32

9 de febrero, 2019

Kevin armó un grupo en WhatsApp llamado. "Fiestita de Kevin número 32(estoy viejo)". Acaba de llegarme la notificación y no puedo parar de reír, él me observa con expresión divertida, pero no dice nada.

Está sentado a mi lado en el sillón, ambos comiendo helado. Yo estoy completamente estirada con mis piernas sobre las suyas y él de vez en cuando me acaricia hasta las rodillas y vuelve a bajar.

—Tenés piernas muy suaves —comenta.

—Menos mal, no me muero con la cera para nada —le replico con obviedad. Suelta una risita.

—Ahí abajo también tenés muy suavecito —agrega con un tono más seductor, haciendo de cuenta que dos dedos caminan por mis piernas, intentando llegar hasta debajo de mi vestido, pero no llega porque le pego en la mano—. Auch, doblaste mis dedos piernitas.

Contengo una carcajada y no respondo.

Fiestita de Kevin número 32 (estoy viejo)

Lorenzo/12:34

¿Qué tengo que decir yo entonces que este año cumplo 58? Hijo, no te preocupes. Los Romero tenemos buenos genes y cuanto más viejos somos, mejores nos ponemos. Somos como el vino o como una obra de arte valiosa. No deberías tener temor de envejecer, por el contrario. ¡Deberías sentirte orgulloso! Estás en tu edad ideal para procrear y tener por lo menos cinco hijos, uno detrás del otro. Sobre todo porque te van a salir hermosos si los tenés con Olivia, pero sobre todo tenés una edad perfecta para ser feliz. Sos maduro y buen hombre para tener todo lo que te propongas. Te quiero y obvio que voy a asistir a tu fiesta.

¡Pero este hombre mandó un testamento! Además, ¿cinco hijos? ¡Ni loca! Número máximo para mí son dos, no más. Los hombres quieren mil hijos porque no tienen que parirlos, son vivos. Kevin manda tres emoticones de la carita rodando los ojos y un dedo pulgar para arriba.

Idiota/12:38

Pa, ¿cómo no vas a asistir si es en tu casa?

Todos los integrantes del grupo mandan carcajadas y yo me río con ganas.

—Es un tonto —dice esbozando una sonrisa burlona.

—Pobre. Tu papá es genial.

Lorenzo/12:43

Cierto, hijo. ¿Querés que te regale el calzoncillo nuevo que estoy creando? Es uno que tiene vibración, te masturba cada vez que te moves.

No puedo evitar reírme aun más fuerte. Es una vergüenza, pero no puedo creer que esté creando uno de esos calzones.

Lautaro Brownies locos/12:45

Yo estoy interesado en ese calzoncillo. ¿Puede usarme como conejillo de indias?

Veo de reojo a mi acompañante, bufa tapándose la cara y noto que está rojo.

—No sé quién es peor, mi papá o mi amigo que le sigue el juego —expresa murmurando.

Idiota salió del grupo.

Olivia es administradora del grupo.

—¿Por qué te fuiste? —le pregunto.

—¡Porque me da vergüenza! —exclama—. ¿Cómo van a mandar eso? Que hablen por privado. Nadie quiere leer que Lautaro se masturba.

Arrugo la nariz y la maldita imagen me invade. Qué asco.

Fiesta de Kevin número 32 (estoy viejo)

Joaquín/12:59

¡Genial! Hicieron que mi hermano se incomode y ahora hay cumpleaños sin cumpleañero...

Lautaro Brownies locos/13:02

Podemos hablar mal de él. ¿Se acuerdan cuando cumplió veintisiete y le regalamos strippers? Eran tres minas que estaban re buenas y él ni las toco.

Arqueo las cejas y miro a Kevin con incredulidad. Él me observa confundido.

Olivia/13:05

¿Y eso qué tiene de malo? A mí me parece excelente.

Lautaro Brownies locos/13:08

Ya tenía que saltar la novia a defenderlo. Oli, ¿vas a llevar brownies mañana? Jijiji

Ruedo los ojos y suspiro.

Olivia/13:10

No, pero si querés te llevo unos especiales para vos :) uno que sea especial para solterones que nunca la ponen.

Joaquín/13:12

Auch, eso debió doler. Hasta acá pude sentir cómo se le rompió el corazón.

Lorenzo/13:14

Esa es mi hija, defendiendo lo que es suyo :D por eso te quiero, nuera. Y sí, Lautaro, mañana te dejo uno para que pruebes y me contás cuántos orgasmos tuviste.

Ay, no. Suelto una carcajada y mi acompañante intenta mirar, pero no se lo permito.

Olivia agregó a Idiota.

Idiota salió del grupo.

—¿Si querés mirar por qué te vas? —cuestiono exasperada.

—¡Porque me da vergüenza leerlo por mí mismo!

Ruedo los ojos.

Olivia/13:17

Lautaro, ni siquiera usas las manos para vos mismo, menos vas a tocar a una mujer.

Lautaro Brownies locos cambió el nombre del grupo a Estoy ofendido y no quiero hablar por culpa de Oli

Estallo en carcajadas y Kevin se acerca a mi celular para volver a ver, pero giro la pantalla.

—Vos te fuiste, ahora te perdés la diversión —le digo. Hace una mueca de disgusto y bufa.

—¿Me das un beso? —cuestiona de repente. Me río sarcásticamente.

—No.

Me levanto y me voy a dar una ducha. El calor que hace hoy es demasiado pegajoso y necesito sentirme fresca.

Al volver, reviso los mensajes. Cien nuevos en el grupo de Kevin, no pienso leerlos. El nombre del grupo terminó en "Es la meca de la irreverencia". Lorena, la novia del primo de Kevin, fue la encargada de poner ese nombre, pero no me interesa la razón.

Tengo un mensaje de un número desconocido y lo leo con detenimiento.

Desconocido/13:40

Soy Guadalupe. ¿Te parece si esta tarde nos juntamos a hacerle la torta a Kevin juntas? De paso podemos conocernos más :)

Trago saliva y un nudo de nervios se forma en mi estómago.

Olivia/13:45

Hola, Guada. Me parece bien. ¿En dónde nos vemos?

Agendo el número y busco una ropa más adecuada para la ocasión. Supongo que un short y una camisa van a estar bien.

Guadalupe/13:50

¿Podrías decirle a Kevin que te traiga a lo de Lorenzo? De paso su papá quiere hablar con él.

Me dirijo a la sala, en la que mi acompañante está dormido en el sillón completamente retorcido. Se va a despertar con dolor de cuello.

—Kevin —lo llamo con suavidad. Él ni se mueve—. Kevin —digo más alto. Él gruñe y da media vuelta. Suspiro—. Mi amor, es importante.

Termina abriendo los ojos con pesadez y me mira con preocupación.

—¿Pasó algo grave? —interroga, sentándose.

—No es grave. Me mandó un mensaje tu mam...

—Guadalupe —me interrumpe rápidamente. Cierto que no quiere decirle mamá.

—Bueno, ella me mandó un mensaje diciéndome que me quiere ver, que hagamos juntas tu torta y que si podemos ir a lo de tu papá, él quiere decirte algo —comunico. Aprieta los labios pensativo y hace un gesto afirmativo.

—Está bien. Me voy a dar una ducha y vamos.

Se levanta con lentitud y me da un beso en la comisura de la boca antes de desaparecer de mi vista. ¿De qué querrá hablar Guadalupe? Sinceramente, me pone demasiado nerviosa hablar con mi suegra, esta es la peor parte de tener novio.

Una nunca sabe cómo se va a llevar con ella en el futuro, por ahora va todo bien, pero quizás se le suelta un tornillo y termina odiándome.

Para no esperar a que se seque mi pelo, me hago una trenza rápida y me doy cuenta de que es un look que combina bastante con lo que tengo puesto. Kevin sale de la ducha y me mira con una sonrisa mientras se viste. Luego se acerca a mí y acaricia el peinado desde la cabeza hasta las puntas.

—En nuestra primera cita tenías una trenza —murmura. Me sorprende que recuerde eso—. Estabas preciosa, justo como ahora. —Pasa la yema de su pulgar por mi mejilla y esboza una sonrisa triste—. Te extraño, Oli, siento como si fuésemos amigos en serio.

—Fue tu decisión —contesto con firmeza—. Vos elegiste ser mi amigo, rechazar mis besos...

—¡Me cuesta, Oli! Todavía tengo esa sensación horrible de recordar cómo Benjamín puso sus asquerosos labios sobre los suyos y... —comienza a decir. Chasqueo la lengua.

—¡Ya me lo dijiste! ¿Cuántas veces más vas a repetirlo? ¡Borrá su maldito beso con uno tuyo, Kevin! ¿Acaso pensás que a mí me gusta recordar ese momento? ¡Para mí fue un asco! Y cuando quiero que me beses, para que me hagas olvidar esto, simplemente me rechazas y me hacés sentir peor de lo que estoy —suelto, ya enojada por sus comentarios. Resoplo y agarro las llaves del auto. Se las pongo en la mano y lo miro—. Vamos a lo de tu papá ahora, no quiero pelear.

—No estamos peleando —contesta con tono tranquilo. Me toma de la cintura y acerca sus labios a los míos, pero le corro la cara y termina dándome un beso en la mandíbula.

—Hay momentos en los que los besos no valen —comento—. Este es uno de esos. No quiero besarte ahora, ya me sentí lo suficientemente rechazada, porque va a pasar lo mismo. Voy a querer profundizarlo y vos te vas a ir.

—Prometo que no haré eso —dice con desesperación—. Muero por besarte.

—Lo hubieras pensado antes. Vamos a lo de tu papá, amigo.

Comienzo a dirigirme a la puerta, pero es más rápido que yo y la cierra antes de que pueda poner un pie afuera. Me atrapa desde atrás, me apoya contra la pared y comienza a darme pequeños besos en el cuello y la nuca. Sus manos atrapan mis pechos sobre la tela y contengo un suspiro. Estoy perdiendo la razón, no voy a poder contenerme, mis ganas son mucho más fuertes que la venganza.

Siento la dureza de su erección en mi baja espalda cuando me aprieta más a su cuerpo y mis piernas fallan. Maldita sea, soy una blandita por ceder tan rápido. El gemido que acabo de soltar a causa de su mano descendiendo hacia el interior de mis pantalones me delata.

—Voy a demostrarte qué clase de amigo soy —murmura con voz ronca en mi oído, mordiendo el lóbulo de mi oreja con suavidad.

Su dedo del medio se mete en interior mientras con la palma frota mi zona sensible. Con toda mi fuerza de voluntad, le saco la mano y le doy un pequeño empujón.

—Kevin, no —digo con tono suplicante, más como un sí que como una negativa, pero niego con la cabeza—. Vamos a lo de tus padres, por favor. No me hagas esto.

Nos miramos por un instante a los ojos y suspira con resignación.

—Bueno, vamos. Supongo que me merezco el castigo por haber sido tan idiota.

Bajamos los dos pisos en silencio y abre la puerta del copiloto para que suba, cosa que hago. Lo observo rodear el auto hasta que se sienta a mi lado.

Pone la radio y no puedo evitar cantar cuando suena Shawn Mendes. Él se ríe al recordar que me dijo que era música para adolescentes.

—No tenés remedio —comenta sonriendo. Me encojo de hombros.

—Si fuese diez años más joven iría al concierto que va a hacer acá a fin de año, pero prefiero dejarle el lugar a alguna chica que lo ame de verdad, a mí solo me gusta su música.

Continuamos hablando de las canciones del joven cantante hasta que estaciona en la puerta de la casa de su padre.

Estoy nerviosa, ¿qué tendré que hablar con Guadalupe?

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