3. Autumn
25 de enero de 2005
La pequeña castaña a duras penas alcanzaba el mostrador de la biblioteca, y cargada con aquellos ejemplares de lectura en cuentos, la tarea resultaba más pesada. De puntillas logró dejar con poca delicadeza los tres ejemplares, resbalándose unos con otros hasta que la dependienta lo notó.
—Oh, hola pequeña, ¿será todo? —inquirió mientras capturaba el código de barras. Autumn, la tercera nacida en aquel caótico día solo logró asentir con nerviosismo, retorciendo sus manos al frente de su regazo, incómoda de estar lejos de la cabaña y teniendo que hablar con alguien diferente a sus hermanas y su madre—. Serán ocho dólares.
Con delicadeza dejó el billete siempre evitando que alguien más llegara a tocarla, incluso por el intercambio de efectivo; esto debido a que, aunque llevaba guantes para simular sentir el frío del exterior, sus dedos estaban libres recordándole las precauciones que debía tomar con sus emociones. Esperó a que la joven detrás del mostrador se cansara de ofrecerle los cuentos dejándolos sobre la superficie para que ella pudiera tomarlos sin hablar y sin haber sido expuesta; fue cuando se dirigía a la puerta que suspiró esbozando una pequeña sonrisa, su madre y hermanas la esperaban unos pasos después de la entrada y seguro les enorgullecería saber lo bien que lo había hecho por su cuenta.
La puerta se cerró detrás de ella y sus libros fueron arrebatados de sus pequeños brazos por dos niños que fácilmente podrían ser unos tres años mayor que ella. Con premura, la pequeña se agachó a recogerlos cuando estos fueron pateados.
—Miren, la rara solo sale de su escondite por libros, ¿qué hacen tú y tus hermanas en el bosque? ¿Matan animales para sus rituales? —Seguían vociferando los mayores mientras Autumn se encargaba de mantener la mirada baja y su enfado al margen. Suspiró acomodando las mangas de su suéter, dándose cuenta en ese momento que unos metros más allá, Dea estaba intentando controlar a Summer quien parecía en cualquier momento querer carbonizar a los agresores frente a ella.
La castaña negó con su cabeza sabiendo que debía lidiarlo sola, por lo que sin mediar palabra caminó hasta volver a agacharse por sus cuentos; fue entonces que el bravucón rubio la levantó del brazo jalándola con brusquedad.
—¡Te pregunté algo fenómeno!
En ese momento, Autumn no pudo contenerse más, intercambiando su mirada entre el niño y su brazo sucesivamente, su ceño se frunció tras el choque de emociones ocasionadas, el temor por lo que le haría, la irritación de tener que lidiar con ellos sin ayuda y el enojo de no poder ir por unos cuentos al pueblo sin ser agredida.
Sus ojos comúnmente de un color similar al whiskey se transformaron en grisáceos, con una pequeña luz electrizante atravesando su pupila de vez en vez; el cambio fue suficiente para que ambos niños agresores dieran dos pasos atrás, asustados de que algo mágico estuviera transcurriendo frente a ellos.
Las manos de Autumn, en específico sus dedos, tenían cierta energía de rayos que saltaban del índice, al pulgar, al meñique sin ninguna secuencia.
Más pronto que tarde, un rayo cayó en el árbol de la entrada de la biblioteca, sin dañarlo pero sí dándoles un gran susto a los mayores que con un salto en su mismo lugar la miraron con terror antes de correr en la dirección opuesta, esquivando deliberadamente a la familia Season que esperaba por Autumn.
Desde la distancia, Dea le indicó la manera de respirar haciendo que la pequeña callada llegara a tranquilizarse sin hacer más daño, sus ojos volvieron a tomar su tono miel y ya no tenía la electricidad corriendo por sus manos; fue entonces que pudo tomar los cuentos en sus brazos y caminar rápidamente para evitar las miradas de la gente del pueblo, mismas que no les importaba ocultar mientras señalaban y cuchicheaban.
Anteriormente ya habían sido consideradas como apestadas, por el hecho de ser cinco mujeres solas viviendo en una pequeña cabaña en medio de la nada, porque su madre se apellidaba Matter y ellas Season cuando nunca vieron a su padre cerca. Pero fue ese día que los rumores comenzaron y el mantenerse alejado de las hermanas Season era una regla general para cualquiera que las conociera.
25 de enero de 2020
"La psicología social es el estudio de las relaciones sociales y cómo estas influyen y modifican la conducta..." Autumn leía en voz alta uno de sus libros para las clases cuando una bola de nieve había aterrizado en la base del árbol donde ella se encontraba recargada. Con pereza, levantó la mirada después de colocar el separador y cerrar el libro recargándolo en sus piernas.
—Ya nos vamos a Gysso, señorita seriedad, ¿vienes o te quedas? —preguntó Summer mientras con un gesto risueño Winter creaba otra bola de nieve en sus manos. La castaña levantó las manos en señal de derrota poniéndose de pie y recogiendo su gorro del suelo colocándolo casi a la altura de sus ojos—. Sonreír de vez en cuando ayuda a la piel.
Esbozó una sonrisa exagerada antes de reír con más sinceridad por verla voltear los ojos, no es que fuera antipática y mucho menos era por no querer convivir con sus hermanas, simplemente se tomaba mucho más en serio el ser un cubo de hielo sin emociones con tal de no lastimar a nadie; después de un terrible accidente a sus diez, el trauma generado la hacía estar más alerta y consciente del gran poder que llevaba consigo.
—¿Dónde está Spring? —preguntó volteando a los lados en busca de la más bajita de sus hermanas, la estatura de esta la haría pasar desapercibida si no fuera por su actitud alegre que la hacía sobresalir, cosa que Autumn admiraba y por la que era con quien más congeniaba, un caso agridulce pues no podían estar más de dos días seguidos juntas sin que una enfermase por el poder de la otra.
Al girar una vez más la encontró acariciando el tronco del árbol donde antes ella había estado, le estaba regresando la vida tras haberlo llegado a marchitar al durar mucho tiempo ahí. Haciendo un hueco en sus manos para escucharse mejor, la castaña le gritó a Spring.
—¡Déjalo así! Mañana volveré a sentarme ahí y volverá a caer —comentó con resignación pues, no importaba cuánto quisiera mantener a raya su fuerza vital, pasar un rato junto a la naturaleza la hacía empobrecer. Se podía decir que era como una alergia hacia todo lo verde existente, incluso para su hermana Spring quien se unió a ellas poco después del lado más alejado posible de Autumn.
Winter mascaba un chicle cuando llegaron a los principios de la civilización, la castaña podía sentir cómo su nuca parecía ser atravesada por una mirada fija e insistente pero jamás pensó en voltear, estaban tan acostumbradas a los comentarios y las personas apartándose a su alrededor que una más no le importó; sin embargo, de haberlo hecho pudo encontrar aquellos ojos verde amarillento que las seguía desde hace un tiempo.
Gysso era aquella cafetería concurrida a la mitad del pueblo, si bien, lo mejor para aquellas cuatro hermanas era mantenerse a distancia de los ojos curiosos, Dea no podía evitar que miraran el mundo de vez en cuando, aquel que estaban encargadas de proteger pero no tanto de disfrutar. Además, el ocultarse solo podría atraer más investigaciones y atención de la que querían causar.
Las campanillas de la tienda sonaron al hacer su entrada, de inmediato más de una persona se había levantado para marcharse y los recién llegados se juntaban en las mesas más apartadas. La cafetería tenía aquel toque rústico con taburetes, mesas y sillas de madera, un suelo donde cualquier pisada llegaba a sonar y una que otra ventana con las cortinas abiertas.
Autumn se dirigió a su mesa de siempre, arrinconada y volviendo a sacar el libro de su bolso para pensar en más que solo sus emociones o aquellos pequeños pinchazos frecuentes en sus brazos por cada sequía que ocurría en el mundo en ese instante.
Cuando Winter y Summer regresaron de hacer los pedidos, podía sentirse la ausencia de la energía de la rubia de las hermanas, lo que hizo a Autumn levantar la vista encontrándola fuera del local platicando animadamente con un chico moreno y alto que intentaba acercársele.
—¿Quién es él? —preguntó haciendo una seña con su cabeza en dirección a la pareja, sorprendiendo a sus otras dos hermanas de que hablara en un lugar público cuando pocas veces la castaña llegaba a pronunciar palabra frente a los demás.
—Oh por Dios, es Aron —susurró la pelirroja con sorpresa volviendo a darle la espalda a la ventana. Autumn elevó una ceja aún sin entender del todo qué hacía ese chico tan feliz con su hermana—. Va en la clase de Spring, juega béisbol y es guapísimo... uy, donas.
La mente de Summer se desconectó por completo cuando la orden de cafés y postres llegó a la mesa, sin embargo, los ojos miel de la castaña no dejaban de mirar el ventanal con atención; su madre había repetido año tras año lo difícil de mantener una relación amorosa dada su situación, las reacciones mágicas, espontáneas e inexplicables, los desastres que podrían llegar a suceder si se enamoraban, si se excitaban, si les rompían el corazón, aunándole a eso su incapacidad de procrear.
Cuando vio que el chico tenía la intención de tocar la mejilla de Spring, Autumn estaba decidida a levantarse de su lugar e ir en su rescate. «La iban a descubrir, la iban a avergonzar, las iban a descubrir a todas» eran los pensamientos ansiosos de la castaña antes de que Winter la retuviera tomando su brazo.
—Déjala, Rain —siseó más que enojada algo contenida, pues sin quererlo, el cielo se había nublado y cierta corriente pasaba por los brazos de Autumn dañando ligeramente a la peliblanca que la sostenía. El que usara su segundo nombre y las reacciones de todos en el local la habían hecho desistir volviendo a acomodarse en su lugar; bastaron segundos para que Winter aflojara su agarre dejándola tranquila.
—La van a lastimar, sabes cómo es Spring, es ingenua, romántica, pero sobretodo volátil, se enamorará y la lastimará —susurraba la ojimiel hacia sus hermanas, viendo cómo Summer solo podía crear sonidos con sus uñas sobre la mesa, no podía decir nada cuando había sido de las primeras en pasarse por alto las reglas de contención. Su otra hermana en cambio la miró con brazos cruzados.
—También es inteligente, dale un poco de mérito y deja que viva un poco. Alguien de nosotras tiene que hacerlo.
Autumn suspiró con resignación tomando un sorbo de su café, no tenía nada que decir ante ello pues por más que le molestara ser reprendida, entendía el sentimiento y solo quizá podía admitir que quería llegar a experimentarlo en algún momento.
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—Solo lo entregaré y ya —repitió Rain por milésima vez ante la mirada acusatoria de sus hermanas quienes sabían con certeza que una vez que entrara a la biblioteca aprovecharía para escoger otro libro tomando su tiempo para decidir.
—Como digas. Vamos Spring, hagamos un mono de nieve —dijo Winter entusiasmada sin notar la cara de la rubia compungida por congelarse las manos.
—Claro, discrimínenme por no poder tocar nieve.
—Oh, pensé que te irías con Matt —señaló la peliblanca al enamorado de Summer que la saludaba desde la esquina de aquella cuadra. Con rapidez, la pelirroja acomodó su cabello y sacudió su blusa aterciopelada.
—Y dices que no te gusta —dijo Autumn negando con la cabeza mientras miraba cómo aquel chico se acercaba con una sonrisa embobada.
—Cállate —la reprendió Summer sacándole la lengua antes de mostrar una sonrisa y terminar de acortar la distancia entre ella y Matt—. Hey, hola.
Con sus hermanas ocupadas, la castaña entró a la biblioteca con una pequeña sonrisa, sumergiéndose en el olor a libros y madera. Inhaló hondamente antes de comenzar a vagar por los instantes en busca de nuevo material de lectura, cada uno le parecía fascinante y a su vez iba realizando una lista mental de sus próximas visitas a por ellos.
Sin saber cuánto tiempo estuvo ahí, se decidió por uno yendo hacia el mostrador haciendo la devolución y pidiendo la renta del que llevaba. Fue entonces que, al salir del pasillo alguien chocó con ella haciendo que los libros en sus manos se cayeran; suspiró y se apresuró a juntarlos no queriendo revivir aquella escena a sus cinco años y sin esperar que la fueran a ayudar. Mayor fue su sorpresa cuando escuchó una disculpa y vio a una mano extendiéndole el segundo ejemplar del suelo.
—Lo lamento. —Cuando levantó la vista para saber de quién se trataba, se encontró con ese chico de sonrisa perfecta, hoyuelos en sus mejillas y ojos tan oscuros y profundos como nunca había llegado a conocer. Noah.
El que Autumn fuera tan reservada y protectora con sus emociones no significaba que estas nunca hubieran llegado a ser alteradas, sobre todo por cierto chico presente en ese momento por quien la castaña siempre había suspirado.
—Gracias —pronunció con un hilo de voz bajando la mirada y queriendo marcharse del lugar hasta que Noah volvió a hablar.
—¿Eres Autumn verdad? —«¿Por qué le hablaba? ¿Es que acaso quería que el mundo lo odiara? ¿Se reiría de ella más tarde?» A pesar de aquellos preocupantes pensamientos que envolvían la mente de la castaña, se limitó a asentir con la comisura de su labio temblando al querer esbozar una sonrisa—. Soy Noah, vamos juntos en clase de neurobiología.
Claro que ella lo sabía, y no solo en esa clase. Sin embargo, logró brindarle una sonrisa de boca cerrada antes de apretar los libros en sus brazos dando un paso al costado para pasarlo.
—¿No tenías el cabello con puntas amarillas? —Aquella pregunta la hizo detenerse para mirarlo algo asombrada de que lo hubiera notado, sin embargo, aquel sentimiento prontamente había sido sustituido por los nervios. «¿Cómo decirle que el degradado de su cabello solo llegaba en otoño? ¿Cómo explicar que mientras fuera invierno o primavera se iría solo poniendo más oscuro?» Autumn siempre había sido una buena mentirosa, para aquellas personas sobre las cuales no tenía interés alguno, pero era Noah quien estaba ahí esperando una respuesta. Boqueó unas cuantas veces cual pez sin decir nada hasta que sintió un jalón en su brazo haciéndola caminar.
—¿Por qué tardas tanto Rain? —escuchó a Summer protestar a su lado antes de verla dirigirse al joven de ojos profundos—. Hola chico, adiós chico.
La castaña alcanzó a levantar su mano como despedida antes de llegar al mostrador.
—Me vas a contar todo Merlina —comentó la pelirroja con gracia haciendo a Autumn esconderse tras el gorro abochornada, claro que su hermana no podía conformarse con salvarla solamente.
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¡Actualización como prometí! Por favor dejen su comentario o estrellita si les gustó, me ayudan mucho a continuar y saber sus opiniones.
¿Cuál hermana es su favorita?
A pesar de que he amado estos capítulos, lo mejor está apenas por comenzar.
Gracias por leer.
Para adelantos y más:
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