Lo mejor de mí


Todos preguntan qué veo en ti. Hay días en los que yo me lo pregunto. Y luego lo preguntas tú. Te preguntas qué hay en ti, ¿por qué eres tú y no alguien más?

¿Son tus ojos? ¿Es tu nariz? Te puedo observar por horas y siempre llego a la conclusión de que no hay cosa que no me guste de ti. Me gusta tu cabello, en especial cuando está rebeldemente despeinado por las mañanas. Me gustan las arrugas en tu frente cuando frunces el ceño y también tu ceño fruncido. Me gustan tus ojos y tus pestañas, pero sobretodo tu mirada, en todas sus expresiones; cuando piensas, cuando te enojas, cuando estás feliz y cuando me miras, oh sí, amo cuando me miras. Me gusta tu nariz y tus mejillas, especialmente cuando las tomo y las apretujo juguetonamente mientras pienso que no existe algo más suave. Y me gustan tus labios, cuando los aprietas y cuando los escondes, cuando están fruncidos y cuando sonríes, no hay palabras que expliquen cuanto amo tu sonrisa, todo lo que es, lo que significa y lo que expresa. Me gusta tu sonrisa fingida, tu sonrisa forzada, tu sonrisa sarcástica, tu sonrisa maliciosa, tu sonrisa coqueta y tu sonrisa feliz, pero mi favorita es la que nace cuando nos encontramos. 

¿Todo eso provoco en ti?

Pienso en la fortuna que implica el conocer a un ser como tú y más me gustas.

Más me gusta tu cara, tu cuello, tus orejas, tu espalda y tus brazos fuertes, la calma que encuentro en tu pecho y tu abdomen, tu cintura y la curva que se forma en ésta si te recuestas boca abajo. También me gustan tus manos y tus piernas y tus pies. En menos palabras puedo decir que me gusta todo lo físico de ti.

Y eso es solo lo físico.

¿Sigues sin comprenderlo? ¿Aún no entiendes por qué estoy tan fascinada?

Debe ser tu inteligencia, porque me gustan las personas inteligentes, esas que lo saben todo y si no lo saben, lo averiguan e indagan hasta el fondo, resolviendo los problemas y las dudas, justo como haces tú siempre que pregunto algo.

O puede que sea tu forma de hablar, el cómo encuentras la manera de expresarte propiamente, con las palabras correctas en el tiempo preciso.

También me imagino que influye tu ambición, tu visión y tus sueños, la rebeldía con la que impones tu punto de vista y defiendes todo lo que te gusta.

Me fascina tu lado tímido, en el que te muestras sensible y vulnerable.

Y amo desmedidamente tu fortaleza, tu capacidad para afrontarlo todo y seguir adelante.

Luego está tu honestidad y la confianza que emanas, transmites y proporcionas, en la que me haces sentir que no importa el cuándo o el dónde, siempre puedo contar contigo.

Amo con locura cada átomo de ti, cada partícula que existe con tu nombre. Y con certeza se que será así por siempre.

Puedes irte y fascinar a muchas más personas, mostrándoles lo increíblemente especial que eres y apuesto que darán gracias por poder vivir en el mismo tiempo y espacio que tú, también agradecerán que compartas todo lo que eres. Y yo puedo quedarme y sentirme bendecida infinitamente por haber tenido el momento para coincidir. O podemos permanecer junto al otro y jamás me cansaré de amarte, jamás me aburriré de ti y seguiré encontrando motivos para verte más magnifico cada día.

La cuestión aquí, es que sin importar si estamos juntos o separados, cada que cruce por tu mente "¿qué hay en mí?", pienses en mí mientras te observo y me pregunto "¿qué no hay en él?".

Porque eres, en las palabras más sencillas de nuestra lengua, lo mejor que me ha sucedido a mí

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