Berto II: Una Conversación Necesaria Más No Agradable
Nuestro protagonista volaba en un taxi volador hacia el norte de Galar. Durante el viaje, se quedó observando el paisaje mentalizándose para lo que venía. El taxista, como todo buen taxista, hacía todo lo posible por darle tema de conversación.
Taxista: Así que tú eres Berto. Sin duda eres muy fuerte. Me hubiese gustado combatir contra ti en el Torneo de Medallistas.
Berto: ¿Un aerotaxista entrenador? Los entrenadores de verdad son los que se dedican plenamente a los combates.
Taxista: Amigo, no todos podemos hacer eso.
Berto: No me llames amigo.
Taxista: ¿Sabes? Yo soy bastante fuerte. Mi nombre es Kent y combatí contra el actual campeón en la primera ronda del Torneo de Medallistas. Y que sepas que le di bastante pelea.
Berto: Te recuerdo. Tú usabas un monotype volador. Si Victor hubiese querido, habría barrido el suelo contigo gracias a Stratocaster.
Kent: ¿Es amigo tuyo? El el Torneo de Finalistas parecía que os conocíais.
Berto: No es mi amigo. A lo mucho es mi rival.
Kent. A mí me encantaría tener que alguien así de fuerte me considerase su rival. En fin, ya hemos llegado a Ciudad Puntera. Dame un momento que baje...
Berto: Tú sigue hacia el norte.
Kent le hizo caso y voló aún más al norte, hasta llegar al verdadero destino de Berto. El peliblanco bajó y pagó al aerotaxista antes de avanzar hacia la prisión. Tuvo que esperar un rato hasta poder ir a la sala de visitas. Con policías vigilando todo, Berto podía ver a través del cristal de seguridad a la persona que tanto admiró.
Rose: Hola, Berto.
Berto: ...
Rose: Parece que aún no me perdonas por echarte del desafío de los gimnasios. No te culpo, pero me gustaría que comprendieses que era necesario. Sé que tú solo querías conseguir las estrellas deseo, pero mi imagen se hubiese arruinado si dejaba que te quedases después de lo que te hice, y no podía permitirlo estando tan cerca de cumplir mi objetivo.
Berto: Se me olvidó lo importante que era para ti tus planes de destrucción mundial.
Rose: Tú sabes más que nadie que esa no era mi intención. Yo sólo quería salvar a Galar de un futuro sin energía.
Berto: ¡No me creo que no tuvieses tiempo suficiente como para comprobar que eso era una idea terrible!
Rose: Lo tenía, pero debía actuar cuanto antes. No sabía cuando llegaría el punto de no retorno, donde ya no pudiese dar un paso atrás.
Berto: Si realmente te viste capaz de apoderarse de esa bestia, eres todavía más narcisista que yo.
Rose: Tienes razón, eso no te lo voy a negar.
El silencio se apoderó de la sala. Berto deseaba irse de allí, pero esperaba por si Rose aún tenía algo de decirle. Viendo que este no era el caso, que él tan sólo quería darle sus explicaciones vacías, decidió hacer una última pregunta.
Berto: ¿Por qué?
Rose: ¿Eh?
Berto: ¿Por qué me acogiste y me matriculaste en la mejor escuela de Galar? ¿Era sólo para mejorar tu imagen?
Rose: No, para nada. Puede que eso acabase ayudándome, pero aquel día ya te dije el porque. Tú tienes un gran talento, y Galar necesita a gente talentosa para tener un futuro lo más brillante posible.
Berto: ¿Y sólo me acogiste a mí?
Rose: Sí. No encontré ningún otro entrenador con ese talento y, sobre todo, con esa mirada. Me recordaste a la mirada que tenía mi hermano cuando entrenaba.
Berto: Muy bien. No ha sido agradable volver a verte, pero necesitaba tener esa conversación.
Rose: ¿Ya te vas? Hay muchas cosas de las que me gustaría hablar contigo.
Berto: Pues no hay nada más de lo que yo quiera hablar contigo.
Sin siquiera dirigirle la mirada, Berto se levantó y caminó hacia la salida. Ya había tenido más que suficiente.
En la salida, se encontró a un hombre alto y moreno caminando hacia la prisión. El hombre al verlo aceleró el paso hasta estar frente a él, lo que consiguió que Berto le dedicó una mirada de odio.
???: Tú debes ser Berto. Deja que me presente. Soy Peony, el hermano de Rose.
Berto: No me importa, así que apártate y déjame pasar.
Peony: Chico, sé que estás enfadado con Rose. Yo también lo estoy. Pero creo que ambos deberíamos darle la oportunidad de que se explique.
Berto: Ya he hablado con él.
Peony: Oh, ya veo. Siento mucho lo que te pasó. Rose realmente se excedió contigo.
Berto: Tú tampoco pareces especialmente contento con él.
Peony: Yo estaba totalmente en contra de sus ideales. Por eso abandoné mi puesto como campeón.
Berto: Se me olvidó que tú fuiste campeón hace ya años.
Peony: Sí... La verdad nunca llegué a ser muy conocido. Oye, sé que estarás ocupado con todo tu trabajo como líder de gimnasio, yo también lo fui, pero creo que no te vendría nada mal desconectar un poco. Mi hija y yo tenemos pensado viajar a las Nieves de la Corona y a ella no parece gustarle la idea de ir nosotros dos solos. ¿Querrías venir?
Berto: No me interesa.
Peony: Ya veo.
Berto: - suspiro - Pero, gracias por la oferta.
Peony: De nada, chaval.
Peony intentó abrazar al chico, pero este lo alejó con su mano.
Berto: Suficiente.
Peony: Está bien, está bien. No te molesto más. Suerte en tu trabajo como líder.
Berto: Suerte hablando con Rose.
Berto cogió otro taxi volador y voló hacia Pueblo Plié, sabiendo que al llegar le tocaría seguir respondiendo a las estúpidas preguntas de Sally.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top