Capítulo:2 Un mundo desconocido.

 Un mareo invadió mi cuerpo, la sensación era similar al de bajar de una montaña rusa, las piernas tiemblan volviéndose frágiles sin poder sostener el cuerpo y a pesar de que ya no te encuentres en ella sientes como si lo estuvieras.

Gracias a Dios la sensación duró sólo unos pocos minutos. Deparé detenidamente  en mi alrededor, el aire era fresco y dulce, habían pequeñas florecillas de varios colores y árboles altos y frondosos, no sabía su clase pues nunca vi unos así, mucho menos un sector tan perfectamente sano, sin ningún rastro de algún tipo de contaminación en él.

Dirigí mi mirada a las dos enormes puertas color caoba con piedras preciosas incrustadas en la madera que tenía enfrente, avancé dos cortos pasos algo tímida y nerviosa, no tenía ni idea de que era lo que me esperaba ni en que locuras me vería envuelta, de lo único que poseía certeza era que al pasar por allí obtendría todas las respuestas, toda la verdad que me había sido negada desde hacía mucho.

- Bienvenida a la academia- la voz ronca de Jaden me traía de nuevo a la realidad.

El paso se desobstruyóal ser empujadas ligeramente por él, mostrándome lo gigantesca que era por dentro, sus paredes cafés de un tipo desconocido para mí, pero se distinguía a la perfección que era muy fina. Los ventanales estaban cubiertos por cortinas color azul rey, el mismo tono de la alfombra que cubría el piso, el tacto de ella con mis pies descalzos debe sentirse tan suave como pisar almohadas.

- Sígueme- dijo de pie a mi lado, indicándome con un movimiento de cabeza que me dirigiera a la izquierda.

Lo miré a él y luego eche un vistazo al extenso pasillo, por el cual un momento después empezamos a caminar. Cada una de las puertas poseía una pequeña lámpara en forma de cuadrado, por el número de habitaciones supuse de inmediato que aquí vivían cientos de personas.

¿Por qué?

¿Esto era una clase de albergue?

Díez minutos más tarde nos hallábamos atravesando la puerta que conducía a la biblioteca, nunca había visto algo como esto, era enorme y yo creía que había visto bibliotecas gigantescas, no podía creer la cantidad de estantes y libros que existían parecían ser infinitos, necesitaría más que una vida para leerlos todos.

-Por aquí- me indicó con sus dedos un pequeño espacio alejado de los estantes.

Dónde se encontraba un sofá color verde musgo cerca de una chimenea, imaginaba la calidez placentera que sentía, en el brazo del sillón se apreciaba una taza de té y una mano alargada tomándola para beber un poco.

-¿Hans?- preguntó a unos cuantos metros del sofá.

-Jaden has vuelto- se levantó y colocó la taza en la repisa de la chimenea- ¿Quién es la jovencita que viene contigo?

Observé al sujeto, tenía una apariencia de ser un hombre joven, su edad debía de andar por los 43 años, su piel pálida hacía que se notara el cansancio bajo sus ojos color miel, seguro hacía bastante que no dormía bien, esas ojeras estaban tomando un color negro.

-Soy Alessia Vanderbuel, hija de Amanda y Robert Vanderbuel.

Sus ojos se agrandaron demostrando lo sorprendido que estaba.

-Alessia... no puede ser... tú- se interrumpió-  tú ni deberías estar aquí, que Amanda y Robert no son....

-¿Ha que se refiere con eso?- arqueé una de mis cejas intrigada.

- Existía un acu...- sacudió su cabeza- ¿Qué pasó con ellos? Si estás aquí es porque algo les pasó, algo muy grave- dirigió su atención al chico de ojos azules- ¿La alerta era de ellos?.

Asintió.

-Mis padres desaparecieron, cuando llegué a casa estaba echa un desorden, temo que no estén con vida- un nudo se formó en mi garganta- en la cocina había rastros....de... sangre, no sé si de ellos o de quién se los llevó.

-¿Y saben quién fue?

-Nemidas- sacó la nota de su bolsillo y se la dio- sus secuaces dejaron está nota.

-Esto es más grave de que pensaba.

-¿Qué quiere decir?- mordí mi labio preocupada.

- Él está en busca de las 5 poderosas gemas de Zira. Desde siempre ha estado tratando de obtenerlas, sin embargo, su paradero es desconocido, en medio de lo sucedido hace unos años la reina Zira entregó cada una de las gemas a los gemiers en los que más confiaba, debían esconderlas en un lugar seguro.

-¿Por qué? ¿Qué pasa si el las tiene?

- Cada una de ellas equilibraba el reino de Gemireth, son muy poderosas y juntas son imparables. Él quiere reunir a las 5 así no habrá ningún modo de acabarlo, nuestra esperanza de volver a lo que antes fue se convertiría en una ilusión. Por eso debemos encontrarlas antes que él.

-¿No es más sencillo preguntarles a ellos?

- Lo sería si estuvieran vivos.

- Tuvieron que compartir su paradero con alguien más.

-No, prometieron guardar el secreto.

- Las promesas suelen romperse.

- Para nosotros no, son sagradas cuando haces una es porque estás dispuesto a cumplirla por el resto de tu vida- agarró la taza de té y bebió un sorbo- además algunos secretos deben morir con nosotros ¿No lo crees?

- Entonces eso quiere decir que si encuentro esa gema y se la entrego tendré a mis padres de vuelta.

-No necesariamente, Nemidas no juega limpio, su palabra no es una en la que debas confiar.

-¿Cómo recuperaré a mis padres?

Suspiró.

-Me temo que tendré que ser sincero contigo, a veces para salvar a una especie y hacer lo correcto se deben hacer sacrificios.

Negué con mi cabeza sintiendo mis ojos humedecer.

-¡No! Debe haber otra forma, ¿Cómo puede ser tan insensible?

-No es insensible, es realista, aunque le demos todas las gemas no los tendrás de vuelta y si fuese así volverían en otras condiciones.

-No debes sentirte mal ellos querrían esto, darían su vida con honor pues al igual que todos desean recuperar su hogar...lo lamento Alessia si pudiera haría algo, pero no pondré más vidas en riesgo los necesito a todos para el gran momento. Espero puedas entender y algún día perdonarme.

-¡¿Como me pide que comprenda algo como eso?! Son mis padres, lo único que tengo y me han sido arrebatados- cubrí mi cara con mis manos sollozando.

-Jaden llévala a tomar aire.

Escuché como se acercaba a mi e intentaba tomar mi mano.

- Apartándola de inmediato miré a Hans- ¡Quiero irme de este lugar! ¡Quiero volver a casa!- exigí.

- Lo siento no puedo permitir que vuelvas, estás sola y es mi deber protegerte ahora.

-¿Ahora te importo?- pregunté con ironía.

- Es algo que le prometí a tu padre.

- Él ahora está muerto así que no es algo que importe cumplir.

Di la vuelta para salir de allí furiosa con mis mejillas ardiendo, no obstante, cuando intenté marchar el brazo del Jaden me detuvo, me giré más que molesta para decirle que me soltara.

- Déjame...- dejé la frase inconclusa al ver como él pasaba su mano a unos centímetros de mi faz y de repente mis párpados comenzaron a pesar, mis piernas a fallar, todo mi cuerpo empezó adormecerse, por más que luché por mantenerme en mis cinco sentidos no lo logré, lo último que presencié antes de perderme por completo fueron esos ojos color azul profundo.



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