo, para fnalmente hacer un gesto a Iriel, uno de aprovación. Coloco mi mano sobre su hombro y lo miro directo a sus ojos. Este niño es la copia de su padre, y eso hace que me duela más el corazón.

—Sabes que lo que pase, es lo que debe pasar.

—Y lo mejor para todos, lo sé, lo que está destinado a pasar, pasará, y lo que no, se irá, como debe ser. 

—Yo no estaba destinada Iriel...

—Ni yo...

Me sorprende que lo tome tan natura, como si lo que va a ocurrir en un futuro fuera una simple simulación, el sabe qué el mundo se va a derrumbar, y que lo voy  desmoronar, y aún así, el está de acuerdo conmigo, creo que es diferente cuando ves desde adentro, lo que veo yo. 

—Pero Madre, si ninguno de nosotros no estaba destinado, por que la profesía habla de la hija de la muerta, siendo que la profecía hace referencia a ti, y alguna de mis hermanas. 

—La profecía se escribió cuando el caos se armó, pero la verdad es que no sabemos si realmente eso habla de mi o de Ader.

—Tengo entendido que es de usted, por eso Beatriz quería evitar a toda costa que tuvieras hijos. 

—La vieja Beatriz simplemente creyó que tenía dominada a mi madre y que ninguna de sus hijas se atrevería nunca a ser capaz de destruirla, nos mantuvo separadas, nos hizo dudar de todo... pero ese libro, ese libro me dió una nueva visión. 

—¿Planea usar a los muertos?

—Yo no necesito a los muertos Iriel, yo sólo necesito la puta balanza y las piedras...

—Pero las piedras... 

—¿QUÉ BUENO QUE LO MENCIONAS! Es hora de que yo me vaya a realizar mi Asalto número uno, y tú me ayudes para que llegue bien al asalto final. 

—Usted sabe que las joyas puestas por los Naims no se pueden sacar—me responde con miedo.

—Cierto, pero ¿Por qué crees que Sonnia es tan valiosa para mi?

—¿Acaso es que ella?

—Mi ejercito es el mejor Iriel, no importa lo que diga o crea Dorot, esa rata a mi, no me va a vencer. 

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