{Capítulo 12 parte 3}

Y así fue como un nuevo día comenzó, algo había pasado la noche anterior dentro de Luz. No era que las palabras de Corina hubiesen curado mágicamente a Luzbel ¡NO! Para nada es eso lo que pasó. Tampoco el escritor se auto inyectó pajas mentales del tipo "mentalidad positiva". Y si eso hubiera sido así este humilde narrador se marcharía de inmediato. No era nada de eso. No es como si un humano pudiera solucionar sus problemas y tragedias sólo con palabras bonitas y frases motivacionales, pero las palabras sinceras y de corazón pueden encender algo que yace dormido en las personas que empiezan a perder las esperanzas. Y esto si era lo que le pasó a Luzbel.

Ya de pronto lo que había pasado con Valentino ya no lo atormentaba tanto como el día anterior. Si, aún tenía pendiente ir a hablar con quien aún consideraba su mejor amigo y pedirle perdón por haber sido grosero. Bien dicen que las cosas salen mejor cuando las pláticas con la almohada.

La puerta de la habitación de Luz sonó, era una empleada del hotel que como a los demás. También le llevaron su desayuno junto con una copia de itinerario.

"Festival de Literatura Nacional:

Primera Semana.
🌟Los participantes y sus invitados podrán disponer de esta semana para relajarse en el hotel u otras actividades que ellos deseen.

Segunda Semana:
🌟Lunes: Toma de fotos para las revista más importantes del pais.
🌟Miércoles: Una baile y banquete para los invitados con un concierto en vivo.
🌟Viernes: La ceremonia donde se dirán a los ganadores del festival y recibirán su premió.

Gracias y disfrute su distancia en el
Hotel Plex Prix Fancy."

Luzbel sonrío por eso y ahora si estaba con un poco más de animos para ir a recorrer la ciudad. Así que fue a ver a Agatha a su habitación para decirle que fueran los cuatro a visitar lugares agradables en Ciudad Imperial. Pero lo que el escritor vio fue algo... Curioso: Agatha sostenía un martillo delante de su cama donde estaba una maleta casi destruida y toda la ropa de Petrov estaba regada en la habitación.

—Ehhhhh puedo explicarlo Luci-Luci... Pero la parte de por que tengo un martillo entre mi equipaje, esa mejor no la preguntes, son cosas privadas.

—Creo que iré a ver a Lucas y a Corina... Tu arregla lo que sea que estes haciendo.

Luego de ese insidente tan peculiar de la mañana. Luzbel le propuso a sus acompañastes que por la tarde salieran juntos a pasear por la ciudad. Había muchas cosas que de seguro llamarían la atención de todos.

—Recorrer la ciudad? Eso suena bien, escuche que en las noches el "Puente del Dragon" se ve di-vi-no. —Decía Agatha mientras jugaba con sus cabellos de color ceniza. El puente del dragón era una atracción turística de Ciudad Imperial, un puente que conectaba la ciudad con una isla resort de lujo y lo atractivo de dicho puente era su forma de dragon que cuando se encendía cada noche era un gran espectáculo.

—¡Oh! Yo leí sobre una heladería muy buena, quizá también podríamos ir allá. —Dijo Lucas que también se veía en sus ojos la emoción de pasear. Y ni se diga de su amiga Cora. —¡A mi me encanta el helado! Creo que preferiría de chocolate o quiza de fresa. Si de fresa sería perfecto.

—Pues está desidido. Saldremos por la tarde a ver que hacemos hoy y si no logramos ver muchas cosas aún tenemos toda la semana. —Dijo Luzbel con una sonrisa que no era muy normal en él. Algo que Agatha y Lucas pudieron notar.

—Te pasa algo Luci-Luci? No recuerdo que tu sonrieras así antes.

—Tienes razón, se siente bien, señor?

—No tengo ni la menor idea de que hablan... Ahora si me disculpan voy a mi recámara a descansar y luego voy a arreglarme para salir. Sugiero que hagan lo mismo.

...

Katrina Goetia caminaba por una calle oscura vestida totalmente de incógnita y sosteniendo un maletín con ambas manos. Sus pasos la llevaban hasta un callejón donde la figura de un misterioso hombre la esperaba fumando un cigarrillo. Llena de decisión, Katrina le extendió el maletín al hombre que lo recibió muy contento mostrándose sus amarillos dientes en una media sonrisa.

—Es un gran placer trabajar para usted, señorita Goetia... Espero que me de la última parte cuando el objetivo este bien muerto.

—Si como usted diga. Ya sabe lo que debe hacer. El objetivo es Luzbel Goetia, vino con su equipo de trabajo ellos no son importantes SOLO DEBE MATAR A LUZBEL. Yo quiero hablar antes con él y cuando acabe usted podrá matarlo.

—Me parece perfecto, además. Usted paga y usted manda señorita. Solo falta que me diga cuando quiere a ese tipo con una bala en el cerebro.

—Lo mejor será ejecutar el plan el viernes de la próxima semana. Aún así me mantendré en contacto por si llegan a haber cambios.

—Como usted mande y diga. Ya sabe que esta tratando con un profesional... Nos vemos el viernes entonces.

El hombre misterioso pareció desaparecer entre la penumbra de la oscuridad y fue ahí cuando Katri supo que ya era hora de irse. Al llegar a su habitación del hotel ahora ella debía ser más cautelosa de no encontrarse con su hermano o eso podría complicar sus planes.

—¡Oh Dios mío! Ya esta a la vuelta de la esquina el evento tan especial que hemos esperado por años... La venganza se volverá justicia.

Katrina Goetia se tiró de rodillas para orar delante de una figura de Dios pero; ni ella ni nadie pudo predecir lo que pasó luego de que ella empezara a hablar.

tu... venganza... esta... cerca...

Casi fue como un susurro. Al principio Katrina pensó que había sido el viento a través de su ventana. Pero al ver la ventana cerrada y mirándose en completa soledad un escalofrío recorrió su piel; dentro de ella, muy en sus adentros sabía que esa era una voz... Quizá no una voz humana pero si una voz que no era suya.

Katri miró por toda la habitación pero al no encontrar el lugar de donde pareció salir aquella voz misteriosa. Fijó su mirada en el espejo para enseguida voltear a ver sus manos. Las manchas blancas de su enfermedad ya abarcaban desde la punta de sus dedos hasta la punta de sus hombros. Esto le dio una gran ansiedad a Katrina que de un grito al notar las manchas mas grandes calló al suelo negando con la cabeza.

—No... No, esto no puede ser, debe ser un chiste ¿Cómo voy a ocultar las manchas ahora?

De forma inconsistente, la señorita Goetia se quitó lo mas rápido que pudo su pantalón sólo para notar que las mismas manchas blancas como la tiza ya estaban en gran parte de sus piernas y muslos. La desesperación ya estaban invadiendo a Katrina que no dejaba de ver como esas manchas crecían muy lentamente cosa que era como una tortura mental para ella.

—no... te... asustes... Katrina...

La misma voz escabrosa sonó en toda la habitación haciendo parar los ataques de ansiedad de Katrina.

—¿Qui... Quien está ahí?

Y nuevamente no hubo respuesta para ella. Quizá algo más allá de la mente de Katrina estaba saliendo a la luz.

...

Y de regreso en la bella Ciudad Férrica, Rouse Amery pasaba sus finos dedos por las hojas de un libro braile mientras Bongo se mantenía cuidando de ella y Lady dormía una siesta. La chica pelirroja ya había entrado a sus vacaciones y sólo esperaba los resultados de su proyecto así que tenía mucho tiempo libre para entretenerse y no pensar en todo lo que extrañaba a Lucas.

—Oye Rouse, papá trajo pastel y ya esta servido. Papá vino temprano y mamá salió temprano del trabajo hoy. ¡Podemos comer todos en família! —Era la hermana mayor de Rouse, una joven de cabello un poco más oscuro pero de un rostro muy similar y un poco más alta.

—Eso suena bien, Martha. Vamos.

Martha tomó la mano de su hermana Rouse para ayudar a que ella se levantara pero justo cuando Rouse estuvo de pie sintió un tremendo mareo que casi la llevó al suelo de no ser porque su hermana la sostuvo para enseguida llamar a su familia.

—¡Mamá, papá! Rouse se siente mal.

Con cuidado, Martha llevó a su hermana hasta su cama. Y las cosas para Rouse no eran las mejores, se sentía como si estuviera en medio de un temblor y sentía un poco de náuseas. El doctor sólo le dio un pequeño vistazo a la chica y dijo que sólo necesitaba descansar, el resto de la tarde la chica Amery permaneció en cama junto a sus perros guardianes.

Solo se levantó un momento para ir a la cocina y pedir un poco de pastel a pesar de que su madre no estaba de acuerdo. Al final su antojo fue más fuerte.

Mientras Rouse regresaba a su cama muy satisfecha por su pastel pensaba en que le había ocasionado ese mareo. El sonido de su baston junto el de sus pisadas sonaba como eco por la casa hasta que un pensamiento la aterro.

—Sera qué... No, no puede ser. O si? Quiza las veces con Lucas... Pero y si por más pequeña que fuera la posibilidad yo estoy... ¿Embarazada?

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