IV

Tras un recreo en el que volviste llorando mi corazón se encogió al pensar que alguien te pudiera haber hecho algo. Mis puños se cerraron mientras me dirigía a tu sitio ya que el profesor tardaba en llegar.

Te pregunté asustado que te había sucedido pero entonces él te tocó el hombro y tu cara se palideció. No respondiste y allí mismo empecé a encargar las piezas del puzzle mientras te decía que estaba para lo que quisieras.

¿Acaso alguien te
había  molestado
mientras
ahorraba para tí?

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